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Ha dado sus pasos y se ha movido con sus espadas, ella tiene la ventaja ya que tiene más manejo en estas armas cuando yo solo estoy especializado en otra, hablo de armas tiro la bolsa con el arco al suelo para tener más liviano el cuerpo y me muevo al compas de ella que se mueve hacia adelante, su pelo esta enredado y a cada segundo se lo hace hacia atrás donde noto que puede ser una ventaja para mí, me adelanto y trato de lastimar haciendo una rajadura en su pierna pero no profundo, debo tener en cuenta que necesito que me lastime primero para que me vea sangrar y así después matar. Solo debo aguantar el dolor, dejarme herir y que vea que puede tener esperanza cuando no será así.

— Vamos Joselyn, estoy esperando de tu parte— provoco.

Entonces el golpe pega de lleno en una herida no muy profunda en el hombro, y después otra con rapidez con la otra espada en mi cintura, la veo sonreír y dar dos pasos hacia atrás siguiendo moviéndose, cometiendo un error podría haber atacado pero quiere seguir luchando, ese es un error en una lucha, comienzo a moverme hasta el punto de poder sacarla de su punto de concentración, logrando herirla una vez más en la parte de su pierna, quiero que se lance a todo o nada, tiene que haber heridas reales o nadie me creerá.

— Vamos Alexander, no estamos jugando aquí— dice— ¿O es todo lo que haces? Me siento tan decepcionada de Valentine por elegirte a ti, cuando Herondale a ser uno de sus experimentos podría haber servido en todo esto.

¿Un experimento? Me desconcentro por unos segundos sintiendo la punta de la espada meterse en la parte baja de mi pecho, me hago dos pasos hacia atrás para que no meta más, sintiendo como la sangre sale de ella. Me toco un poco para ver mis dedos mancharse de sangre, sonrío de medio lado para atacar, riendo viendo como ella aprieta los dientes de molestia porque aún sigo de pie, una herida no es nada de lo que siento con todas las mentiras acumulada dentro de mí, una herida no me va a bajar ahora, ni nunca, soy un Lightwood, el mejor de entre los Nephilim de esta época, el monstruo que ellos me hicieron.

— Si quieres matarme aquí estoy Joselyn, la que juega aquí eres tú, si te doy ventajas es por algo ¿O no?

La provocación hace que el enemigo se distraiga, que tenga más molestia que se acumule en su cabeza, que se nuble de ira, que ataque sin sentidos y solo se canse, sé que tiene runas pero no creo que dure mucho, no más de la cuenta. Un sentimiento negativo en tu cuerpo hace que las runas se vuelvan neutros y no funcionen o lo hagan por un tiempo corto, eso lo aprendí de las clases que tuve una vez con Hodger, ya no sé si Joselyn sabe de ello, vuelve hacia adelante y la sorprendo con una aparición de mi espada cortando un poco profundo su brazo, debo adelantar esto porque el anochecer está cayendo, veo caer su primera espada y como se sostiene pero no para. Debo dejar que me lastime profundo una vez más en el estómago, aunque me esté doliendo el primero y sienta mis piernas como flaquean.

— Fuiste una de las asesina de mi familia Joselyn, y hoy te mataré— le digo— de la misma manera que tus hijos fallecieron. Me sorprendo a pensar que son experimentos, muy poco duraron para serlo ¿Acaso Morgenstern no viene de cobardes? Creo que se está viendo lo que son, los que portan su apellido no pueden cambiar su destino, serán a pesar de todos cobardes, prometo hacer que el apellido desde ahora hasta que se extingan lo conozcan como tal.

Entonces la veo correr a mí y no me muevo por lo menos para que la punta de la espada se incruste otra vez, sé que es medio suicida, que si no me corro al tiempo puedo morir y que es de mucho aprendizaje hacer esto, pero la verdad que ya no me importa nada, yo solo quiero acabar, quiero que se muestre lo más realista esta situación, que parezca herido y así camuflar ese deseo que cumpliré. Entonces siento la espada llegar a mí y me flexiono para dar dos pasos hacia atrás, otro dolor más, otro sangrado más y un poco mareado por la pérdida de sangre que tengo, entonces tiro las espadas sabiendo que es hora y camino hasta ella, veo como se ha sobresaltado y me apunta con la espada, está vez Jace la ha sorprendido y la ha agarrado de atrás, sus ojos brillan de molestia y sé que tendré una pelea después por hacer esto, solo que ahora no estamos en eso, quita la espada de la mano de la Nephilim y me lo tira.

— Mátala ya...— me ordena.

Le corto su garganta como lo hicieron con Max, viendo como cae el cuerpo al piso, ambos estamos respirando agitado, cierro los ojos por la tensión bajada, no puedo creer que estamos haciendo pero ya está hecho, he matado a una mujer, la mujer que se digno a matar a inocentes, la esposa de Valentine Morgenstern, siento un golpe en mi mejilla cayendo al suelo y otro golpe más.

— ¿Acaso estás loco? ¿Quieres morir? — Me reprocha— ¡Nunca más una idea suicida así! Alexander esto también me duele a mí, te odio, soy tu Parabatai, porque me haces esto.

Me abraza después de eso y me levanta, ya quiero tirarme, me siento cansado pero no puedo ponerme runas aún, Magnus Bane aparece frente a mis ojos y mira todo, supervisa mis heridas y me felicita en cierta manera por llevar a cabo un plan tan estúpido como el que he hecho, lo tomo como un cumplido, aunque viniendo de él no se la verdad, solo me indica que tendré noticias suyas muy pronto y que debe trasladarme rápido para que no me siga desangrando en el lugar, abrazo a Jace con un comentario de que volveré pronto a su lado, para alzar el cuerpo inerte de Joselyn cubierta de sangre porque su cuello está abierto en par y par, y a fuerza paso por el portal apareciendo en un bosque, unos pasos ya rengueando veo las puertas de Alacante.

— ¡Ayuda!— grito.

Trato de fingir que estoy llorando aunque la verdad no me sale nada, veo como Nephilim corren hacia mí, uno toma el cuerpo de Joselyn y otro coloca mis brazos en su hombro para correr dentro de Alacante para colocarme runa, veo a Valentine correr hacia nosotros ya estando dentro de la puerta, sintiendo como me llevan para atender mis heridas mientras colocan runas.

— Magnus Bane nos ataco, Jace nos ha atacado, nos ha traicionado— digo una y otra vez casi como si estuviera aturdido— ¡Me ataco! ¡Mi Parabatai me ataco!

"Muy pronto es tu turno, Valentine."

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