(36)
Trato de no parecer ofendido por las acciones del chico ojiazul al querer ver qué hago con las cajas que he armado a su lado, pero es más fuerte que yo, creí que ya le había mostrado mis intenciones desde el comienzo, tregua y ayuda para todo el mundo tanto el suyo como mío, nada más que eso y aún duda de mi, aunque no digo que no lo supuse pues es Alexander Lightwood, un niño que con tan poca edad ha llevado a más muerte de personas subterráneos que otros, no confía más que en sus hombres y en a esa persona que idolatra, pero esta vez solo trate de pensar que no sería así, llevará tiempo en que crea nuestras palabras al parecer.
¿Y si acabando todo esto, Alexander toma el lugar de Valentine y es igual? No tendré más que destruir de nuevo a otro Nephilim, no tendré que tener piedad y eso me rompería más de lo que estoy roto.
Preparo el líquido para darle a la niña Lightwood y poder hacer que su niño se fortalezca, ya tiene tres meses de embarazo y el pequeño es más diminuto de lo que debería ser, no le he mencionado mis preocupaciones porque no se sobre esto, pero sé que hay algo mal, y debo recuperarlo antes de que sea tarde y pase algo trágico. No creo que una madre primeriza perdiendo a su hijo, después de eso pueda recuperarse sin algún tratamiento mundano, es un tema muy complicado de tratar, si no se lo hace bien podría llevarla hasta un propio suicidio o la locura misma. Pero no quiero pensar en eso, solo quiero seguir día tras día, tratando con estas bebidas para que funcione.
— Muy bien, que sea lo que el destino quiera.
Salgo sin antes arreglarme un poco, con tanto fuego he transpirado mucho, he tenido que arremangar la camisa hasta no poder más y remojado mi cara con agua. Pero aún sigo siendo un desastre, mientras llevo solo este poco líquido a la segunda sala, que ya ha sido tomada como su fortaleza por ellos, entro tratando de no llamar mucho la atención, solo vengo a dejar la bebida e irme a ver mis arandanitos, cuando entro estoy viendo cómo Herondale está durmiendo dentro de la jaula, apoyado contra la pared de vidrio con la cabeza abajo y sus brazos cruzados, Alexander Lightwood está leyendo sentado al lado de la jaula, Isabelle está hablando con su barriga, como una primeriza madre.
— Buenas, buenas, pequeña madre, tengo una bebida para el bebé que necesitas tomar.
Le tiendo la taza viendo como la Nephilim dedica una sonrisa pequeña y lo toma entre sus manos para darle un trago, he visto un poco de repugnancia en su gestos, le pido permiso para ver si el niño ya lo ha recibido, ello no se niega, coloco mis manos ahí y llega a mí como un vídeo a mis ojos, no puedo evitar sonreír, está contento por la bebida, puedo ver un aura azul emanando de su cuerpito, una niña, es una niña, puedo sentir la diferencia de sexo, puedo ver cómo hace efecto, todo será para mejor, saco mis manos para mirarle, ella está contagiada de mi sonrisa.
— ¿Ya has pensado nombres?— le pregunto.
— Si es niño, Merliot como su padre y si es nena estoy pensando cómo Lucie.
— Optaría por el nombre de la niña — le digo antes de guiñar un ojo— y es mucho más probable, más válido, toma la palabra de alguien que ha visto a tu pequeño.
Veo cómo está chiquilla sonríe y se levanta para informarle a su hermano, se abrazan, y no me da más que otra alegría al verles tener felicidades después de lo trágico, miro como el Lightwood me está mirando sobre el hombro de su hermana, una mirada que no sé qué significa, pero tampoco le preguntaré, aún estoy ofendido con sus acciones. Es como hacer caer mi dignidad a este ser despreciable, a este niño caprichoso con sus pizcas de desconfianzas. Camino fuera de la sala para ir hacia la otra, casi debo tapar mi boca por ver lo herida que está la chica, Simón se ha sobrepasado, ahora más que nunca Herondale debe estar en esa jaula o se volvería loco, más que loco al verla siendo torturada, me acerco hacia ellos, pues la niña está dándonos la espalda, al ver a Simón me he sorprendido a ver una venda en su brazo, se han atacado y no me he dado cuenta, Raphael me mira para acercarse a mí, me va a contar todo de seguro.
— Simón le ha dado la comida, y la Nephilim le ha atacado, no sabes cómo se ha puesto él, no he podido evitar que le haga todo eso— dice— las heridas son un poco profunda pero sanará.
— Ya no puedo soportar tanto daño, es inhumano hasta para mis propios pensamientos, Simón se está sobrepasando.
— Solo un poco más de información, puede beneficiarnos Magg, aunque siento una mala vibra, no hay ruidos afuera desde hace dos noches y siento que alguien nos está observando, creo que es Morgenstern, la ha localizado.
— Informaré a los Nephilim para que estén alerta, si es él, acabaremos cuando ataque— le digo— estén alertas.
Camino hasta la ventana delantera, y es verdad hay alguien fuera, nos están vigilando, camino a la sala donde están los Nephilim y hago que en la mesa ratonera aparezcan sus armas, los Nephilim me miran sorprendido, está todo ahí, espadas serafines, las armas de Alexander Lightwood cuando lo capture, las estelas, dagas y más espadas, el látigo de Isabelle aunque no creo que pueda ser de ayuda en este momento, ambos se acercan, Jace mira desde su lugar al no poder salir.
— Jonathan está afuera, aún no ataca, necesito que estén alertas, el viene a matar, y nosotros debemos encargarnos de él ahora— les informo— confío en ustedes y sé que protegerán mi espalda como yo lo haré con las de ustedes ¿Me ayudarán a acabar con el asesino de su familia?
Ningún movimiento, nada, solo miradas entre ellos, pienso que solo la última pregunta les ha afectado, pero entonces veo como Lightwood toma su arco y coloca la bolsa de flechas en su espalda, tronando los dedos para que el glamour de la bolsa desaparezca, está colocándose dagas y espadas serafines en su traje, todos lo miran.
— Saca a Jace, Isabelle toma pocas armas, no lucharas pero por seguridad— ordena el chico— hoy acabaremos con el asesino de nuestra familia, confía en que ayudaremos.
Cada vez me sorprenden más sus acciones, para bien.
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