Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

De mentiras y de mí

He escrito tres puntos suspensivos a un poema que soy incapaz de terminar. He ordenado las palabras de tal forma que ninguna se roce entre ellas, tal como siempre me las he arreglado para que nunca te acerques demasiado a otra mujer que me conozca. Lo dicho: antes creía que el destino eras tú y ahora me convenzo de que el destino no existe. Porque entonces, si existiera, se trataría de un destino caprichoso, que te pinta de tal manera que es imposible confundirte y al final te aleja como lo hace con cualquiera.

Hoy sólo procuro hacer mejor aquello que ya hago bien: escribir sin faltas ortográficas. ¿Sabes que para que un texto se considere bueno no sólo hay que ver la ortografía? Lo mismo era con aquello que decías, mientras yo procuraba que el café que sostenía entre los dedos durase lo suficiente hasta que pronunciaras la última palabra. No hacía falta que mintieras, hacía falta que lo hicieras bien. Creerte siempre se me ha hecho fácil porque siempre le he temido a la verdad; aunque si hablamos de preferencias, hubiese decidido acabarme de un trago aquel café y que te callaras. Que si bien es cierto que odio una palabra mal escrita, prefiero tus faltas de presencia a tus mentiras tan puntuales.

He vivido de palabras tanto tiempo. He comido algunas letras cuando dejaste vacía la nevera. He calentado adjetivos a falta de terma, justo cuando el invierno decidió apuñalarme por la espalda. He aprendido, querida, que volar siempre fue lo mío. Eso es algo que no me lo esperaba. También que todo este tiempo estaba caminando por el cielo equivocado. Descubrí que no me moría si te ibas, tampoco que se acababa el mundo si me faltabas. No eras como te imaginaba, yo sólo te veía como quería que fueras. Que no duele que hayas cambiado, duele haberme dado cuenta de cómo eras realmente. Me siento más liviano. No en vano los nudillos me sangran. Han sido tantos golpes en el mismo sitio, para poder por fin derribar aquella pared mal pintada. Al otro lado seguía habiendo un camino. Eso tampoco me lo esperaba.

Tú hablabas y al reloj le pesaba hasta el aire. Yo te oía y me pesaba hasta el alma. Amabas a aquel cantante, adorabas a aquel tipo que siempre te recordó al personaje de tu novela favorita; te enamoraba una voz, una mirada; te atraía una pantalla, te encarcelaba un sonido. Yo te veía encerrada en tu burbuja de acero, preguntándome cuántas páginas harían falta para que decidieses mirarme a mí con esa misma fascinación que se llevaban por delante aquellos desconocidos. Incluso hubiera hecho un trueque con la vida: mis palabras por tu tiempo. Prefería quedarme vacío, por la ilusa idea de llenarme de ti. Pero era un misterio dar con el lugar correcto. Una vez alguien me dijo que en una relación los misterios son el mejor combustible. Te llevaba a querer saber más, y la curiosidad siempre te haría quedarte aunque quisieras irte. Entonces nunca se hacía tarde para querer saber en dónde dejaste olvidadas las llaves porque las puertas que se abrían no las necesitaban.

Yo no te culpo que hayas querido saber a qué sabían los labios de aquel a través de los míos. Lo entendía perfectamente. Preferías el masaje y no mis manos. Mi mirada sosteniendo la tuya antes de aceptar que mis ojos también te pertenecían. Preferías el beso y no la boca. El marco y no el contenido. Y es que, ¿quién, en su sano juicio, elegiría al pintor antes que a la pintua? Enamora la luz, no el foco o el fluorescente. Está el instrumento y el resultado. Y por mucho que sea cierto que lo segundo no existe sin lo primero, el resultado siempre podrá disfrutarse de manera inmediata. Lo mismo sucedía conmigo. Amabas no sentirte sola, amabas saberte querida, amabas los poemas, pero no me querías a mí. El acto se repetía de mí hacia ti. Por no romper tu belleza, la miraba de lejos; no me sentía capaz de vestir con palabras un suspiro, un batir de pestañas, una sonrisa. La idea, la sensación, son cosas que no se definen en el instante que surgen, sino cuando pasan. No se define el abrazo, se define el acto, la huella que deja en el alma, el breve calor que te comparte. Es algo más bien póstumo, como verás. Tú sonreías, pero yo no definía tu sonrisa, sino lo que provocaba. Me definía a mí en función de ella; mis sensaciones, mis motivos, girando alrededor de tus labios, por muy lejos que se fueran luego. Esto me lleva a pensar que hay poemas más interesantes que el poeta. Por eso no te culpo que no me hayas querido. El arte siempre será mil veces mejor que el artista. El artista, por muy útil que sea como instrumento, se olvida. El arte, por el contrario, prevalece. Es por esto que un poema hace inmortal al poeta y no al revés. Y te conozco lo suficiente como para decir que tú nunca te acostumbraste a lo efímero, incluso si como ser duras menos que eso, aunque no quieras aceptarlo. Y sigo sin culparte. Tú quédate con mis palabras. Yo me quedo conmigo, con lo que te sobra.

Sergio diría en uno de sus escritos: «Quiero encontrarte a ti en otra vida». Y si lo pienso, sería otra vida menos tediosa, donde yo no sea escritor ni tú musa. Donde nunca le des más valor a una palabra que a mí, incluso si esa palabra es mía. Donde seamos libres. «No hay mayor condena que una libertad sin ti», como diría Ernesto. Pero yo no soy Ernesto ni Sergio; ni siquiera tengo el nombre de cualquiera de tus ex. Yo te quise a mi modo y mi manera de querer se parece al modo que siempre quise que aplicaran para quererme. Y a decir verdad, tampoco quiero una libertad contigo. Contigo sólo existe el exilio, y es demasiado triste huir cuando no existe lugar en el que estén esperándote...

Estos son los puntos suspensivos de los que hablaba. Necesitaba escribirte después de tanto tiempo, decirte que todavía no sé en dónde termina el camino. Que me veo mejor sin ti, pero sigo echando ese no sé qué de menos. Un ápice de algo que sigo sin comprender. Por mi parte, no tendrás más promesas por cumplir, ni despedidas, ni más puntos suspensivos. Tú llévate el misterio a casa, yo me llevo la victoria invisible de haber podido olvidarte. Esto es una mentira y ambos lo sabemos. Pero de vez en cuando es necesario engañarse a uno mismo. Todo el mundo lo sabe.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro