(14)
Siento una electricidad correr por mi cuerpo como si estuviera a punto de darme una descarga eléctrica, siento como todo se tensa, tiemblo, mis piernas flaquean, mis manos no pueden controlarse de aquel titubeo y siento como si una espada cruzará por medio de pecho y grito, gritó con todas mis fuerzas cayendo al suelo mientras la magia sale de mis dedos y veo mis ojos, a través del espejo del centro, como muestran sus marcas que recibí en mi nacimiento. Mis lágrimas caen sin control y no dejo de gritar a pesar de que Raphael está delante de mí tratando de que vuelva en mí, pero no puedo, mis pequeñas, las dos mujeres que estaba cuidando con mi vida no están.
Hace unos minutos habíamos despedido a Catarina con la pequeña Madzie porque habían sido convocada al espiral junto a Tessa, quien estaba necesitando ayuda en trabajos y en coordinar a las hermanas de hierros que estaban negándose a trabajar y por esas razones eran amenazadas por los Nephilim, sin armas no eran nada.
Le suplique a mi amiga acompañarlas hasta que fueran recibida en el espiral, pero se había negado, ahora tengo este dolor en mi pecho y siento que ya no están ¿Por qué ellas? Puedo presentir que ha pasado y quiénes han sido los causantes, y solo me pregunto ¿Por qué? Raphael viene y me sostiene cuando siento el calor inundar mi cuerpo, el descontrol, el dolor apoderándose de mí, separo a Raphael de donde estaba y trató de pararme pero no puedo, tiemblo aún en rodilla, entonces muevo mi mano hacia adelante dejando escapar la magia mientras gritó entre llantos para ver cómo aquella llama azul se mueve por toda la habitación destruyendo todo a su paso, escuchó como Raphael me ordena que la pare porque Simón está desesperado y tiene miedo a mis reacciones, pero no los escucho, quiero que deje de dolor, mi familia está destruyéndose.
— Magnus, para.
Entonces veo como se interpone Simón y la magia lo agarra a él como un saco de papa, y yo hago que todo desaparezca mientras respiro agitado, Raphael ha corrido hacia Simón por la sorpresa que lo ha alcanzado. Aún siento como las lágrimas caen por mis mejillas y mi garganta duele mientras veo al pequeño, Simón no tendría que haberse interpuesto, solo así puedo sacar este odio de mi
— ¡¿Por qué?! ¡Me las pagarás por haber hecho esto, te haré que ruegues porque te mate Alexander!— gritó.
Veo cómo Raphael viene hacia mí para darme dos cachetadas y entonces suspiro sollozando en silencio por lo que me ha pasado, por todos lo que ha pasado y el dolor que nadie podrá sacarme. Maldigo el día donde Valentine fue creado y los Nephilim siguieran sus pasos como soldados.
— No lograrás nada destruyendo todo Magnus Bane.
Levanto la vista mirando a Raphael, siempre tan calmado, tan resguardado de sus emociones en momentos tan dolorosos como este, siempre será un orgullo para mí porque si no hubiese estado en este momento para poder calmarse yo hubiese destruido el mundo por lo sucedido. Hubiese ido al instituto para matarlos a todos, me hubiese dedicado a destruir sus tierras pidiendo ayuda de mi padre para matarlos a todos, para extinguirlo para siempre.
— Mataron a una niña, Raphael— susurró— mataron a una familia, parte de mi familia ¿Acaso no tienen compasión por los niños?
— Son monstruos Magnus, no tienen corazón, pero tú podrás acabarlo, yo estaré a tu lado, acá seguimos parte de tu familia, yo y Simón.
Me dejo caer en llantos, temblando, dejando salir todo en gritos audibles, están arrancando parte de mi, haciendo perder mi alma, esa parte que me sigue dando la consciencia para ser bueno, cuando esta alma termine de ser consumida entonces me encontraré en un camino a ser mi padre, y no tendré piedad, todo será destrucción, solo será muerte y dolor, y ellos pensarán antes de haberse dedicado a querer acabarnos, eso sí ellos siguen vivo, porque no los dejaré en paz hasta acabar su raza. Pero aún tengo parte de mi familia y parte de mi alma conmigo, no haré nada, no les haré daño porque creo que tienen un poco de esperanza a salir de aquel mundo negro que están siendo arrastrados, cegados por un hombre que se hace llamar Nephilim, o el rey de ellos, el primero en usar sangre demoníaca y usarlo en sus hijos. Ese hombre está enfermo, no hay nada más que explicar.
— Vamos Magnus, debemos ir a buscarlas.
Me ayuda a pararme mientras a duras penas hago un portal, le indico a Simón que se quede en casa y que el portal no va a ser cerrado, que cruce si es necesario o si hay algún peligro que nosotros no podemos presenciar, Raphael le deja un casto beso antes de seguirme, no estoy preparado para verlas muertas, pero debo ser fuerte, tengo que juntar los cuerpos para que descansen en paz en un jarrón del cual me estará acompañando todo mi viaje de vida como lo está siendo Ragnor, mi gran amigo, lamentablemente se reunirá con su familia más rápido de lo pensado culpa mía. Cuando cruzamos y caminamos un poco buscándola, siendo guiado por Raphael las veo y siento como mi mundo se desmorona una vez más mientras corro hacia ellas cayendo de rodillas a lado de sus cuerpos inertes, sin vidas, matadas como animales, viendo como Catarina tiene una herida en el cuello, de una espada serafín y Madzie una herida de flecha en su pecho. Mi pequeña Madzie matada sin piedad junto a su madre.
— ¡No! ¡¿Por qué ustedes y no yo?!— lloro porque duele— ¿Por qué?
No puedo entenderlo, nunca lo entenderé, no puedo saber que cruza en sus cabezas cuando han hecho esto, porque razones comenzaron a cazarnos, porque se han convertido en monstruos cuando por sus venas corren sangre de ángeles ¿A caso no son ellos los demonios? Porque están volviéndose iguales, deberían verse y entender a quienes de verdad deben matar.
"Me las pagarán, Valentine me las pagarás."
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