(35)
Han pasado cinco días, contados, donde Jace pasa sus días dentro de esa jaula, donde Isabelle llora por la muerte de su novio subterráneos, donde Clarissa no ha hablado más que lo que nosotros sabemos, donde el vampiro menor trata de enseñarnos lengua de señas. Y tres desde que volví a tener un uniforme y dejar de usar la ropa del brujo, pero ya no he vuelto a verlo, sé que está en esta casa, pero no ha vuelto a aparecer en esta sala después de que Izzy le confesó de la muerte de su pareja, eso me preocupa un poco, no ha salido de esta casa ¿Pero dónde está? No puede dejarnos a cargo de un vampiro, creí que estábamos aquí para planear una solución para todas las razas, al fin que me he dispuesto a tregua y ayuda, ha desaparecido, eso no se hace.
— Ya vuelvo.
Si no va a aparecer, entonces lo buscare yo, no me gusta que ande oculto, pues me voy a dar a suponer que está planeando algo contra nosotros, pero algo me dice que no es así, sabe que estamos de tregua, el lo ha puesto entre nosotros y debemos cumplirlo, necesito que muestre que puedo confiar en él. Camino por un pasillo hasta llegar a puertas, en una se escucha y se puede oler como si alguien estuviera haciendo tipos de magia, de seguro el brujo está ahí, entro casi sigiloso viéndolo moverse de mesa en mesa, agarrando ingredientes para echarle a una olla hasta que me ve.
— Estoy tratando de hacer algo que alimente al niño y pueda fortalece su cuerpo, otro por si debemos trasladarnos y no tenga náuseas, y un borrador de memoria para el chico Herondale— explica de inmediato— ¿Necesitas algo?
— ¿Por qué has desaparecido?
— Los Nephilim están atacando las calles, muchos subterráneos heridos que necesitan curarse rápido, ya tengo tres cajas de antídotos y estoy haciendo más en aquella olla, mis días están ocupados Lightwood, creo que le deje en claro con Raphael, no todas mi mirada esta en ti o tu familia, te dije que podía confiar en ti también mientras los dejaba a cargo de ustedes a mis niños.
Camino hacia la olla, viendo tres cajas a su lado con botellas llena de un liquido casi turquesa, es el mismo que se está haciendo dentro de ese gran recipiente, veo como el brujo se sigue moviendo, parece concentrado pero no tenso, sino como relajado, no me mira, no habla, solo está ahí, usando cosas para hacer bebidas o lo que sea. Quién diría que sigue ahí presente para los subterráneos a pesar de todo, si está en la otra mitad del mundo tratando de hacer entre otras cosas importantes, al parecer su presencia se ha dividido para estar en todos lados y se ocupa de todo con entusiasmo.
— ¿Necesitas ayuda?
Lo veo detenerse por un momento y mirarme casi sorprendido, solo un momento porque ha vuelto a moverse como lo estaba haciendo, aunque esta vez parece darme algunas mirada de reojo para ver si no ha imaginado mi propuesta de ayuda.
— Busca más frascos, están bajo de ese mueble, en sus respectivas cajas pero están vacías, trae todas hacia acá— me indica— debemos rellenarlos con el líquido y hacer más, este ya está hecho si lo has notado, así que debemos hacer lo que más podamos, los subterráneos están esperando por esto, muchos tienen niños que han sido heridos por sus armas. Me cuesta decirlo pero gracias por ofrecer tu ayuda Lightwood.
Hago todo lo ha indicado y con ayuda suya, después de haber sacado todos los frascos, de haber abierto sus tapas, estamos echando el contenido en ellas, el aroma pica dentro de mi nariz y quiero estornudar, pero podría llevar a graves inconvenientes si hago aquello, más por el simple hecho de derramar aquel antídotos para sus personas, pensara que quiero boicotear todo y por eso quise ayudarlo, cuando es la primera vez en tantos años que ofrezco una verdadera ayuda, sin intenciones malas, veo como el brujo hace que la olla, la cual la tiene sostenida con su magia vuelva a su lugar y agarra dos frascos de mi manos.
— Estornuda niño— alienta— ya no tienes nada para romper entre tus manos.
Le doy la espalda y dejo escapar tres o cuatro estornudos que se han ido acumulando dentro mío, maldita sea, creí que no pasaría, sorbo mi nariz con la manga de mi chaqueta y vuelvo a mirarle, para volver a ayudarlo, esta vez el brujo me ha dado un barbijo por el simple hecho de que no creía que partes de cadáveres de demonios podrían entrar en mi radar de olfato, solo puedo aceptarlo y ponerlo, si el brujo supiera bien el aroma a demonio siempre ha sido muy intenso para nosotros, aunque creo que lo sabe y no quiso decir nada, ese brujo sabe más de nosotros que nosotros mismos. Minutos después ya hay otra caja más.
— Muy bien, creo que esto alcanzará con Brooklyn, los demás brujos se están encargando de sus ciudades y sus países— me informa— buen trabajo, has sido de gran ayuda por hoy, pero creo que tus hermanos estarán preocupados ¿Por qué no vas?
Asiento sin reprochar, aunque tanto trabajo para sacarme en los últimos momentos me ha dado una decepción, salgo por la puerta pero la dejo a medio abrir y me quedo junto a la pared esperando por curiosidad, entonces la habitación se alumbra y me dedico a mirar, dos portales se han abierto, hay más brujos al parecer, y de ellas salen dos pares de hombres.
Puedo reconocer a los hijos de la noche y hijos de la luna desde cualquier lugar, saludan con afecto al brujo y este les tiende dos cajas a cada uno mientras les cuenta algo con una sonrisa, la captura de Clary o eso nomás llegue a escuchar y como esto podría volver loco a Valentine, pero no los mantiene por mucho tiempo, le da una despedida afectiva, les dice que se cuiden como si fuese un padre preocupado por las vidas de ellos y después se marchan desapareciendo con el portal, viendo como el brujo suspira y golpea un frasco que después cae al suelo para romperse, de paso apaga la otra olla con el líquido para mis hermanos.
— Eres curioso Alexander Lightwood, quedarte en la puerta para supervisar de que no esté haciendo nada malo.
Sorprendido salgo de ahí casi corriendo, me ha notado todo este tiempo, supo que estaba ahí y no hizo nada, ahora me siento avergonzado por haber hecho aquello, es un brujo debía suponer que lo haría, solo que esta vez se ha equivocado no lo he supervisado por si algo malo hacia, solo por unos simples minutos no contuve la curiosidad de saber que se siente tener tanto poder en sus cuerpo, en el mundo subterráneo, en sus manos.
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