4🐺
════════●◆●════════
LA ULTIMA DE LOS CAVENDISH
════════●◆●════════
Narradora Pov
Sonidos de tambores anunciaron la llegada de lobos importantes. Los ciudadanos de inmediato se apartaron del camino y dieron paso a las manadas que habían llegado en ese día. Seguidamente agacharon la cabeza e hicieron una reverencia, mientras que los cachorros jóvenes no comprendían bien lo que sucedía, pero imitaron lo que hacían su figura paterna y materna.
En el camino de tierra caminaba con firmeza el líder de la manada de los lobos grises, conocidos como: O'Neill. Seguidos tras de ellos venía la manada de los lobos pardos, llamados: Alzarad. Y, por último, la manada de los lobos ibérico, nombrados: Alzir.
Por la línea que seguían demostraban el orden de lo fuerte que eran cada uno. El primer lugar lo poseía los Cavendish; el segundo, los O'Neill; el tercero, los Kagari; el cuarto, los Alzarad; y el quinto, los Alzir. Sin embargo, el primero no contaba y no entraba en su lista. En otras palabras, el primordial y único más fuerte, eran los O'Neill.
El líder de aquella manada caminaba en el frente acompañado de su hembra e hija. La sonrisa que tenía trasmitía confianza y seguridad, creando un buen ambiente a los residentes. E igualmente los demás caminaban con firmeza trasmitiendo cada uno su fortaleza.
—Bienvenido, Bastan —clamó con alegría la líder de los Kagari.
El mencionado sonrió más ampliamente y se acercó para corresponder el abrazo que le esperaba. Los demás lideres hicieron lo mismo mientras que las defensas tomaron lugar a los costados.
—Han llegado todos al mismo tiempo. Reyna y Konrad —saludó asintiendo levemente.
Reyna: Es un alivio verlos sanos y salvo.
Reyna, líder de los Alzarad. Esta mujer poseía una capacidad intelectual bastante avanzada a comparación de los demás. Sus dos hijas, Lotte y Mary, optaron esa cualidad.
—¿Sus palabras se deben a algo más, Reyna? —le preguntó con confusión. La mencionada era amable y educada, pero extraña vez decía aquellas palabras con un tono que agobiaba.
Konrad: Traemos malas noticias.
Bastan: Es mejor que hablemos en privado —recomendó.
Bastan, líder de los O'Neill. El hombre considerado más fuerte, se había presentado ante los ojos curiosos de todos. Él, era muy poco visto debido a que no le gustaba dejar a los suyos. Su cualidad era la fuerza. Su única hija, Amanda, lo acompañó junto con su esposa e ingresaron al gran hogar de los Kagari. Mientras que a su hijo lo dejó en el pueblo.
Los demás lo siguieron y las defensas permanecieron cuidando la entrada.
Konrad: Como es de esperarse, ustedes son los últimos en enterarse de lo que pasó; sin ofender, Daria. Nosotros también nos llegó la noticia tarde. Demasiado tarde —aclaró.
Konrad, líder de los Alzir. Este macho poseía como cualidad una buena resistencia, pero cuando se trataba de luchar era un poco temeroso; sin embargo, intentaba dar lo máximo e igualmente apoyar a los que le rodeaban.
Sus hijas, Barbara y Hannah, se encontraban a su lado escuchando cada palabra que decían los lideres. Ellas, como las demás cachorras presentes, desconocían de la noticia.
Todos los lideres tomaron asiento en unos cojines colocados en el suelo frente a una mesa de madera redonda en el centro que tenía algunos frutos y que, después tendría diversos alimentos que estaban siendo preparados por las sirvientas del lugar.
—¡Amanda! —exclamó una cachorra particular acercándose con prisa a la persona mencionada.
La cachorra llamada imitó su acción y se dieron un gran abrazo.
—También te extrañé, enana.
Akko sonrió y la empujó ligeramente, para luego observar a las demás y saludarlas de la misma forma, pero con más sutileza. Seguidamente se dirigió a los lideres e hizo una ligera reverencia. Ellos sonrieron y le devolvieron el saludo con un asentimiento leve.
Reyna: Diviértanse —dijo, dándole el permiso a sus hijas de retirarse.
Con alegría agradecieron y abandonaron el lugar hablando entre sí. Los lideres al asegurarse de que se encontraban en total privacidad, borraron la sonrisa de sus rostros y miraron con temor a Daria.
Bastan: Los Cavendish están muertos —soltó.
—¿Qué?
Konrad: Nuestros enemigos acabaron con ellos.
Reyna: Creemos que dieron su vida para vencerlos y darnos el tiempo necesario para prepararnos, pero... la noticia llegó tarde.
Konrad: Cuatro años tardes —dijo con exactitud.
—Eso es imposible —musitó—. Los Cavendish no pueden estar muertos.
Bastan: También me fue difícil asimilarlo, Daria. —Hizo una pequeña pausa—. Quien diría que la manada que nadie había visto por años, desapareciera de esa manera.
Reyna: Tenemos que pensar en cómo defendernos correctamente. Sin los Cavendish, ellos irán por Bastan.
Konrad: La segunda manada más fuerte, es la siguiente en su lista negra —agregó y aclaró.
Todos miraron a Daria encontrándola con la cabeza baja. Ella trataba de asimilar las palabras que salieron de la boca de sus compañeros y mejores amigos. Era difícil y provocaba que su cuerpo temblara. «Sin nosotros, están perdidos», se dijo recordando las últimas palabras de aquella mujer que era líder de los Cavendish.
Daria la había visto sólo una vez. Al igual que los demás. La hembra trasmitía un aura de poder que intimidaba a cualquiera que estuviera cerca o a una distancia poco lejos. Era increíble cuanta fortaleza poseía y era dificultoso pensar que había muerto. Lo que significaba que los enemigos se habían hecho tan fuertes como para asesinarla.
La manada de los Kagari, eran conocidos más por las creaciones de caza y armaduras que mejoraban el aspecto y fuerza de cualquier animal. También por ser los únicos con el don de domesticar y entrenar a animales salvajes para diversas actividades que incluían la lucha cuerpo a cuerpo; pero eso aún no era suficiente como para combatir a los enemigos que aparecerían seguramente en unos años.
La cualidad de los Kagari, era: la flexibilidad. Sin embargo, también poseían aquella virtud que les beneficiaba de muchas maneras.
Ella analizaba las situaciones de cada uno en una posición donde tenía sus palmas unidas y su cola moviéndose tenuemente de un lado a otro. «Piensa, piensa, piensa», se decía. «¿Cómo los vencieron? ¿Qué hicieron?». Daria sabía que las palabras de Bastan eran seguras y verdaderas. Y, cuando él había dicho: "Los Cavendish están muertos", los incluía a todos.
La comida fue servida y las sirvientas se retiraron rápidamente al sentir la tensión en el ambiente.
La manada de los Kagari, vivían en un pueblo bastante grande donde los habitantes se hallaban tranquilos realizando sus trabajos del día a día. El grupo de cazadores era el más utilizado y poco a poco iban en aumento.
Alimentar a más de cinco mil lobos con familias no era sencillo, y era requerido cada vez más personas capacitadas para cazar, aunque algunos hacían sus propias cazas personales y resguardaban la carne en los Glasie encontrados debajo de sus hogares.
Cada manada tenía una diferencia de cualidades que, al unirlas podían hacerle frente a los Cavendish, sin embargo, no aseguraría la victoria. Ocurrió una vez que, el segundo más fuerte, se le subió el ego cuando ganó el puesto y enseguida deseó luchar contra la líder.
Muchos lo tomaron por loco, pero otros creían que podía hacerlo. No obstante, obviamente la líder de los Cavendish no se presentó e ignoró la carta en el momento que llegó en sus manos.
Bastan se imaginaba cada noche que había pensado la líder cuando le llegó la carta. Tal vez un: "Patético". O una risa que la hiciera sentir que sus pulmones estallarían. De tan sólo imaginar esas reacciones, le hacía hervir la sangre. «Tan creída», pensó con disgusto, sin embargo, él también había sido un creído.
Los Cavendish, habían sido bendecidos con cinco cualidades diferentes. . Algunos pensaban también que tenían mejores reflejos, pero eso, tal vez era sólo un mito.
Reyna era la más tranquila de todos los lideres. Gracias a su buena capacidad de aprendizaje y acoplamiento a los nuevos cambios, podía comportarse de una manera bastante sutil a las situaciones peligrosas o repentinas. Ella se encontraba contenta de que una de sus hijas, saliera de la misma manera.
Konrad contenía su gran miedo y temblor de huesos ante esa noticia que le había llegado tres lunas atrás. Bastan, fue el primero en recibirla. Y luego, llegó a Reyna, después a él y, por último, a Daria. No obstante, el aviso había llegado a oídos de ellos gracias a que, Bastan, trasmitió el comunicado recibido.
Al final, el ahora primero más fuerte de las manadas, decidió hacer una reunión en los territorios de los Kagari, y comunicar dicha noticia de manera personal a la última líder restante.
Daria no estaba contenta. Admitía que tenía miedo y que sentía su sangre helarse, pero no por ella, sino por las vidas de las personas que amaba y protegía cada día de los depredadores que intentaban robar sus alimentos o hacerles daños. Su prioridad eran sus dos hembras: su hija y mujer.
Atsuko nació fuerte y sana. Ella estaba orgullosa de la creación que trajo con ayuda de su hembra. Y se sintió más que feliz al ver que tenía los ojos rubíes. Lo que significaba que poseía la cualidad de los Kagari.
Daria deseaba verla crecer y tomar su puesto en el combate que se llevaba siempre a cabo cuando un líder fallecía o era revocado, para dar paso a uno nuevo. Habían muchos rivales que deseaban el puesto y el hijo e hija del antiguo líder, debía demostrar que se merecía estar en dicho puesto.
—Lucharemos —dijo rompiendo el silencio.
Reyna: Se perderán muchas vidas.
—Si tengo que dar la mía para que mi hembra y mi hija vivan, lo haré.
Bastan sonrió orgulloso de sus palabras.
Bastan: No estarás sola, Daria. Ten por seguro que me encontraré a tu lado.
La líder de los Kagari lo miró y le agradeció con un asentimiento.
Konrad: Hemos estados unidos desde que la manada de los Cavendish tomó su propio camino hace muchos años. Si van a luchar, cuenten conmigo —dijo de la manera más tranquila que podía.
Reyna: Sus palabras son aliviadoras, pero lamento decirles que los enemigos que nos asechan durante siglos, nos superan ahora en fortalezas. Aun si nos juntamos todos y combatimos, es posible que perdamos.
—Nos hemos fortalecido con el tiempo.
Reyna: Y ellos también. No intento crear muchos puntos negativos, pero hay que estar consciente de que los tenemos. Si lo que vamos a hacer es luchar, debemos planear detalladamente como hacerlo de la manera correcta.
Las palabras de la líder de los Alzarad, eran coherentes para los oídos de los demás en la habitación. Mientras ellos continuaban hablando de lo que harían, una personita pasó por el pasillo del lugar con una canasta de postres en sus brazos. Ella se detuvo al escuchar una mención de un apellido que captó su total atención.
Bastan: Analicemos. Los Cavendish tenían cinco tipos de fortalezas.
«Cinco...», pensó la castaña sosteniendo la canasta con postres recién preparados. Ella había ido a buscarlos para compartirlo con sus mejores amigas que no había visto hace mucho tiempo.
Amanda, Lotte, Mary, Barbara y Hannah, la venían a ver cada tres lunas. Eso gracias a que las madres de cada una, eran amigas de la suya. El único que no venía y que jamás había visto, era al hermano de su mejor amiga, Amanda.
Era extraño como el líder no quería que él abandonara su territorio. Amanda le había dicho que su padre lo mantenía entrenando para que superara la fuerza actual de los O'Neill, sin embargo, aun así, Akko se preguntaba si tenía al menos un día libre para descansar de esos duros entrenamientos.
En la línea sucesora de los Alzarad, era Mary. Y en el de los Alzir, Hannah había tomado ese lugar por elección propia, puesto que, Konrad no podía decidirse y lo dejó a disposición de ellas. Las dos poseían la cualidad de los Alzir.
Konrad: Cada uno de nosotros posee una.
Reyna: Si las utilizamos correctamente podremos hacerle frente a uno de ellos.
«¿A uno de ellos?», se preguntó. Akko no entendía. ¿Su madre quería hacerle frente a la líder de los Cavendish? ¿O a uno de los Cavendish? Pero, lo más importante era: ¿Por qué su madre quería enfrentarse a los Cavendish?
—Nadie debe enterarse.
Bastan: Estoy de acuerdo. No sembremos el pánico y mantengámonos con la guardia baja. Nadie así sospechará.
Reyna: Sin embargo —continuó—, es necesario que nuestras defensas entrenen más de lo que actualmente lo hacen.
Konrad: Crearemos lugares ocultos a la vista de los lobos que nos sirven. Y entrenaremos en silencio a los demás. —Él miró a Daria—. ¿Tienes nuevas herramientas para ponerlas en práctica?
—Nuestro personal se encuentra haciendo algunos instrumentos que pueden ser de verdadera utilidad contra nuestros enemigos.
Bastan: Estaré al frente y lucharé con todas mis fuerzas.
Todos asintieron agradeciendo su valentía. Las manos de Daria temblaban ligeramente y las sentía un poco frías.
Reyna: En este día, guardaremos dos minutos de silencio por las vidas que fueron arrebatadas hace cuatro años atrás.
«¿Vidas perdidas? ¿Enemigos?». Akko aún no entendía absolutamente nada. Su curiosidad era muy grande y deseaba saber de qué estaban hablando, pero las siguientes palabras que aclararon todas sus dudas e hizo que nuevas aparecieran la dejaron impactada.
—Desde hoy, aseguramos que los Cavendish... han muerto y se han extintos a causa de nuestros peores enemigos. Que en paz descansen.
«¿Están... muertos?»
-------------
Fin del Cap. 4 (La última de los Cavendish)
.
.
.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro