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02: † When I Fall †

El invierno finalmente se asentó en la aldea, cubriendo el paisaje con una capa de nieve brillante que reflejaba la luz pálida del sol. La cabaña de Kira en la colina se alzaba robusta contra el frío, con su nuevo segundo piso y el molino de viento girando incansablemente. Era un refugio acogedor en comparación con las casas más rústicas de la aldea, lo que no hacía más que avivar el resentimiento de algunos aldeanos. Sin embargo, el mandato de Miranda era claro: Kira tenía permiso para quedarse. Por mucho que quisieran actuar en su contra, los aldeanos recelosos no se atrevían a desobedecer a su "deidad".

Kira, por su parte, ignoraba los cuchicheos y miradas de desdén. Estaba acostumbrada al rechazo, y no había llegado hasta allí para ganar la aprobación de todos. Su enfoque estaba en mejorar su hogar y asegurar un espacio cómodo para ella, su caballo y sus lobos. Durante esa semana, su rutina fue constante: trabajó en la construcción del establo, instaló pequeñas casas para sus lobos y terminó el pozo que aseguraría agua potable, incluso en los meses más fríos. También reforzó las defensas de la cabaña, no porque temiera un ataque directo, sino porque la precaución era un hábito profundamente arraigado en ella.

Los niños, a pesar de las órdenes de sus padres, seguían visitándola cada día después de clases. Kira no los alentaba directamente, pero tampoco los rechazaba. Ellos habían tomado la iniciativa de ayudarla con la cerca alrededor de la cabaña, y su entusiasmo era contagioso. Bajo su supervisión, los pequeños pintaban las tablas de blanco, riendo y jugando mientras los lobos vigilaban con ojos atentos.

Al mediodía, cuando el frío se hacía más intenso, los niños solían despedirse, corriendo de vuelta a sus hogares con las mejillas sonrojadas. Ese día no fue diferente. Al terminar de pintar casi todo el cerco, Kira les entregó a cada uno una pequeña moneda de oro como recompensa por su esfuerzo. Los niños la aceptaron con sonrisas brillantes y agradecimientos torpes antes de marcharse felices, pero uno de ellos se quedó atrás.

KIRA:¿Jack? ¿No vuelves a casa con los demás? *preguntó Kira, limpiándose las manos manchadas de pintura.*

El niño, que apenas alcanzaba los diez años, se acomodó la gorra roja y bajó la mirada.

Jack:Quería quedarme un rato más contigo... y con los lobos. Mamá no está en casa, y Elly está ocupada trabajando... Y papá no le agrada mucho que venga a verte

Kira cruzó los brazos y lo observó con calma. Sabía que Jack era diferente a los demás niños. Era más callado, más observador. También era el hermano menor de Elly, la única aldeana adulta que había mostrado amabilidad hacia ella desde el principio.

KIRA:*Suelta un suspiro cansada* Está bien, puedes quedarte un rato más *respondió al fin, señalando una de las pequeñas casas para los lobos.* Pero no te acerques al pozo, ¿entendido?. Puedes ayudarme a asegurar las casetas para los lobos.

El niño asintió con entusiasmo, siguiendo a Kira mientras ella cargaba herramientas hacia el establo. Jack era curioso, haciéndole preguntas sobre cómo había construido todo y sobre sus lobos. Kira respondió de manera simple, pero con suficiente detalle como para mantener al niño interesado.

Jack:¿Por qué tienes lobos? *Preguntó mientras sujetaba una tabla para que Kira la clavara.*

KIRA:Porque ellos me aceptaron tal como soy *respondió Kira, con una leve sonrisa mientras clavaba los clavos con precisión.* Son leales, y yo les devuelvo esa lealtad cuidándolos.

Jack se quedó en silencio por un momento, mirando a los lobos que descansaban cerca, sus ojos brillando con admiración. Finalmente, dijo:
-Quiero ser como tú cuando sea grande.

Kira se detuvo, sorprendida por las palabras del niño. No respondió de inmediato, pero una calidez inesperada se instaló en su pecho. Le revolvió el cabello suavemente antes de volver al trabajo.

La tarde avanzó rápidamente, y la luz comenzó a desvanecerse. Kira terminó de asegurar las casetas y le indicó a Jack que era hora de regresar al pueblo. Mientras lo escoltaba hasta el camino, le entregó una pequeña linterna de aceite para iluminar su camino en la nieve.

KIRA:Ve con cuidado, y dile a Elly que te cuide bien *dijo, viendo al niño correr hacia la aldea con la linterna balanceándose en su mano.*

Kira lo observó hasta que desapareció de vista, luego regresó a su cabaña. Mientras se acercaba, los lobos se levantaron, moviendo las colas con emoción al verla. A pesar del frío y la hostilidad de los aldeanos, encontró un extraño consuelo en ese pequeño rincón del mundo. Pero no podía ignorar la sensación de que algo estaba por venir, algo que cambiaría el frágil equilibrio que había logrado construir.

La primera tormenta del invierno cayó sobre la aldea esa misma noche. Los vientos rugían, arrastrando la nieve en remolinos que cubrían rápidamente los caminos y tejados. Desde su cabaña, Kira observaba las ráfagas a través de la ventana del segundo piso. Había reforzado bien su hogar; las paredes aislaban el frío, y la chimenea llenaba las habitaciones de un calor reconfortante. Los lobos dormían cerca del fuego, mientras su caballo descansaba en el nuevo establo, protegido del temporal.

Sin embargo, Kira no podía relajarse del todo. Había algo en el aire, una sensación de inquietud que no podía ignorar. Se sentó frente al escritorio improvisado donde trabajaba en planos y anotaciones, revisando su lista de tareas para los días siguientes. Pero sus pensamientos volvían constantemente a los aldeanos, al descontento que todavía sentían hacia ella y a la advertencia implícita en sus miradas. Sabía que el mandato de Miranda era lo único que los contenía, pero eso no significaba que estuvieran dispuestos a tolerarla indefinidamente.

La tormenta continuó durante horas, hasta que, en algún momento cerca de la media noche, Kira escuchó algo distinto. Un golpe sordo, apenas audible entre el rugido del viento, pero lo suficientemente extraño como para ponerla en alerta. Los lobos también lo notaron; levantaron la cabeza, sus orejas moviéndose en dirección al sonido. Kira se levantó rápidamente, tomó una de sus chaquetas más gruesas y salió al porche con una linterna.

El frío era brutal, cortante, pero no fue lo que llamó su atención. En la distancia, cerca del límite de su propiedad, algo se movía. Una figura tambaleante avanzaba lentamente, casi como si estuviera a punto de colapsar. Kira entrecerró los ojos, intentando distinguir más detalles a través de la nieve.

KIRA:¿Quién está ahí? *gritó, su voz firme aunque cautelosa.*

La figura no respondió, pero siguió avanzando. Fue entonces cuando Kira reconoció la gorra roja de Jack. Su corazón dio un vuelco, y corrió hacia él, con los lobos siguiéndola de cerca.

KIRA:¡Jack! *exclamó, llegando hasta el niño, que apenas podía mantenerse en pie. Su rostro estaba pálido, y sus labios comenzaban a ponerse azules por el frío.*

KIRA:K-Kira... *murmuró Jack, su voz apenas un susurro.* No sabía a dónde más ir...

Kira lo tomó en brazos sin dudarlo, cargándolo de vuelta hacia la cabaña mientras los lobos rodeaban a ambos como un escudo. Una vez dentro, lo colocó cerca de la chimenea, envolviéndolo en mantas mientras buscaba algo caliente para darle.

KIRA:¿Qué hacías afuera a esta hora? *Preguntó, intentando no sonar demasiado severa mientras calentaba agua para preparar una infusión.*

Jack tardó en responder, sus manos temblando mientras se acercaba más al fuego.

Jack:Papá... estaba enojado porque ayudé con la cerca. Me gritó y dijo que no debía volver a verte. Pero yo... yo no quiero quedarme ahí.

Kira apretó los dientes, sintiendo una mezcla de ira y tristeza. Era consciente de que algunos padres trataban de imponer disciplina con dureza, pero no esperaba que Jack se atreviera a desafiarlos de esta manera.

KIRA:Hiciste bien en venir aquí pequeño. *dijo finalmente, dándole la taza caliente que había preparado.* Pero ahora tienes que descansar. Mañana hablaremos de esto, ¿de acuerdo?

Jack asintió débilmente, bebiendo con lentitud. Kira lo ayudó a acomodarse en uno de los colchones que tenía en la planta baja, asegurándose de que estuviera lo suficientemente abrigado. Los lobos se tumbaron cerca, como si entendieran que su presencia era necesaria para proteger al niño.

Esa noche, mientras Jack dormía profundamente, Kira volvió a la ventana, observando la tormenta con una expresión seria. Sabía que el hecho de que el niño hubiera huido de su casa solo iba a complicar su situación con los aldeanos. Pero no podía devolverlo en medio de la tormenta, ni tampoco ignorar el hecho de que había buscado refugio en ella.

"Esto no va a terminar bien", pensó, cerrando las cortinas y volviendo al calor de la chimenea. Afuera, los vientos seguían aullando, pero dentro de la cabaña, todo estaba en calma, al menos por ahora.

El amanecer trajo consigo un aire frío y un cielo gris, pero dentro de la cabaña, el fuego de la chimenea mantenía el ambiente cálido. Kira observó a Jack mientras dormía acurrucado bajo una manta gruesa, su pequeño rostro todavía reflejando la angustia de la noche anterior. Con cuidado, preparó un guiso caliente y colocó un plato humeante sobre la mesa junto a él.

KIRA: Es hora de levantarse, Jack. Hay algo para comer.

El niño abrió los ojos lentamente, con el miedo aún presente en ellos, pero al ver la sonrisa tranquilizadora de Kira, su cuerpo se relajó. Se incorporó, frotándose los ojos, y tomó la cuchara con manos todavía temblorosas.

KIRA: Come tranquilo. Después me contarás lo que pasó anoche.

Jack asintió sin decir nada, pero Kira podía ver que algo pesaba sobre él. No quiso presionarlo y le dejó espacio. Mientras el niño comía en silencio, ella se puso a revisar algunos de los planos para el pozo que planeaba construir con los aldeanos.

Finalmente, Jack dejó la cuchara a un lado y, tras un largo suspiro, comenzó a hablar con voz baja.

Jack: Papá volvió tarde anoche... había estado bebiendo. Cuando vio la moneda que me diste, se enojó mucho. Dijo que no necesitábamos tu ayuda, que yo era un ingrato por aceptarla.

Kira dejó el plano que tenía entre manos, sintiendo cómo la ira comenzaba a arder en su interior, pero mantuvo la calma, centrando toda su atención en Jack.

Jack: Mamá y Elly intentaron calmarlo, pero... él no las escuchó. Las golpeó. Luego me quitó la moneda y me echó de la casa. Me dijo que si prefería estar contigo, que me quedara aquí...

La voz del niño se quebró, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Kira sintió que su corazón se apretaba. Quiso estallar, gritarle al mundo lo injusto que era todo aquello, pero sabía que no podía perder el control frente a Jack. Respiró hondo y se acercó, colocando una mano firme pero suave sobre su hombro.

KIRA: Jack... Lo siento mucho. Esto no debió pasar.

El niño bajó la cabeza, limpiándose las lágrimas con las mangas de su camisa.

KIRA: Escucha. No tienes que volver a tú casa si no quieres. Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites. Yo me encargaré de que estés a salvo.

Jack la miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Una lágrima solitaria rodó por su mejilla antes de que se lanzara a abrazarla con fuerza.

Jack:*Sollozando* Gracias... gracias...

Kira le devolvió el abrazo, acariciándole suavemente el cabello.

Unas horas después, el sol estaba ya alto en el cielo, aunque las nubes grises anunciaban tormenta. Kira, Jack y un grupo de niños del pueblo trabajaban juntos en el diseño del pozo. Los pequeños estaban emocionados, sugiriendo ideas mientras dibujaban garabatos en el suelo.

Los lobos de Kira patrullaban cerca, como siempre, asegurándose de que nada perturbara la paz del momento. Pero esa tranquilidad fue rota de repente por un grito furioso que llegó desde el borde del bosque.

—¡Devuélveme a mi hijo, maldita forastera!— Grito molesto mientras cargaba la escopeta.

Kira alzó la vista, su cuerpo poniéndose automáticamente en tensión. El hombre avanzaba hacia ellos tambaleándose ligeramente, con una escopeta en las manos. Detrás de él venían su esposa y su hija mayor, ambas con las mejillas marcadas por golpes recientes.

Los niños se quedaron paralizados, aferrándose a Kira mientras los lobos avanzaban, colocándose entre ella y el hombre.

KIRA:*Con voz firme*¡Alto ahí! No hay necesidad de esto. Podemos hablar.

—¡Tú eres el problema! ¡Te metiste en mi familia! ¡Les llenaste la cabeza de mentiras contra mí! —Dijo segado de celos y envidia.

Kira apretó los dientes, pero mantuvo la calma. Podía ver la mezcla de celos y resentimiento en los ojos del hombre, una furia irracional alimentada por su inseguridad.

KIRA: Jack vino aquí porque necesitaba ayuda. No lo obligué a nada. Por favor, déjame hablar contigo. No hagamos esto frente a los niños.

Pero el hombre no escuchó. Levantó la escopeta y, sin previo aviso, disparó. La bala impactó en la pierna derecha de Kira, haciéndola caer de rodillas con un gruñido de dolor. Los niños gritaron, y los lobos comenzaron a gruñir con más intensidad, avanzando un paso hacia el hombre.

KIRA:*jadeando con algo de dolor* ¡Quietos!

Los lobos obedecieron a regañadientes, pero no apartaron sus ojos del agresor.

KIRA: Escucha... Esto no tiene que ir más lejos. Por favor, piensa en tus hijos, en tu esposa—

—¡Cállate! ¡No dejaré que me quites a mi hijo! ¡Tú viniste aquí a destruir mi familia!—

El hombre levantó de nuevo la escopeta, esta vez apuntando directamente al pecho de Kira. El mundo pareció detenerse mientras su dedo comenzaba a apretar el gatillo.

Pero entonces, una figura se interpuso entre ellos.

Elly: ¡No, papá!

El disparo resonó, y el cuerpo de Elly cayó al suelo con un golpe sordo. Por un instante, el silencio fue absoluto.

La madre de Elly soltó un grito desgarrador, corriendo hacia su hija. Jack también gritó, tratando de llegar a su hermana, pero Kira lo detuvo, a pesar de su dolor y que estaba perdiendo sangre, quiso priorizar la vida de Elly antes de la suya. Con un poco de dificultad pero sin perder tiempo, presionando la herida de Elly con sus manos mientras daba órdenes con voz firme.

KIRA: ¡Vayan por vendas y agua caliente! ¡Ahora! *Ordenó* ¡Busquen un botiquín con una crus roja en mis mochilas rápido!

Los niños salieron corriendo hacia la cabaña, mientras el hombre dejaba caer la escopeta al suelo, su rostro pálido y lleno de horror.

—¿Qué... qué hice...?— Dijo sin poder creer lo que ha pasado.

Kira alzó la mirada, sus ojos ardiendo de furia contenida.

KIRA:*Con voz baja y peligrosa* Lo que hiciste fue destruir a tu familia.

El hombre retrocedió un paso, incapaz de sostener su mirada. Pero Kira ya no le prestaba atención. Toda su energía estaba centrada en mantener a Elly con vida, mientras la tormenta comenzaba a desatarse sobre ellos.

Dentro de la cabaña, el aire estaba cargado de tensión, mezclado con el olor de la madera húmeda y el metal de la sangre que manchaba las manos de todos. Kira colocó cuidadosamente a Elly sobre la mesa improvisada, hecha de madera gruesa, que crujió bajo el peso del cuerpo de la joven de veinte años. La tormenta arreciaba afuera, haciendo que cada trueno pareciera marcar una cuenta regresiva.

Elly, aunque inconsciente, soltaba leves gemidos de dolor. Su rostro, normalmente lleno de vitalidad, ahora estaba pálido, su cabello castaño oscuro enmarañado y pegado a su piel por el sudor frío. Su respiración era irregular, y la mancha de sangre en su pecho crecía lentamente, amenazando con consumir todo.

Kira se limpió rápidamente las manos con un trapo que Jack le pasó. Su pierna herida temblaba bajo el peso de su cuerpo, pero ignoró el dolor. Ahora mismo, Elly era su prioridad.

KIRA:*firme* Jack, trae más agua caliente. Tú, ayuda a tu madre a mantenerse tranquila.

La madre de Elly estaba al borde del colapso, su cuerpo sacudido por sollozos, sus ojos fijos en su hija.

—Por favor... ¡sálvala! No puedo perderla también. Por favor, Kira...— Dijo desesperada y con suplica.

Kira no respondió directamente. En su lugar, abrió el botiquín con manos expertas y sacó las herramientas médicas que necesitaría: pinzas, gasas, una aguja e hilo quirúrgico. Su entrenamiento en primeros auxilios no era perfecto, pero había aprendido lo suficiente en sus viajes para saber cómo actuar en emergencias como esta.

KIRA:*murmurando mientras trabaja* Vamos, Elly... no te atrevas a rendirte. No ahora.

Elly soltó un quejido más fuerte cuando Kira presionó la herida con una gasa, deteniendo la hemorragia lo mejor que podía para poder evaluar la gravedad. Kira entrecerró los ojos, analizando la posición de la bala. No había atravesado el cuerpo, lo que complicaba las cosas. La bala estaba alojada cerca del pulmón, y si no se retiraba con cuidado, podía causar daños irreparables.

KIRA:*a Jack, cuando regresó con el agua* Necesitaré que sostengas esta lámpara cerca de mí. Necesito luz para trabajar.

Jack asintió rápidamente, sosteniendo la lámpara de aceite con manos temblorosas mientras Kira desinfectaba las pinzas. La madre de Elly se quedó junto a la cabecera de la mesa, acariciando el cabello de su hija con lágrimas silenciosas. El resto de los niños estaba observando lo que pasaba aunque también atentos si Kira necesitaba otra cosa.

KIRA:*Con voz tranquila pero autoritaria* Voy a sacar la bala. Esto no será bonito, pero si no lo hago ahora, no sobrevivirá.

Todos en la habitación asintieron en silencio. La tormenta afuera rugió con más fuerza, como si el mismo cielo compartiera su agonía.

Kira tomó las pinzas con una mano firme y comenzó a trabajar. Insertó lentamente la herramienta en la herida de Elly, buscando la bala con una precisión casi quirúrgica. Cada movimiento era calculado, cada segundo parecía eterno.

Elly se agitó inconscientemente, gimiendo de dolor, y Kira alzó la voz sin apartar la vista de su trabajo.

KIRA:*Con tono urgente* ¡Jack, sujétala por los hombros! No puedo permitirme que se mueva.

Jack dejó la lámpara a un lado y colocó sus manos firmes sobre los hombros de su hermana, sus lágrimas cayendo silenciosamente mientras veía a Kira luchar por salvarla.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Kira sintió el metal frío contra las pinzas. Con un movimiento controlado, extrajo la bala ensangrentada y la dejó caer en un recipiente de metal con un sonido metálico.

KIRA:*exhalando profundamente* Lo logré. La bala está fuera.

La madre de Elly soltó un gemido de alivio, pero Kira no había terminado. Aún quedaba el problema de la hemorragia. Tomó una de sus dagas y la colocó directamente sobre la llama de la lámpara de aceite. Mientras esperaba a que la hoja se calentara al rojo vivo, miró a Jack.

KIRA:*seria* Esto va a dolerle, y no será agradable. Necesito que sigas sujetándola.

Jack asintió, aunque el miedo se reflejaba claramente en sus ojos.

Cuando la daga estuvo lista, Kira la levantó con cuidado. El calor irradiaba de la hoja, distorsionando el aire a su alrededor. Sin dudarlo, presionó el metal contra la herida abierta de Elly.

Elly se estremeció violentamente, su cuerpo arqueándose mientras un grito desgarrador escapaba de sus labios. Jack cerró los ojos con fuerza, sosteniéndola con todas sus fuerzas, mientras las lágrimas corrían por su rostro.

El sonido de la carne cauterizándose llenó la habitación, un ruido húmedo y abrasador que parecía prolongarse por horas. Cuando Kira finalmente retiró la daga, dejó escapar un jadeo de cansancio.

KIRA:*agotada* La hemorragia interna se detuvo. Ahora solo necesita descansar.

Kira limpió y vendó la herida cuidadosamente, sus manos temblorosas por el esfuerzo y el dolor de su propia pierna. Cuando todo estuvo listo, se levantó cojeando y se dirigió a una esquina, lejos de las miradas de los demás.

Sin que nadie la viera, Kira tomó una pequeña daga y cortó la punta de su dedo índice. Una gota de sangre roja y brillante apareció en la herida. Kira dejó caer varias gotas sobre los labios de Elly, observando cómo la magia de su sangre saiyajin comenzaba a surtir efecto casi de inmediato.

KIRA:*En un susurro* Esto te ayudará... pero no digas nada. Es nuestro secreto.

Solo entonces, Kira se permitió mirar su propia herida. La sangre había empapado completamente la tela de su pantalón, y el dolor punzante la hacía respirar entrecortadamente. Sin embargo, no tenía fuerzas para tratarla adecuadamente en ese momento. Por ahora, Elly estaba a salvo, y eso era todo lo que importaba.

La cabaña quedó en un silencio sepulcral tras el procedimiento. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero ahora era un murmullo distante en comparación con el caos que acababan de enfrentar. Kira se dejó caer en una silla junto a la mesa, su pierna herida temblando bajo ella, mientras observaba el rostro de Elly. La joven respiraba con dificultad, pero su pecho se alzaba y descendía con más estabilidad, señal de que había logrado detener la hemorragia y estabilizarla, al menos por ahora.

Jack permanecía al lado de su hermana, sujetando su mano con fuerza, su rostro todavía manchado de lágrimas. Había visto demasiado en un solo día: el disparo, la sangre, el rostro de su padre transformado por el odio y la envidia... y ahora, la lucha desesperada de Kira por salvar a su hermana.

La madre de Elly, aún con el rostro marcado por el golpe que había recibido, se acercó tambaleándose a Kira. Se arrodilló frente a ella, las manos temblorosas aferrándose a las de las de la cazadora.

—No sé cómo agradecerte, Kira... Nos salvaste... salvaste a mi hija. Si no fuera por ti, ella...—

Kira alzó una mano para detenerla, su expresión severa pero cansada.

KIRA:*con voz baja pero firme* No fue nada. Solo hice lo que cualquiera debería hacer. Pero esto... esto no puede continuar. ¿Cuántas veces más vas a permitir que él haga esto? ¿Cuántas veces más vas a dejar que tu familia se rompa por culpa de su ira y sus celos?.

La mujer bajó la mirada, avergonzada y asustada. Las palabras de Kira eran como dagas, pero sabía que eran ciertas.

—No sé qué hacer... No tengo a dónde ir. Si lo dejo, nos buscará. Siempre lo hace.—

Kira respiró profundamente, sintiendo la rabia arder en su pecho. Su mirada se desvió hacia la puerta, donde sabía que el padre de Jack y Elly aún debía estar afuera, posiblemente en shock por lo que había hecho.

KIRA:*Con resolución* Entonces, es hora de asegurarse de que no pueda hacer más daño.

Kira intentó levantarse, pero su pierna herida no soportó el peso, y cayó de nuevo en la silla. Jack inmediatamente se acercó para sostenerla, preocupado.

Jack:*preocupado* Kira, no puedes... Estás herida. Tienes que descansar.

Kira apretó los dientes, luchando contra el dolor. Sus ojos, sin embargo, no perdieron ese brillo feroz que la caracterizaba.

KIRA:*Calmando a Jack* Estoy bien, Jack. Pero esto no puede quedarse así. No después de lo que hizo. Si dejamos que siga, alguien más saldrá herido, o peor.

Mientras hablaba, la puerta de la cabaña se abrió de golpe, dejando entrar un viento helado que apagó la lámpara de aceite. El padre de Elly estaba allí, con la cara pálida y los ojos rojos. Había recogido su escopeta del suelo, pero esta vez no la sostenía con la misma determinación que antes. Parecía más perdido que peligroso, pero su presencia seguía siendo una amenaza.

—Yo... no quería... no quería hacerle daño. Fue un accidente.—

Kira lo miró con una intensidad que hizo que el hombre retrocediera un paso.

KIRA:*Seria, con voz fría* Un accidente sería disparar al suelo, no a tu propia hija. Lo que hiciste hoy podría haberla matado... y lo sabes.

El hombre bajó la mirada, incapaz de sostener la fuerza de su acusación. Pero su silencio no bastaba.

KIRA:*Levantando la voz* Mira lo que has hecho. Míralas. A tu esposa. A tus hijos. ¿Es esto lo que querías? ¿Que te teman? ¿Que te odien? Porque si sigues así, eso es todo lo que te quedará. Y si vuelves a levantar una mano contra ellos, te juro que no habrá lugar donde puedas esconderte de mí.

La amenaza era clara, pero lo que más impactó al hombre fue el tono de verdad absoluta en la voz de Kira. No era una advertencia vacía.

-—Tiene razón. Ya no voy a quedarme callada. No voy a dejar que sigas destruyéndonos.— Dijo la madre de Elly, con voy decidida

El hombre la miró, incrédulo, pero no pudo responder. Parecía como si algo dentro de él se hubiera roto al ver a su familia unida en su contra. Dejó caer la escopeta al suelo y se hundió de rodillas, cubriéndose el rostro con las manos.

—No sé cómo llegamos a esto... No sé cómo arreglarlo.—

Kira lo observó en silencio, su expresión dura pero no del todo desprovista de compasión.

KIRA:*Seria* Primero, arreglas esto alejándote. Les das espacio, y si de verdad quieres redimirte, lo haces cambiando, no con promesas vacías.

El hombre no respondió, pero su silencio fue suficiente. Kira sabía que aún quedaba mucho por hacer, pero por ahora, la tormenta dentro de la cabaña comenzaba a calmarse.

Kira volvió a centrarse en Elly, asegurándose de que su respiración siguiera estable. Había mucho por reconstruir en esta familia, pero al menos, esa noche, nadie más saldría herido.

Pero aún así, seguía en la silla perdiendo sangre, sus manos apretadas con fuerza sobre su muslo mientras intentaba controlar el flujo de sangre que se deslizaba por su pierna, la bala de la escopeta si que le dejo un daño profundo, aunque la bala la atravesó la pierna por completo, era un milagro que pudo mantenerse en pie y tratar a Elly. La cazadora sentía que cada latido de su corazón parecía impulsar más líquido carmesí hacia el suelo, y aunque su expresión permanecía estoica, no podía ocultar completamente el temblor en sus labios y la palidez que comenzaba a invadir su rostro.

KIRA:*Con voz débil pero firme* ¿Hay alguien aquí que sepa de medicina? Necesito... algo más que un botiquín.

La madre de Elly, quien había estado limpiando las herramientas ensangrentadas junto a la mesa, se giró al escuchar la pregunta.

—La única persona cercana sería Luisa, vive cerca de los campos... Pero ¿por qué preguntas—?

Su voz se cortó al notar la gran mancha de sangre que se extendía desde la pierna de Kira hasta el suelo. Los ojos de la mujer se agrandaron de horror al comprender la gravedad de la situación.

-¡Por los cielos, Kira! ¿Cuánto tiempo llevas así? ¿Por qué no dijiste nada antes?- Dijo claramente asustada y preocupada, sin saver que hacer ahora.

Kira soltó un resoplido cansado, intentando ocultar el temblor en su voz.

KIRA: No quería preocuparlos más... Primero Elly. Ella necesitaba la atención.

La madre de Elly se llevó una mano a la boca, mientras Jack, que estaba sentado junto a su hermana, miraba a Kira con los ojos llenos de miedo. La sangre empapaba el pantalón de Kira, y pequeñas gotas comenzaban a formar un charco a su alrededor.

KIRA:*con esfuerzo* No se queden ahí. Si Luisa puede ayudar, tráiganla ahora.

Sin decir una palabra más, la madre de Elly se giró hacia los niños que aún estaban en la cabaña. -¡Vengan! Necesitamos ir por Luisa, rápido.

Los niños salieron corriendo tras ella, dejando a Jack, Kira y Elly solos en la cabaña. Kira observó a Jack, quien parecía debatirse entre quedarse con ella o correr tras su madre.

KIRA:*Tratando de sonreír* Tranquilo, Jack. Estoy bien... Sólo... ayúdame con esto.

Con movimientos torpes, Kira comenzó a desabotonarse la camisa, dejando ver las vendas improvisadas con las que ocultaba su pecho y los músculos tensos de su abdomen. Rasgó la tela de su camisa con sus dientes, creando tiras largas que usó para improvisar un torniquete alrededor de su muslo. Jack se acercó de inmediato para ayudarla, aunque sus manos temblaban al ver la herida.

Jack:*casi llorando* Kira... estás perdiendo mucha sangre. No puedes quedarte así. ¿Y si te pasa algo?

Kira, a pesar del dolor, posó una mano en el hombro del chico.

KIRA:*Serena* No te preocupes por mí. He pasado por cosas peores. Esto no va a detenerme. Pero necesito que mantengas la calma, ¿de acuerdo? Por tu hermana... y por tu madre.

Jack asintió con lágrimas en los ojos, apretando la tela que sujetaba el torniquete. A lo lejos, los gruñidos de los lobos se escuchaban cerca de la cabaña, como si supieran que algo no estaba bien.

El padre de Jack seguía en la entrada, mirando en silencio, su rostro pálido y lleno de culpa. Tras un momento, dejó caer la escopeta al suelo y se retiró sin decir nada, desapareciendo entre la tormenta.

Kira lo observó con el rabillo del ojo, pero no dijo nada. Sus pensamientos estaban ocupados en mantener su propia conciencia mientras el cansancio comenzaba a apoderarse de ella.

KIRA:*En voz baja, para sí misma* No te duermas ahora, Kira... Sólo un poco más. Puedes con esto.

La respiración de Elly seguía siendo débil, pero estable, lo que le daba algo de tranquilidad. Jack se mantuvo junto a ella, sujetando su mano con fuerza, como si eso pudiera impedir que se desmayara.

El tiempo parecía alargarse interminablemente mientras esperaban la llegada de ayuda. La tormenta rugía afuera, pero dentro de la cabaña sólo se escuchaban los sonidos de la respiración pesada de Kira y los suaves sollozos de Jack.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió de golpe. La madre de Elly regresó, empapada por la lluvia, seguida por una mujer mayor con una cesta llena de frascos y vendas.

Luisa: ¡Dios santo, niña! ¿Por qué no avisaron antes?

Sin esperar respuesta, Luisa se arrodilló junto a Kira, evaluando rápidamente la herida en su pierna.

Luisa: Esta herida necesita ser tratada ya. Si no, la infección te matará antes que la sangre perdida.

Kira intentó responder, pero el agotamiento finalmente la venció, y su cabeza cayó hacia atrás. A pesar de todo, una pequeña sonrisa se formó en sus labios antes de perder la conciencia.

KIRA:*En un susurro* Al menos... Elly está a salvo.

Luisa y la madre de Elly trabajaron frenéticamente para estabilizar a Kira, mientras Jack permanecía a su lado, aferrándose a su mano con todas sus fuerzas, decidido a no dejarla sola.

Luisa trabajaba con rapidez, sus manos ágiles limpiando la herida de Kira mientras preparaba todo lo necesario para cerrar el daño causado por la bala. La joven guerrera se mantenía rígida, el dolor claramente visible en su rostro, pero su estoicismo era impresionante. No emitía más que un leve gruñido cada tanto, mordiéndose el interior de la mejilla para no mostrar debilidad.

Luisa: Tienes suerte de que la bala no tocara ninguna arteria importante... pero aún así, estás perdiendo demasiada sangre. Necesito que te mantengas despierta, niña. No te duermas, ¿me oyes?

Kira asintió débilmente, su respiración pesada. Luisa, intentando mantenerla consciente, comenzó a hablarle mientras aplicaba presión en la herida.

Luisa: Dime algo sobre ti. ¿De dónde vienes? ¿Qué te trajo a este rincón olvidado del mundo?

Kira alzó la mirada hacia Luisa, sus ojos oscuros y cansados. Sabía lo que la mujer intentaba hacer, y aunque no quería revelar nada real sobre su pasado, entendió que necesitaba decir algo para mantener la conversación.

KIRA:*Con voz ronca* Vengo... de un linaje de cazadores de monstruos.

Eso captó la atención de todos en la habitación. Jack, que estaba junto a Elly, giró la cabeza para escuchar mejor, mientras Luisa fruncía el ceño.

Luisa: ¿Cazadores de monstruos? ¿Como en las historias?

KIRA:*Dejó escapar una leve risa amarga.* No son sólo historias. Mi familia... éramos conocidos por erradicar criaturas que la gente ni siquiera creía que existían. Vampiros, hombres lobo, demonios... Pero un día... un monstruo más fuerte que cualquiera que habíamos enfrentado nos encontró. Los mató a todos... toda mi familia, mi linaje... desapareció.

Su voz se quebró ligeramente, pero se recompuso de inmediato.

KIRA: Yo fui la única que sobrevivió. Lo seguí durante años... lo cazé como él nos cazó a nosotros. Y cuando finalmente lo encontré... obtuve mi venganza. Pero el precio fue alto.

Luisa detuvo por un momento su trabajo, sorprendida por la intensidad en las palabras de Kira.

Luisa: ¿Qué precio?

Kira desvió la mirada, como si no quisiera hablar más del tema.

KIRA: Me maldijo. Antes de morir, me dijo que jamás encontraría paz, que los rostros de mi familia me atormentarían siempre, que su sangre... que mis manos siempre estarían manchadas de sangre.

La habitación quedó en un silencio cargado. Incluso Jack, que había mirado a Kira con cierta desconfianza al principio, ahora parecía conmocionado, al igual que el resto de los niños.

KIRA:*Con voz baja* Por eso vine aquí. Quería dejar todo atrás... hacer una vida tranquila, expiar mis errores... Nunca más levantar mis armas, a menos que sea para defender a los inocentes.

Luisa y Jack intercambiaron miradas. La historia de Kira, aunque corta y aparentemente simple, estaba cargada de dolor y arrepentimiento. Ahora la veían con otros ojos. No como una extranjera misteriosa, sino como alguien joven, cargando un peso inmenso sobre sus hombros.

Luisa: Debe haber sido terrible... para alguien tan joven.

Kira no respondió, simplemente cerró los ojos por un momento, luchando contra el cansancio que amenazaba con consumirla.

Cuando Luisa comenzó a cerrar la herida, se sorprendió por algo más.

Luisa: No te mueves ni un poco... ¿Cómo puedes soportar el dolor? Cualquier otra persona estaría gritando.

Kira dejó escapar un leve suspiro, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa amarga.

KIRA: He pasado por cosas peores. Esto no es nada.

Luisa asintió lentamente, se daba cuenta de eso por las cicatrices del cuerpo de la joven, ya sentía ligera lastima por ella, aunque no podía imaginar lo que había soportado esa joven para ser tan resistente. Mientras trabajaba, su mirada se posó en el collar que Kira llevaba al cuello: una cruz sencilla de plata, adornada con un rubí en el centro, un poco desgastada por el tiempo.

Luisa: Esa cruz... ¿es importante para ti?

Por primera vez, la expresión de Kira se suavizó. Sus ojos, cansados pero firmes, se llenaron de una tristeza profunda.

KIRA: Era de alguien... alguien muy importante para mí. La persona que amaba. La única que logró romper la frialdad de mi familia... que me hizo sentir algo más que... vacío.

Luisa se detuvo un momento, impresionada por el cambio en la voz de Kira, que ahora tenía un matiz de vulnerabilidad.

Luisa: ¿Qué le pasó?

Kira cerró los ojos, como si revivir el recuerdo fuera más doloroso que la herida en su pierna.

KIRA:*Un un susurro agitador* Un imprevisto... una vida terminada demasiado pronto. Nunca pude... nunca pude salvarla.

Con esas últimas palabras, Kira finalmente sucumbió al agotamiento, su cuerpo relajándose contra la silla mientras su cabeza caía hacia un lado.

Luisa:*alarmada* ¡Kira! ¡Despierta! Quédate con nosotros.

Pero Kira no respondió. Aunque su respiración era estable, su cuerpo no podía soportar más, y se había desmayado.

Luisa terminó de atender su herida lo mejor que pudo, envolviendo la pierna de Kira en vendas limpias antes de acomodarla en un rincón más cómodo de la cabaña. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en las palabras de la joven.

Luisa:*En un murmullo* Qué alma más atormentada...

Jack y su Madre permaneció en silencio, mirando a Kira con una mezcla de culpa y admiración. Por primera vez, entendió que aquella misteriosa mujer no era un monstruo, sino alguien que había perdido demasiado y seguía luchando para encontrar un propósito.

El aire dentro de la cabaña estaba cargado, el silencio pesado tras las palabras de Kira y su súbita inconsciencia, Elly seguía recuperándose y Jack se quedó dormido cuidando de su hermana mayor. Luisa, todavía removida por la historia de la joven, miró hacia la madre de Elly, que se había sentado junto a su hija, abrazándola con fuerza.

—¿Podemos confiar en ella? ¿Y si atrae más peligro?— Dijo en voz baja y preocupada.

Luisa apretó los labios, recogiendo los frascos vacíos y las vendas ensangrentadas. Era evidente que su mente también estaba dividida, pero había algo en los ojos de Kira, incluso en su estado actual, que le daba cierta certeza.

Luisa: Ella salvó a Elly, arriesgó su vida sin dudarlo. No creo que sea una amenaza para nosotros...

Antes de que pudiera terminar su frase, un aullido profundo y gutural resonó en la lejanía, interrumpiéndolas. La sangre de todos en la cabaña se heló, y el silencio se rompió por el sonido de garras arañando troncos, seguido de otro aullido más cercano.

—¿Qué fue eso?— Dijo un poco aterrada la madre presente

Kira, a pesar de su herida y su estado crítico, abrió los ojos de golpe, respirando profundamente como si el sonido la hubiera arrancado de un sueño profundo. Su mirada se endureció de inmediato, y con un suspiro resignado, intentó incorporarse, ignorando el dolor en su pierna.

KIRA:*con voz ronca, pero firme* Lycans... están cerca.

Elly comenzó a llorar suavemente, aferrándose a su madre, mientras Jack miraba a Kira con terror. Luisa se levantó de golpe, acercándose a las ventanas para echar un vistazo al exterior.

Luisa:*nerviosa* ¿Están aquí por la sangre? ¿Qué hacemos?

Kira se levantó con dificultad, apoyándose en una pared mientras, se dirigía hacia sus maletas, con todo lo que ha pasado aún no ha tenido tiempo para desempacar sus cosas.

Kira, sin decir una palabra, abrió sus maletas para buscar las cosas que necesitaba, con cuidado y, una a una, comenzó a sacar sus pertenencias: una camisa limpia y por desgracia la última que le queda, una gabardina oscura que había visto demasiadas batallas, y su icónico sombrero de ala ancha. Después, sacó las piezas de su arsenal: sus katanas de filos relucientes, los colocó en su cinturón donde los llevaría, sus revólveres cargados con balas de plata, las dagas afiladas y las muñequeras con cuchillas ocultas, un recordatorio de su destreza como cazadora.

Mientras se equipaba meticulosamente, las mujeres la observaban en silencio, atónitas ante la revelación de quién era realmente. Fue Luisa quien rompió el silencio.

Luisa:¿Quién... quién eres en realidad? *preguntó con voz temblorosa.*

Kira se detuvo un momento, su mirada llena de resignación y determinación.

KIRA:Soy Kira... Kira Van Helsing *respondió, dejando que el peso de su apellido llenara la habitación.*

Sin dar tiempo a más preguntas, Kira abrió la puerta de la cabaña y salió al frío de la noche, dejando a sus lobos a cargo de proteger a las mujeres y su caballo dentro de la cerca. Su destino era el bosque, el territorio de los Lycans. Debía enfrentarlos allí para evitar que llegaran a la aldea.

Ya entre los árboles, con la luz de la luna llena bañándola, Kira sabía lo que debía hacer. Los Lycans no solo venían por la sangre de sus heridas y las de Elly, sino que buscaban algo más: a ella.

Dejó caer la gabardina y el resto de su equipo al suelo, sabiendo que no sobrevivirían a lo que estaba a punto de suceder, también dejo ahí su preciado rosario, entre todas las cosas que tenía, no quería que se rompiera por nada en el mundo. Elevó la vista hacia la luna llena y, con un suspiro, permitió que el monstruo en su interior tomara el control.

El cambio comenzó con un dolor desgarrador. Sus huesos se deformaron, su cuerpo creció y un grueso pelaje negro cubrió su piel. Su camisa se desgarró por completo, quedando solo los restos de sus pantalones como testigos de su humanidad. Finalmente, soltó un aullido profundo y dominante que resonó en todo el bosque, haciendo retroceder a las criaturas que la acechaban.

Ahora, en su forma de mujer lobo, Kira era una figura aterradora y majestuosa a la vez. Aunque su apariencia era la de un monstruo, su corazón humano seguía siendo su guía.

Los Lycans atacaron primero, pero Kira estaba lista. Con una velocidad y fuerza que desafiaban toda lógica, los enfrentó con garras y colmillos, desgarrándolos uno por uno. Sus movimientos eran un equilibrio perfecto entre furia animal y precisión calculada, fruto de años de entrenamiento como cazadora y de la batalla interna por dominar su lado salvaje.

Desde las sombras, Miranda observaba la escena con una mezcla de fascinación y satisfacción. Su experimento estaba dando resultados incluso mejores de los que había imaginado.

Miranda:Interesante... Muy interesante *murmuró, mientras Kira seguía masacrando a los Lycans sin piedad.*

A medida que avanzaba la batalla, Kira comenzó a cansarse, pero no se detuvo. Su objetivo era claro: proteger la aldea y a las personas en la cabaña, aunque eso significara exponerse completamente a los ojos de Miranda y sus planes.

































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¿Qué les pareció el capítulo?.

Total de palabras: 6926.

Espero que les haya gustado éste capítulo, me esmere mucho en el ya que no sabía que rumbo darle realmente.

¿Qué les ha parecido el capítulo?.

¿El capítulo cumplió sus expectativas?.

¿Qué creen que pasará de ahora en adelante?.

¿Qué planea Miranda ahora que conoce uno de los secretos de nuestra cazadora?.

¿Qué misterios ahora puede ofrecerles los acontecimientos narrados?.

¿La historia inventada de Kira, tenía algo de verdad?.

¿Qué hizo para tener las habilidades de un hombre lobo?.

¿Quien es Elizabeth realmente?.

Quiero escuchar sus teorías: ¿Qué esperan para futuros capítulos?.

Bueno eso sería todo por ahora.

Espero que les haya gustado y no veríamos en una próxima actualización.

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