— No soy peligroso pero si se te ocurre saltar de nuevo sobre mí no dudaré en volverte a la jaula— digo riendo.

Estoy jugando con Madzie como lo he hecho las últimas horas, es una bruja con muchas energías y una grande imaginación, estamos relatando entre ambos un diálogo de un libro que ella quiere armar, con tan poco de edad es una niña con grandes metas para su infinito futuro, y estoy feliz porque ella lo está, es esa luz que está alumbrando esta casa de la reciente tristeza que se ha asignado a nuestras vidas, sin ella Catarina no seguiría luchando por seguir su vida, Raphael se encerraría hacia el mismo y Simón pasará una temporada de tensión en su relación por la ausencia de su pareja y yo, sin ella, no estaría tan desconcertado con aquel dolor que hay detrás de mí. 

Ella es una luz y no puedo dejar que esa luz se apague por lo que sucede afuera, es lamentable que tenga que atravesar su infancia en una crisis como la que estamos viviendo ahora, me siento responsable de que el bienestar de ella, y de niños de todos los subterráneos no pasen su infancia como se debe en esto que adultos Nephilim quieren causar.

— Tío Magg deja de reírte, le sacas la gracia a esto— se queja.

— Es que es tan gracioso y no entiendo nada.

Madzie hace unos bufidos mientras me da un beso en la mejilla para agarrar sus cosas y marcharse, de seguro yendo a molestar a Simón y a Raphael para terminar los diálogos que no pude hacer yo para terminar, me levanto de mi lugar después de verla desaparecer mientras hago aparecer un trago entre mis dedos y miró a través de la ventana observando el anochecer, la tristeza cae una vez más en mi después de que la luz se ha alejado por unos minutos, estoy pasando uno de los duelos más grande de mi vida a perder a un gran amigo por las manos de los Nephilim, solo quiero saber quién fue para destrozarlo como hizo con la familia.

— Aún no caigo de que se haya ido, quiero despertar y pensar que solo ha sido un sueño y Ragnor volverá con una sonrisa.

Volteo a verla, Catarina está a mi lado mirando al cielo con nostalgia, abrazada a si misma mientras lleva un pañuelo entre sus manos por el simple motivo de que podría volver a romper en llantos en cualquier momento, colocó un brazo en su hombro mientras la veo contener aquel sollozó, Catarina siempre ha sido tan demostrativa conmigo, sus sentimientos, sus sonrisas, sus problemas, pero esta vez quiere aguantar y no hacerlo, y la dejaré porque ella decide si romperse delante de mí o hacerlo sola, con aquel jarrón de cenizas de nuestro difunto Ragnor.

— Siento como si Ragnor nos estuviera haciendo una broma, de esas que tantas veces tú nos hiciste por el simple hecho de estar aburrido, y que todo aquello solo fuera un teatro bien realizado de él— prosigue— pero aunque más lo pienso, más sé que todo lo que trato de pensar es mentira y esto duele, porque lo he perdido, no volverá, y no puedo seguir.

— Cat...

— Shh, calla, déjame hablar Magg — solloza— Debes matar a esas personas, están infectadas del odio que los ha consumido, están intoxicados por un dolor que no va a parar, es como una raíz podrida que los están consumiendo, Magg prométeme que vas a matarlos para que ninguna más familia como la mía pierda esto.

Puedo ver en sus ojos aquella chispa de venganza como vi una vez en aquel Nephilim Lightwood, ambos perdieron una parte importante suya, y ahora están cegados por aquel odio, aquel resentimiento por una muerte no justa, pero a veces hasta el mayor odio consume a la persona por no saberlo controlar, y solo se dedica a un círculo vicioso donde el dolor es la única llama que lleva dentro de su pecho. No quiero verla a Cat siendo consumida por eso, porque también con ella consumirá a la pequeña Madzie, no puedo verla en la oscuridad a las mujeres que pertenecen a mi círculo familiar. La veo que me mira, me agarra de los hombros y súplica una respuesta.

— Magg, promete que lo harás, por la vida de Ragnor, por todos los subterráneos.

— Haré el intento, mi querido arándano.

— Con eso me basta hasta ahora, pero después necesitaré que cumplas esto, porque ellos no van a parar hasta matarnos a cada uno de nosotros.

— El submundo está en mis manos, yo sabré que hacer cuando llegue la crisis— respondo— solo sé que estamos devolviendo un poco de lo que ellos están haciendo con nosotros, y que muestran que ningún subterráneo es cobarde por luchar por su familia.

— Con eso no basta Magnus, con eso no basta— susurra.

Y la veo alejarse de la ventana escuchándola caminar lejos de donde estoy, no me doy vuelta, sigo con mi mirada hacia afuera, con mi copa en mi mano izquierda, estoy teniendo una carga muy pesada en mis hombros, y no sé si seré un buen líder o podré acabar con todo lo que nos está sucediendo, no sé si podré liderar a este submundo pero haré el intento, si debo formar una guerra lo haré, si debo matar a Nephilim aunque me duela hacerlo por sus ancestros lo haré.

— ¡Magnus los Nephilim están viniendo hacia aquí! Están a unos pasos.

Me doy vuelta alarmado, hace poco nos hemos mudado, esto sí ha sido una sorpresa, llamo a gritos a todos y a mi bebé Presidente Miau quien llega de inmediato para trepar a mis brazos, los demás no tardan en llegar y hago un portal para que todos comiencen a pasar, le pasó a Presidente Miau a Simón antes que pase con Raphael y yo cierro el portal, sé que ya deben haber llegado a la otra casa, y yo me quedaré para enfrentar y darle un sentido de alerta como muchos subterráneos están haciendo, tendré que matarlos para hacerle entender que no estoy en juego. Escucho como la puerta es derribada y es mi hora...