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CAPÍTULO 25: Amor

ANTRY:

Criss se tranquilizó ante la esperanza de que ella estuviese viva.

—Tenía en mente eso también —concedió con seriedad—. Quizá aun esté viva. Sus órganos demoran mucho tiempo en morir.
Phoe y Jael se miraron entre ellos dudosos.

—Hay que retirarle esa cosa —intervino Jael—. Entre más tiempo pase será peor.

—No puedo hacer nada sin la autorización del Lord —informó el coronel—. Tengo que pedirle su aprobación.

—No hay tiempo —expuse desesperado—. Hay que hacerlo ahora mismo. Y si usted no quiere es su problema. Pero yo no voy a dejar que se muera...

Me acerqué a la cama para tomarla entre mis brazos. No había nada en el mundo que pudiese detenerme.

—Pero, ¿Qué crees estas haciendo? —interrogó Yulian.

—La llevaré con el doctor Mera —respondí sin mirarlo.

Phoe asintió en mi dirección. Y Jael pareció también estar de acuerdo. A decir verdad las únicas opiniones que me importaban eran las de mis hermanos.

Sabía que estaba rompiendo las reglas.  Aun así no podia dejarla morir.

—Eso no es necesario.

Me giré para observar a el Lord que venía entrando. La primera vez que no seguía las órdenes y precisamente estaba alguien de arriba dándose cuenta.

Tras del Lord venía el doctor Mera y su equipo de enfermeros. Deje a Scarlett de nuevo en la cama y dirigí mi atención a el recién llegado.

—Retire el Giter doctor Mera y haga que su corazón vuelva a latir —ordenó el Lord.

Sus ojos por un momento se posaron en ella.

—Es de suma importancia que Scarlett vuelva a la vida. Sin ella estamos perdidos. ¡Haga todo lo posible para que Scarlett  vuelva!

El Lord camino hacia la salida seguido por el coronel Yulian. Le di una última ojeada a Scarlett antes de salir de la habitación.

Aun quedaba una luz de esperanza.

Yo creía en su fuerza y en la capacidad que tenía de salir adelante de todas las adversidades que se le presentaban.

Cerraron la puerta tras de nosotros. El coronel Yulian se retiró en compañía del Lord. En el pasillo solo quedamos los cuatro.

Criss había logrado tranquilizarse gracias a un café bien cargado que le trajo Phoe.

—¿Crees que se salvé? —preguntó Jael después de un rato.

—Por el bien de todos espero que si.

Me había logrado tranquilizar, pero aún estaba asustado.

—No quiero ser ave de mal agüero pero no creo que...

—¡Ella va a estar bien! —grite haciendo que Phoe se callara—. Leí una vez que un cazador puede demorar más de una hora en morir. Estoy seguro que ella sigue viva.

—Si se muere estaremos perdidos —comentó Jael—. Nos van a tirar a la calle como si fuésemos perros.

—A mi eso no me importa —murmuro Criss—. Solo quiero que este bien, así sea lejos de mi.

Me tragué las palabras.

Ante mi estaba la verdad absoluta: Criss estaba enamorado de Scarlett. Una razón más para dejar atrás mis deseos hacia ella.

Criss era el menor de los cuatro. Por su nobleza y sencillez se ganó mi cariño y respeto muy rápido.

Siempre lo vi como un hermano menor y procuraba protegerlo de cualquiera que quisiera hacerle daño. El era tan bueno que cualquiera se podría aprovechar de esa bondad.

Ahora debía protegerlo de mi mismo. Porque yo era el que amenazaba su estabilidad emocional al pretender la mujer que el amaba.

Jael y Phoe se marcharon a un rincón del pasillo a hablar; dejándome el camino libre para hablar con Criss sin ningún tipo de interrupción.

—Tranquilo, ella va ha estar bien —le dije sentándome cerca de donde el estaba—. Veras que pronto se va a levantar de esa cama a seguir jodiendome la vida.

Criss sonrió ante mi comentario. Se mostró mucho más apacible y sereno.

—¿Crees que si ella vuelve va ha fijarse en mi? —preguntó.
Trague saliva.

Ojalá y no.

Si ella llegará a prestarle atención a alguien me moriría de celos.

Intente buscar en mi mente las palabras adecuadas para acabar con su ilusión sin tener que herirlo.

—Creo que ella no esta buscando pareja en estos momentos. Tu mismo has visto como nos trata; para Scarlett no somos nada.

La mirada de Criss se llenó de sombras de decepción.

—Yo creo que su único objetivo es ser libre. Y después de que consiga su anhelada libertad no la volveremos a ver.

—Tenía la esperanza de que ella me quisiera así fuese un poquito —agregó con tristeza.

—Criss estas muy joven aun y quizá más adelante conozcas una mujer que te ame. No puedes prendarte sólo de Scarlett.

Criss me observó con más tristeza que antes. Se que mis palabras le dolían. No obstante el necesitaba poner los pies en la tierra.

—Es que yo la quiero a ella...

—Ya se te pasará, con el tiempo y cuando todo esto acabe y no volvamos a verla la terminarás olvidando.

—Puede que tengas razón —concedió secándose una lágrima—. Lo mejor será que espere hasta cumplir mis treinta. Para conocer a la mujer que me asigne el Gobierno como esposa.

—Para eso faltan cinco años. Mientras tanto puedes conocer mujeres que no estén comprometidas e intentar tener algo con ellas.

—Teniendo a Scarlett cerca es imposible ver a otra mujer —determinó.

Se puso de pie y señaló su café.
—Voy por más, ¿Quieres uno?

—Si —me limite a responder.

Criss tenía mucha razón. Con Scarlett al frente era imposible poder pensar en otra mujer que no fuese ella.

Como quisiera que no me gustará tanto.

Todo sería más sencillo para todos si ella no fuera tan provocativa.
Era una tentación constante para cualquiera de nosotros.

Y no sólo para nosotros sino para los vampiros y licántropos que la rodeaban. Mas de uno del comando quería enrollarse con ella.

En el trascurso de la operación Criss se dedicó a ir y venir de la cafetería. Cuando estaba nervioso o se estresaba, clamaba su ansiedad comiendo caramelos.

Se acabó los que había traído así que fue a la cafetería por más.
Yo no podía comer nada dulce ya que tenía un problema de diabetes desde niño. Por ello debía tomar medicina a diario.

Alguien giró el picaporte de la puerta. Ese sonido hizo que me sobresaltara, camine hacia allí de inmediato.

El doctor Mera se asomó con cuidado.

—¿Cómo está? —interrogue.

Jael y Phoe llegaron enseguida, todos estábamos preocupados por la salud de Scarlett.

—Retire parte del artefacto; la otra parte ya se había fusionado con su corazón y no pudimos extraerla.

—Eso quiere decir que...

—Esta viva.

Esa palabra hizo que el corazón me volviese a latir con ganas.

—Se repondrá dentro de pocas horas. Solo hay qué dejarla descansar —informó el doctor—. Iré ha avisarle a el Lord. Vendré a revisarla dentro de una hora.

El doctor Mera con su equipo abandonaron la habitación.  Scarlett seguía en la misma posición de antes.

Sin embargo sabíamos que estaba sólo dormida. Dentro de poco ella retornaría a la vida.

Regresaría a mi.

Le habían suturado la herida del corazón y no habían rastros de sangre en ella. El doctor había logrado inyectarle una intravenosa para que ella se recuperará mucho mejor.

Criss no cabía en sí de la dicha. Yo estaba igual o más feliz que el.
No obstante nadie podía darse cuenta de mis sentimientos.

Debía seguir con mi máscara de hombre “mala cara”, como decía Scarlett.

Todo para que Criss no sufriera.
Ni el, ni yo.
 
 

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