(26)
He dejado a los Nephilim solos para que reflexionen por todo lo que acaba de escuchar, le he mostrado lo que más he podido, pero no todo, me he sentido muy agotado después de la traslación de las jaulas a una nueva casa y traer al niño Lightwood a mi hogar, es como una sensación de que pronto me voy desmayar pero debo aguantar porque si lo hago ahora los dos Nephilim pueden traicionar la palabra, pues son adolescentes aún y no confío mucho en que vayan a ser serios.
La niña Nephilim aún sigue durmiendo después de que con mucha fuerza la hice dormir, llegue a sentir que estaba por desmayarme o quedándome sin respiración, pero ya no soportaba sus palabras en aquel tono muy agudo o sus palabras de que moriremos en manos de su hermano que nos está buscando en cada rincón de este mundo. Mis dos niños ya saben que tengo a los dos Nephilim en mi habitación pero no le he dicho aún mi estado, aunque la mirada de Raphael me dice que sospecha algo, pero me recuperaré, solo debo seguir aguantando.
— Mis arándanos, vengan conmigo antes de que despierte la niña Morgenstern.
Me acompañan a la habitación entrando, viendo como ambos Nephilim se sobresaltan y mis niños se tensan, pero hago un movimiento con la mano para señalar que nada malo va a pasar, solo es para hablar, quiero una tregua en este grupo por si en un maldito momento me caigo y no despierte por minutos o horas, y dar a entender que a pesar de que mis niños parecen verse indefensos, Simón sabe cómo matar y romper el cuello en segundo, y Raphael protege la espalda de su novio matando a quien se interponga en su camino o quiera cruzarse con ellos, y que a pesar de que sean Nephilim preparados, mis niños también lo están, yo los he entrenado.
— Muy bien, sabemos todos aquí que estamos en zona de tregua— comento— y que si queremos que esto funcione tenemos que ser buenos con los otros.
— Pero mataron a los Fell— me dice Raphael— Los Fell eran nuestra familia.
— Muchas personas afuera necesitan paz Rapha, Ragnor hubiese querido que hagamos este cambio y saquemos a Valentine de ese lugar— respondo— Ragnor, Catarina y Madzie son nuestra familia, que sus vidas descansen en paz, pero todos los subterráneos que están afuera también lo son y debemos liberarlos.
Después de unos minutos donde Raphael colocaba algunas reglas para cumplir por parte de los Nephilim todo pudo acordarse y prometer una tregua donde a pesar de que ninguno confiemos en el otro grupo tenemos que hacerlo, para cambiar este mundo, miro sobre la pantalla viendo que aún sigue durmiendo nuestra prisionera, y siento como un poco me cuesta respirar y la cabeza me duele cada vez un poco más, veo como Simón metidos en la charla le indica a Raphael que puede ser un comienzo de una nueva temporada de paz, cada vez comienzo a ver más nublado, voy a perder la conciencia, maldita recuperación tan difícil de encontrar.
— Raphael— susurro.
Caigo al suelo viendo como Raphael viene hacia mí y los Nephilim miran de lejos, Simón busca en los cajones de la habitación uno de mis frascos, pero ya lo usé la última vez y es difícil de encontrar y más que alguien me ofrezca su virginidad para que mis energías se renueven sin necesidad de estar búsqueda, el menor indica que no encuentra y a duras penas le digo que lo he acabado antes, solo queda preguntar, aunque no creo que ninguno de su ayuda.
— Algunos de ustedes dos ¿Es virgen?— pregunta Raphael sin rodeos— Magnus está teniendo energía baja, y su recuperación tiene un antídoto medio específico, ya deben saber cuál.
Ninguno de los dos Nephilim se mueven, y entiendo no van a ofrecer su ayuda, recién llegan a esta casa, el hombre a quien creyeron siempre como el asesino de su familia, yo, está en este estado, es seguro que ofrecer su ayuda no entrara en este conocimiento, no en esta situación. Le indico a Simón y a Raphael que no se preocupen, me recuperare solo que tardaré un poco más.
— ¿En qué debo ayudar?
Alexander Lightwood se ha acercado hacia nosotros y se ha arrodillado, me molesta un poco sonreír porque duele, pero quién lo diría, Lightwood se está ofreciendo a ayudarme y aún no ha aprovechado a matarme, creo que esto de tregua y que Valentine Morgenstern haya hecho aquellas acciones para que por fin se diera cuenta de a que se estaba enfrentando fue una ventaja para mí.
— Solo toma la mano de Magnus, no dolerá, tomara un poco de tu energía para recomponer las suyas, tu energía no disminuirán, lo sentirás apenas— indica Raphael.
Levanto la mano esperando ser estrechada, lo veo dudar para mirar a su Parabatai entonces toma respiración y después estrecha su mano sobre la mía, y a pesar de que siempre cierro los ojos para recibir esa energía los mantengo abiertos viendo como nuestras manos emanan una energía azulada y rojiza, comienzo a sentirme mejor, el niño a cerrado los ojos mientras su Parabatai se ha acercado mientras lo supervisa de que no pase nada, entonces saco la mano y todo eso acaba viendo como el Nephilim se tambalea un poco siendo sostenido por su compañero y yo me levanto haciendo aparecer al instante algo para que coma y se recomponga mientras dedico una sonrisa tranquilizadora a Raphael. Estoy mejor, he tomado la energía suficiente para unas semanas.
— Gracias Lightwood— digo mientras me levanto— vamos mis arándanos, creo que la niña Nephilim está por despertar, y ustedes necesitan espacio para comer.
Veo como el Nephilim mueve su cabeza en un asentimiento antes de que salga con mis dos niños y cierre la puerta detrás de mí, aún sigo un poco mareado pero es por la toma de energía aunque me ha sorprendido el gesto del chico, no es el mismo Lightwood que yo conozco, el asesino, el despiadado, una persona sin corazón que mató a muchos subterráneos incluido mi familia, o capaz es solo que mi corazón se ha compadecido al saber que aún es un menor, un adolescente que está por entrar a la adultez, un niño que ha venido a las manos correctas en busca de ayuda, y le debo esto, a toda su familia, a los dos Lightwood adultos que murieron por su raza y yo no pude hacer nada, o los Herondale, que descansen en paz en sus tumbas. Nosotros haremos historias juntos si luchamos contra Valentine.
— Simón dice que dejes de distraerte, Magnus.
— Lo siento.
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