Capítulo 27:
VICENZO:
Todo se fue a la mierda cuando me fui de Chicago. Arlette, tras causar la muerte de mi padre, me hizo elegir entre quedarme y convertirme en una más de sus perras o marcharme sin nada, pero como un hombre libre del dinero que le debía. Para entonces no podía verla sin sentir la frenética necesidad de quebrar su delicado cuello, lo que habría hecho que me mataran y mamá y Pen se quedaran sin nadie para protegerlas. Por lo tanto, escogí la segunda opción. Tomamos lo necesario y nos marchamos sin mirar atrás. El único de los hombres de papá que me era leal era Milad, pero incluso si todos lo hubieran sido, habrían sido insignificantes al lado de los Cavalli y sus aliados. No podíamos luchar. Tampoco tenía el dinero suficiente para enfrentar a los enemigos que Constantino dejó sobre nosotros y pagar todas sus deudas, Carlo no era el único pez gordo al que le debía, ni el ánimo para pedirle o aceptar cualquier cosa de Francesco, siendo él un Cavalli, por lo que irnos se reafirmó como la mejor opción.
Ya no hay nada para nosotros allá.
Al principio nos establecimos en Houston. Alquilamos un lindo apartamento con el dinero que obtuvimos a cambio de algunas de las joyas de mamá. Me inscribí para estudiar en la escuela de negocios de la Universidad de Houston y Penélope incluso llegó a asistir un par de días a clase, pero uno de los hombres al que Constantino le debía dinero nos encontró. Apareció una mañana cualquiera apuntando a Aria con una pistola. Por suerte me encontraba en cerca y pude pagarle, pero luego vino otro clamando venganza por la muerte de un ser querido al que le cobramos un préstamo con su vida. Al que asesiné. Lo golpeé hasta que malditamente dejó de respirar, pero hubo más después de él. Nos mudamos. Cambiamos nuestra apariencia. Se volvió a repetir. Entonces vinimos a San Marcos. Se suponía que solo sería una parada en nuestro camino a México. Una pausa mientras conseguíamos nuevas identidades con las que iniciar una vida desde cero en otro continente, pero nos quedamos.
No salimos de casa durante los primeros días, tal vez incluso el primer par de meses. Solo nos arriesgábamos cuando íbamos al supermercado. Eventualmente decidimos probar establecernos en el país en el que nací una última vez. De continuar faltando, Pen habría perdido la posibilidad de terminar su año como una chica normal, por lo que lo intentamos. Los primeros días la llevé al Instituto. La esperé bajo la sombra de un árbol hasta que saliera. Cuando acepté que nadie vendría por nosotros si me esforzaba por mantener un perfil bajo, me inscribí en la universidad con el nombre de Grayson Anders y empecé a trabajar como un empleado de seguridad en la única discoteca de lujo de la ciudad. Pagaban bien, en metálico, y el dinero de mamá se estaba agotando, por lo que establecí una rutina de estudios, vigilancia y trabajo 24/7 que resultó más agotadora que pertenecer a la mafia.
Ahí conocí a mi primera clienta.
Una mujer rica lo suficientemente necesitada y borracha como para pagarme el salario de cinco meses a cambio de un poco de atención. Habría sido un estúpido de haberla rechazado, así que me acosté con ella hasta que su esposo empezó a sospechar y me dio el número de su mejor amiga para que la tratara de la misma manera a cambio de los mismos beneficios. Continúo trabajando en la discoteca en la que la conocí, pero solo los fines de semana. Estar ahí me da acceso a personas que necesitan favores. Golpear y sacar la mierda de alguien, destruir un automóvil con un bate o poner celoso a un ex novio, por ejemplo.
Favores que se pagan bien.
Cuando estaba escapando de la casa de mi cuarta clienta, arreglo, como sea, conocí a Delilah. Ella ya me había visto con anterioridad en la universidad. Me creyó cuando le dije que era de la empresa de instalación de alarmas de su casa, la cual se estaba activando por error, por lo que me habían enviado a repararla. Me ofreció leche. Galletas con chispas de chocolate. Se comportó de manera agradable. La siguiente vez que me vio en la universidad me ofreció un aventón a casa. Su interés no disminuyó al ver dónde vivía. Incluso diría que creció. No quería a otro inútil niño rico tras de ella. Quería al chico malo. Ser follada en la parte trasera de su auto. En un baño público. Darme una mamada mientras conduzco su Jeep y fumo un cigarrillo. Su madre no tuvo de otra que guardar silencio cuando me presentó como su novio. Yo no la contradije.
En realidad, no me importó.
No muchas cosas me importan estos días.
─Estuviste increíble esta noche. ─La madre de Delilah, Deisy, aprieta mi hombro con suavidad cuando su hija y yo llegamos al restaurante en el que cenaremos con ella y su esposo. Deisy tuvo a Delilah a los dieciocho, así que es una cuarentona bien conservada. Me atrevería decir que situadas una junto a la otra parecen hermanas. Sobre todo cuando las dos están usando el mismo modelo de vestido, sin mangas y lo suficientemente corto para enseñar sus piernas, color azul, una costumbre que tienen desde que Delilah era una niña, mayormente por insistencia de la madre─. Los derrotaste. Si continúas jugando así, serás alguien importante un día, Grayson. ─Sus ojos marrones viajan a mi ingenua acompañante─. Alguien que merezca a mi bebé.
Intento ignorar lo que dice, pero aun así mi mandíbula se tensa. Haga lo que haga, al parecer no soy digno de nada ni de nadie, en el pasado de Arlette, del negocio, de nuestro legado, ahora de Delilah, pero eso es algo con lo que ya he hecho las paces. Echo hacia atrás la silla de ambas mujeres para que se sienten. Consciente de la tensión, la más joven de ellas me ofrece una mirada de disculpa, a lo que niego, restándole importancia.
─¿Dónde está tu padre?
Tu padre y mis otros cincuenta mil dólares.
─Tanner todavía no ha salido del trabajo. ─Deisy responde por ella mientras toma el menú que el mesonero le ofrece─. Dijo que estaría aquí en quince minutos, pero probablemente será más.
Afirmo, devolviendo mi silla a su lugar.
─Iré a fumar un cigarrillo.
Ellas han empezado a hablar de cosas de mujeres y del partido, por lo que no protestan cuando me escabullo entre las mesas de uno de los restaurantes más costosos de Texas hacia su salida. En el camino, sin embargo, una cabellera de entre un tono cobrizo y dorado capta mi atención. La chica en sí es lo suficientemente alta y delgada como para ser una modelo. Antes de que mi cerebro pueda procesarlo de la manera correcta, tomando en cuenta todas las consecuencias, la sigo a la parte posterior del restaurante. A los contenedores de basura y al solitario bosque que hay detrás. Cuando me mira, ella simplemente sonríe con amabilidad. Está usando un vestido rosa de lentejuelas. Aunque su rostro es bonito, no es lo suficientemente bonito, es más angular, pero servirá.
─¿Necesitas un encendedor? ─pregunta.
Afirmo, acercándome.
Acechando.
Disfrutando la maldita manera en la que mi corazón bombea con fuerza contra mi pecho, invitándome a continuar. A pecar de una manera que me hará sentir mejor, pero me dejará en evidencia.
─Por favor.
Ella sonríe una vez más, encorvándose un poco hacia adelante para poder sacarlo de su pequeño y bonito bolso. Cuando alza nuevamente la mirada hacia mí, estoy tan cerca de ella que inhalamos el aire que el otro exhala. Sus labios se entreabren con sorpresa, pero no hay nada parecido al disgusto en su expresión.
─¿Cómo te llamas?
Acaricio su mejilla con mi mano, descendiendo a su cuello.
─Vicenzo.
Se relame los labios.
─Vicenzo ─pronuncia, saboreándolo─. Yo soy...
Antes de que pueda romper nuestro hechizo pronunciando su nombre, ejerzo presión contra su cuello. Ella me sonríe hasta que se da cuenta de que no estoy haciendo nada de esto para excitarla. Entonces empieza a luchar contra mí golpeando mi brazo con sus manos, sus uñas recién hechas, brillantes, pero no es tan fuerte. Siento sus ataques como cosquillas dadas por una pluma o por un gatito. Y si terminó aquí, al borde de la muerte, tampoco es tan lista, por lo que no es ni de lejos similar a la persona que debería estar ocupando su lugar. Casi siento lástima por ella. De lo único de lo que es culpable es de pintar su cabello así. Cuando deja de luchar y su frente se va hacia adelante, sin vida, dejo de ejercer presión en su contra y me regocijo de la manera en la que cae sobre la tierra como peso muerto.
La basura es recogida en esta zona de San Marcos todos los jueves y martes por la mañana, estamos cerca de la discoteca en la que trabajo, y hoy es viernes, así que oculto su cuerpo entre las bolsas. Recojo su encendedor del piso y lo utilizo para encender mi cigarrillo antes de arrojarlo al contenedor de acero y cerrarlo cuando las llamas comienzan a emanar de él. Me alejo con la seguridad de que nadie lo abrirá hasta que sea muy tarde. Por fuera no da la impresión de estarse incendiando por dentro.
Como yo en este momento.
*****
Algunos animales dejan su huella al pasar por un sendero.
Un surco del tamaño de sus pisadas.
En mi caso, la única huella que me delata es la muerte.
*****
Delilah y Deisy se van juntas a casa luego de que la cena termina. Su padre, Tanner O'Hara, se ofrece a llevarme, lo que supongo que se traduce a que quiere que tengamos una especie de charla entre hombres. Le ofrezco una sonrisa tranquilizadora a Delilah antes de subirme en su convertible. Mi víctima estaba en una especie de cita con un sujeto que se largó cuando dedujo que se había escapado, rechazándolo, así que la policía no ha llegado.
─Como sabes, Grayson, no siempre lo tuve todo ─dice cuando nos encontramos en la carretera que conecta la parte linda con la parte fea de la ciudad─. Tuve que trabajar duramente por cada centavo que hoy hay en mi cuenta bancaria. Desde cero. Porque antes era como tú. ─Me observa fijamente. Es caucásico. Su cabello es canoso. Sus ojos también son marrones, pero más oscuros que los de Delilah y Deisy. A diferencia de todas las otras veces que lo he visto, no está usando un traje, sino una camisa blanca desabrochada en los primeros dos botones y pantalones de lindo. Yo continúo usando mi uniforme de fútbol─. Por lo que sé un par de cosas sobre la manera en la que manejas tu vida.
Miro por la ventana, seguro como la mierda que no puede ver la cantidad de sangre que cubre mis manos. Ni intuir cuánto. Cualquiera que sea su idea de un defecto, probablemente es similar a la que Delilah tiene de un chico malo. Ellos llaman malo a alguien que sea frío, cerrado y callado, cosas que para mí solo son características de alguien que no quiere que lo molesten.
─¿Cómo manejo mi vida? ─pregunto sin girarme para verlo, aburrido como no lo he estado en años.
Casi siento que es mi padre quién está hablando.
Casi, puesto que Constantino habría iniciado con estoy decepcionado de ti, Vicenzo o no me avergüences más.
─Como un superviviente ─responde, captando mi atención─. Tal vez no haya nadie en casa que te lo diga muy a menudo, pero a pesar de toda esa aura oscura que te envuelve eres un buen chico. Delilah me ha contado la manera en la que cuidas a tu hermana y a tu madre. También me ha dicho que sospecha que alguien, probablemente tu padre, del cual nunca le has hablado, está detrás de ustedes, por lo que no habías aceptado entrar al equipo de fútbol hasta que te ofrecimos dinero, y que nunca le has dado una explicación para el montón de cicatrices que tienes. ─Me fuerzo a verlo. Tanner continua conduciendo como si habláramos del clima, como si no se estuviera inmiscuyendo en mi vida, dando una opinión que no pedí, que no necesito. Que no puedo aceptar porque me he follado tanto a su hija como a su esposa bajo su propio techo, él estando en casa─. Entiendo que no quieras hablar de ello, pero solo quería que supieras que sea lo que sea que te aceche en la oscuridad, Delilah y yo estamos aquí para ti. Mi hija realmente te quiere. Provengo de una familia tradicional y veo que eres alguien que, con las herramientas correctas, puede cuidar de ella, además de hacerla feliz, así que estoy dispuesto a ayudarte a resolver cual sea que sea tu situación si me prometes que no la lastimarás de ninguna manera. Ella es una buena niña.
No tengo cómo contradecir eso.
Tampoco tengo ni idea de cómo responderle. No puedo contarle la verdad. Revelar que Grayson ni siquiera es mi nombre y que crecí para ser un asesino, un líder, de la Cosa Nostra. Que a pesar de que en estos momentos estoy huyendo, sé que un día volveré a estar en contacto con la sangre y la oscuridad. Que lo ansío. Pero Tanner es un buen tipo, hoy me ha dado cincuenta mil dólares más por complacer a su hija, solo para verla sonreír, así que le doy una respuesta similar a la que quiere obtener de mí.
─Trataré de no hacerlo.
Aunque no luce del todo conforme con ello, afirma.
─Eso me alegra.
A mí no.
Odio no poder mantener mi palabra.
*****
La habitación de Penélope concuerda con su personalidad. El papel tapiz que me hizo colocar en sus paredes está repleto de mariposas. Aunque su cama es pequeña, logró que se pareciera en todo lo posible a la que dejó en casa improvisando un dosel sobre esta. Hay luces de navidad colgando de un extremo a otro. A diferencia de mí, no tiene solo el mobiliario necesario para pasar el rato y descansar. Hay adornos por doquier. Osos de felpa y novelas de romance ocupando sus estantes. Lo único que no tiene son fotos nuestras. En el caso de que tengamos que irnos de un momento a otro, lo mejor es no dejar ningún tipo prueba que delate nuestras identidades. No nos parecemos a las personas que éramos cuando dejamos Chicagos, pero no nos hicimos una puta reconstrucción facial. Aunque mi cabello ahora sea oscuro y el suyo sea lila, es obvio que somos nosotros dos.
Los hijos del traidor.
─Pen, ¿qué haces despierta a esta hora? ─pregunto apenas abro su puerta, extrañado con el resplandor de la luz que salía de la abertura inferior entre esta y el suelo─. ¿No puedes dormir?
Penélope se gira abruptamente. Está sentada frente a su escritorio, probablemente haciendo una tarea, usando una de sus pijamas rosas con bordados y caricaturas. Sus ojos grises se agrandan. Cuando no capto lo que quiere decir, inclina la cabeza hacia su cama. Me congelo cuando veo a un chico de su edad en ella, quién mira directamente el culo de mi hermanita mientras esta hace todo el trabajo, probablemente masturbándose, mi ceja sufriendo un tic instantáneo con su presencia.
Él incluso la mira a pesar de que he entrado.
─¿Quién mierda eres tú?
Finalmente mi pregunta hace que aparte sus ojos de ella. Es delgado, pero no raquítico. Su cabello es marrón y rizado. Está utilizando una camiseta de una banda de rock y pantalones negros. Converse. Es atractivo, supongo. Me recuerda un poco a Francesco y su aire de príncipe y modelo de revista. Cuando no responde a mi pregunta al instante, inmediatamente lo catalogo como un marica. Tomando en cuenta nuestra procedencia y destino, un marica no puede ser el novio de mi hermana.
─¡Vicenzo! ─grita mi hermana cuando tomo el cuello de su camisa y lo hago levantarse de su cama, sus mejillas volviéndose rojas al darse cuenta del error que acaba de cometer─. ¡Digo, Grayson Vicenzo, suéltalo! ─me ordena mientras correteo a su cita, compañero, lo que sea que sea él, a través de la sala y directo a la salida─. ¡Mamá! ─llama a nuestra madre─. ¡Grayson Vicenzo no deja que Eric y yo hagamos nuestro ensayo! ¡Lo está echando!
Mamá instantáneamente sale de su habitación y se materializa junto a nosotros dentro de su pijama de seda, una mierda cara que compró durante un episodio de depresión y añoranza a su antigua vida, su frente arrugada en dirección a Eric. El pequeño idiota no lucha contra mí. Intenta liberarse, pero no se atreve a golpearme.
─Ariel, princesa, ¿por qué no me dijiste que traerías un compañero? ─pregunta tras de mí, pero estando lo suficientemente cerca para que pueda oírla.
Mis fosas nasales se expanden con ira ante la intuición de que esta no es la primera vez que Penélope trae a su amigo Eric a casa. Contengo las ganas de estampar su cráneo contra la pared hasta que mi mano se aplane contra esta. Una muerte en una noche es suficiente. Dos atraería demasiado la atención. Volvería a pasar lo que nos sucedió en Houston cuando perdí el control viendo a Arlette en todas partes. Nos encontrarían por mi culpa.
Tomando aire, dejo al príncipe Eric en el suelo.
─Déjennos a solas.
Mi tono no admite discusión.
Mamá lo sabe. Ahora estoy a cargo de ellas. Cualquier cosa que les suceda bajo mi protección, esté o no relacionada con la mafia siciliana, será mi responsabilidad. No importa si eso es algo tan insignificante como que a Pen le rompan el corazón por primera vez o que contraiga una ETS. Esta es la manera en la que fui criado. Penélope me mira con lágrimas de vergüenza escurriendo por sus mejillas antes de darse la vuelta y correr a su habitación, mamá tras de ella. Cuando estamos a solas, me concentro en él.
Enciendo otro maldito cigarrillo.
Libero el humo sobre su cara, lo que lo hace temblar.
Si con esto ya está roto, ni me quiero imaginar en cuál sería su reacción si estuviera siendo arrastrado al cobertizo de papá en Fratello's. A las mazmorras de Carlo. Al sótano de Marcelo. Incluso si fuera un buen chico, lo cual habría sido de no estar viendo así a mi hermana, en su lugar ayudándola, eso no es suficiente. Aspiro para ella alguien que pueda protegerla, no que la ame como en un cuento de hadas y se orine en los pantalones a la más mínima complicación. Lamentablemente, esa persona debe estar involucrada en la mierda de alguna manera.
─Con que Ariel y Eric ─gruño, mi mano empujándolo hacia la puerta principal─. ¿Creías que era malditamente gracioso? ─Penélope me hizo ver con ella varias películas de Disney mientras crecía, así que no es ninguna sorpresa que sepa los nombres de sus princesas y príncipes de mierda─. Porque a mí no me causa ninguna gracia que estés demasiado ocupado viéndole el culo a mi hermana cuando deberías ayudarla con su ensayo. Tú ensayo. ¿Qué clase de hombre deja que una mujer haga el trabajo difícil? ─Me inclino sobre él─. Ninguno. Ningún hombre que sea digno de ser llamado como tal ve a la chica que le gusta trabajar duro y no le ofrece su ayuda, así que mantente tan lejos de ella como sea posible o me colaré en tu maldita casa, como tú lo has hecho en la mía, y te asesinaré mientras duermes.
Tras mirarlo a los ojos y asegurarme de que haya captado el mensaje, abro la puerta y lo empujo hacia afuera. Él cae sobre el camino de grava en sus manos y rodillas, algo por lo que en Chicago lo habrían golpeado, pero se recompone y huye tan rápido como puede de nosotros. Satisfecho, cierro con un portazo y me dirijo a la habitación de Penélope. Dentro de ella, mamá está abrazándola mientras le dice que debe perdonarme, que todo lo que hago es por su bien, lo cual Penélope ya debería saber, pero es de su versión adolescente de la cual estamos hablando, por lo que su comportamiento y sus respuestas son irracionales.
─Te odio, Vicenzo ─solloza, su voz sonando desgarrada mientras oculta su lindo rostro en el estómago de mamá para no verme.
Aunque mi propio corazón se rompe con sus palabras, me encojo de hombros y me voy a mi habitación, sin sentir arrepentimiento alguno, para estudiar un rato y dormir. Prefiero mil veces que Penélope me odie por unos segundos a odiarme a mí mismo durante toda la vida por no cuidarla. Sé cómo piensan los chicos de la edad de Eric. Sé que lo único que está en sus mentes es conseguir un una vagina suave y caliente y follar tantas veces como sea posible y luego pasar a la siguiente. Lo sé, por experiencia propia, mejor que nadie. De lo contrario no estaríamos aquí, puesto que si hubiera estado en la capacidad de pensar de manera diferente a tiempo, mi padrea aún viviría.
Carlo aún viviría.
Todo porque mi compromiso con Arlette habría seguido en pie.
Mrk, no sé, al parecer voy a terminar este libro en la cuarentena jajaja es que tengo todo dando vueltas y reproduciéndose en mi cabeza de una manera horrible. Es como cuando ves una serie, literal. Ojalá ustedes la pudieran ver también, aunque al menos la leen y ajá, pero yo me la imagino con la música y la edición y eso. A veces me pregunto por qué no estudié para ser guionista o algo que se relacione con el cine, pero luego recuerdo que algún día Arlette estará en Netflix y se me pasa
En fin, ay, espero que este cap haya aclarado algunas de sus dudas
¿Odian a Delilah como odiaban a Tiff?
Capítulo dedicado a: Ari13112
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Nos vemos mañana
O hoy
No sé jajaja todo puede pasar en cuarentena, pero voy a tratar de escribir FAPV porque sino me matan y ya quiero darle cariñito a Drew. Si no la han leído, vayan. Es como esto, pero sin sangre y todo lo feo
♡
Las quiero y las quiero más si me siguen en Instagram y twitter: oscaryarroyo
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