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Capítulo 45:

VICENZO:

El rey de la mafia siciliana de Chicago.

Por más intimidante que suene, solo una pieza más manejada por Arlette. Termino con mi porro antes de entrar en su habitación a través del balcón. No me he cambiado, por lo que mi traje continúa manchado de la sangre de Marcelo. No es que me moleste. Aunque me hubiera gustado ser quién lo mató, el hecho de que Arlette no me haya involucrado en su asesinato formando parte de la lista de cosas por las que quiero ahorcarla, me alegra que esté muerto. No era el peor sujeto entre nuestras filas, tampoco fue el peor jefe, pero malditamente se lo advertí cuando lo entendí. Le advertí que si continuaba mirando a mi esposa como un cachorro enfermo de amor, no sobreviviría a ello.

Bueno, al parecer soy psíquico.

En el momento en el que alcanzo su cama, situándome junto a esta, Arlette sale del baño usando una copia exacta de su vestido de bodas. El que usó mientras lo mataba está hecho cenizas en su chimenea. Me agacho frente al fuego para avivar las llamas con el atizador, llevando un trozo de tela perdido entre la leña directamente a la flama. Arlette se sitúa junto a mí. Me molestaría con ella por todo lo que representa, por su frialdad y todo lo demás, si ella no fuera otra pieza más en su juego. Se sacrificó tanto como yo estoy perdiendo mi dignidad dejándola actuar sola. Pasó tres años soportando al asesino de su padre. Permitió que este cortara sus alas y la anclara al suelo. Soportó a todos los hombres de la mafia siciliana para obtener su venganza. Entregó su cuerpo sabiendo que valdría la pena después.

Solo hizo lo que estar conmigo le enseñó.

Soportar la humillación.

Soportar la intromisión.

Si aguantó todo eso de mí, la persona a la que siempre se le dijo que pertenecería y que la protegería y honraría, no debió haber sido muy difícil soportarlo de los demás.

─Hablé con Milad ─susurro aún con mi mirada enfocada en el fuego─. Tenemos el apoyo de los míos y de los de Morello. Mariano aún no ha decidido cuál es su posición con respecto a la muerte de Marcelo. La gente de Astori nos quiere muertos. Iván está haciendo hasta lo imposible por controlar a los rusos, pero me pidió que arreglemos nuestra mierda rápido. Este es el momento perfecto para ellos.

Han pasado tres horas desde que Arlette volvió. Dos desde que salí de la mansión desde un acceso de las mazmorras a la calle y fui por mi auto, hecho un desastre sangriento debido a Arlette, y volví haciendo un espectáculo mientras ella se cambiaba. La cara de Luc cuando le dije que había matado a Marcelo fue épica, pero no lo cuestionó. Después de que lo hubiera amenazado públicamente durante la fiesta, tenía una razón justa y necesaria para hacerlo. Todos lo saben. Es por ello que algunos de los hombres de la mafia siciliana que antes no estaban a nuestro favor nos apoyan. Para ellos actué como un verdadero hombre yendo tras la escoria que se acostaba con mi esposa, por lo que soy un candidato merecedor de la corona de la Cosa Nostra debido a eso y al haber podido controlar a las pandillas de los Morello durante los días previos a la muerte del capo.

Por haberla golpeado en público.

Por, según ellos, controlar a mi maldita esposa.

El milagro que habían estado esperando.

Tanto ellos como Arlette, puesto que estoy seguro que necesitaba que alguien que no se dejara llevar por la ambición y fuera leal a la familia asumiera el puesto. Aunque mi padre asesinó al suyo y ella prácticamente asesinó al mío, al parecer era el mejor candidato. Pasé los últimos tres años obteniendo sobresalientes en la universidad, lo que Arlette no hizo, y aun así continúa encontrando la manera de hacerme sentir estúpido. Siempre supe que iba tras Marcelo, pero nunca que iba a arrastrarme a su posición o pensé que se trataba de algo más allá de su odio hacia él por limitarla y rebajarla.

Pero él asesinó a su padre.

Y todo Chicago sabe lo que pasa si te metes con un Cavalli y Arlette lo descubre. Luciano, quién tomó a Flavio. Tiffany, a quién sé que asesinó porque se atrevió a entrar en la casa de su familia, no por mí. Morello. Constantino. Marcelo. Incluso sin mí, estoy seguro de que habría hecho esto. Solo aceleré el proceso. Aunque quedó más que claro que Arlette no quiere que nadie más sepa quién tomó la vida de Marcelo, Fósil probablemente se hacía una idea de sus intenciones. Después de todo la conoce como a una hija.

Traerme fue el catalizador para la muerte de Marcelo.

Porque estaba cansado de verla ahogarse en sus ganas de matarlo, permitiendo que la mafia siciliana pasara por encima de ella cuando ha matado, al igual que yo, por menos.

─Dile a Iván que esta noche todo estará más calmado y a quienes se muestran a favor, invítalos personalmente a reunirse más tarde en Fratello's. Luc ya se está encargando de los grupos de soldados más leales a Marcelo ─dice colocando una mano encima de mi hombro, a lo que alzo la mirada hacia ella─. Si el resto quiere venir por nosotros, aquí estaremos. Nunca saldrán de esta casa una vez entren.

*****

A las cinco de la mañana, casi saliendo el sol, sucede. Alrededor de veinte vehículos bloquean la entrada. Aunque Arlette tiene los medios para haber impedido que llegaran tan lejos, la sangre no es la solución más factible en este caso. De acuerdo con sus palabras, su legado se trataría de una masacre en lugar del el renacer de la mafia. Sin embargo, no discutió mi argumento de que personas morirían. Lo harían. En grandes cantidades. Al tratarse de sangre no inocente, por otro lado, no me siento culpable. Tampoco lo hago debido al hecho de que si no somos nosotros los que estamos en la cima, estaremos por debajo.

Estar por debajo es equivalente a la muerte.

Los sujetos que veo bajar de sus automóviles y camionetas de ciento de miles de dólares, incluso millones, saben en lo que se meten. Lo saben y todavía sabiéndolo entran a la mansión, la cual se encuentra sin protección de ningún tipo. Su puerta principal incluso está abierta de par en par para ellos. Sus frentes se arrugan, pero de igual manera desenfundan sus armas y se preparan para disparar antes de entrar. Cuando todos ellos están dentro, la puerta se cierra.

Y no se abre más.

Dejo caer la cortina que estaba sosteniendo para obtener un vistazo. Tanto mi madre como Penélope, Petrushkha y Beatrice han sido desalojadas, enviadas al granero de Gavin junto con el servicio. Me preocuparía por ellas sin no estuvieran protegidas por Fósil y cincuenta hombres armados ocultos en el jardín de rosas, la mayoría de ellos siendo los mismos que intimidaron al público en nuestra boda.

Acomodo la máscara sobre mi rostro antes de salir de la habitación de Arlette y bajar para reunirme con ella en el segundo piso. Su contraposición en la Cosa Nostra todavía no ha llegado a nosotros, ni lo hará, la mayoría de ellos jadeando en el suelo debido al gas que entra a propulsión por los ductos de la ventilación. El gas que vi descargar y asumí que era para la preparación del banquete nupcial, pero claramente tenía un fin más mórbido.

Mientras me sitúo junto a ella colocando mis manos en la barandilla, nuevamente la preparación minuciosa y perfecta de todo esta mierda me golpea. Arlette dispuso de las piezas sobre el tablero para que se movieran por sí solas como quería. Flavio y Francesco, a su lado, disfrutan del espectáculo tanto como yo. De algún modo ella supo el momento exacto en el que vendrían, por lo que nos entregó a cada uno una máscara anti-gas unos minutos antes.

El sistema de seguridad no fue la única remodelación. Arlette convirtió su casa materna, la que antes solo había sido una caja de seguridad para los Cavalli, en un arma letal. Una fortaleza capaz de defenderse por sí sola. Arrugo la frente cuando noto una máscara en su mano. Dejándonos atrás a Francesco, a Flavio y a mí, desciende los escalones y se detiene junto a Mariano Borgetti, arrodillándose junto a él en el suelo. Los hombres que vinieron por nosotros agonizan a su alrededor, pero se muestran tan débiles que lo único que pueden hacer es extender sus brazos hacia ella. Cuando mis ojos se dirigen a los suyos, que están enfocados en él, lo que veo o, mejor dicho, lo que no veo hace que mi pecho se oprima.

Arlette Cavalli, a veces, no tiene alma.

Si no estuviera seguro de que ama a su familia, si no hubiese visto con mis propios ojos la manera en la que su mirada se vuelve más suave y vulnerable cuando se concentra en Flavio y Beatrice, incluso todavía en Francesco, y en Fósil y Petruskha, hasta en mi madre y en algunas ocasiones, cuando mi hermana no está mirando, en Penélope, omitiría ese a veces en mis pensamientos. Antes de que Mariano se desmaye, coloca la máscara alrededor de su rostro. Una vez es capaz de respirar sin asfixiarse, dos hombres armados y con máscaras se unen a ella y lo arrastran hacia las mazmorras. Sé lo que hace. Al parecer esto no es suficiente. Matar a casi treinta hombres de la mafia siciliana, cabecillas y soldados, la mayoría de ellos ya muertos a nuestros pies, no es suficiente.

Arlette quiere un ejemplo viviente.

*****

Después de que el gas hace su trabajo, nos dirigimos a las mazmorras. Está llena de hombres leales a Arlette queriendo presenciar el espectáculo. Tanto Francesco como Flavio y yo tenemos que empujarlos para entrar en la habitación en la que Mariano será torturado. A penas los sujetos del primer golpe murieron y su equipo empezó a trabajar en deshacerse de los cuerpos, enviándolos con sus familias sin que la razón por la que murieron pueda ser explicada debido que el gas que Arlette usó no deja huellas en el organismo, la seguridad en la mansión se ha multiplicado debido a que se espera un contragolpe.

En defensa de nosotros, todos fueron invitados a formar parte de la mesa redonda antes de que vinieran. Arlette les envió invitaciones a cada familia importante de la mafia, las cuales estuvieron hechas con la misma rapidez que las de nuestra boda, para un banquete esta noche.

Mariano ─ronronea ella en su oído, sus labios curvados cruelmente hacia arriba mientras camina alrededor de él arrastrando su vestido─. Siempre has sido mi rata favorita.

El mencionado se estremece violentamente en un patético intento por deshacerse de sus ataduras, lo cual solo le trae dolor. A diferencia de cómo Flavio, quién no deja de ver a su hermana con algo parecido a la fascinación y al orgullo, me ató, sus extremidades han sido obligadas a mantenerse juntas por medio de cadenas. Cuelga verticalmente del techo. Chilla cada vez que Luc, quién luce como si acabara de regresar de la maldita guerra mundial, ajusta el mando de una polea para que la distancia entre sus pies y el suelo se incremente. A pesar de que intenta parecer fuerte, no lo logra. Sus ojos expresan claramente cuan asustado está.

Podría hacerte muchas cosas, te harán muchas cosas... ─dice, ahora más alto, mientras pasa el borde de un bisturí por su mejilla y presiona hasta hacerlo sangrar. Lentamente delinea el contorno profundo de una C en su mejilla. Honra a su padre─... pero ninguna te dolerá más que esta.

Luego se honra a sí misma.

Al momento en el que las palabras abandonan la boca de Arlette, los hombres en la entrada de la colapsada celda se hacen a un lado y una pequeña mujer pelirroja entra. Ella lleva un sencillo par de vaqueros y un suéter blanco con algunos peces azules bordados en él. Converse. No se parece en nada a la mujer que vi en el maldito yate.

La esposa de Mariano.

Este, al reconocerla, empieza a sacudirse, pánico invadiendo su mirada hasta que Arlette se acerca a ella y besa su frente, la amarga realidad de la traición golpeándolo. Se enamoró de un fantasma o, lo que es peor, del súcubo del maldito diablo que tengo por esposa. Su desagradable rostro se hunde con rabia y con dolor mientras la sangre de la marca de Arlette corre hacia abajo.

La artista muerta de hambre que conociste como Casandra no existe. Esta es Gwen. Trabaja para mí. Su misión, aprender todo en lo referente a la distribución de la droga en Chicago, ha sido completada con éxito. ─La pelirroja le sonríe tímidamente a Arlette, sus mejillas sonrojándose, antes de ofrecerle una mirada llena de asco a Mariano─. Así que se ha ganado el derecho a ser la primera en torturarte. Será la primera de muchos, en realidad, ya que está prohibido matarte. Durarás años aquí, Mariano Borgetti, por creer que podías matarme.

Tras tenderle el bisturí a Gwen, se da la vuelta y empieza a dirigirse a la salida de la celda. Antes de llegar a ella me ofrece una rápida mirada por encima del hombro. Afirmo, aceptando el cargo de tomar control de la situación, y se va. Para cuando lo hace, sin embargo, ya no hay nada que hacer. Por la manera en la que Mariano mira a la mujer con la que se casó cortando su piel mientras llora, sé que ya está roto.

******

Después del espectáculo en la mazmorra, el cual me deja aún más cubierto de sangre, me dirijo a mi habitación. Todos ya saben que están frente al nuevo jefe de jefes de la mafia siciliana, por lo que la mayoría de los hombres de Arlette agachan la mirada al verme. No solo por el puesto, sino porque previamente había empezado a ganarme su respeto al lidiar con las pandillas de Morello. Contrario a lo que su jefa piensa, no solo soy una cara y un cuerpo bonito.

─¿Qué haces aquí, Flavio? ─le pregunto a Flavio, quién se encoje de hombros antes de aplastar un porro de mi marihuana contra el suelo frente a la ventana─. ¿Quieres que te ponga algunos ejercicios de matemáticas en el cuaderno? ¿O prefieres que te enseñe a complacer a una mujer?

Flavio hace una mueca, pero ignora mis dos últimas preguntas y responde mientras cruza la habitación.

─Ya que todavía no puedo hacer una mierda seria por mi familia, he decidido autoproclamarme como tu consejero personal. ─Debido a que conozco el sentimiento de sentirse impotente junto a Arlette, no tomo la parte posterior del cuello de su camisa para arrojarlo al pasillo como deseo hacerlo─. Así ambos aprendemos el uno del otro. Eres un imbécil, pero estoy seguro de que sabes algunas cosas que yo no. Vi tus notas. No eras tan malo en la universidad y... ─Desvía la mirada hacia la pared─. Mi padre estuvo en el equipo de fútbol de San Antonio. Era bueno. A mí no me han admitido. Su padre, mi abuelo, estuvo antes de él y su padre también.

Alzo las cejas, cruzándome de brazos.

─¿Estás diciéndome que el trato que pones sobre la mesa consistiría en que a cambio de hacerme escuchar los consejos de un adolescente rebelde y arrogante que se deja dominar por su hermana mayor, te enseñe fútbol?

La mandíbula de Flavio se aprieta mientras me enfrenta.

─Arlette no me controla solo por ser mi hermana ─gruñe─. Si lo hace es porque se merece mi respeto y mi obediencia.

En eso tiene razón, pero aun así.

─Sigo sin entender qué obtendría yo a cambio.

─Quizás finalmente ponerte en la mente de mi hermana y aprender a prever sus movimientos. La conozco de la misma manera en la que ella conocía a nuestro padre. Nunca la traicionaré haciéndote ver que estás a punto de morir si un día decide matarte, pero puedo ayudarte a serle útil sin que tenga que pedírtelo. A moverte en la dirección que quiere antes de que sepa que lo hace. Haríamos un buen equipo. Ambos aprenderíamos. Ninguno perdería una mierda. ─Cuando termina de hablar alza el mentón mientras ladea la cabeza de una manera que me recuerda mucho a Arlette─. ¿Me negarás que no te sorprendió darte cuenta de que te usó para que mataras a Marcelo? Sé que de igual manera lo habrías matado o él a ti, ¿pero no habría sido agradable al menos darte cuenta de sus intenciones?

Aunque Flavio no sabe que fue ella quién lo hizo, está cerca de la verdad. La conozco y sabía que me usaría, pero no fui capaz de ver cómo porque eso es en lo que los Cavalli son buenos. No pierdo nada escuchándolo y de igual manera pasaremos tiempo juntos en esta maldita casa del terror, así que, cansado de esta noche, la noche de bodas más sangrienta y políticamente incorrecta de la historia de las noches de boda, afirmo lentamente, trayendo una sonrisa engreída a su rostro que borraré cuando lo golpee con el balón durante el entrenamiento. También está presente en mi decisión el hecho de que un día mi posición le será dada.

Mientras más aprenda ahora, más fácil le será después.

No cometerá los errores que yo cometí.

─Pero yo seré quién acudirá a ti, no al revés ─le digo─. No pienso tenerte como una puta mosca zumbando a mi alrededor. Cuando yo quiera tu punto de vista, lo pido.

Flavio asiente.

Gracias, hermano.

Aunque probablemente no pensó mucho en ello antes de decirlo, sino en que solamente es un hecho, el peso de la realidad de que ahora también es mi responsabilidad se asienta sobre mis hombros. Una vez Flavio abandona la habitación, me arrojo en mi cama y cierro los ojos mientras la realidad de todos los acontecimientos me golpea.

Marcelo está muerto.

Él asesinó a Carlo, junto con Salvatore y mi padre, un hecho que siempre se asentará en mi pecho. En mi sangre. No solo soy el hijo de un don nadie extraído de la calle que lo perdió todo por nada, sino también de un traidor. Ahora que tengo la oportunidad de limpiar y honrar el nombre de mi familia, de devolverla a su vieja gloria, lo haré, pero no será jodidamente fácil cuando mi mayor debilidad es la persona a la que veo dormir todas las noches como un ángel que cierra los ojos sin importarle haber desatado el apocalipsis.

*****

Fratello's está completamente lleno para cuando llegamos. Francesco, a quién no he visto en todo en el día, ya está en él. Oí a Luc diciéndoselo a Arlette durante el trayecto. Mi esposa no ha dejado de ver por la ventana desde que salimos de casa. No ha dormido desde ayer, pero no se ve afectada por ello. No hay ojeras en su rostro. Ni una sola imperfección. Su vestido es blanco y ceñido, con mangas largas y una falda apretada, del mismo tono que mi traje y camisa sin corbata. El invierno está cerca, por lo que los dos llevamos abrigos del mismo tono para transmitir una falsa sensación de llamado a la paz. Gavin volvió a combinar nuestra ropa.

Cuando subimos, rodeados de guardaespaldas, no detenemos en el balcón en la terraza que da con el área de la clientela común. Debido a la cantidad de personas presentes y al banquete, el restaurante cerró al público, por lo que todos los presentes son miembros de la mafia siciliana esperando por nosotros. Por mí, en realidad. Me inclino sobre la barandilla extendiendo ambos de mis brazos en esta. Abajo identifico a Francesco con Kai y Emi. Ellos me sonríen y elevan sus copas en el aire, brindando por mí mientras ríen.

─Adelante ─me anima Arlette mientras acaricia mi espalda con su mano, lo que hace que eleve la cabeza para mirarla mientras las mías se cierran con fuerza sobre la madera─. Todos están esperando lo que tienes que decir.

Apretando mis dientes entre sí, me enfoco nuevamente en los presentes. La mayoría de ellos todavía no ha decidido si rechazarme o si soy lo suficientemente aceptable para el puesto, por lo que solo me miran con expectación. Al momento en el que empiezo a hablar, ni siquiera yo tenía idea de lo que iba a decir hasta entonces, pero sé que Arlette se arrepentirá de haberme puesto en esta posición. También que probablemente ocupe un lugar junto a la celda de Mariano Borgetti más tarde.

Soy Vicenzo Ambrosetti, su nuevo jefe de jefes, y esta noche he matado a Marcelo Astori por ver a mi esposa de la manera equivocada, una razón completamente justificada ante los ojos de la tradicional mafia siciliana y por la que espero que no me condenen ─empiezo, lo que trae asentimientos de aprobación de los más hombres más viejos─. Si alguien tiene una objeción a respecto, lidiaremos con el asunto más tarde. ─Mi espalda se tensa─. En mi nueva posición y a pesar que este no es una reunión del concejo, me gustaría anunciar públicamente mis dos primeras medidas como su líder. ─Mi mirada busca a Luc alrededor de la habitación. Este se encuentra junto a Francesco evaluando el perímetro a su alrededor. Lo señalo con una mano, lo cual lleva la atención de todos los presentes a él. Me mira cuando se da cuenta de lo que sucede─. Luca Romano asumirá el control de la distribución a partir de ahora. ─Arlette le iba a dar la posición de Mariano, pero no se lo dijo lo suficientemente rápido, por lo que Luc no se preparó para ello y se ve como si fuera a sufrir un derrame cerebral. Ahora señalo a Francesco─. Y Francesco Cavalli asumirá el papel de su prima, mi esposa, como cassetto principal de la mafia siciliana. ─Francesco palidece. Un jadeo colectivo proviene de los presentes, seguido de sonrisas. Arlette se congela a mi lado. Me incorporo y la arrastro hasta que se sitúa junto a mí. Como si fuera consciente del guion, sonríe a pesar de la tensión en su cuerpo. Tomo una copa de la bandeja de un mesero que pasa junto a nosotros y brindo, pero esparzo el contenido en el suelo. Después de quién sabe cuántos desvanecimientos sin explicación, aprendí la maldita lección─. Buenas noches, señores, disfruten el banquete.

Arlette, afortunadamente, logra contener su ira hasta que llegamos a la oficina de mi padre. Entendiéndola, pues así es como me siento todo el maldito tiempo, dejo que cruce mi rostro con una bofetada que hace sangrar mi nariz. Cuando eleva su mano para golpearme otra vez, la detengo. Tiro de ella y la acerco a mí hasta que nuestros pechos chocan. 

Aprieto su muñeca, anclándola. 

Funciona.

La locura desaparece de sus ojos azules.

─Una vez te hablé de los daños colaterales de tus planes, ¿lo recuerdas? ─le pregunto─. De cómo nos arrastras a todos en el proceso de obtener lo que deseas. ─Trago antes de continuar─. Soy el maldito jefe de jefes de la ciudad, puedo devolverte lo que te quité en este maldito momento si quiero, pero habértelo quitado juega a nuestro favor. Te lo devolveremos más tarde, juntos, tú y yo, pero a partir de ahora necesitas mantener un perfil bajo. La Cosa Nostra está feliz con que te haya retirado del negocio y Francesco nos servirá. Si no lo hace puedes supervisarlo y manipularlo y toda tu mierda, pero el peso de la posición no recaerá en ti. ─Sostengo su rostro de la misma manera que ella sostuvo el mío cuando me dio la noticia de mi ascenso en la celda─. Yo mismo te ayudaré a matarme si tienes una mejor idea.

Sus hombros se hunden.

No hay una maldita mejor idea.

─Vicenzo... ─empieza, su barbilla temblando.

Me inclino y corto lo que iba a decir arrastrando mis labios por su rostro, besándolo desde su nariz y mejillas a sus bonitas pestañas. Tomando su dolor y su ira. Su miedo. Ya sabe que lo sé. El motivo por el que realmente no quiere que nadie sepa de Marcelo. La conozco y sé cuánto le hubiera gustado tomar el crédito de ello. Cuando las lágrimas empiezan a descender por sus ojos, las bebo.

Son la prueba de que es humana.

De que el diablo tiene alma.

─No necesitas a ningún hombre, Arlette ─susurro─. Pero me necesitas a mí para limpiar tu desastre, ¿no es así?

Aunque se ve como si se quisiera apuñalar a sí misma por ello, afirma.

Tomándola en brazos, me siento en la silla de Constantino Ambrosetti con ella haciendo catarsis sobre mí. Mientras acaricio su cabello y dejo que llore sobre mi pecho, sollozando tanto por la muerte de Carlo, algo que probablemente no pudo hacer hasta hoy, puesto que yo tampoco he llorado a mi padre porque no me lo merezco, su asesina es mi esposa, como por el precio que tuvo que pagar para vengarlo, su nota ahora tiene más sentido. No debo tener dudas porque Marcelo murió y yo me quedé con todo lo que más quería en el mundo y nunca más tendrá.

Sus hombres. Su mujer. Su imperio.

Su sangre.



Hay, espero que les haya gustado el último capítulo. A mí me encantó porque sinceramente es la primera vez que puedo recordar que Arlette no está usando a Vi y está dejando que alguien, a parte de su padre, la sostenga. Eso es importante :') 

Tal vez no es amor, pero ajá jaja

Dedicaciones a (ganadoras del cuestionario en Ig):

nassarena

gigimejia26

maralisd

Y mishu, pero ella no me ha enviado su user 


NO LLOREEEEEEEEEN, esto no es un adiós, es un hasta luego

No olviden seguirme en redes sociales, en Instagram y twitter como oscaryarroyo y unirse a mi grupo de Leemos a Osc en Facebook si no lo han hecho


Las amo y quiero llorar. Este libro de verdad es una de las mejores cosas que he escrito y me siento muy orgullosa de él. Tanto que no pude esperar que se hiciera tan de noche para publicarlo

Y de verdad le doy las gracias a todas ustedes por ser tan lindas y esforzarse tanto en comentar y seguir el fandom. Leo sus comentarios como tres veces al día y esta cuarentena ha sido soportable por ustedes

Nos vemos pronto

Muy pronto

Más pronto de lo que esperan 




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