CAPÍTULO 16: Sangre
Nos subimos de nuevo en la caja metálica y en menos de lo esperado estuvimos de nuevo en el comando. Aun no me acostumbraba a esa manera tan rápida de viajar.
Me baje con el estómago revuelto. Mi organismo requería comida de inmediato.
Eran casi las ocho de la noche. Sólo cuatro horas para que el Alfa llevará a cabo un sacrificio en el cual muchos inocentes iban a morir y yo en lo único que pensaba era en comer.
—Scarlett ven conmigo; necesitamos analizar todas las ideas para poder rastrear a el Alfa —informó el coronel Yulian pasando por mi lado.
Ahora aparte de todo tenía que hacerle caso a el encantador vampiro.
Hice mala cara porque en verdad que en lo único que pensaba era en llevar algo de comida a mi estómago. Seguí a él coronel Yulian hacia la sala en la cual me habían recibido.
Algunos licántropos iban y venían mientras el coronel Yulian analizaba junto a Duchelis un mapa. El mapa estaba dispuesto en una gran pantalla.
Ocupe la misma silla frente a la pantalla. Criss que se hallaba junto a mi largo un sonoro bostezo y pude notar su cansancio.
Los demás también estaban cansados. Sino que Criss era el más joven de ellos por eso no podia disimularlo muy bien.
Antry se cruzó de brazos y se dedicó desde una esquina del recinto a fulminar a todos con su mirada.
Phoe y Jael se ocuparon mirando algo en esos dispositivos móviles que cargaban todos.
—Estos son los sitios en donde se cree puede atacar el Alfa —informó Duchelis—, tenemos cinco opciones; esperamos que usted nos diga cual es la más viable.
Rodé los ojos con fastidio. Ni eso podían hacer.
—¿Dónde están los miembros de la manada del Alfa Grefert? —interrogue.
El coronel Yulian dejo de dar vueltas y busco algo en su dispositivo.
—Después de la captura del Alfa Grefert uno a uno fueron cayendo y ya no queda ninguno.
—Es falso; debe haber alguien antiguo ayudándole —espete colocándome de pie—. El es muy joven para tener conocimiento acerca de un sacrificio de redención. Hay alguien más.
Sentí como el coronel Yulian tragaba saliva.
—He escuchado mucho acerca de ese sacrificio —me dijo—, es muy peligroso y el más cruel de todos.
—En el pasado muchos Alfas intentaron hacerlo —añadió Duchelis—; para los Alfas hacer algo así era la culminación de su vida.
—El Alfa Grefert lo intento varias veces, sin embargo logramos neutralizarlo por eso supongo que su hijo quiere hacer lo que su padre no pudo.
—Viajare a verme con el Alfa, el Lord me dio permiso —comentó el coronel Yulian—. Doblegare la voluntad del Grefert hasta que logre sacarle la verdad. Estaré aquí antes de las diez.
—Hagas lo que hagas no dirá nada. Yo tengo otra estrategia —agregué.
El coronel me observó con una ceja arqueada.
—¿Cuál?
—Déjenlo ir, finjan que huyó de ustedes y el nos llevará directo a su hijo.
—Es una buena idea aun así el Lord no lo permitirá. Hay que pensar en otra cosa —añadió el coronel—. Duchelis vámonos, hay que llegar cuanto antes.
El coronel Yulian salió del recinto a toda prisa en compañía de sus subalternos. Me senté de nuevo en la silla y coloque ambas manos alrededor de mi cabeza.
En esos momentos necesitaba calmar mi mente y ordenar mis ideas.
Sino fuera por el Giter me hubiese ido infiltrada en el avión del coronel. Una vez en la cárcel hubiese liberado a Grefert, luego lo hubiera seguido y antes de la madrugada tendría a los dos Alfas besando el suelo.
Lo hice en el pasado y me dio muy buenos resultados.
—¿Qué haremos ahora? —inquirió Phoe.
El hombre había acomodado una mesa y ahora se disponía a jugar un extraño juego con unas fichas de colores.
—¿Qué es eso? —cuestione.
—Se llama Scrediboll, sirve para combatir el estrés.
Antry se acercó a nosotros con rapidez.
—Déjate de ridiculeces, no hay tiempo para estas cosas —agregó.
—¿Qué más quieres que hagamos? —investigó Jael encogiéndose de hombros—, no podemos movernos de aquí hasta que no llegue el coronel.
—Jael tiene razón —intervino Criss—, esto por lo menos va a distraernos.
Antry iba a decir algo pero antes de que lo hiciera decidí interrumpirlo.
—¿Ustedes no comen?
—¿Acaso tienes hambre? —preguntó Criss.
—Claro que si. Tengo mucha hambre y así no puedo pensar bien.
Antry arrugo los ojos evidentemente fastidiado.
—Jael y Criss vayan por la cena —ordenó Antry—, y dense prisa. Debemos cenar antes de que llegue el coronel.
—Ya era hora —dijo Jael con jubilo—, el hambre estaba matándome.
Criss sonrió mientras seguía a Jael hacia la puerta.
Antry se sentó en una silla cerca de Phoe. Entre los dos acomodaron las fichas y se dispusieron a jugar.
—¡Quiero ir a el baño! —exclame haciendo que los dos hombres pusieran sus ojos en mi.
—¿Tiene que ser ahora? —reclamó Phoe—, vamos a empezar a jugar.
—Claro que tiene que ser ya. A menos de que quieras que lo haga aquí.
Antry soltó con rudeza las fichas que aun tenía en su mano provocando un ruido seco, luego se colocó de pie.
—Vamos, es por aquí.
Seguí a Antry a través de la sala hacia una pequeña puerta que conducía a un pasillo.
En el pasillo habían varias puertas. Antry abrió una puerta de color marrón que quedaba en el fondo a la derecha.
—Aquí es, sigue.
Entre a él pequeño cubículo y Antry cerró la puerta tras de mi. Agradecí que no quisiera entrar conmigo ya que lo único que quería era un poco de privacidad.
Me sostuve del lavado. Era mucho más pequeño de lo que los recordaba.
Observé mi reflejo en el espejo. Estaba un poco pálida y mis ojos verdes se hallaban hundidos. Tenía mi largo cabello rojizo recogido en una cola alta. Mis pómulos eran prominentes y mi boca se veía mucho más grande.
Estaba muy delgada a causa del Giter. Sin embargo no dejaba se ser bonita, bueno al menos eso pensaba.
Me toque el rostro para verificar la dureza de mi piel blanquecina. Seguía estando firme y sin una sola arruga.
De seguro Lord Marshall estaba viéndome ahora. El violaba mi privacidad y por tal motivo detuve mis ganas de usar el retrete.
Era de imperiosa necesidad que me quitaran la cámara que tenía en mi cuello. Para así poder hacer un par de cosas que tenía pendientes y que el Lord no podia ver.
Seguí observándome; no porqué me gustará verme sino porque quería que el Lord me viera y tuviera la plena certeza de que no estaba vencida.
Por medio de la puerta percibí a Antry pasearse de un lado a otro. Abrí la puerta y lo encontré de espaldas frente a mi.
—Te has demorado mucho —bufo sin voltearse.
No me di cuenta del tiempo que había transcurrido. Sin embargo supuse que tenia razón ya que la comida que esperaba al otro lado de la puerta estaba fría.
Antry se hizo a un lado para dejarme pasar delante de el.
Siguió mis pasos en silencio. Su figura se movía de manera pesada e imponente. Cuando Antry entraba a alguna parte las miradas se dirigían a él. Era como un imán.
Al llegar a la sala me encontré con los otros tres guardias que ya habían terminado de comer.
En la pequeña mesa solo habían dos platos.
—¿Porqué tanta demora? —preguntó Criss retirando su plato.
Antry no dijo nada y yo sólo me dediqué a encogerme de hombros.
Me senté y arrastre un plato hacia mi. Olfatee lo que había en su interior y me desanime al no tomarle ningún aroma en específico a esa colada blanca.
Tomé la primer cucharada y me supo peor que el arroz que había comido durante 140 años. Mi primera comida afuera tenía que ser una basura.
—¡Qué es esta porquería! —vocifere.
Con un movimiento de mi mano lance el plato lejos. Teniendo la mala suerte de que cayera de lleno en el pecho de Antry.
El líquido espeso se le extendió por todo el dorso. Los guardias se pusieron de pie asombrados por mi actitud.
—¡Que carajos crees que estas haciendo! —exacerbo Antry mirándome mal.
—No me voy a comer esa mierda.
Antry abrió mucho los ojos ante mi insulto y prosiguió a seguir regañándome.
—Pues es lo que hay; sino te gusta será mejor que vuelvas a la cárcel de donde nunca debiste haber salido —escupió con ira—. Todos tienen razón respecto a ti; ¡Pareces un animal!
Me puse abruptamente de pie, no iba a permitir que me insultara; haría que se arrepintiera de sus palabras. Se sacudió la camisa y me fijé en los vidrios del plato roto. El golpe había sido muy fuerte y el estaba herido.
Olfatee el aire y capte el olor de su sangre saliendo de una pequeña cortada.
¡Oh su sangre!¡Santo cielo!
Olía demasiado bien.
El aroma a vino añejo se hizo más presente en mis fosas nasales.
Cerré los ojos con fuerza porqué su esencia se me metió en el cuerpo erizándome de pies a cabeza.
Me estremecí cuando la sangre empezó a manar de otra herida. No se cuantas cortadas tenía pero eran las suficientes para volverme loca.
Necesitaba probarla.
Mi cuerpo exigía conocer el sabor exacto de aquel liquido vital.
Si, me gustaba la sangre. Era culpa de las almas de los vampiros que penaban en mi.
Y la sangre de Antry era muy especial. Abrí los ojos y el se había quitado la camisa.
Criss tenía sus dedos sobre una de las heridas. Eran tan sólo cuatro pequeñas cortadas, sin embargo estaba sangrando demasiado.
—Hay que ir a la enfermería —agregó Phoe preocupado.
Antry hizo una mueca de dolor cuanto Phoe colocó uno de sus dedos sobre una herida. Jamás fue mi intención hacerle daño. Fue una reacción solamente. Algo que no vi venir.
Recorrí su dorso con mis ojos. El tenia unos abdominales muy marcados y un cuerpo increíblemente masculino y sensual.
Poseía un paquete de seis abdominales perfectos, y sobre su pantalón tenía marcada una V que se perdía más abajo; ya saben en donde. Su pecho se veía firme y duro. El tono de su piel era irresistible.
Ese hecho sólo aumentó el deseo que tenía de ir a lamer sus heridas y poder al fin saborear su deliciosa sangre.
Si a eso olía no quería si quiera imaginarme como era su sabor.
Debía saber a gloria mezclada con pasión y lujuria.
Me relamí los labios en un gesto que nadie noto.
Los guardias estaban tan preocupados por su compañero que no se dieron cuenta. Avance hacia el pero me detuve porque las intenciones que llevaba no eran buenas.
Quería retirar de un empujón a los guardias y aventarlos por la puerta para que dejarán a Antry sólo para mi.
Les di la espalda y me senté de nuevo. Esperé a que ellos resolvieran que hacer.
Me mordisquee una uña con desesperación. Necesitaba controlarme o todo iba a salir mal.
—Vamos a la enfermería —murmuró Phoe—, tendrán que suturar las heridas.
—No es necesario —refuto Antry.
La molestia era evidente en su voz. Y todo por mi culpa.
—Claro que si —replicó Jael—. Yo voy a acompañarte.
—Phoe y yo nos quedaremos con ella —añadió Criss—, no te preocupes. Vete tranquilo.
Una parte de mi quería que Antry no se fuera. Anhelaba seguir aspirando su sangre. Más sabía que eso no era correcto. Y que el debía recibir ayuda médica de inmediato.
Permanecí en la silla mientras la esencia de Antry se alejaba cada vez más de mi. Phoe y Criss no dijeron nada más y permanecieron inertes en su silla.
Minutos más tarde una humana se presentó en la sala y limpio el desastre ocasionado.
Yo me sentía como una niña pequeña que acaba de hacer una travesura y la castigan colocándola en una silla por mas de una hora.
Estaba preocupada y angustiada.
No me importaba en absoluto el Alfa oscuro.
Me preocupaba el.
Antry...
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