Capítulo 17
Volvimos a la cueva para pescar todos los días después de ese. Algunos días no tuvimos éxito, pero en otros conseguiamos muchos peces que servían para varios días. Pronto nos dimos cuenta de que los peces eran más abundantes cuando el océano subía, así que íbamos en ese momento.
Fandral quiso trasladarse a la cueva de Odín. Estaba más protegida y más cerca de la fuente de alimento. No tuve ninguna objeción, hicimos un fuego y movimos nuestras escasas posesiones.
Tan pronto como empezamos a encender el fuego, noté algo que no había podido ver antes con sólo la luz de la entrada. Había pinturas en las paredes.
Tomé un palo y comencé a seguir la pintura a lo largo de la pared de la cueva. Fandral vio lo que estaba haciendo y me siguió.
Las pinturas contaban una historia. Había un hombre que llevaba dos cuernos rechonchos en la cabeza. Se veía que viajaba por lejanos lugares. Entonces consiguió una esposa cuyo dibujo tenía el pelo pintado con carbón. Volvieron juntos a su tribu.
Entonces la tragedia golpeó. Su tribu fue atacada y muchos fueron asesinados. Él huyó lejos al océano con los que quedaron. Encontró la cueva con el arroyo y sobrevivieron gracias al pez.
La tribu era pequeña y débil. Me di cuenta porque fueron dibujados muy pequeños en comparación a los animales que cazaban y los peces.
Pero entonces, el hombre hizo una lanza con un fin especial. Se dibujó mucho más grande de lo que debió ser en la vida real, para mostrar su importancia. La lanza ayudó al hombre a luchar contra otra tribu, una tribu pequeña armada de hachas. Me di cuenta de que eran los enanos.
La tribu se hizo fuerte. Volvieron y atacaron a los que los habían matado. Apartaron a los hombres y tomaron a las mujeres. El hombre con los cuernos salió victorioso.
Luego se mostraba el viaje de regreso a la cueva. Se mostró acostado, con su lanza a su lado. Él estaba muerto. En la cueva. Esta cueva.
Fandral hizo un ruido detrás de mí.
"Bor," susurró.
Me volví para mirarlo, él parecía aterrorizado a la luz del fuego.
"¿Bor?" susurré.
"Dadra a Odin." Dijo Fandral.
El padre de Odín. No es de extrañar que él conociera esta cueva. Este era el lugar donde descansa su padre. Probablemente él había pintado algunas de estas piezas. Bor fue el que encontró este lugar, quién guió a su tribu a través de tiempos difíciles.
Me di la vuelta y miré más allá de donde terminaban las pinturas.
En el suelo delante de mí estaba un casco hecho de hueso, con dos cuernos.
Oí que Fandral se alejaba detrás de mí. Estaba casi listo para seguirlo. Este era un lugar sagrado, el Azotador sólo lo había perturbado porque estaba desesperado.
Pero tampoco nos había rechazado. No nos había dicho que saliéramos de este lugar. Di un pequeño paso más cerca.
Había una vieja lanza situada en la roca. Estaba podrida e inútil. La cabeza parecía estar hecha de algo verde. No era roca, ni hueso. No lo toqué.
El casco me intrigó. La tribu de Thor no parecía llevarlos. Mi tribu tiene algunos para las ceremonias y la magia del chamán, pero no para la batalla. No era una mala idea, sin embargo, si podías hacer uno que encajara bien y no se cayera sobre tu cara en momentos clave.
Incliné la cabeza hacia la tumba; no tenía sentido irritar el espíritu de Bor.
"Te damos las gracias por el pescado y por nuestra seguridad." Le dije, y me volví para encontrar a Fandral.
Fandral se paseaba cerca de la entrada. Ya no quería quedarse en la cueva. No podía convencerlo, parecía que Bor era una gran leyenda entre su pueblo y le temía al poder del espíritu del hombre.
Supongo que debí haber estado más asustado, pero había una sensación mística en la cueva. Era un lugar que se sentía protegido y tranquilo. Estaba seguro de que si Bor se opusiera a nosotros, lo sabríamos desde el momento en que entramos.
Llevamos nuestras cosas al otro refugio.
Pescaba allí todos los días, pero Fandral ya no me acompañaba. Pasaba su tiempo cazando y recolectando a lo largo de la costa. Traté de no darle importancia, aunque comeríamos mejor si no tuviera tanto miedo.
Me preguntaba si había conocido a Bor, o si eran sólo las historias que lo tenían tan asustado.
Luchamos durante diez días. Todas las noches me tumbaba en el refugio y deseaba que los brazos a mi alrededor pertenecieran a Thor. Cada noche soñaba que él venía y me llevaba de vuelta a la cueva, donde me sostenía y me decía que me amaba.
Encontramos la comida suficiente para mantenernos vivos. El invierno ya estaba en su apogeo. Los días oscuros empezarían a aclararse un poco más y el frío comenzaría a desvanecerse poco después. Esperaba que Thor estuviera bien, y que el Azotador estuviera logrando encontrar suficiente comida para su familia, a pesar de que su edad lo ralentizaba.
Al día siguiente, mientras caminaba hacia la cueva para pescar, oí a los cazadores en la orilla.
Me arrastré hasta las rocas para observarlos. Fandral ya estaba allí, agachado. El Azotador estaba con ellos otra vez. Parecía más delgado, y sus brazos temblaban mientras trataba de atar las cuerdas alrededor de las rocas en preparación para la caza de focas.
Fandral soltó un ruido frustrado desde su garganta. No tenía ninguna duda de que estaba pensando en sus hijos. Entrecerré los ojos para mirar a Baldr, que andaba a toda prisa sin hacer ningún trabajo.
Tenía el martillo de Thor. ¡Él tenía el martillo de Thor!
Lo llevaba con cierta dificultad, pero aun así no pude evitar que un gruñido se formara en mi garganta. Evidentemente, él lo había reclamado como el arma del jefe. En mi mente el martillo era de Thor, así como la punta especial de la lanza había sido de Bor y el Azotador tenía a Gungnir. Baldr no se lo merecía.
Me imaginé saltando sobre él para atacarlo, pero él tenía dos aliados cerca, yo no tenía ninguna posibilidad. Me tensé de todos modos y apreté mi agarre en mi lanza.
Fandral me vio y puso una mano en mi hombro para mantenerme quieto. Él sacudió su cabeza hacia mí, tratando de hacerme ver con claridad. Lo odiaba, pero no podía hacer nada contra él.
A regañadientes nos alejamos de ahí hacia nuestras respectivas tareas.
Había atrapado tres peces cuando el Azotador apareció. Lucía apurado y seguía mirando a sus espaldas. Tuve la sensación de que había estado bajo un escrutinio más cercano que la última vez.
Le di mi pez. Eran de un tamaño decente, y significaba que podía volver inmediatamente.
Pareció sorprendido por mi gesto, pero no era tonto, lo tomó sin discusión.
"¿Thor?" le pregunté antes de que se marchara.
"Je id nech hinahden. Sort je hwew craw ghen." Dijo, y se marchó rápidamente.
Está mucho mejor. Pronto va a cazar de nuevo.
Me alegré. Thor les dará comida a todos de nuevo. Esperaba que el pequeño Ullr no estuviera sufriendo mucho por el infortunio de su familia.
Atrapé otro pez antes de que todos los peces se marcharan de vuelta al océano, y fui de vuelta a nuestro refugio con Fandral.
Estuvimos muy callados esa noche. Comimos sin hablar y dormimos tan pronto como terminamos.
****
Me despertó el sonido del trueno.
El cielo estaba enojado, y había provocado una tormenta en el océano. Podía verlo en la distancia. Recordé la última vez que vi una tormenta. Recordé lo asustado que había estado. También recordé cuán violentos los enfrentamientos entre el cielo y el océano. Nuestro refugio no lo soportaría.
Fandral había llegado a la misma conclusión y ya había agarrado su lanza. Recogí la comida que nos quedaba y ambos empezamos a correr. Había dos lugares que eran lo suficientemente seguros para sobrevivir a la ira de la tormenta. Fandral tenía miedo de uno, y yo no estaba seguro de poder encontrarlo en la oscuridad de todos modos. Así que eso nos dejaba la caverna como única opción.
Íbamos a enfrentar a Baldr nos gustara o no.
Corrimos tan rápido como pudimos antes de que la tormenta llegara hasta nosotros. Llegamos a la caverna y nos deslizamos a través de la abertura hacia el aire húmedo y cálido de abajo.
Yo tenía razón. La tribu se había trasladado allí para esperar la tormenta. Todos estaban sentados tranquilamente mientras los truenos se estrellaban con fuerza.
Los ojos de Baldr casi se salieron de su cabeza, estaba tan sorprendido al vernos, pero entonces sonrió triunfante y se puso de pie, con el martillo y la lanza en la mano. Se dirigió hacia nosotros mientras nos sentábamos torpemente sobre las rocas donde habíamos aterrizado. Fandral se puso rígido y alarmado cuando se acercó a nosotros, pero yo estaba más cerca de él y era un objetivo más atractivo.
Baldr alzó la lanza y me atacó. Lo detuve con mi propia lanza rota y lo forcé para que bajara sus brazos. Usé toda mi fuerza y, junto con el pesado martillo en su otra mano, logré causarle desequilibrio. Tropezó, y aproveché el momento para arrojarme sobre él.
Nos caímos juntos al agua.
Caímos con un chapoteo y ambos comenzamos a luchar frenéticamente mientras el agua tiraba de nuestra ropa. Me esforcé, pero Baldr tuvo más fuerza una vez que soltó el martillo y me golpeó sin piedad. Me arrastré hacia atrás lejos de él, salpicando agua mientras lo hacía. Mi mano encontró una roca en las aguas poco profundas, y cuando Baldr levantó su lanza para golpearme, balanceé mi mano y tiré la roca hacia su cabeza.
Le golpeó en el ojo. Él aulló de dolor. Cayó al suelo gritando mientras la sangre empezaba a salir de su cabeza.
En mi vida sólo he arrojado dos piedras a dos hombres diferentes por pura desesperación. Ambas veces los había golpeado en el ojo.
Ambos hombres estaban en la caverna esa noche.
Retrocedí y miré a mi alrededor con miedo. Vi la cara del Azotador. Tal vez él no lo había entendido hasta ese momento, pero la conmoción del reconocimiento era evidente para mí. Él sabía quién era yo. Sabía que nos habíamos conocido antes del día en que Thor me trajo a casa.
Bajó por las rocas y salpicó en el agua. Los demás estaban menos ansiosos de hacerlo mientras estuvieran vestidos. Pude ver a unos cuantos aliados de Baldr sacándose la ropa para venir a matarme, pero el Azotador los ahuyentó con varios golpes.
Hundió su mano en el agua donde estaba el martillo. Lo miré asombrado mientras lo levantaba por encima de su cabeza.
La tribu dejó de moverse. Todos miraron fascinados mientras él caminaba hasta donde estaba Baldr.
Sólo yo estaba lo suficientemente cerca para ver cómo le temblaba el brazo. Si perdía el control, o su fuerza fallaba, el martillo caería sobre su cabeza. Pero eso fue lo que hacía la vista tan impresionante.
Cuando llegó a Baldr, lo miró con una expresión de piedra. Entonces, y sólo entonces, dejó caer el martillo.
Aterrizó con un crujido audible.
El Azotador lo dejó allí, y se giró hacia mí. Se arrodilló hasta que pudo verme a los ojos y me miró con una expresión severa. Yo estaba lleno de miedo.
"Da apolo Lowki. Lat yu Dadra." Dijo suavemente, en palabras que sólo yo podía oír.
Lo siento, Loki. Por tu padre.
Lo sabía, y lo sentía. Su lucha había sido por territorio, algo común. Fue una pelea entre muchos. Yo estaba enojado por perder a mi padre, pero con el tiempo había llegado a comprenderlo. Si Laufey hubiera ganado, Thor habría sido el que se hubiera enfrentado a una infancia sin su padre y tendría odio por el mío.
"Apolo lat yu eye." Dije, tocando cuidadosamente mi ojo para que él supiera lo que quería decir.
Odin asintió con la cabeza lentamente, luego se volvió para subir de nuevo con los demás. Los aliados de Baldr sólo miraron hacia abajo en estado de shock. Uno de ellos comenzó a hablar, pero luego Odín soltó un rugido que rivalizaba con la misma tormenta.
Su voz era poderosa, y vi que algunos de ellos se estremecían ante el sonido. Esta era la voz que recordaban desde su niñez. Este era el hombre que había guiado a sus padres a través de muchos años. Odin Allfada había encontrado la parte en ellos que aún era un niño y les gritó hasta que se encogieron de miedo. Señaló el cuerpo de Baldr y gritó de nuevo, esta vez dando órdenes. Los antiguos partidarios de Baldr bajaron por las rocas y sacaron su cuerpo de las aguas poco profundas. Lo subieron y salieron de la caverna. Todavía estaban desnudos, pero en ese momento estaban tan conmovidos por el temor de que no parecieran notar el salvaje frío que los azotó cuando dejaron el cuerpo de Baldr en la nieve afuera.
Aquella noche hubo un solo hombre en mando en la caverna, el cual se sentó orgulloso con los brazos cruzados mientras los cazadores alrededor de él agitaban frenéticamente su ropa cerca del fuego para secarla antes de la mañana.
La tormenta se apagó antes de que la luz del día saliera. Volvimos en seguida. Los cazadores tomaron su foca y estaban ansiosos por volver. Y también por Odín, que los miraba a todos con fuego en el ojo. Él llevó el martillo, caminando delante del grupo de una manera que me recordaba mucho a Thor. No me había dado cuenta de lo mucho que se parecía a su padre.
Desafortunadamente, Odín no era un hombre joven. Había usado todas sus fuerzas en la caverna, y apenas la habíamos dejado atrás cuando ya empezaba a luchar con el cansancio. Teníamos que hacer algo, o de lo contrario habría un reto aquí en la nieve, y Odín no sobreviviría.
Así que hice un movimiento. La ropa de Baldr había sido despojada de su cuerpo para ser utilizada por la tribu. Volstagg la llevaba. Tomé algunas prendas, junto con la lanza de Baldr y la mía, y las amarré para formar un asiento que cuatro hombres podían llevar si trabajaban juntos. Mi tribu hacía esto para el chamán durante sus ceremonias mágicas con la piedra azul.
Cuando estuvo listo, empujé los extremos de las lanzas en las manos de Volstagg, Fandral y Hogun. Tomé el último extremo. La respiración de Odin estaba muy agitada. Le di un golpecito en el hombro e hice un gesto hacia el asiento cuando él se dio la vuelta.
Vi su ceño fruncido, pensó que mostraría debilidad, pero rápidamente me incliné para mostrarle respeto.
"Allfada." Dije con la cabeza todavía apuntando al suelo.
Hubo silencio. Me arriesgué a echar un vistazo.
Odín estaba allí de pie con una expresión astuta. Estaba considerando la oferta cuidadosamente. Finalmente, se adelantó y se sentó, tomándose su tiempo para examinar el asiento para detectar cualquier defecto.
"Da mamut yu." Dijo con la barbilla en el aire.
Te lo permito.
Estaba haciendo que esto pareciera un privilegio de rango, no un signo de debilidad. Lo llevamos.
Fue pesado llegar, pero valió la pena. Nadie lo desafió, y cuando el segundo día de viaje llegó a su fin, llegamos a la cueva y al resto de la tribu.
Bajé por la cuerda después de Fandral. Ya podía oír los gritos de alegría de sus mujeres y niños. Lo vi en el centro de un gran grupo con una sonrisa enorme en el rostro.
Llegué al suelo y me giré para buscar a Thor.
Él estaba ahí. De pie, recto y alto y firme. Miró hacia atrás y hacia delante, a su padre y a mí, como si no supiera quién había logrado lo imposible.
Me acerqué a él y lo miré directamente a los ojos.
"Da amor yu woo." Dije.
Sólo me había tomado veintitrés días decírselo de vuelta.
***
n/t: Disculpen la tardanza, pero las cosas no me han estado saliendo bien ultimamente.
En esta semana subiré los 5 capitulos restantes. Pasen un lindo día todos💛
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