(60)
Todo este día ha transcurrido más rápido que de costumbre, y todo aquel momento rutinario de comer ha sido agregado con una pizca de cambio, ahora estamos preparando armamentos o mejor dicho los niños subterráneos, mientras nosotros planeamos estrategias, los nervios de todos se está comenzando a notar en toda la mansión, todos sabemos que hoy se hará historia, los niños más jóvenes están más nerviosos que de costumbre y se mueven de aquí para allá mientras hablan sobre que podría pasar esta noche creando tantas luchas imaginarias que espero que no sucedan.
Los dos Nephilim, Alexander y Jace se quedan detrás de mi cada vez que nos estamos moviendo a un lugar distinto parecen guardaespaldas cuando solo están tratando de no meterse en problemas, y a pesar de que ahora estamos en una mesa planeando con los jefe del otro clan, Maia y Junior, a cada rato busco la opinión de los dos niños sobre el lugar donde podríamos atacar y cual no nos convendría. Aunque no aportan mucho, solo Alexander que indica algunos errores y después vuelve hacia atrás para seguir hombro con hombro con su Parabatai.
— Muy bien, entonces entraremos primero y atacaremos, solo iremos pocos al principio, la otra mitad recibirá la señal si se pone malo dentro— dice Maia — más de la manada, y gente del submundo está viniendo para acá, se está corriendo los rumores de que una docena de Nephilim vienen esta noche, mandare a que los atrapen en el camino, para que nadie vaya de refuerzo hacia el lugar, mientras menos, podremos derrocar a ese asesino.
— Muy bien Maia, Junior ¿Quieres algo para aportar?— le pregunto.
— Cubriremos tu espalda y el de todos Magnus, mis niños estarán atentos si alguien quiere atacarnos por la espalda.
Asiento mientras le indico que pueden irse si les gusta, Junior se va diciendo que debe ir a ver a su esposa, que se ha quedado en una habitación cercana, mientras que veo como Maia se queda mirando a los dos Nephilim con atención, aun no confía, los trata de analizar y ver si dicen algo que este fuera de lo normal, para poder matarlos, pero a pesar de que los siga observando no se da cuenta de nada, yo se que ellos están del lado del bien, Jace no puede evitar no hacer un gesto estúpido a la chica porque se está sintiendo incomodo, y Alexander le reta para que se quede quieto para no meterse en problemas.
No puedo evitar mirarlo, al chico de ojos azulados, lo he escuchado hoy en la mañana antes de quedar dormido todo lo que ha dicho, sentí sus dedos rozar mi frente al alejar un mechón de pelo de mi cara, y sus palabras, más sinceras que jamás he escuchado, lo escuche, dijo que daría su vida por mí, lo ha jurado por el ángel, yo... no sé que sentir con aquello.
— Ya sé quién es el estúpido de los dos aquí.
— Pero te volverás loca por mí — responde con un tono de broma Jace.
— Sigue soñando Nephilim, los rubios no son mi tipo.
La chica se aleja por la puerta del lugar y quedamos nosotros tres, Alexander se mueve lejos de mi cercanía pero Jace sigue ahí mientras mantiene una sonrisa por sus palabras, le doy un apretón en el hombro mientras salgo de ahí, pueden quedarse si quieren en ese lugar, pero de inmediato ya están siguiéndome por el pasillo, todos los licántropos, como vampiros y brujos mirando aun con molestia a los dos chicos, tendrán que vivir con ello, no podrán cambiar un odio que se adquirió por mucho tiempo, esto se lo ganaron, van a tener que mostrar con acciones para que ellos confíen en sus palabras.
— ¿Y Raphael Santiago?
Me volteo a ver a una vampiro adolescente que está amarrada a una cadena, le sonrío, Raphael ha sido la admiración de muchos de ellos, pero desde que rompió lazos con el Hotel Dumont por su pareja y todo lo que sucedió, ha desaparecido por lo menos de lo reconocido que era en el submundo porque Simón se sentiría agobiado con todo el tema, ha entregado todo por la comodidad de su pareja. Me vuelvo hacia la adolescente y le miro.
— Está en una misión muy importante, pero le diré que has preguntado por él — le digo — ¿Cómo te llamas? ¿De qué Clan eres?
— Miriam, del clan de la ciudad de México — dice con una sonrisa — Y a su pareja también, afortunado por ello.
— Se lo diré.
Vuelvo a caminar con ambos Nephilim, hacia la sala, en estos momento puede escucharse una pequeña y suave música resonar por la sala principal, deben haberse todo reunidos para la previa de la pelea, donde todos se reúnen como una tradición antes de una lucha, disfrutando la compañía de sus compañeros y planeando quien podría cuidar a quien, donde podrían estar, y que trucos podrían llevarse al cabo si algo sale mal, no puedo faltar a aquello y escuchar de buenas risas, anécdotas, y nuestra unión para combatir solo a alguien.
— Tendríamos que irnos, esto es un momento solo de ustedes— dice Alexander antes de entrar.
— Ni lo digas Alexander, ustedes vienen conmigo.
— No, Jace vamos, no cortemos con una fiesta en la cual no estamos invitados— dice una vez más el chico— nos veremos esta noche.
Los veo irse por el pasillo y se me encoje el pecho porque no puedan disfrutar de estas pocas horas en compañía de los demás antes de irnos, pero no quiero meterme mucho y agobiarlos con mi cercanía, así que solo dejo escapar un suspiro y me adentro al lugar viendo como todos charlan, otros se ríen y están en grupos charlando, los subterráneos de Idris se están adaptando rápido a sus nuevos compañeros y eso me hace muy feliz. ¿Será que esta noche tendremos nuestra liberación? siento que moriré de nervios si sigo esperando aquí, necesito que se defina ya y así no seguir acumulando esperanza en mi y en ellos.
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