Capítulo 8
La nebulosa que rodeaba a ambos hermanos estaba desapareciendo poco a poco. Ambos habían escuchado la conversación telefónica de Jackson y Anker, cada uno desde un lugar diferente. Eran casi las diez de la mañana y tenían dos días de haber sido heridos, su recuperación ya se había completado. Cada uno esperaba el momento para salir desapercibido, desde donde los habían llevado separándolos.
Nadia definitivamente iba a golpear al idiota que la había traído a su casa sin su consentimiento. Había despertado hace un par de horas, afortunadamente él no estaba en la cama, tampoco lo sentía en la casa. Ella simplemente estaba mirando el techo, Aiden estaba bien lo sentía gracias al lazo que ambos poseían. Podría apostar su vida a que él la encontraría dónde estuviera. Cruzo los brazos detrás de su cabeza, tres días sin comer le estaban pasando factura. Se levantó de la cama con pereza. La casa estaba deshabitada aparte de ella y tenía hambre. Estaba en un interminable dilema, lo mejor que podía hacer era ir a la planta baja y saquear el refrigerador de un secuestrador de hermosas pelinegras.
«¡Ah, rayos. El refrigerador es la mejor opción!»
Observó a su alrededor, la habitación era de un estilo rústico bastante moderno, la cama era cómoda y el lugar estaba muy ordenado, para pertenecer a algún loco secuestrador. Bajo la mirada estirado la bata en ambos costados con las manos. De uno de los cajones tomó una camiseta de hombre poniéndosela encima de la bata. Bajo las escaleras silenciosamente, viendo cada detalle de la enorme casa de dos plantas con una vista al bosque. Tenía una gran cantidad de cuadros de diferentes cosas, personas, frutas, animales o mejor dicho lobos. Caminó sin rumbo buscando la cocina, imaginando dónde podía estar. Asegurándose de no romper nada, casi salta y grita como desquiciada cuando por fin la encontró. En el congelador lo único bueno que encontró fue un recipiente con carne cruda con algún sazonador lista para cocinar.
Se encogió de hombros tomando el recipiente dirigiéndose a la puerta. Cuando la abrió respiro el aire fresco del bosque y empezó a caminar descalza con el recipiente en una mano. Empezó a masticar la carne cruda. No se le causaría algún daño, es más, en esos momentos en vez de estar asqueada estaba disfrutando el sabor en su boca.
Una hora más tarde llegó a la cabaña. El aroma de Aiden estaba presente con un horrible olor a hospital. Entró todavía comiendo el contenido del recipiente. Oficialmente era la comida más larga de su vida y había disfrutado masticar y caminar.
—¡Cariño, ya regresé! —entró burlándose de su hermano.
Aiden apareció en la cocina despeinado y con unos pantalones de enfermero, sin camisa. Descalzo y con el rostro reflejando preocupación. Él corrió a la entrada donde ella estaba parada, solo con una camisa de hombre hasta las rodillas cubriéndola.
—¿A dónde mierda te llevaron? —Aiden la reviso buscando algún daño.
—No sé, estaba en una casa en el bosque —contestó entrando a la casa bajo la atenta mirada de Aiden. Dejó el recipiente en la mesa de de la cocina sentándose en la silla—. Además la casa estaba sola y vine directo hacia aquí cuando desperté, ¿Dónde estabas tú?
—En un hospital —Aiden tomó la silla de enfrente inspeccionando su aspecto con desagrado—. Dime por favor qué no te cambiaron en esa casa.
—No lo sé, ya tendré tiempo de averiguarlo y patear al secuestrador.
Ella comió el último trozo de carne luego sacudió las manos en el aire mirando a su hermano.
—¡Ah, ya me acordé! —exclamó—. Un estúpido loco psicópata raro tiene al abuelo!
Ella se levanto de un salto mirando a su hermano, quien estaba muy tranquilo.
—Ya lo sabía, por eso estoy aquí. Primero iba a ir por él y después te buscaría a ti. De alguna manera el tío ha podido escapar, eso lo escuche del profesor Ethan hablando con el tal Bryce. Ahora sé que el sujeto que tiene al abuelo es uno de los Alphas bendecidos, un tal Ambrose y ha citado a los líderes de algunas manadas importantes del país para empezar una guerra de poder.
—¿Sabes en qué lugar estarán?
—En los límites de las tres manadas de aquí.
—Entonces tenemos que movernos —ella empezó a caminar a su habitación, seguida de su hermano—. Supongo que por fin podré usar a mi bebé.
—Supongo que no habría ningún problema después de todo la guerra ya ha empezado.
—Es interesante ya veremos cómo termina el día después... —ella lo empujó suavemente para sacarlo de su habitación—. Ahora ve a cambiarte y por tus armas hermanito.
Cerró la puerta y camino directo hacia el baño tomando una ducha rápida. Rebuscando en el armario encontró lo que quería, un traje de Cazadora que le permitiría moverse con facilidad y destreza. El cómodo material de color negro cubrió su cuerpo, combinado con unos botines bastante pesados para un humano y muy adecuados para ella. Cubrió sus manos con unos guantes de cuero negro que dejaron la mitad de sus dedos descubiertos. Recogió su cabello atándolo en una cola de caballo. Era el traje perfecto para ella.
Tomó un arco y un surtido arsenal de flechas, cuchillos, dagas, etc... Encontró a su hermano en la cocina. Vestía totalmente diferente. Su traje era de tres piezas, también de un profundo color negro con capucha, unas botas negras, sin los guantes.
—¿Estás lista? —Aiden preguntó empezando a caminar a la salida.
—Siempre quise probar la fuerza de uno de los cinco lobos más poderosos —Nadia aplaudió como una niña—. ¿Puedo ser el representante del abuelo?
Aiden la miró con sus intensos ojos verdes llenos de duda.
—No creo que sea una buena idea.
—Vamos... No seas cruel, soy tan buena guerrera como tú. Pelear con mi aspecto humano no me hace menos que a ti. Incluso en está forma puedo igualar tu fuerza lobuna —ella se colgó de uno de los brazos de su hermano—. No seas malo.
Dijo haciendo ojos de cachorrito.
—Está bien —Aiden pasó un brazo por los hombros de su hermanita—. Recuerda controlar tu fuerza, enana.
Caminaron por el bosque en silencio. Un rato después estaban en el lugar donde Ambrose había citado a los líderes, eran alrededor de uno cincuenta lobos.
—¡Estamos aquí para la ejecución del líder de los clanes de cazadores, los asesinos de nuestra raza! —gritó mirando a todos los lobos—. ¡Aquellos que durante años han sido un problema! ¡Hoy ese problema va a ser solucionado!
Anker se acercó tomando el brazo de Ambrose con fuerza mostrando sus ojos llameantes de ira.
— ¡Qué demonios crees que estás haciendo?
—¡Estoy mostrándole a nuestros líderes qué tú no eres apto para gobernar nuesta raza!
Anker bajo la voz lo suficiente para que los otros lobos que estaban en el lugar no le pudiesen escuchar.
—¿De esto se trata está ridiculez? Probar cuán ambicioso puedes ser —Anker bajo la mirada hasta el rostro de un Ambrose sonriente y altanero—. No pienso permitir que por tu estupidez comience una guerra.
—Lamentablemente no puedes hacer nada. Nuestras leyes me permiten ejecutar a un hombre que atentó contra mi vida.
Anker miró a Dustin quien simplemente lo miró con desprecio. El viejo hombre era orgulloso. Seguramente estaba enterado de la relación de Alaia y él. Anker no podría intervenir sin el consentimiento del viejo hombre. Sus leyes le permitían a un lobo tomar venganza contra alguien que atentó contra su vida. Él sabía que Ambrose estaba mintiendo y sí el hombre no pedía su ayuda, no podría intervenir. También el acusado tenía la oportunidad de pedir a un guerrero que luchará por su vida, si consideraba que el castigo era injusto.
Las leyes le permitirían a Ambrose cumplir su cometido.
—Dustin... —Anker lo miro con severidad—. Puedo ser tu representante en el combate, aquí no tendrás otra opción.
—Prefiero morir antes de ser salvado por un bastardo como tú —Dustin escupió con desprecio las palabras, sabiendo que se estaba condenado—. Jamás voy a perdonar lo que le hicieron a mi amada hija.
Anker negó viendo con resignación al hombre, no podía comprender hasta dónde llegaba el orgullo de un cazador. Él regreso junto a Cedric, Edwin y Jackson. Este último tenía el rostro pálido de preocupación, los jóvenes habían escapado del hospital y la casa de Jackson en la mañana. Jackson ni siquiera quería estar en ese lugar en ese momento, quería salir corriendo a buscar a la joven, Anker lo había notado.
—Ya han escuchado al hombre —dijo Ambrose sacando las garras de una mano, para desgarrar la garganta del líder de los clanes de cazadores—. En vista de qué no tiene un representante, empieza su ejecución...
Una flecha atravesó la mano del lobo, dejando a los lobos alrededor mudos mirando en la dirección de dónde venía. Dos jóvenes salieron del bosque mostrando una aura peligrosa, mirando a todos y estudiando sus facciones.
—¡Yo soy su representante! —Nadia gritó, dejando a algunos lobos con la boca abierta por la sorpresa y la belleza que poseía—. Ya veo —dijo mirando a Ambrose con burla—. Tú debes ser el lobo frustrado de la manada.
Ambrose le miró con rabia y curiosidad a la vez.
—¡Malditos niños hijos del mal, largo de aquí!
Ambos miraron a su abuelo. Aiden se acercó a él con los brazos cruzados sobre su pecho.
—Vaya... Deberías tener más confianza en nosotros viejo.
—¡Ah, no! Ya vine hasta aquí, y no me vas a arruinar la diversión —Nadia miró a su abuelo haciendo un puchero—. Así que silencio, Blackwood.
Lo presentes vieron a los jóvenes con sorpresa y enojó.
—Solo un guerrero de nivel A puede ser el representante —Cedric dijo mirando con seriedad a los dos jóvenes—. Es mejor que no intervengan niños.
Él no lo había dicho con desprecio o resentimiento, simplemente eran muy jóvenes para morir en manos de un lobo.
Jackson intento acercarse a Nadia, Cedric negó viendo el rostro del lobo desencajado de lo enojado que estaba.
—Obviamente ustedes no están en nuestra lista. Ella puede encargarse de eso —Aiden señaló a Ambrose—. Él ya empezó, esto terminará aquí.
—Es una pena tener que matar a una criatura tan linda como tú —Ambrose le dio una mirada lujuriosa—. Supongo que pueden decir sus nombres niños.
Nadia pateó su abdomen cuando intentó tocar su rostro, lanzándolo un par de metros lejos de su abuelo.
—Empieza tu ejecución, perro.
Ambrose jadeo con rabia transformándose en un lobo de color café de un tamaño bestial.
—Termina con esto rápido —Aiden dijo con dureza. Aunque estaba preocupado por su hermana—. No puedes jugar.
Aiden desató las cuerdas de de las manos y pies de su abuelo.
Nadia sacó un par de dagas de la parte trasera de su cinturón esperando el ataque del lobo. Ambrose abrió sus fauces atacando la pierna de Nadia, ella retrocedió evitando la mordida. Pateó su costado clavando una de las dagas en las costillas del lobo, dejando a los líderes sorprendidos. Ambrose le miró con rabia, corrió con los ojos clavados en el cuello de ella. Nadia retrocedió saltando para tomar impulso y sujetar el cuello del lobo con fuerza. Derribando su gran cuerpo al suelo y clavando la otra daga en una pierna. El animal chilló de dolor.
Finalmente la furia consumió la poca razón de Ambrose. Nadia se distrajo viendo a Aiden discutir con Jackson. Estaban rodeados de los otros tres lobos, no escuchó con claridad, sin embargo su hermano estaba rojo de la furia. Ella sabía que pronto perdería el control y empezaría una dura batalla.
—Aidi...
Aiden dejó de gritarle a Jackson y giró la cabeza viendo a una Nadia ajena al lobo que tenía detrás. Estaba cerca para sujetar su cuello.
—¡NO! —gritó corriendo para ayudar.
Su abuelo sujetó uno de sus brazos negando cuando el lobo clavó sus fauces en el cuello y el hombro de su hermana.
Jackson intentó acercarse y matar a Ambrose, antes de que su pareja sufriera algún tipo de lesión. Edwin lo detuvo desde atrás sujetándolo por ambos brazos, cuando vio lo que pasaba. s
Su corazón se paralizó viendo como Ambrose posiblemente la había asesinado. Golpeó una y otra vez el rostro de Edwin por interponerse y evitar que le ayudara. Tenía miedo de girar la cabeza para ver a Ambrose con su sangre. Iba a matar al lobo de una manera lenta y dolorosamente.
—Ella está bien.
Le susurró Dustin a su nieto.
Aiden vio a un Ambrose aullando de victoria, él suspiro con tranquilidad cuando vio a su hermana detrás del lobo con una sonrisa cruel y el cuello ensangrentado, sus ojos tenían un bonito color rojo, estaba en su media transformación.
—Está bien.
Ella lo miró dejando a los lobos con la mirada perdida de miedo. La mayoría de los lobos se habían marchado antes del combate, quedarían alrededor de unos veinte.
—¿Abuelo, puedo matarlo? —ella habló con una voz muy aterradora.
—No —Dustin negó—. Somos mejores que él.
Ambrose se lanzó para morder el rostro de Nadia. Ella lo detuvo a escasos centímetros de su cara tomando sus fauces con ambas manos, una arriba y la otra abajo, abriendo la boca del lobo con fuerza. Ambrose cayó al suelo retorciendo su cuerpo e instando soltarse. Escuchó un pequeño chasquido y sonrió antes de que alguien la alejara del lobo.
—Ya fue suficiente —Aiden tomó su rostro entre sus manos—. Respira y calma, no pienso dejar que manches tus manos con la sangre de un cobarde.
Ella lo hizo cerró sus ojos dejando que su hermano la abrazara acariciando con suavidad su espalda, rodeándola con su calor y esencia. Ella ocultó su rostro en su camisa rodeándolo con sus brazos.
Ambos eran ajenos a las miradas curiosas del resto de los lobos.
—¡Pueden regresar a sus manadas! —Anker ordenó al resto de los lobos—. ¡Nosotros nos encargaremos de todo esto!
Los hombres obedecieron dejando el lugar inmediatamente.
Los únicos que quedaron fueron los lobos bendecidos y los cazadores.
Jackson se estaba limitando a observar a los hermanos. En otras circunstancias él no permitiría a un hombre tocar a su pareja, pero viendo a ambos jóvenes él había notado el lazo que los unía, el amor fraternal, la lealtad, la confianza en ellos, la comprensión. Él todavía tenía que aprender más de su pareja, estaba feliz de que ella pudiera contar con alguien como ese joven para cuidar de ella cuando él no estuviera.
—Puedes irte Dustin —un Edwin con el rostro cubierto de golpes dijo mirando al cazador. Él se merecía los golpes que Jackson le había dado. La joven pudo morir por su estupidez. Él frunció el entrecejo viendo los ojos de los jóvenes cuando levantaron la mirada—. ¿Cómo se llaman los jóvenes?
Dustin palideció con la pregunta
—Somos Nadia y Aiden Blackwood, nietos de Dustin Blackwood, hijos de Alaia la mejor Cazadora de estos tiempos —Nadia contestó orgullosa de su madre y de su familia.
Las rodillas de Anker se doblaron cayendo al suelo sobre ellas, en un completo estado de shock. Eran sus hijos, había soñado con esto cientos de veces y ahora lo único que podía hacer era admirar el parecido de ambos con su Alaia y él.
Edwin y Cedric estaban sorprendidos por primera vez en muchos años. Obviamente los otros dos lobos estaban igual, Jackson se limitaba a mirar a la joven y a Anker.
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