1.

Brooklyn, New York.

Las calles estaban abarrotadas de gente, era el medio día cuando Lance caminaba de prisa por Fulton Street para llegar a tiempo al outpost; su cafetería preferida de la ciudad. La mochila que llevaba encima le pesaba un montón y los pantalones de mezclilla le bailaban bajo la cadera, giró hacia la derecha y dos puestos por delante se detuvo. Secó el sudor de su frente y subió la capucha de su sudadera inspiró profundo y entró al local. Ese día su auto ni había arrancado y no se detuvo a repararlo por falta de tiempo. El aire acondicionado estaba encendido, allí en calor no se sentía en lo absoluto, era eso lo que más le fascinaba, se acercó a la cajera y pidió un café helado y camino hasta las mesas que había al fondo, el piso de madera rechinaba bajo su peso al pasar, olía delicioso; a panqueques, sirope de fresa y café.

—Gracias. — La chica mesera había llegado con su pedido, le sonrió y la chica se puso colorada, esa reacción de las chicas tenían hacia él le resultaba un poco rara, a pesar de que pasase a menudo no terminaba de acostumbrarse a ello.

Observó alrededor en busca de una cabellera rubia, la mujer que había estado siguiendo siempre quedaba con personas en outpost, Lance sonrió satisfecho cuando la logró ver a lo lejos en una mesa para dos personas, la mujer se encontraba de espaldas a él con su vestido verde pistache y sus tacos altos, se veía espectacular. Lance abrió su mochila y sacó sus auxfog inalámbricos, vale que son los audífonos espías que diseño en la universidad pero el nombre le ha quedado genial. Se los colocó y encendió el dispositivo por medio de su teléfono móvil, calibró la frecuencia de radio y se recostó en el respaldo de la silla mientas escuchaba, atento, la conversación.

— Carl me miro como su fuese un monstruo amiga, como si no lo hubiese visto venir.

»De seguro que le dice a mi esposo que me he estado acostando con ese secretario suyo sus espaldas y se va arma el escándalo del año, no puedo dejar que algo así pase. Carl es tu novio o algo, debes convencerlo que no le diga nada a Jamie. Algo de esta magnitud podría ponerle fin a mi carrera. — la mujer entró en pánico y se soltó a llorar en plena cafetería. Lance sonrió complacido, no podía ir mejor.

Lance sacó su portátil de la mochila y la encendió, luego comenzó a jugar con los códigos del celular de la mujer, hasta que obtuvo acceso al teléfono, y a su información privada. Anotó el número en su propio teléfono, y pasó los siguientes cuarenta y cinco minutos indagando entre todos sus archivos personales; había encontrado cientos, realmente cientos de mensajes de texto con contenido sexual entre Daryl (la mujer) y Jason (el secretario del esposo), fotografías y videos sexuales, aquella no podía ser más tonta al guardarse todo allí.

Al final, escribió la nota que lo iniciaría todo, una vez más. A bolígrafo negro:

"No creo que a Michael le guste la idea de Jason follandose a su esposa"

La mujer se puso de pie y camino en dirección a los baños, la acompañante abandonó la mesa para ir a pagar lo consumido, Lance tomo ventaja y tras dejar los dos con cincuenta de su café sobre la mesa, pasó junto al bolso de Daryl y salió por la puerta delantera, con la capucha alzada, el vaso en mano y su mochila completamente pesada en su espalda, se metió entre los arbustos que hay al frente del local y observó cómo Daryl enloqueció al ver la nota, la cara que había puesto era una joya, una de las reacciones más satisfactorias para Lance, podía ver el terror a través de sus rasgos y la forma en como buscaba por todos lados al responsable de tan acusante —pero no falso— testimonio. Pero no había nada que pudiese hacer, sea quien fuera que puso la nota no debía estar allí; o eso era lo que ella pensaba. Sin esperar a su acompañante Daryl salió deprisa de la cafetería, pasando junto a lance sin darse cuenta y tirando la nota en su camino. «Pero, no puede irse tan fácil» Pensó Lance. Y tecleó las palabras que desatarían la locura interior de Daryl.

¿Por qué tiras mi nota, perra?

El timbre de alerta de mensaje sonó dentro del bolso a cuadros que colgaba de su hombro, Lance sonrió satisfecho, todo salió de maravilla.

Lance salió del arbusto una vez que Daryl estaba demasiado lejos como para verlo, miraba su reloj para checar sus mails y mensajes de textos cuando —aun con los auxfog encendidos— escuchó una voz que le resultaba algo conocida, se detuvo y vio de re ojo que eran dos hombres, que entraron a outpost. Lance se quedó allí fuera, al acecho; calibró la frecuencia de distancia y cruzó la calle buscando una banquilla solitaria en la cual poder trabajar. Bajó su mochila y quemándose por dentro a causa del ardiente sol en pleno auge de verano.

Se cruzó de piernas y se relajó escuchando; los hombres hablaban cosas triviales al inicio, sobre deportes, mujeres y autos. La conversación se le había hecho  en lo absoluto aburrida hasta que escuchó algo que haría que su cerebro reconociese el rostro de uno de los hombres.

—¡Claro! ¿Como no lo supuse antes?— sacó su móvil y se dispuso a buscar acceso a los datos de Daniel, porque sí, todo apuntaba a que uno de los hombres era Daniel Grey, el hermano mellizo de Anastasia. Anastasia ha sido el amor de la Vida de Lance desde que estaba en preparatoria, Lance siempre fue el chico raro que no hablaba con nadie más que con sus dos únicos amigos tan ratos como él.

Nunca se atrevió a hablarle.

De un segundo a otro se desató una lluvia torrencial, se puso de pie y cerró su mochila con calma. Esta era su gran oportunidad para  volver a entrar a outpost. Y así lo hizo.

N/A: ¡Hello! Lo sé, es corto. Pero me gustó como terminaba ahí, suspense ah. Mañana en el transcurso del día trataré de subir el que sigue (en cuanto lo termine) so, don't worry.