A veces se me olvida que soy vulnerable. A veces, sin darme cuenta, te dejo ir como si nunca te hubiera tenido, como si fuera posible encontrar a otra como tú, como si este mundo que trajiste no significase nada. A veces se me olvida que dentro de mí todavía se esconde aquel a quien un día quisiste con el alma. Alguien de quien terminaste amando su invierno, sus ruinas, sus playas desiertas y ese verano que nunca llegó a tener sol. Amaste sus cicatrices recién hechas, sus paisajes robados, sus vistas desteñidas y su soledad complicada. Esa forma de quitarse la vida un poquito con cada desliz que sufría. A veces se me olvida que te quise tanto como a ninguna, que las calles llenas de niebla me gritan tu nombre, que te materializas en mi mente durante las noches como un espectro de ese mundo que hemos dejado por error. Pero te quiero. Te quiero como a ninguna aunque te haya dejado ir como a todas.