(5)
— Misión cumplida.
Desde que se dio la orden de matar a los subterráneos de Alicante y el brujo Ragnor Fell, Isabelle se está comportando distante conmigo, puedo notarlo, se ha sentado lejos, en una silla en la otra orilla de la habitación con su tableta donde recibe todas las informaciones, sus gestos en su cara me muestra que no está de humor, pero aquí estoy preocupado por saber que la ha hecho molestarse tanto y si yo tengo la culpa de eso, aunque como siempre, a pesar de ser unidos no me dirá más que simples oraciones donde no reflejará que está sintiendo dentro, sé que no soy su padre, menos su madre, soy su hermano mayor, pero eso no es importante para ella, porque nunca vino a mí para hablar de sus parejas o miedos, solo cosas de hermanos, trabajos o algunos temas personales cuando en verdad se necesitaban. Pero no puedo evitar dejar de lado ese tema al saber que mis primeros pasos han resultado bien.
— Muy bien, hay que festejar— le digo— ¿Qué tal un boliche mundano esta noche? Puedes recomendar una mundana latina que te gusta tanto.
— No puedo, tengo noche de belleza.
Entonces se que le pasa algo, nunca dice no a una salida menos a un lugar mundano donde puede conseguir algún chico para bailar toda la noche, Isabelle ama bailar, más si es música latina, ella siempre ha dejado en claro que a pesar de no ser latina esa sangre debe correr por sus venas, y puedo asegurarlo también. Suspiro dejando mi alegría para después y así ir a enfrentarme a ella, me siento al frente, odio que ella me evite a pesar de no saber que le sucede.
— ¿Vas a decirme que te sucede conmigo?
— Nada, estoy cansada nada más.
Dejo escapar un bufido, conozco lo bastante para saber que eso significa algo, maldigo el día donde las mujeres aprendieron técnicas para sacar de quicio a los hombres, dejándolos en un momentos donde deben pensar que hicieron para tratar de arreglar el problema, todo sería más fácil si me dijera que sucede. Paso mi mano por mis piernas para frotarlas y sacar esa molestia de mí y vuelvo a intentar.
— Isabelle, te conozco, algo sucede y tiene que ver conmigo.
Entonces ella me mira y siento alegría a ver que pude, al fin, lograr que esto se arregle en segundo y saber las razones de su molestia, es la primera vez que Isabelle cuenta que sucede en el primer momento y no tener que pasar un día entero con esto encima como reiteradas veces ha pasado, me preparo para sus palabras, entonces ella al ver mi ansiedad por saber el problema que tenemos, decide no decir nada y yo siento que voy a explotar de frustración.
— No creo que te importe lo que te vaya a decir— me dice molesta— porque estás tan metido en esto que no vez más allá de tus ojos.
— ¿De qué hablas?
— Nada Alexander, nada— ya dice frustrada.
Veo como se para y se sienta en el escritorio del otro lado de la habitación y yo me quedo pasmado donde estoy, me ha llamado por mi nombre y no por Alec, entonces se que es algo importante ¿Pero desde cuándo empezó este enojo? Si cuando estuvimos en la casa del brujo, Magnus Bane, parecía estar bien conmigo, no puede ser que se haya molestado en esos momentos, tampoco después, porque ahora nos habíamos vuelto a ver después de todo lo que hice para que la misión diera vuelta y fuéramos a diferentes objetivos. Camino de nuevo hasta dónde está ella y tratar de arreglar lo que he hecho, y a la vez hacerla entender que todo lo que estoy haciendo es para vengar nuestra familia, pero que si quiere mi atención daré tiempo también para ella, capaz por eso está molesta, porque me he alejado mucho como su hermano.
— Me importa cada palabra que dices Izzy— le digo con sinceridad— mira, estamos a punto de vengar la muerte de nuestra familia, solo falta poco y entonces tú y yo no tendremos que ver nunca más la cara de ninguno de esas criaturas.
— Me iré del instituto Alexander— susurro.
— ¿Qué?
— No quiero ser parte de esto, lo siento, no puedo.
— Pero esto es por el bien de todos nosotros, los subterráneos deben morir Izzy.
— Los subterráneos tienen familia, como tú y yo, como cada Nephilim— comienza a sollozar— mate a una subterránea y tuve que ver los niños llegar y llorar en su cuerpo ¡Mate una madre!
— Mataste a un monstruo— le consuelo.
— ¡Nosotros somos los monstruos! Somos seres despreciables— dice ya casi gritando.
Entonces le doy una cachetada, con mi respiración acelerada sorprendido por mi acto, no soy el único, ella también me mira sorprendida, con sus lágrimas bajando por los ojos y sus labios temblando, he golpeado a mi hermana por lo que acaba de decir, entonces se que debo tomar el papel de hermano mayor y a la vez mano derecha del jefe del círculo, Isabelle tiene que volver a recomponerse, volver a saber que esas criaturas de las cual nos estamos encargando son peligrosas.
— No somos monstruos Isabelle, ellos lo son y deben ser asesinados— digo en un susurro— espero que nunca más tengamos que pasar por esto ¿Entendido? Ahora, ve a tu habitación y piensa todo lo que has dicho, y recupera tus pensamientos.
Ella obedece pero antes de irse me mira como despidiéndose, aunque dentro de mí presiento que ella no será capaz de dejar a su única familia sola, entonces la puerta se cierra detrás de ella y yo suspiró cansado, como si acabara de salir de entrenamiento, aunque solo ha sido una conversación muy tensa con Izzy. Golpeo la mesa del escritorio con fuerza a recordar el golpe que he dado, después tendré que disculparme, me he pasado de la mano a hacer aquello, pero solo quiero que vea que esto estamos haciéndolo por el bien de todos, por nuestra familia. Una nota de Magnus Bane llega a mis manos y no demoro en leer.
"Matar a mi familia es juego sucio. Desde ahora un subterráneo asesinado equivale a un Nephilim muerto. Atentamente: Magnus Bane, el gran brujo de Brooklyn y ahora nuevo jefe de todos los subterráneos de cada país del mundo."
— ¡Maldición! tu deberías estar arrastrándote en miserias, no avanzando de jerarquías.
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