Capítulo 14
—No tengo palabras para expresar lo que siento en este momento, pero puedo asegurar que intentaré estar con ustedes, si me lo permiten.
—Ni siquiera sé cómo reaccionará mi hermana —Aiden limpió sus ojos con el dorso de la mano, después vio la cama donde su hermana estaba durmiendo como una niña—. Ella es muy despistada, sin mencionar que siempre ocasiona algunos desastres.
—En eso se parece a su madre.
—Creo qué tenemos muchas cosas que aclarar cuando mi hermana despierte.
Anker asintió sin saber qué decir o hacer. Se sentía como un completo idiota por permanecer como una piedra en un río.
—Buscaré algo de ropa y comida, seguramente están hambrientos por la batalla.
Aiden afirmó con el rostro rojizo por la pena. Se sentía como un niño recibiendo un regalo sorpresa. En su corazón no podía contener la emoción de cumplir el deseo más grande que su hermana y él pudieran tener.
«¡Lo encontramos enana!»
Envolvió su cuerpo en la sábana y arrastró una silla junto a la cama de su hermana. Le dio un beso en la mejilla y sujetó su mano entre las suyas. Ella siempre sería su enana. En las fotografías de cuando eran unos renacuajos recién nacidos de un color rosado, ella era una cosita diminuta comparada con él, que también era prematuro. Recordaba a su madre diciendo que su enana casi no lo logra. Él jamás imaginaría vivir una vida sin su compañera de travesuras y aquella que recibía los castigo a su lado como si ella hubiera hecho la travesura. Ella era su otra mitad.
—Somos como uña y mugre.
—Podemos ser uña y mugre, pero tú serás la mugre —ella abrió un ojo, aún sin moverse o terminar de abrir el otro ojo.
Aunque estaba despierta su voz era ronca y Aiden lo noto. Él también tenía esa sensación de hierro en su garganta. Nunca habían caído tan rápido en un combate. Pero ese hombre casi les arranca la tráquea con una mano.
—Toma. Te ayudare a beber, pero no te levantes —dijo alcanzando un vaso de una pequeña mesa con una jarra con agua llenándolo—. Todavía estás desnuda.
Le ayudó a reincorporarse con cuidado. Pasó un brazo detrás de su cuello sosteniéndolo. Antes de beber ella negó sosteniendo su estómago.
—Tengo ganas de vómitar...
Aiden le llevo la papelera más cercana sosteniendo su cabello mientras ella no podía contener las arcadas.
Se sentía mal al ver a su hermana en ese estado cada vez que usaba su transformación completa. Por eso ella siempre usaba su media transformación. Muy pocas ocasiones pudo ver a la loba de pelaje plateado de su hermana.
—¿Recuerdas que te transformaste?
—No lo recuerdo —ella respondió limpiado su rostro con una esquina de la sábana—. Después de que el tipo nos atacara no recuerdo nada. ¿Qué hay de ti?
Él ayudó a su hermana a acomodar la sábana alrededor se su cuerpo, para que no se le cayera cuando se levantara.
—Recuerdo la parte de la paliza y al lobo del loco que te ha estado acosando —no quería negar la realidad—. Carajo ese hombre era más rápido y fuerte que cualquiera que hayamos enfrentado. No tienes idea de lo impontente que me sentí sin poder usar la transformación, cuando lo encontré en el bosque.
—Tenía miedo... —ella desvío la mirada a su regazo—. Pensé... Pensé que nos iba a matar... sin importar que intentará hacer nada le afectaba.
Aiden la abrazo cuando las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de su hermana. Ella escondió el rostro en su cuello mientras él le acariciaba el cabello.
—Todo eso estaba fuera de nuestros límites, sin importar cuanto lo que hubiéramos hecho él hubiera ganado. Me duele decir que no fui lo suficientemente fuerte para mantenerte a salvo, me duele saber que tienes miedo —su voz se hizo más dura—. Por eso quiero que me prometas que no te enfrentarás a él, si vuelve a aparecer. Porque no tengo dudas, quiere matarnos y no se detendrá hasta lograrlo. Lo de esa noche fue un juego para él, si hubiera querido matarnos antes simplemente lo hubiera hecho. Sin importar el lugar o el momento el vendrá...
—¿Cómo están? —Ethan llegó a su lado. Acababa de tomar un baño de su cabello todavía caían pequeñas gotas de agua.
—Recuperándose —Anker suspiró—. Él lo sabe...
Anker abrió una botella de agua que alguien le había dado cuando vio su rostro pálido. No estaba seguro si fue Edwin o Cedric. Ellos andaban por ahí preparando una reunión dentro de tres días, para que Jackson estuviera presente y pudiera aportar una parte de su encuentro con el hombre del bosque.
—¿Eh? No entendí.
—Alaia les enseño la fotografía del lago cuando eran muy pequeños. Ellos no lo recordaban, pero Aiden lo sabe. Sabe quien soy.
Anker desvío la mirada mientras sentía sus ojo arder un poco.
«¡Mierda, soy un hombre. No puedo llorar!»
—Entonces vas avanzando —Ethan le palmeo el hombro—. Me da gusto por ti hermano.
—Puedes decirle a la novia extraña de Edwin que si puede conseguir algo de ropa y comida para los chicos.
Ethan asintió, dejando a su amigo buscar un poco de tranquilidad.
—Jackson despertó —Cedric se sentó en una banca junto a Anker.
Estaban en una pequeña cafetería en el hospital de la manada de Edwin. La razón por la que no había comprado comida ahí era porque la comida era horrible. Nadie podía comer esa horrible masa gelatinosa de un horrible color verde. Sintió escalofríos con solo imaginar eso bajando por su garganta. Miró a Cedric quien lo veía con el entrecejo fruncido.
—¿Qué? Estoy un poco perdido en este momento.
—Dije que Jackson despertó y está como perro ladrando para que lo dejen salir —repitió.
—¿Dile al doctor de Edwin que si se lo puede quedar de por vida? Estaría muy feliz de no tenerlo cerca de mi hija.
Cedric rió burlándose de Anker.
—Tu hija es muy hermosa —se burló, provocando al otro lobo—. Si no tuviera pareja yo estaría dispuesto a ser un buen yerno.
Anker achicó los ojos. Sabía que Cedric sólo estaba bromeando.
—Ruego a la diosa que te bendiga con muchas hijas.
La sonrisa de Cedric no disminuyó.
—No tengo pareja hermano. Yo puedo burlarme de mis amigos con todo lo que tengo —Cedric se señaló de arriba a abajo con los brazos extendidos.
—Cuando la tengas vas a tragarte tus palabras y yo espero estar ahí cuando eso pase. Disfrutaré ver como te conviertes en un hombre sobreprotector.
—Hola, Anker espero que te encuentres bien.
Carol se acercó contoneando las caderas con un vestido demasiado llamativo para la ocasión.
—¿Por qué no debería de estarlo?
—Bueno me dijeron lo que sucedió. No te culparía si te deshicieras de esos dos jóvenes tan problemáticos. No hacen más que causar problemas desde que llegaron, incluso esa estúpida joven ha intentado agredir a mi sobrina.
—Yo... Bueno mejor voy a llevarle un jugo a Jackson para darle un poco de diversión al asunto. Te veo luego.
Cedric se despidió dándole un par de palmadas en el hombro a Anker. Desapareció subiendo las escaleras. Anker giró encarando a Carol.
—¿Entonces solo vienes a hablar de los jóvenes o también del ataque a los estudiantes? Porque yo recuerdo que tú sabías muy bien lo segundo.
—Bueno... en realidad de ambas. Estoy muy apenada, tú sabes que desprecio a los humanos, pero aún más a los cazadores.
«No sigas mujer, todo lo que vas a conseguir es tener problemas»
—¿Y?
—¿Por qué no me dejas deshacerme de ellos? —ella sonrió—. Puedo ser muy útil desapareciendo cuerpos.
Anker sintió que su sangre se helaba. ¿Qué clase de demente estaba dando clases a los jóvenes de su manada? Y peor aún, ella estaba declarando abiertamente que odiaba a sus hijos. Tal vez no tuviera demasiado tiempo de conocerlos, pero ellos no eran desagradables con las personas u ofensivos, para ganarse esa clase de declaración. Al contrario, eran muy amables y respetuosos con los demás.
—¿Los odias?
—Odio a cualquier persona que me cause problemas.
—¿Los odias? —repitió la pregunta.
—Sí. Me recuerdan a alguien desagradable.
«Alaia»
Su hija era muy parecida a su madre excepto por los ojos. Entonces ellos le recordaban a su mujer.
Carol sonrió estirando su mano para ponerla encima de la de él. Inmediatamente la retiró sin ocultar su desagrado.
—No tienes permiso para acercarte a alguno de los jóvenes. ¿Te queda claro?
La mujer saltó del susto en el banco por la dureza de su voz.
—Anker...
—¡Responde!
—Sí, Anker.
La mujer bajo la mirada.
—No tienes permiso para estar en el hospital retírate.
Carol casi pierde el equilibrio buscando una manera de salir del lugar sin perder su elegancia.
Ethan regresó una hora después con el encargo. Él agradeció y regreso al cuarto de sus hijos.
Se alarmó cuando encontró a Nadia vomitando en la papelera. Aiden estaba junto a ella sosteniendo su cabello y sobando su espalda. El doctor estaba leyendo un cuaderno en sus manos muy concentrado. Pasaba rápidamente las páginas luciendo nervioso mientras sus lentes de aumento se deslizaban del puente de su nariz.
—¿Qué sucede? —preguntó, dejando las cosas en una pequeña mesa antes de caminar hasta la cama de ella.
—Tengo que tomar una muestra de sangre.
El viejo médico se paró a un costado de Anker con una jeringa y un pequeño tubo en la mano.
—¡Ah, no! Eso si que no... Nadie va ha pincharme.
—Necesito la muestra para saber qué está pasando con tu metabolismo.
—No, señor. Yo estoy bien y no veo por qué tengamos que llegar a esos extremos.
Anker sonrió viendo a los jóvenes.
—Nadia —Aiden dijo en tono de reproche.
—Siete.
—¿Qué? —el médico preguntó.
—Fueron siete vacunas contra la rabia. Esa mierda duele y lo he recordado desde los cinco años.
—¿Por qué necesitarías vacunas contra la rabia? —el médico rodo los ojo.
Aiden trago viendo la pared con evidente nerviosismo.
—Por la mordida de un perro.
El viejo médico se carcajeó.
—No necesitabas vacunas para eso. Eres inmune a la rabia.
—Eso dígaselo a mi madre. Aparentemente todos pensaron iba a empezar a soltar espuma por la boca e iba a empezar a morder a todos a mi alrededor.
—Buenos... Eso fue por la mordida, no se estaba curando —Aiden rascó su cuello, aún sosteniendo la sábana con una mano—. Todavía tiene la cicatriz en la pierna.
—Déjame ver.
—No, señor.
—Soy un médico muy viejo, y siempre he sido un hombre profesional.
Los dos miraron a la pared cuando ella empezó a luchar con la sábana. Cuando por fin ella dijo un débil "listo" el viejo médico empezó a revisar la herida. Era verdad la cicatriz había disminuido mucho por el crecimiento de la pierna y el estiramiento de la piel. Sin embargo habían cuatro pequeños puntos donde los colmillos del perro fueron encajados. La mordida debió ser de consideración para que los colmillos todavía estuvieran marcados en la piel.
—¿Cómo fue qué te mordió? ¿Dónde estaban los adultos?
Aiden tosió con nerviosismo.
—En casa. Siempre fuimos muy escurridizos, a veces ni siquiera notaban que desaparecíamos.
—Pero aún así necesitamos esa muestra de sangre. Obviamente algo anda mal con tu metabolismo, necesito averiguar por qué.
—Eso siempre sucede cuando se transforma. Es como si algo colapsara cuando pierde la transformación y regresa a su forma humana.
Aiden hizo gestos con las manos como si estuviera acoplando un par de engranajes.
—Tengo la respuesta.
Anker sorprendió a los presentes cuando finalmente habló.
—¿Qué está haciendo el hombre aquí?
No se suponía que odia a los cazadores —Nadia susurró en el oído de su hermano la pregunta. Claro que todos los presentes también la escucharon.
—Es una historia muy interesante, pero te lo explicaré después.
Aiden le puso una mano en el hombro.
—De acuerdo —ella achicó los ojos—. Espero que sea una respuesta decente.
—Ahora nos dirás, ¿por qué ella pasa por eso después de cada transformación?
—Es simple —Anker puso los dedos en su mentón como si fuera a dar la cura para alguna enfermedad mortal—. Es porque ella no usa su parte licántropo con frecuencia. Mejor dicho la reprime, eso es lo peor que un lobo puede hacer. ¿Te imaginas qué pasaría si dejas a un animal salvaje en una jaula? —ellos negaron—. Buscará una forma de salir de ese lugar. Entonces cuando ella lo deja salir estará muy salvaje e incontrolable. Porque no ha creado un vínculo.
—Entonces todo lo que tenía qué hacer era dejarla salir frecuentemente.
—Sí. —el médico interrumpió—. Por lo que me dijeron ustedes son una extraña mezcla de ambas razas. Ambas libres por naturaleza y también testarudas. Ahora lo único que tienen que hacer es salir por el bosque para adaptarse a la parte animal, nunca deben reprimir a un lobo cuando quiere salir. Eso es por lo que ustedes todavía no son lo suficientemente rápidos y fuertes. Recuerden que ustedes deberían ser más fuertes que ambas razas en algún momento. Supongo que él puede enseñarles —señaló a Anker—. ¿Puedes verdad?
—Cuando estén recuperados.
—Bueno yo me retiro, tres días cuidando a mis pacientes es suficiente para mis viejos huesos.
El médico se estiró y salió con ambas manos en su cintura.
—¡Carajo, Cedric! ¡Deja de joder! ¡Estoy bien!
—¡Deja de quejarte, idiota! ¡Estoy revisando las perforaciones en tus costados!
Jackson levantó la sábana y se paró. Levantó las manos y empezó a dar vueltas mostrando los golpes y las heridas empezando a sanar. También estaba desnudo, pero no le importaba.
—Ves, estoy mejor.
—Hombre lo único que vi fue que tienes mejor trasero que tu ex. Tan redondo que hasta quería darte una palmada —Cedric rió a carcajadas sosteniendo su estómago.
—Deja de joder. Ahora necesito salir.
Cedric le lanzó la sábana para cubrirse.
—No puedes verla.
—¿Por qué? —Jackson achicó los ojos mirando al hombre.
—Anker está con ellos.
—No me importa. Es mi compañera, tengo todo el derecho del mundo de ir por ella y llevármela —dijo sentándose en la cama—. Además ya la he marcado.
—Seamos sinceros —Cedric tomó una silla sentándose. No apartó los ojos ni un segundo de los de Jackson—. Tal vez tengas razón —Jackson sonrió—. Pero... —dijo sin dejar de sinreir—. A todos les importa una mierda.
—Jodete...
—Anker es su padre, y tú mejor que nadie sabes por todo lo que ha pasado estos últimos años. Deja al hombre tener un poco de tiempo con sus hijos, se lo merece. No digo que no busques acercarte a la joven, pero haz bien las cosas. Te recuerdo que el hombre apenas está procesando la paternidad, dale un poco de espacio. Después de todo algún día será tu yerno.
—No estoy de acuerdo con eso, pero acabas de darme una idea. Buscaré pasar tiempo a solas con ella.
Para Cedric no pasó desapercibida la mirada lobuna de Jackson.
En el fondo rogaba para que no hubiera incentivado al lobo a cometer una locura.
Lo dejó acostado en la camilla perdido en sus pensamientos mientras miraba el techo.
Salió del hospital encontrando a Edwin en las afueras del lugar.
—Tengo todo listo, he decidido adelantar la reunión para mañana —Edwin paso una mano por su rubia cabeza—. Hay algo que no le he dicho a Anker.
Cedric empezó a caminar al lado de su amigo. Era de noche y había estado nevando.
—¿Qué cosa?
Edwin estaba nervioso y preocupado.
—Quiere hacer un sacrificio con los cuatro jóvenes para traer a Caín. Según averigüe Todavía no tiene el suficiente poder para salir de la prisión que sus hermanos y los otros crearon.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro