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CAPÍTULO 34: Rompiendo las reglas

SCARLETT:

Su sangre cada vez olía mejor. Cada vez se me hacía más atractivo y mas irresistible. Me relamí los labios, de sólo imaginarme su sabor.

—Puedes tomarla si es lo que deseas.

Oh cielos, el estaba cediendo.

—Deseo hacerlo, beber de tu sangre y muchas cosas más.

Acorto la poca distancia que nos separaba. Me tomó de la cintura y me pego a su cuerpo.

Roce la piel descubierta de su brazo con la yema de mis dedos. Ascendí lentamente hasta llegar a su cuello. Sus ojos negros parecían dos pozos llenos de encanto.

Cerré los ojos cuando su frente chocó con la mía. Su corazón pareciera que estuviese en medio de una maratón. Su nariz acarició mi mejilla con lentitud.

Entre abrí mi boca para recibirlo con total agrado. Sus labios húmedos se fundieron en los míos.

A diferencia de lo que creí el no me besaba con lujuria; sino con ternura.

Lo hacía tan lento que cada movimiento despertaba en mi el más profundo deseo de que siguiera. Su sabor era exquisito; mucho mejor que el del chocolate que tanto añoraba. Solo se comparaba con el de su sangre.

Luego intensificó su contacto introduciendo su lengua en mi boca. Nuestros órganos se palparon haciendo que una corriente eléctrica me atravesará de pies a cabeza y se me instalará en la parte baja de mi cuerpo.

Acaricie su espalda; mientras el manoseaba mi trasero. Me acorralo contra la pared, haciendo más poco el espacio que nos unía.

—Eres más que perfecta —susurró separándose un poco.

Permanecía con sus ojos cerrados; aproveche eso par besar su mentón, luego sus mejillas y después lamí la sangre que se escurría por su frente.

Ese sabor tan único y especial terminó por avivar mis ganas. Baje mis manos por su pecho buscando los botones para quitarle la camisa.

El volvió a mis labios con mas ímpetu. Podía notar su dureza contra mi cuerpo. Apreté los labios para ahogar mis sollozos. Subí mi rodilla acariciando su pierna. El la tomo con una de sus manos apretándola con la yema de sus dedos.

Descendió sus besos hacia mi cuello. Aspire con fuerza el aire para evitar lanzar un gemido. Fue allí cuando percibí el olor de los demás. Iban  subiendo y estaban a punto de atravesar el portal.

No podían ser mas inoportunos.

—Antry...

Coloqué ambas manos en su pecho y con una fuerza mínima lo separe de mi.

Antes de que Jael terminará de atravesar el umbral yo ya estaba sobre la cama revisando la herida de Derek.

Antry me observó confundido, sin saber porque lo habia frenado. Si hubiese sido solo Jael quien venía nunca me hubiese apartado de Antry.

El problema eran los vampiros, y el hecho de que nadie podía saber que tenía sentimientos hacia Antry.

Tenía tantos enemigos que por mi culpa podrían hacerle daño. Y eso no lo iba a permitir. Cuidarlo se acababa de convertir en mi principal objetivo.

—¡Al fin! —exclamó Jael—. ¿Están bien?

—Si, lo estamos pero llegaron tarde —agregue sin mirarlo.

Junto a el venía el coronel Yulian con una mano vendada. Lo acompañaban tres agentes que no había visto antes. Dos vampiros y una vampiresa. Todos puros.

—¡Se nos escapó de nuevo! —vocifero el coronel—. Lo tuvimos tan cerca.

—Si, casi logramos el objetivo —siguió Jael—. ¿Quién es el niño?

—Es un licántropo el cual hirió el Alfa —respondió Antry pasándose una mano por el cabello—. Lo cure pero hay que llevarlo a el hospital para que lo revisen.

—Ya mismo haré que vengan los paramédicos —dijo el coronel—. Scarlett quería presentarte a tres agentes que enviaron para apoyarnos. Ellos son Dulty, Wenter y Sadic. Los envió el concejo vampírico; y a partir de ahora ellos estarán contigo a todo momento.

—¿De que están hablando? —interrogó Antry.

—Nosotros somos sus guardias, y no nos han notificado de ningún cambio —replicó Jael.

—El cambio lo hizo el lord. Y tiene toda la autorización para hacerlo —el coronel Yulian observó a Antry con ira—.Y tu sabes mejor que nadie lo que hiciste. El desacato se castiga.

No sabía que clase de orden era la que no había acatado Antry. El siempre seguía las órdenes al pie de la letra.

Nunca rompía las reglas.

—Hice lo que me mandaron a hacer —espeto Antry acercándose a el vampiro—. Yo no recibo tus órdenes; así que no acatare nada de lo que impongas.

—Siempre me ha fascinado tu valor —dijo el coronel sin dejar de mirar a Antry—. Pero has sobrepasado mi paciencia. Así que ahora debes aceptar las consecuencias de tus actos.

Me levante de la cama y me acerqué a ellos. El coronel estaba muy enojado y ponía intentar dañar a Antry.

Si le llegaba a tocar un sólo cabello lo asesinaría sin piedad alguna.

El era mío; y nadie excepto yo iba a tocarlo.

—Basta los dos —intervine.

En esos momentos unos licántropos entraron con una camilla para llevarse a Derek.

Acomodaron a el niño y se lo llevaron. Los seguí de cerca ya que seguía preocupada porque el no despertaba. Mis nuevos guardias me seguían; ahora tenía que soportar a tres vampiros tras de mi a toda hora.

Su presencia sólo empeoraba las cosas y me daba la plena seguridad de que el coronel sospechaba algo acerca de las verdaderas intenciones del Alfa.

Todo estaba en riesgo.

Cuando salimos a el patio del conjunto todo era un caos. Los agentes heridos estaban siendo trasladados en automóviles de color blanco.

Una mujer licántropo acababa de llegar y estaba desesperada. Llevaba a Donovan a un lado; corrió hacia Derek y besó frente.

Debía ser la madre del niño. Decidí guardar distancia, me sentía culpable por lo que les había pasado.

—Scarlett ven conmigo —ordenó el coronel Yulian.

Como si fuese a hacerle caso.
Antry me alcanzó, miró a Yulian y luego asintió en mi dirección.

Subí a el coche. Era lo bastante espacioso. Antry y Jael también entraron a el vehículo en compañía de los vampiros puros.

El coronel Yulian quedó justo enfrente de mi. Antry a mi lado posó disimuladamente su sobre la mía. Sentirlo cerca a sí fuera por unos segundos me tranquilizaba.

Él retiro su mano cuando el coronel Yulian levantó la cabeza.

—Todo el equipo de la operación renacer salió herido, a excepción de Zatu —dijo el coronel—. En pocos minutos el Alfa y el cambia formas nos dejaron fuera de juego.

—Mientras el tenga activado su escudo será invencible —agregó la vampiresa.

Era un ser muy bello. Con pómulos altos y piel clara. Cabello negro oscuro igual que sus ojos. Tenia un cuerpo sinuoso propio de las vampiresas y si era una pura de seguro tendría alguna habilidad especial.

—Logre inyectarle un reductor de habilidades y su poder disminuyo notablemente —agregó Antry.

Ahora todo cobraba sentido.

Por eso habia logrado herir a el Alfa. Por eso cuándo el estaba a punto de herir a Antry logre detenerlo.

—Si, por eso logramos romper el segundo escudo que el puso —siguió el coronel—. Creo que hay que reconsiderar lo de las armas.

—Es importante que lleve consigo todo lo necesario para que asesine a el Alfa —continuo la vampiresa—. Yo me encargare de darle las armas.

—Tienes razón capitana Wenter, debemos estar preparados —añadió el coronel—. Estoy segura de que el Alfa va a volver.

El coronel Yulian me diviso con los ojos entreabiertos.

—Scarlett ¿Sabes por qué el Alfa vino por ti?

La pregunta fue sin ningún tipo de dudas y titubeos. Tocaba decir mentiras.

Si ellos se enteraban que el Alfa me quería para tener sus hijos me iban a encerrar en la mazmorra mas profunda donde el Alfa no pudiese encontrarme. Me enviarían a el infierno de ser necesario.

—Sí, quiere reclutarme y obligarme a ser parte de su manada para que asesine a los vampiros puros entre ellos a Lord Marshall.

La seguridad de mi voz no dejaba lugar a dudas.

—¿Es sólo eso?

Maldita intuición del coronel.

—Sí, es eso. Dijo que sería su guerrero más fuerte y con mi ayuda exterminaría a los Lord.

Trague saliva ya que Antry me miraba sin creerme. El suponía que todo no era como yo lo describía.

—Es de esperarse que quiera tener a un cazador de la clase de Scarlett —dijo Wenter.

—Fue una mala idea que te fueras del comando sola.

El regaño del coronel era de esperarse. Como si me importará.

Me importaba más Antry, quien se hallaba a mi lado totalmente intranquilo.

—Desde ahora no estarás sola ni un instante. Y no podrás ir a ningún lugar sin escolta —añadió el coronel—. Debes recordar que eres una presidiaria y que cualquier acto de desobediencia puede dar fin a el trato con el concejo vampírico.

No soportaba más sus tontas anotaciones.

—¿Cree que no lo sé? —inquirí con rabia—. Cree que no se que llevo 140 años presa y que así será hasta que me muera. Ahórrese sus discursos baratos y déjeme en paz. Por que le aseguro que ninguno de estos vampiros podrá salvarlo de lo que pienso hacerle.

—¿Esa es una amenaza?

—De sobra sabe que yo no amenazó...

Hice ademán de levantarme, en ese instante Antry me tomó del antebrazo. Me obligó a mirarlo a los ojos.

—Tranquila, no hagas esto más difícil.

Los vampiros a un costado ya habían alistado sus armas para usarlas en mi. Eran de las mismas que habían usado los vampiros durante mi audiencia.

No eran suficientes para detenerme, lo que si era suficiente era la petición de Antry.

—Es mejor que te tranquilices. Y tu Antry, el ministro te esta esperando. Tienes muchas explicaciones que dar.

Jael que no había dicho ni una palabra sonrió de lado. Se acercó a Antry y le susurró a el oído.

—Brian esta en el hospital; casi lo dejamos ciego.

Antry asintió y siguió en silencio.
En pocos minutos estuvimos en el comando. Me llevaron de nuevo a la misma habitación. Los vampiros que ahora eran mis guardias se quedaron todos conmigo.

Antry y los demás habían sido llamados por el Ministro Vega.

Me enteré por los comentarios de uno de los vampiros que mis guardias habían sido encerrados por órdenes del Lord. Por eso en su intento por escapar hirieron a Brian con una bomba de luz. Causándole unas graves quemaduras en los ojos.

Las amenazas del Lord iban en serio. Si yo no hubiese vuelto el iba a hacerles daño. Lo bueno era que mis guardias no estaban tan desprotegidos como yo creía.

Sabían defenderse muy bien y eso era un punto a mi favor. Sobretodo Antry, que me demostró lo fuerte y valiente que era.

Solo me quedaba esperar.

Confiar en que el castigo que les iban a dar no fuese lo suficiente fuerte.

Lo que menos quería era tener a Antry lejos. Mucho menos después de lo que habia pasado entre los dos.
 
 
 

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