Siento como un poco más de mi persona se va rompiendo, cuando creí que no podría pasar, es como si hubiese descubierto todo, como si lo que yo supuse sobre la muerte de mi querido Ragnor no era tan así, había una desviación antes que yo no logré ver, pero ahora, a rebuscar en la mente de ese traidor que está arrodillado a mis pies, puedo ver todo. 

El reveló a Valentine la localización de mi amigo, no le importo que casi más de treinta vampiros y el jefe de ellos murieran ahí, no le importo que estuviéramos todo unidos como subterráneos para evitar aquello, lo reveló y los Nephilim dieron su ataque, pero lo peor es saber que no lo hacía por riquezas o promesas de Valentine, por lo menos al principio, sino que por una fuerte venganza de que el mal interpreto. 

Ragnor había ayudado de urgencia a que su esposa diera luz, pero había muerto en el parto, no soporto verlo hacer una familia, después de toda la ayuda que le dio, la amistad que tenían, se me rompe el alma a ver esta traición, porque eran amigos, no conocidos, amigos que compartieron la mitad de cosas que yo compartí. Pero después si, ambiciones, riquezas, poder, eso fue lo que le prometió Valentine si tenía los ojos en cualquier momento, si traía información, algo que nunca se va a cumplir, porque Valentine lo mataría antes de dárselo y porque yo lo mataré primero por todo lo que ha causado.

Cuando salgo de esa mansión dejando encerrado a los cachorros y los vampiros que quedan vivos, sacando los dos cuerpos que han dejado de vivir ahí, uno transportando a Brooklyn al hotel Dumont para que le den una despedida digna y el otro a cualquier lugar de este mundo, que sea miserable donde quiera. Cuando llego casi a la arboleda, seguido por los Nephilim, que no han hablado caigo de rodillas sin notar que estoy llorando, no hay nada más fuerte que saber que nuestra propias personas se abandonan, pero más saber que de mis manos he matado a uno de los mío, un subterráneo más, siento una mano en mi hombro que se corre de inmediato, viendo como se agacha hacia mi vista.

— Magnus...

Es la primera vez que el Nephilim me llama por mi nombre, y no por brujo, le sonrío a penas no del todo real, él sabe lo que significa ver una verdad cuando creía que no lo era así, puedo ver cómo me entiende, niego cuando por alguna razón trató de entender que me pregunta si estoy bien, y me levanto a penas, debo seguir, debo levantarme, este es el momento de que se debe atacar y si me vuelvo vulnerable puede haber desastres, toda la culpa de esto está allá, en Alacante encerrado entre otros Nephilim, cuando lo mate podré llorar, podré hacer mi luto y ser feliz, sonreír por este nuevo comienzo.

— Estoy bien— sonrío— ¿Quieren comer algo? Vamos a permanecer en los bosques por un tiempo.

Ambos asienten sin querer hablar, nos adentramos solo un poco hasta tapar nuestras visión de la mansión haciendo aparecer tres cajas sacadas de una de esos restaurante de comida chatarra y un vaso de bebida, veo como Jace se va hacia uno de los árboles cercanos para ir a hacer una del baño, como Alexander al otro lado, hago una expresión de asco, lo bueno que yo no tendría esa necesidad por unas largas horas, me siento en el suelo para agarrar mi comida, aunque hambre en verdad no siento, pero debo recobrar energías por lo menos hasta lo que más pueda. 

Veo como Alexander viene acomodando su pantalón y trato de correr la mirada porque comenzaré a tener fantasías y tendré una erección por un largo rato, y no quiero eso, de apoco todos estamos sentados ahí, comiendo en silencio, ellos con sus espadas al lado por si acaso. No entiendo porque los Nephilim comen como animales cuando existe algo quede llama cubierto, mastican dos veces y tragan, se olvidan de masticar con la boca cerrada para hacerlo con la boca abierta y ver sus dedos engrasados de comida hace descomponer.

— Muy bien, necesitaremos agua mucha agua para que se limpien, por dios comen como animal— digo— Jace por favor no te pases los dedos por la mejilla, tienes aceite, por favor Alexander tienes un tenedor ahí, lo estás mirando, por favor.

Como a bocados mientras trato de no mirarlos tantos, son Nephilim y están acostumbrados a comer así si salen a batallas, pero cielos, es mucho para mí. Hasta que todos terminamos y hago aparecer pañuelos para que se limpien, algo que no sirvió porque lo vi limpiándose en sus pantalones para solo limpiarse la boca con los pañuelos, solo Alexander porque Jace se limpio con la manga de su chaqueta, dejamos todo ahí para comenzar a caminar una vez más hacia las puertas, cerca de ellas, de Alacante para supervisar, la noche llegará en algunas horas y ellos si no usan runa, no podrán ver, trato de comunicarme con los subterráneos más cercano, de seguro Maia de Brooklyn, la jefa de la manada, podrá venir a hacerse cargo de los niños de aquí, como Camille, les pediré que se los lleven para allá, por lo menos por un tiempo. Y a la vez pediré un poco de apoyo por lo que está por pasar.

— Hey Magnus, tengo una pregunta ¿Que viste en ese hombre hoy?

— El aviso para matar a Ragnor, solo por una venganza de envidia— respondo a Alexander sin mirarlo— y después no le costó con eso, que después quiso más, la ambición es la tortura de muchos, su propio castigo.

— Lo lamento tanto...

— No lamentes algo que también cometiste Alexander— respondo.

Viendo cómo se detiene y sigo caminando retándome por haber dicho aquello, me vuelvo mirando hacia atrás, con dos dedos puesto en el puente de la nariz dejando escapar un suspiro, tratando de desechar ese mal rato que he pasado.

— Lo lamento, no quise decir eso.

— No tienes que hacerlo, tienes toda la razón.

Cuando estábamos avanzando en este vínculo que estamos creando, volvemos dos pasos hacia atrás, culpa mía y por mis palabras que no pueden controlarse cuando estoy en un momento tan frustrante.