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Capitulo final.

Dos semanas después.

Los acuerdos se han firmado una vez más para ya no cambiar, tanto de los nuevos Nephilim que están ocupando los lugares de los puestos importantes, de Alexander como el nuevo inquisidor, la firma más importante, como la mía, y la de todos los jefes de cada raza del submundo para estar en paz de nuevo, los clubes se han vuelto a abrir, he recibido como diez invitaciones a fiestas, todos han comenzado a caminar sin miedos por las calles, y por primera vez se puede respirar a esperanza, un nuevo comienzo, felicidad. 

He vuelto a mi casa de Brooklyn, he despedido a Raphael y Simón que se han ido de viaje sin fecha de regreso y parece que todo ha vuelto a la normalidad, no para mí, porque por las noches lloro por el dolor que estoy dejando salir por mi familia, dije que me dejaría caer en el dolor después de que todo haya finalizado, mientras bebo una copa de algún tipo de bebida que he alcanzado, hace dos semanas que no sé nada de los Nephilim, después de haberle agradecido por haberme salvado y después de firmar los acuerdos, no sé si ellos se quedaran allá en Alacante por las jerarquías que tienen. 

Aunque los rumores del Submundo han dicho que el inquisidor se ha vuelto a Brooklyn dejando al cónsul, un chico que Alexander eligió para que le informara de todo. Tendré prontas noticias de ellos, creo.

Hoy hay una fiesta muy importante en Pandemónium, se va a inaugurar una vez más, y esta vez no soy el anfitrión si no el invitado especial, lo que significa que debo ir, lo cual no llevo ganas, es un poco sorpresivo que diga eso, pero por algunos siglos viviré en una amarga melancolía mientras mi corazón trata de sanar por las heridas que se han causado. Me siento en la terraza del Loft mientras veo el atardecer caer una vez más con la compañía de mi vaso, parece tan irreal que todo haya acabado y estemos todos renovando nuestras vidas, de a poco. 

Escucho como la puerta suena, y dejo que mi magia la abra para que entre quien sea, mientras no dejo de mirar hacia el cielo, un pequeño aire se está asomando y eso crea un ambiente agradable a pesar de que estos últimos días Brooklyn han estado muy caluroso.

Siento un escalofrío recorrer por mi espalda, y miro hacia atrás encontrándome con Alexander Lightwood, el nuevo inquisidor cerca de la puerta, sus manos detrás de su espalda mirándome atento, su pelo va mucho más largo y un pequeño rastro de barba, lleva un traje que se acentúa a su cuerpo pero lo hace ver como el joven adulto que yo creí que era hace poco tiempo ¿Ya habrá cumplido los dieciocho? Si siguiera un poco más en contacto con el submundo o anduviera en busca de chismes me enteraría sobre el historial de fechas importantes que rodea a esos Nephilim, pero solo me he alejado y estoy bien así, sin saber nada.

— Hola— me dice el ojiazul un poco nervioso— Magnus Bane.

— Inquisidor Alexander Lightwood, qué alegría tenerte en mi hogar.

Sonrío mientras camino hasta él, saliendo del lugar donde estaba sentado, miro alrededor de la sala y trato de no demostrar que me siento un poco nervioso porque hay cosas tiradas y parece un desorden el Loft, solo trataré de pensar que Alexander no está haciendo suposiciones y que no ha visto nada de desorden como lo veo yo. Mientras lo invito a los sillones hago que la magia haga su trabajo.

— ¿Ha sucedido algo? Sabes que no hago trabajo sin pagas.

— No he venido por eso señor Bane, solo vine a comprobar que estuvieras bien. Me llegó un mensaje de tus niños ¿Estás enfermo? El submundo está preocupado, creyeron que serías el primero en hacer fiesta después de todo este rompimiento de crueldad, pero al parecer no hay noticias de ti ni futuras fiestas.

Algo en mi pecho golpea con fuerza, y debo levantarme a buscar tragos por mi cuenta porque eso ha hecho ponerme inquieto y sonrojado, un Lightwood y el submundo preocupados por mi bienestar mental y emocional, eso suena tan tierno. Ser el gran brujo de Brooklyn es algo obvio que recibiré la atención necesaria, pero que sea con una respuesta afectiva produce algo más íntimo en mi relación con ellos, es como un sentimiento paternal o algo parecido.

— Oh, estoy tomándome un descanso, mucha aventura cansa, y más a un brujo como yo que este desastre que le hizo mucho daño.

Veo la tristeza en sus ojos, y la culpa asomarse por ellos, Alexander tampoco se olvida de esos detalles pero a la vez se culpa por ello, tiene razón de culparse porque fue uno de los causantes y sé que eso lo va a atormentar toda su vida, no va a poder sacar de su mente todas las muertes que produjo, no va a poder olvidar el rostro de mi familia pidiendo piedad, quiero que recuerdes todo eso y que lo acompañe como una herida que nunca cerrará, pero a la vez quiero que cada vez que me mire no lo haga con esa mirada tan triste, porque después de que todo termino su mirada cambio y solo reflejaban para mí tristeza y perdón, y yo no quiero eso.

— Sabes...

— Oh calla, no vamos a repetir siempre lo mismo cada vez que nos veamos.

— Lo siento.

Sonrió y trato de cambiar de tema, hacer menos pesado el ambiente a pesar de que Alexander se ve mucho más tenso, aunque me sigue la charla y me cuenta de sus hermanos, Jace está saliendo con la jefa de la manada, es decir Maia, nada oficial aún pero lo están llevando lentamente y me alegro por él y su nuevo comienzo, Isabelle ya está por tener a su bebé y por esas razones han vuelto, ya que la futura madre quiere criar a su pequeño donde ella se crió en los últimos años, haciendo que Alexander viniera a acompañarle. Él repite una y otra vez que todos quieren tener una cena conmigo como agradecimiento, y yo aunque no puedo evitarlo estoy mirando como sus labios se mueven, creo que es porque he pasado mucho tiempo sin una persona a mi lado, y porque Alexander está bien caliente.

— Alexander— susurro.

— ¿Si? — Se calla de repente— ¿Estás bien?

— ¿A qué has venido realmente?

Si sigue pasando más tiempo yo seré mucho más obvio, notará que no estoy escuchando los que está diciendo sobre sus planes para las personas del submundo que han quedado sin nada, enserio quiero escucharlo, pero no puedo, quiero acariciarlo y posar mis labios que llevan mucho tiempo sin ser besados en los suyos.

— ¿A que vine realmente? — Repite— yo... Em... Am...

Y con solo sus balbuceos puedo volver a la realidad, Alexander está sonrojado, mueve sus manos y no sabe dónde mirar o que decir, y vuelvo a hacerme esa pregunta ¿A que ha venido? No creo que solo haya venido porque el submundo está preocupado por mí, tampoco a pensar ser su amigo y contarme de su familia, o los planes futuros, si Alexander había dicho que nuestra relación iba a ser formal, sobre la relación de dos socios en esto de los acuerdos.

— Hay algo pendiente entre nosotros, la apuesta y lo que dije en Alacante, yo creí, yo... Solo hice mal ¿Cierto? ¡Qué estúpido!

Veo como se levanta del sillón y comienza a buscar la salida, quiere huir de esto, pero no se lo dejaré tan fácil, me coloco frente a él y estoy dispuesto a enfrentarlo, pues ha venido por eso, por una cita y por un beso, creo que es un beso, Jace me lo dijo, cruzar la siguiente fase por la muerte de Valentine, un beso, uno que nunca ha dado ¿Acaso Alexander Lightwood se siente atraído por mi? Qué ironía de la vida, pero qué bien se siente, porque yo también lo siento, me siento atraído por este Nephilim.

— Creí que te enfadarías si iba a reclamar una cita, o lo que me prometiste el Alacante. Pero podemos arreglarlo ¿No? Ven conmigo esta noche a una inauguración ¿Te parece? Y...

— Magnus...

— Y no de a qué te referías con siguiente fase, si un beso o...

— ¡Magnus! — Grita sonrojado haciéndome detener— solo escúchame y no sigas, esto me avergüenza mucho.

Nos quedamos callados por unos segundos, Alexander está muy sonrojado y trata de no mirarme, a veces me olvidó que aun es un adolescente.

— Mi cumpleaños es en unos días, mi cumpleaños número dieciocho, y quería que nuestra cita fuera ahí, no va a ser grande, una cena familiar, si te parece, no me gustan las cosas grandes, ir contigo a esa inauguración me causaría incomodidad, estar rodeados de personas, yo no... Aún no soy aceptado por todos aquí.

— Entiendo, me agrada.

A veces me olvidó que es un Nephilim, que su formación como persona ha sido dura, que el afecto es algo a cual desconocen en un cierto punto, que demostrarlo es como pedirles que se vistan de otro color que no sea el negro, es un Nephilim y debo ir a su tiempo en este sentido.

— ¿Enserio? Creí que te lo ibas a tomar como algo... Olvídalo, yo debería irme, estaremos en contacto.

Se va hacia la puerta, pero me dedico a detenerlo antes de que abra la puerta, tengo una corazonada de que Alexander ha venido más por lo que ha dicho en Alacante, cuando estaba casi moribundo, que por venir a todas las cuestiones que ha venido diciendo antes, más que la cita familiar que ha dicho hace solo segundos lo cual me agrada en su cierto punto. Pero tengo que confirmar algo antes de seguir.

— Espera, Alexander, tengo que saber algo ¿Qué esperas de mí? ¿Qué quieres de mí?

— ¿Qué?

— Siempre una persona espera algo de otra, con esta cita ¿Qué esperas de mí? ¿Es solo para cumplir el castigo?

— Magnus, solo deja de hacer tantas preguntas—dice casa desesperado— yo, solo quiero, yo solo quiero...

— ¿Quieres qué?

Atrapándome en sorpresa siento unos labios fríos posarse en los míos, sus manos agarrándose con fuerza de mis hombros, y cuando vemos ambos estamos besándonos con intensidad al lado de la puerta, siento como Alexander me está acariciando a más no poder y yo solo siento mi cuerpo arder mientras siento mi espalda chocar con la puerta. Me ha tomado por sorpresa y me gusta, me gusta mucho, paso mis manos bajo su remera tocando su piel cálida y entonces él se detiene y se separa, respirando con dificultad como yo lo estoy ahora.

— Eso es mucho avance, mucho avance.

— Está bien, lo siento, lo siento Alexander.

— Nos veremos en mi cumpleaños, yo... Enserio debo irme.

Escapó sin siquiera poder decirle nada, sin pedirle una explicación, sacándome de la puerta para irse de inmediato, aunque ya me ha respondido con su acción repentina, me quedo apoyado en la pequeña mesa que está al lado de la puerta y suspiro, tocando mi pecho porque siento algo. Alexander Lightwood espera más que una cita, espera más que solo cumplir un castigo. Y yo solo dejaré que el destino guíe esto que está pasando entre tú y yo. Quien sabe que en este siglo el Nephilim asesino de subterráneo pueda ser mío.

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