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Cierro los ojos con cada azote que Simón propina hacia dentro de la jaula, golpeando con el cuerpo de aquella chica que deja escapar un sonido, parecido a una queja, de sus labios, el látigo que tiene Simón es fino pero contiene un material duro, era utilizado por Raphael cuando sus vampiros se portaban mal o hacían una acción que no correspondía, ahora está siendo utilizado para la satisfacción del vampiro menor que sonríe a cada golpe que da, a cada cortada y sangre que saca de la chica, yo solo me estoy sintiendo un poco asqueado, el maltrato nunca ha sido de mi agrado pero está vez se qué no debo meterme, ella no es mi responsabilidad, ella es el objeto de venganza de Simón. 

Veo como Raphael está a su lado, quieto, sin ninguna expresión, mirando cada golpe, sus manos están detrás de su espalda y sus labios están un poco flexionados hacia arriba, sus ojos emanan orgullo, sabrá todo lo que esa chica le ha hecho a Simón en su vida mundana como para que ahora se desquiten con tanta brutalidad.

— Te mataré Simón, solo disfruta que cuando te tenga te mataré.

La niña Morgenstern parece haber sufrido una transformación, parece una bestia salvaje que quiere escapar para atacar, esa pinta de niña pobrecita ha sido cambiada, parece una Morgenstern verdadera, mostrando el carácter que su padre ha implantado en ella, en sus hijos, que han sido criados solo para atacar, manipular, matar. No hay esperanza de que esa familia algún día se va a compadecer por todo lo malo que ha hecho, ellos ya no tiene un alma de Nephilim, están todos trastornados, hasta puede haber sucedido algo más cuando hacían los experimentos, quien sabe que más corre por sus venas y si aún lo siguen haciendo, solo sé que si esto avanza de esa familia nos vamos a tener que encargar y exterminarlos si es posible.

— Basta Simón, mucho por hoy— ordena Raphael.

Veo como el polluelo menor se detiene y tira el látigo lejos mientras camina por delante del lugar observando a la Nephilim, está sentada en el suelo de la jaula abrazada así misma mientras su cabello tapa su cara, no se la escucha llorar o algo parecido, y Simón no se siente feliz con eso, se le puede notar en su forma de acechar y su mirada no tan conforme de ser detenido. Agradezco en silencio a que el vampiro mayor terminará aquella acción por hoy o solo me encargaría de vomitar ahí mismo al no poder aguantarlo.

— Parece que no tendrás sexo hoy Raphael, Simón no parece conforme— digo para aliviar el ambiente en casi un susurro.

Me levanto para indicarle que iré a descansar y que les toca cuidar por hoy a esa chica, que sí ocurre algo busquen mi ayuda rápido, Simón se encarga de acompañarme por el corto pasillo por orden de Raphael, este se ha sentado en el sillón y mira de reojo a la Nephilim que se ha quedado quieta en su lugar, se lo que piensa y sé que no le gusta tampoco lastimar a personas, pero recuerda lo que Simón tuvo que pasar y es como que toda esa ley de moral desaparece, el vampiro menor aún no me cuenta nada a mí, solo lo básico, fue herido en un callejón y ahora sé que es por el hijo mayor de los Morgenstern. Pasamos por mi habitación, me encargo de abrir la puerta viendo como el niño Herondale está acostado en el suelo mientras el Lightwood está sentado en el sillón, con los brazos cruzados y los ojos cerrados, aunque se despierta cuando escucha que abro la puerta al igual que su Parabatai, ambos alertas.

— ¿Necesitan algo?— pregunto— comida, algo de tomar, camas.

— Algo de tomar si no es molestia brujo— susurra el chico Herondale.

Y sé que le cuesta hablarme bien, tratarme como una persona normal cuando ellos no me ven, pero que puedo hacer, fueron criados así, con esa mentalidad y no se puede cambiar de un día para otro, es como decir que en el mundo de los mundanos cambien los estereotipos, de un día para otro que ya han sido creado, que dejen de creer en una religión que ha sido colocada por siglos de vida, que acepten personas cuando eran rechazadas, no puedo obligar a estos Nephilim me traten como alguien normal si siempre me vieron como el enemigo, el asesino. Hago aparecer una bandeja en el suelo con dos vasos y una botella de refresco, no sé qué le gustan a los niños de ahora y menos a dos Nephilim, entonces me guío por los productos mundanos que he visto, y si no le gusta entonces se van a tener que conformar con agua.

— Tengo una pregunta— dice Alexander— para el otro subterráneo ¿Cómo conoces a Clary? ¿Y por qué te estás encargando de ella así? ¿Qué te hizo?

Se está dirigiendo a Simón, este está a mi lado, se sobresalta a escuchar que es dirigido para él las preguntas y me mira como buscando mi atención y viendo que digo.

"¿Quieres hablar?" Le pregunto.

"No, por ahora no".

— No quiere hablar sobre el tema aún, espero que sepan entender, no es un tema fácil de decir— le respondo al Nephilim— ahora descansen, mañana traeré noticias de que está pasando en el instituto, estén en alerta por si debemos mudarnos en plena noche.

Cierro la puerta para dejarlos solos y sigo caminando hasta la habitación vacía que siempre sabe estar en todas las casas donde nos mudamos, solo para que sea mi oficina, aunque no hay nada, solo un escritorio, me he indicado a no dejar nada importante en los hogares que tránsito, todo está en un lugar escondido, en los lugares de la manada de los licántropos, muy escondido bajo tierra, si eso se encuentra estaremos en graves problemas, será un fin para todos, porque tengo información de cada subterráneo del mundo, cada familia, localización, y eso sería un peligro en manos equivocadas.

— Muy bien pimpollito, ve a hacerle compañía a tu pareja y trata de no lastimar por hoy ¿Si? Toca la alarma si sientes algo raro, no importa si es mínimo, si vez algo raro has sonar la alarma.

"Entendido."

Me acuesto en el sillón cercano para solo descansar, tengo que estar alerta por si Jonathan se encarga de atacar, sé que nos está siguiendo los pasos y que Valentine lo tiene cerca, pero no voy a ir detrás de ellos, tengo que ir unos pasos adelantado para que no nos sorprendan con sus trucos. Haré que ellos vengan a mí, y les daré una sorpresa. 

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