(1)
— Magnus Bane cambia de localización cada semana, sabe que estamos siguiendo sus pasos y acercarnos a él está costando más de lo que pensabas, realmente parece un gato con escabullirse— dice Isabelle.
Magnus Bane, el gran brujo de Brooklyn estaba siendo perseguido bajo mi mirada, teníamos una sentencia de muerte hacia él a la cual cumpliría tarde o temprano, quise tomar esta misión a pesar de que mi jefe, Valentine Morgenstern no quisiera dármelo, este brujo fue uno de los principales subterráneos que planeo la muerte de mi familia y la venganza estaba corriendo por mis venas, asesinaría aquellas basuras, una por una, sin piedad ni arrepentimiento, disfrutaría el dolor de sus pedido de piedad llevándolo al sufrimiento máximo antes de matarlo, nadie lograría evitar que yo mate a esos subterráneos, no importa todas sus acciones de querer huir como estaban haciendo, escondiéndose de mis manos.
Miré a Isabelle que estaba delante de mí, su pelo azabache estaba ondulado cayendo por sus hombros, sus labios con aquel pintalabios rojizo que tanto ella amaba estaban en de una manera mostrando molestia y cansancio, algunas pequeñas ojeras estaban siendo camufladas con maquillaje, tanto ella como yo estábamos impaciente de poder tener a aquel subterráneo a nuestros pies listo para matar, pero siempre los obstáculos se interponen en nuestro camino cada vez que estamos por llegar.
— Tarde o temprano se cansará, ahora descansa, seguiré yo con esto.
Desde hace dos años nuestra familia disminuyó rápidamente con aquel asesinato, mi madre y mi padre, Robert y Maryse Lightwood, junto a Max Lightwood, el menor de nuestra familia, iban a Idris por pedido de la inquisidora, nunca llegaron a su destino siendo notificado dos días después que habían sido asesinados por una manada de subterráneos rebeldes. El dolor que sentí fue tan grande que creí que moriría, la familia era unida y no pensé que eso sucedería, pero de un día para otro, termine siendo el hermano mayor de una adolescente, y Valentine Morgenstern la nueva figura de mandato del instituto.
Yo tuve que crecer y convertirme en un adulto para servir a aquel hombre, ser la figura mayor de mi hermana y mi Parabatai, pero no lo niego no puedo arrepentirme a donde nos estamos dirigiendo, porque después de tantos años lograremos purificar el mundo de los subterráneos y yo voy a saciar mi sed de venganza.
— Lo que tú ordenes.
Siento el acostumbrado abrazo que sabe darme, y a pesar de sacarle casi una cabeza y media disfruto de aquellas pequeñas muestra de cariño, para después verla marcharse y yo dirigirme a su oficina donde nuestra misión se está ejecutando, entró sin golpear para después arrepentirme, olvidando que mi Parabatai y la hija de Valentine están en un proceso de hormonas alteradas, logré ver sus cuerpos sin ropa, pero sé que con unos tragos en algunas horas aquello no será recordado. Salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, esperando la señal de que ya están vestido, cierro los ojos mientras llevo dos dedos al puente de mi nariz maldiciendo a no ser escuchando cuando les di la advertencia de mostrar sus ganas de copulación en lugares no correspondido, más en aquella oficina donde todos sabemos pasar mucho tiempo de nuestros días.
— ¡Ya puedes entrar Alec!
Abro la puerta de nuevo viendo como ambos estaban de nuevo vestido, con una sonrisa nerviosa y las ganas de huir de mi por lo que estaba por decirle, pero no hace falta, hoy no estoy de humor para darles sufrimiento, al contrario quiero llegar a los informes de Magnus Bane y encontrar aquello que se me está escapando de las manos, no podía ser que el brujo siempre estaba unos pasos más adelante mío, burlándose cuando estábamos por atraparlo. Tengo que descifrar aquel código oculto antes de que no pueda hacer nada.
— Los quiero ver lejos de mi vista en tres, dos...
Entonces ambos adolescentes ya se han ido, corriendo como si fuera a hacerles algo y mi hora de trabajar a llegado, abro las ventanas para dejar que la oficina se purifique del olor del acto que hubo, cierro la puerta para no recibir molestia y con total decisión caminó hasta el escritorio, carpetas enfiladas con el nombre de Magnus Bane, la computadora con un mapa y el punto rojo de cada localización de los subterráneos, verde los normales y rojo los que van a sufrir mi venganza, entre ellos Raphael Santiago, Ragnor Fell, Camille Belcourt, Catarina Loss y su hija adoptiva Madzie, entre otros y el principal Magnus Bane, a cual estoy siguiendo desde el principio.
Miró de nuevo las carpetas por milésima vez desde que tome la misión, fotos, informes, una vida completa de aquella persona y la opresión de mi pecho cuando me señalaba que algo estaba haciendo mal, había dejado de darle caso a mí moral después de aquel dolor de perdida, esos subterráneos se la habían buscado, nada hubiese pasado si las leyes no se hubieran roto, ahora saben lo que son capaz los subterráneos y con más razón yo, Alexander Lightwood, segunda persona que pudo matar subterráneos en estos dos años. No soy mano derecha de Valentine Morgenstern por nada, él es la primera persona en matar más subterráneos que cualquier otro, y aquí estamos, el círculo se levantó de nuevo y estando juntos nadie podrá derrocar lo que una vez tuvo que ser terminado, ahora los subterráneos si van a ser exterminado y nada ni nadie podrá evitarlo, porque yo me dedicaré a hacer todo lo posible para que nada se interponga en mi camino y mientras tenga el apoyo de mi familia y el de Valentine esto seguirá de pie.
— Voy por ti Magnus Bane.
Sonrío por mi comentario sabiendo que estoy solo, y comienzo con mi trabajo, a seguir los pasos que el brujo da, tiendas y tiendas, pasea por Brooklyn como si no supiera que le estamos siguiendo y el enojo sube por mi piel, siento el calor en mi cuerpo y picar, la rabia está llegando a mi garganta pidiendo gritar a la pantalla una maldición. Tendré que cazar su cuerpo por mí mismo y terminar aquel trabajo antes que de explote de todas las emociones que llevo dentro, lo mataré con mis propias aunque sea lo último que haga.
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