(22)
— ¡Tengo hambre!
— Jace, amor cállate, no hagas enojar a los subterráneos, nos pueden matar— le reta Clarissa.
Ha despertado hace solo minutos en la nueva casa, Simón y Raphael han ido alimentarse mientras yo superviso a los dos adolescentes, que están peleando porque el rubio grita por unas de sus necesidades básicas y la chica finge tener miedo, el chico Herondale aún no dice nada sobre que ha escuchado antes, es como si no quisiera aún creerlo a pesar de que en la carta para su Parabatai le refleja el miedo de pensar que aquello es verdad y que la persona con la cual se iba a comprometer solo es una mente malvada, y Clarissa aún no sospecha de nada,. Estoy sentado en un sillón con una copa de mi mano mirando a ellos dos como si estuviera viendo un show.
— ¡Es que tengo hambre! Y extraño a mi Parabatai.
Trueno los dedos haciendo aparecer en las manos del Herondale un plato con comida, si es igual a todos los Nephilim su apetito debe ser mucho más que cualquier persona, lo veo como empieza a comer dejando de hablar, ya no mira más nada a su alrededor, se ha concentrado y lo bueno es que me he librado de sus gritos por un rato. Aunque no quiera decirlo, un aire a sus difuntos tiene y no puedo hacerle daño a él, iría contra mis normas morales, mis amistades cercanas que tuve con los demás.
— ¿Y a mí? Quiero comida.
— Suplica como lo ha hecho tu pareja, niña. Capaz mi corazón se apiade y te de tu porción.
— Nunca— escupe.
Sonrío mientras sigo tomando, escuchando como le pide algo de comida a Jace pero este se da vuelta dándole la espalda para seguir comiendo, teniendo que escuchar una pelea de adolescentes por un buen rato más, pero estoy acostumbrado a lidiar con ellos, y sé que Clarissa morirá en muy poco tiempo por manos de Simón, solo la tenemos para sacar información y nada más, solo estamos esperando a la cabeza más importante, a la mente más retorcida, a la que mato a mi familia, que de sus señal de querer aceptar una tregua después de lo demostrado, que escuche por sí solo lo que está chica dice, capaz podemos tener una tregua y olvidar los malos ratos para derrocar todo lo malo y hacer una nueva vida de paz. Tengo que parar mis impulsos de matar al responsable de la muerte de mi familia, al niño Lightwood, si mi gente puede con esta oportunidad de ser feliz.
— ¿Puedes callarte? Estoy tratando de comer y que no me caiga mal, no me van a llevar a un baño si lo hace ¡Así que suplica al brujo y que de!
Dejo escapar una carcajada mínima mientras sigo tomando de la copa, un puro Herondale con pensamientos desadaptativos, que lo harán, cambiarán si le mostramos la verdad para que esos pensamientos cambien, los Herondale son justos y honestos, tenerlos en un nuevo acuerdo, entre ambos mundos, puede ser de gran ayuda como su abuela que fue una inquisidora justa hasta su muerte. El amor por los Herondale y algunos de los Lightwood son mucho más grandes que cualquier cosa que me prohíbe ser así, siempre doy más oportunidades por mi corazón bondadoso, sé que pueden ser mejores personas.
— Muy bien, Magnus es tu turno de alimentarte, vamos a supervisar por tí— dice Raphael.
— Voy a comer aquí, no te hagas problema mis pequeños arándanos— digo— además estoy esperando una respuesta muy importante y creo que llegará aquí.
Entonces una carta llega a mis manos, y dejo la copa en el suelo mientras lo abro, es la misma carta que yo envié pero ha sido reenviada, lo abro para leer, bajo la escritura mía y la del niño Herondale hay una oración "Ayuda, me he fugado y estoy siendo perseguido por subterráneos." me levanto del lugar y hago que mis manos se muevan para armar una bola de magia azulada, entonces lo encuentro, está corriendo por las calles de Brooklyn, en parte de la desesperación.
— Chiquillos, saldré unos minutos pero volveré.
Hago un portal para pasar por ella, cayendo en una calle un poco desierta por la noche, escucho pasos, corridas y sé que es el Lightwood que está siendo perseguido, hago un portal detrás de mí, si los subterráneos ven que estoy protegiendo a un asesino, entonces no confiaran mas, es mejor hacerlo después cuando todo acabe, entonces lo agarro cuando lo veo cruzar por mi lado y lo tiro dentro escuchándolo gritar para después adentrarme y cerrar el portal detrás mío, estamos en mi habitación, el chico está tirado en el suelo tratando de respirar, ni se ha movido como la vez que estuve en su habitación que se había puesto en guardia, su ropa está cortada y hay heridas con sangre en la mayoría de ellas.
— Habla despacio, no sabemos a qué nos estamos enfrentando con la niña Morgenstern.
— Creí que no socorrerías por mí, por todo lo que he causado Brujo.
— Mi corazón es compasivo con mis enemigos Lightwood, y has pedido por mi ayuda antes de tu raza, tengo mucho interés de saber que te han hecho para irte del lado del mismísimo Valentine, del asesino como tú.
Lo veo pararse para sacar su estela y curarse, no lo niego, lo observo en cada acción que hace, aunque solo se ha parado para sostenerse en una pared, voy hasta la pantalla que está en la pared cercana para ver la sala, Simón parece estar hablando con Clarissa, pero no hay fuera de lo normal, aunque me preocupo un poco por ese chico que anda escondido por las noches, buscando a su hermana, no se cansara hasta encontrarla y tenemos que deshacernos de ella antes de que la encuentre.
— Quiero ver a Jace.
— Todo a su tiempo, si me lo llevo de ahí no dirá nada de lo que ambos queremos escuchar, agradece que aun no te he encerrado Nephilim, toma esto como una tregua de dos personas adultas.
— Aun no tengo la edad de los adultos— Corrige.
"Es menor, un Nephilim asesino ya desde su adolescencia."
— Entonces solo como una tregua, algo mejor, como dos personas serias.
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