(41)
El día siguiente llega más rápido de lo que corresponde, he tenido que colocarme una runa para no caer de cansancio ahora ya que he dormido dos horas apenas, el sueño con la compañía de un ser que no quería tener en mis sueños me ha sobresaltado toda la noche despertándome de a ratos, Magnus Bane es el causante quien ha aparecido frente a mis ojos, los dos compartiendo una bebida, sé más que nadie que los sueños no predicen nada y es la barrera de la represión que se ha vulnerado dejando escapar nuestros más graves deseos reprimidos, pero ¿Por qué yo desearía algo así?
Lo sé, capaz desde ahora se establezca un vinculo de negocio entre ambos para hacer que esto funcione bien, pero tomar algo con él no está en mis planes, así que culpa suya no he dormido lo suficiente. Ya de día camino hacia la casa de los Morgenstern, donde buscare a Valentine y lo acompañaré hasta la clave para hablar, capaz en medio de su ira revele cosas inconsciente y yo podré informarme, golpeo su puerta y espero hasta ver como el mismo Valentine no parece tener ni una pizca de dolor en su cara como lo tenía ayer, me está mirando en silencio, hay ira en sus ojos pero no sé si es porque me ha descubierto.
— Debemos ir a la clave, quiero informar sobre la traición de mis hermanos, la ley es dura pero es la ley— le digo— deberíamos buscar refuerzos.
— ¿Entregarías a tus hermanos a la clave por sus actos? ¿A tu Parabatai? ¿A tu hermana?
Me está probando, está dudando de mí, no sé qué habrá pasado anoche o que habrá estado hablando con Joselyn, de seguro entre sus agonizante dolor ha dicho de mí y que puedo estar en su contra, culpándome de todo, que yo ayude a matar a sus hijos o algo parecido, que no fue por suerte que yo haya llegado al mismo lugar que ellos, pero no está del todo equivocada aunque seguiré probando lo más que pueda que sigo de su lado, aunque este mintiendo, trataré de aprovecharme de esta vulnerabilidad de quién me hizo su mano derecha para que vea que no debe desconfiar de mi.
— Han hecho daño, han matado a tus hijos Valentine, tú nos diste todo lo que nosotros merecíamos en esta vida, nos ayudaste cuando ese brujo, esa basura, mato a mi familia, no puedo dejar que ellos se salgan con la suya, si merecen un castigo lo tendrán, dejare que ellos paguen por esto y mataré a ese brujo aunque sea lo último que haga.
Lo veo asentir para entrar a su casa y después salir con una espada en su cadera, cerrando la puerta detrás suyo, ambos caminamos en silencio hasta donde debemos ir, trato de demostrar que le entiendo y lo estoy compadeciendo por la muerte de sus dos hijos, sus dos experimentos, pero él no parece notarlo, ni quiere mirarme, no tiene ganas de hablar tampoco, solo camina hasta donde nos vamos a encontrar a la clave, el cónsul y el inquisidor, esas personas que están apoyando a este traidor, solo quiero escucharlos, saber todo y después.
Cuando acabe con los dos Morgenstern voy ir por ellos, sé que los Nephilim más inferiores sabrán de la traición cuando personas responsables tomen el cargo y entenderán las reglas nuevas que se colocarán, nada de ataques a subterráneos, un acuerdo como los anteriores donde vivíamos en paz y solo cazamos demonios, se lo debo a ellos. Al llegar se nos da acceso rápido a la sala principal y entonces me coloco detrás de Valentine, unos dos pasos detrás, mi papel sigue siendo su mano derecha y si no me ha prohibido la entrada junto a él, es porque quiere que esté a su lado ahí dentro.
— Valentine, nos hemos informado de todo— dice el inquisidor— sentimos ambas pérdidas.
Se ha adelantado un paso bajo la mirada del cónsul y tres representantes de la clave. El inquisidor es un hombre de treinta y algo de edad, su pelo blanco y una mirada idéntica a la de Valentine, fue colocado después de la muerte de la inquisidora Herondale, la abuela de Jace, fue una muerte nombrada como natural para su edad, ahora desconfío de todo, ya no sé si es cierto o no, y con ello, con ese nuevo puesto hubo un cambio grande, el cónsul es su mujer, rulos azabaches hasta más abajo de su mentón y unas medidas más baja que su esposo, los representante de la clave parecen adolescentes, aunque deben ya tener sus dieciocho años, todos con una bata, eso está contra la ley, deben ser estudiados para ocupar ese lugar.
— No lo sientan, este dolor será sentido cuando mate a ese brujo— dice entre dientes— hay dos Nephilim ayudándole en esto, merecen un castigo de muerte, han matado a mis niños.
Todas las miradas vienen a mí, pero solo me muestro neutro, no mostraré molestia o preocupación cuando se qué nada les pasará, solo debo fingir que estoy de acuerdo con Valentine, asiento al ver la mirada de ellos, saben de que mis dos hermanos están con Magnus Bane, le afirmó que yo también lo sé y que estoy de acuerdo con el castigo, todos vuelven a la mirada de Valentine.
— No puedo hacer que más de los Nephilim muera— dice el inquisidor.
Veo como Valentine adelanta unos pasos para colocarse más cerca del inquisidor.
— Frederick, sabes que solos eres un títere usado por mí, yo te coloque aquí, eres quien recibe mis órdenes, así que ordena a todos los habitantes de Alacante para ir de caza a esas personas.
— Sabes que podría haber guerra— dice asustado.
— Pues pide refuerzo, no daremos marcha atrás.
Se está dejando dominar por la ira de su cabeza, lo estoy viendo frente a mis ojos como ha destruido toda esa careta que se había creado junto a su familia, está hablando sin parar, molesto, gritando, diciendo atrocidades que pasaran y comparándola con las que han pasado antes, está dejando al descubierto todo, está retando, ordenando acción y obediencia a sus órdenes, me indica que si alguien no obedece yo seré el encargado de matarle, no me niego a esas órdenes, aunque no lo haré si me llevan a esa medida. Esta guerra no se desatará porque lo tendré dominado antes, Magnus vas dos pasos adelantado en esto y yo voy a su lado.
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