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Capítulo 2

Capítulo 2.

Narra Louis:

Al despertar, mis párpados estaban pesados y mi nariz algo taponada, igual que siempre durante la primavera. Durante los primeros segundos mi mente se puso en piloto automático, haciéndome levantarme de la cama, arrastrar mis pies fríos por la alfombra hasta llegar al baño, y abrir el grifo del agua caliente.

«Uumf, tengo que ir a trabajar, se me hizo tarde, ¿por qué no sonó la alarma?» pensé mientras mojaba mis manos y me preparaba para lavarme la cara.

«Espera un segundo... ¡hoy es sábado!» finalmente caí en cuenta de que no era un día laboral para mí, y con una adormilada sonrisa sequé mis manos y arrastré mis pies de vuelta a la cama. Hundiéndome aún más en mi enorme sweater, me cubrí con las sábanas hasta la nariz y bostecé, sintiendo el sueño volver a apoderarse de mí lentamente.

«Sí» gimió mi adolescente interior. «Es sábado. No trabajo, no horarios, y la compra de comestibles puede esperar hasta que me dé hambre. Soy tan fel-.»

Diiiing-dooong.

«¿Qué? ¿A quién se le ocurría llamar a la puerta tan temprano?»

Decidí ignorar a quien quiera que fuese, así aprendería a no llamar a estas horas de la mañana.

Diiiing-dooong.

«¿De nuevo? Por favoooor, ya vete y déjame dormir.» gimoteé internamente.

Diiiing-dooong.

Diiiiiiiiiiiing-dooong.

-Hmmmmm- me quejé, haciendo pucheros como un niño- ¡Ya voy!- grité lo más fuerte que pude.

Descalzo y con sólo el sweater puesto, arrastré mis pies lo más rápidamente que me fue posible hacia la puerta.

-Más vale que sea importante, o si no...- iba murmurando. Frotándome los ojos con los puños, finalmente abrí la puerta. Me callé al instante- Oh... hola, Ben, ¿qué se te ofrece?- intentando desesperadamente espabilarme, parpadeé varias veces para hacer que mis ojos dejaran de cerrarse por su cuenta.

Él vio mi sweater por unos segundos.

-Uh... yo venía a recogerte para ir a comer como habíamos quedado, pero si quieres me voy y arreglamos para otro...

«¡Mierrrrrrrda, la cita! ¡Lo había olvidado! ¿Ya era la una de la tarde? Wow, el tiempo sí que vuela cuando uno está dormido.».

-¡No!- lo interrumpí, repentinamente muy despierto- No, no, ¿quieres pasar?- me hice a un lado para dejarle entrar- Yo ya me arreglo; sólo que me quedé dormido, creo que ayer no me di cuenta de cuán cansado estaba- con las mejillas acaloradas, cerré la puerta luego de que Ben entrara-. Siéntate, tu casa es mi casa- dije, dándome cuenta del error pocos segundos después-. ¡No! Mi casa es tu casa... eso creo- murmuré la última parte.

Le eché un vistazo. Vestía con unos sencillos jeans oscuros y una camisa azul claro que marcaba sutilmente su buen cuerpo, con las mangas dobladas hasta los codos. Y aquello le quedaba, a mi parecer, demasiado bien.

-Te espero aquí- dijo con una sonrisa, sentándose en uno de los sofás.

-Y-yo... ya vuelo-vuelvo...- antes de seguir haciéndome quedar como un torpe, me di la vuelta y casi corrí hacia mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí.

«Dioooos, qué vergüenza, Louis, ¿es que no puedes ser más torpe?» me regañé mentalmente.

Quitándome el sweater y los bóxers, entré al baño rápidamente. Lavé mi cara y mis dientes antes de tomar una ducha relámpago y secarme lo mejor posible con una toalla. Volví a mi habitación y comencé a sacar cosas del armario, ¡no tenía nada que ponerme! Al final encontré unos jeans y un sweater color crema, y me los puse.

Tomé mi celular de mi mesita de noche, y vi que tenía un mensaje de... ¿Harry?

Harry: suerte en la cita con tu vecino :D xx. 12:58 p.m.

Wow, hasta Harry había recordado la hora de la cita.

Yo: gracias :)) xxxx. 13:46 p.m.

Me sentí un poco mal por él, ya que era mi ex y estaba deseándome suerte en una cita con otro hombre.

Mientras me ponía mis zapatos mi teléfono vibró.

Harry: después me cuentas todo xxxxxxxx. 13:48 p.m.

Sonriendo, tecleé una respuesta.

Yo: claro ;) xxxxxxxxxxxxxxxx. 13:49 p.m.

Iba a salir de mi habitación, pero mi móvil vibró nuevamente.

Harry: deja de duplicar mas equis que pongo, es grosero. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx. 13:52 p.m.

Yo: okay, pero sólo porque ya son demasiadas equis. Adiós!! :*. x. 13:53 p.m.

Salí de la habitación y me encontré a Ben revisando algo en su teléfono.

-¿Vamos?- preguntó apenas levantó ma vista de la pantalla.

-Mhm- sonreí un poco.

Tomé mis llaves y ambos salimos del apartamento.

.

Narra Harry:

Definitivamente, yo era un puto masoquista. ¿Por qué le deseaba suerte a Louis en la cita con su vecino? Yo quería que él volviera a estar conmigo, y no iba a lograrlo si comenzaba a salir con su oh-tan-guapo vecino. Tenía que volver a enamorarlo, ganarme su corazón una vez más, y corría con algo de ventaja frente a aquel tipo.

Durante los últimos siete años, había salido en citas que nunca llevaban a algo más, y también en citas para tener sexo casual. Yo sabía cuál era mi problema: siempre comparaba a mis citas con Louis («Él no es tan bonito como Louis.» «A Louis le quedaban mejor los sweaters.» «Louis sí se reía de mis chistes.» etcétera, etcétera). Mi problema es que la gente con la que salía efectivamente no era Louis, no era igual a Louis y nunca lo sería. Tenía que dejar de pensar en él, y yo lo sabía, pero mi corazón permanecía sordo a razones.

Suspiré, levantándome del sofá donde estaba y me dirigí a la cocina. Tomé una sartén, rocío vegetal y algunas verduras. Dejé lo demás para lavar y cortar las verduras en tiritas. Rocié la sartén con el antiadherente antes de prender la cocina y comenzar a saltear los vegetales.

Minutos después, mi pequeña comida ya estaba lista, y me senté en la barra que estaba en la cocina para comerla. Mientras lo hacía, pensé en las maneras en las que podría recuperar a Louis. Entonces hice un pequeño plan para comenzar a ganarme su confianza nuevamente, poco a poco.

.

Narra Louis:

Ya sentados en aquel bonito y clásico restaurante italiano, Ben y yo ordenamos una pizza pequeña de mozzarella, y pan de ajo, además de un vino ligero.

-Dios, no puedo creer que seas tú, te busqué en internet, pero no me aparecía nada de ti- dijo él.

Me sonrojé un poco.

-Bueno... es que no me gusta demasiado eso de las redes sociales.

-Oh- Ben asintió-. Cuéntame sobre tu vida, algo interesante debe haber sucedido en los últimos dieciséis años- «En realidad, no tienes idea» pensé para mí mismo.

-Uh... no lo sé. Me mudé a Londres, fui a la escuela, me gradué...- no sabía si seguir, si decirle sobre Harry o no.

-Y...- me incitó a seguir hablando.

-Y-yo luego entré en la Universidad de Psicología de Londres, me gradué con honores... hace dos años conseguí trabajo de psiquiatra en el Hospital Psiquiatrico de Manchester, y aquí me tienes- finalicé, esperando haber cubierto todos los puntos que podrían llegar a interesarle sobre mi vida.

Él me miró.

-¿Y amigos? ¿Familia? Uh... ¿novios?

Mi mente viajó directamente hacia Harry; pensé en sus rizos, en sus labios, en sus manos enormes pero gentiles, y en sus ojos. En cómo me cuidaba, y cómo sus sweaters calentitos me engullían, haciéndome sentir seguro y querido. Aquella hermosa canción que me había regalado por nuestro aniversario. Mis mejillas se calentaron al recordar su voz cálida y profunda.

«Mi pequeño gatito precioso» aquel apodo se reprodujo en mi mente varias veces, cortándome la respiración. Me las había arreglado los últimos siete años para no pensar en Harry, y justo hoy los recuerdos volvían con toda la potencia.

-U-uh... yo... sí, tuve un novio- por su expresión, no le había gustado mucho aquello-. Pero no fue nada muy importante- me apresuré a agregar.

«Mentiroso» me acusó mi mente.

Su rostro se suavizó, y Ben asintió levemente. Yo ya no sabía muy bien qué decir. Era prácticamente un virgen en lo que a citas se refería, ya que sólo había tenido citas reales con Harry, y Ben claramente no era parecido a él.

-Y... ¿tú?- pregunté.

-Nada demasiado interesante- movió una de sus manos en el aire, como barriendo la pregunta.

La cita siguió su curso. Luego de comer, Ben me llevó al mismo parque al que había ido con Harry el día anterior por la noche. Había un hombre con un carrito que vendía dulces; paletas, algodón de azúcar, manzanas acarameladas y esas cosas.

-¿Quieres un algodón de azúcar? Para compensar que nunca pudimos comer el volcán de chocolate ya que el chef no lograba que se mantuviera en pie- ofreció, dándome una encantadora sonrisilla. Me sonrojé levemente.

-Bueno- asentí, mordiéndome el interior de la mejilla.

Ya caminando por el camino de piedrecillas, compartiendo el algodón de azúcar, hablamos un poco más sobre cosas básicas, como películas favoritas y música favorita.

-No puedo creer que seas fan de Michael Bublé- negó con la cabeza, riendo.

-El tipo tiene la voz de un ángel- suspiré-. ¿Canción favorita?

-Sex, de The 1975; ¿la tuya?

-It's A Beautiful Day de Michael Bublé- respondí con las mejillas sonrosadas.

-Tendré que empezar a escuchar al hombre, para saber qué es tan bueno sobre él- sonrió. Le sonreí de vuelta.

(...)

Eran las cinco de la tarde cuando volvimos al edificio. Ben y yo estábamos frente a la puerta de mi apartamento.

-Realmente la pasé bien en nuestra cita, Lou, y me encantaría repetirlo alguna vez- dijo él, tomando mi mano y acariciando el dorso con el pulgar. Me sentí sonrojar ante aquel contacto tan común y a la vez tan íntimo. Hacía mucho tiempo que nadie me tocaba de aquella manera tan tierna.

-A-a mi también me gustó la cita, y también me gustaría repetirla algún día- le di una sonrisa tímida.

Él me sonrió aún con más ganas, inclinándose ligeramente para depositar un pequeño beso en mi mejilla, cerca de la comisura de mis labios; su barba me raspó un poco, lo que hizo que la sensación durara un poco más.

-Hasta pronto, Lou- murmuró contra mi mejilla, soltando mi mano y dirigiéndose a la puerta de su apartamento. Me dedicó una última mirada antes de entrar.

Yo también entré. Dejando las llaves en el aparador, me quité lis zapatos, pateándolos hacia algún lugar de la sala de estar. Yendo hacia mi habitación, me quité la ropa y entré a la ducha. Abrí el agua caliente y la dejé correr por mi cuerpo, temblando ligeramente ya que mis pies estaban helados (era un día frío en primavera, ¿quién entiende al tiempo?) y el agua los estaba prácticamente hirviendo. Me quedé hasta que las pequeñas venas comenzaron a notarse en mi piel ya que el calor las dilataba y hacía que más sangre fluyera por ellas. Me envolví en mi bata esponjosa. Volví a la habitación para ponerme unos calcetines de lana que me llegaban hasta las rodillas, mis lentes, y un enorme sweater, también de lana, que me llegaba hasta la mitad de los muslos. También me puse unos bóxers, sólo para que la piel de mi trasero no se irritara con el roce de la lana. Así vestido, me abracé a mí mismo, imaginando que mis brazos era otros, unos más largos y gruesos. Imaginé la calidez y el aroma de cierta persona que me hacían sentir acompañado incluso cuando estaba solo. Pensar en Harry me traía tan buenos recuerdos... ¡Harry!

Le había prometido que en cuanto volviera de la cita le contaría todo, y casi lo había olvidado.

Tomé mi móvil. Marqué su número y esperé a que atendiera.

Luego de unos cinco "beeep", Harry atendió.

-¿Hola?- dijo.

-Hola- dije.

-Oh, hola, Lou- casi podía oír la sonrisa en su voz-. ¿Ya se acabó tu cita?

-Sí- respondí-. Y como antes me habías pedido que te contara...

-Uh, espera- me interrumpió-. Ahora no puedo hablar, debo colgar- y cortó.

-Oh, okey- respondí a la linea muerta-. Supongo que está bien.

Suspiré, también cortando.

«Qué extraño» pensé. Parecía emocionado por que le contara más temprano. Dejé el móvil y fui a la cocina a hacerme un té.

Ya con la taza en las manos, dándome su calor, me senté en el sofá con las piernas cruzadas y encendí el televisor. Estaban pasando Legally Blonde, pero ya estaba cerca del final, así que cambié de canal. Un vergonzoso comercial de condones se reproducía en la pantalla cuando sonó el timbre.

«¿Quién será?» me pregunté.

Caminé hasta el intercomunicador con el portero automático y presioné el botón para hablar.

-¿Hola?- solté el botón.

-Hola, Lou. Más tarde dale las gracias a la señora del 1B por darle al tipo de voz grave el número de apartamento del castaño bajito con ojos azules; y, por cierto, ¿me abres la puerta?

Mis ojos se abrieron más de la cuenta. ¿No que estaba tan ocupado que no podía hablar?

-S-seguro- dije. Presioné el botón para desbloquear la puerta de entrada, y fui a abrir la puerta de mi apartamento.

Un minuto más tarde, Harry estaba saliendo del ascensor, con una bolsa de comida china en la mano.

Sus ojos se abrieron de más cuando me vieron, y entonces recordé que sólo tenía puestos unos calcetines, un sweater, y unos bóxers; y me sonrojé. Avanzó con pasos largos hasta quedar frente a mí, y me abrazó con fuerza, tomándome por sorpresa. Mi cara quedó contra su pecho, por lo que aproveché para oler lo más discretamente su aroma. Olía muy bien, a coco, una colonia suave, y canela.

-Lo siento- dijo cuando me soltó-. Espero que te sigan gustando los fideos chinos con camarones.

Asentí.

-¿Quieres pasar?- pregunté.

-Claro- me sonrió-. No podía dejar que me contaras tu primera cita en siete años por teléfono, ¿verdad?

Le sonreí de vuelta, negando con la cabeza, y me hice a un lado para dejarlo entrar.

-Por supuesto que no, eres Harry Styles- respondí, y él rió.

~•~•~•~•~

¡Holaa!

¿Qué tal?

Este capítulo va dedicado a @MatinchoPonce.

¿Qué piensan sobre hacer un Q&A con los personajes? Si quieres deja tu pregunta a uno de los personajes, y ellos la responderán.

That's all folks ♥

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Anto :*

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