Valor líquido
Capítulo 8
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El tiempo no se detenía y marzo avanzaba con asombrosa prisa. Mientras tanto, Kakashi terminaba de firmar todos los permisos de entrada de los ninjas de otras aldeas que vendrían a Konoha para los examanes chunnin que se llevarían a cabo en unas cuantas semanas.
— Noto más tranquila la torre últimamente — Yamato entraba a la oficina del Hokage.
— Naruto marchó a una misión itinerante y un poco larga. — Luego de decir eso, Shikamaru bostezó.
— Eso lo explica perfectamente.
— ¿Tienes algo para mí? — Preguntó Kakashi, llevaba un par de días sin dormir bien debido a las enormes cantidades de trabajo.
— Sopa miso y sushi. — Yamato le entregó una bolsa con comida. — ¿Por qué Hinata-chan ya no te envía almuerzo? ¿La has hecho enojar?
— No tengo idea, en realidad he sido muy amable estos días — Alzó sus hombros y le restó importancia al asunto. — Debe estar muy ocupada con su equipo.
— El día de ayer el equipo cuatro se quejó de que solo les toque recoger basura y pescar. — Shikamaru sacó un par de pergaminos — Deberías dejar un poco de buenas misiones a los otros quipos, Kakashi-sensei.
Yamato sonrió.
— No puedo creer que Lord Hokage sienta favoritismo por un equipo en particular, y más si es el de su esposa.
— Basta, ya entendí... — Kakashi alzó su rostro aburrido. — Shikamaru, necesito los balances de la academia, ve a pedírselos a Iruka-sensei, por favor.
El moreno se quejó, pero marchó con las manos en los bolsillos. Eso era problemático.
Yamato continuó entregando su informe a Kakashi de las últimas misiones en raíz, pero se veía tan radiante que el Hokage lo notó.
— ¿Por qué estás tan feliz? — Preguntó el peliplateado sin mucho interés, pero necesitaba despejarse de tanta información.
— Me alegra saber que Hinata-chan y tú se llevan mejor ahora.
— A mí también, es agradable que hayamos establecido una rutina. — Solían cenar a menos de que él tuviera que hacer doble turno en la oficina.
— Aunque debo admitir que no se le ve muy bien, ayer la vi salir de la torre y se veía un poco pálida. — Yamato pensó unos segundos, — ¿Estará embarazada?
Kakashi se sorprendió ante las palabras del ANBU de raíz.
— Por supuesto que no. — Dijo un poco molesto.
— Solo era una idea, ¿O acaso no se han planteado tener hijos?
— No hablamos de eso. — Y era cierto, en realidad no hablaban mucho y después de cenar, Kakashi solía retirarse a la sala a leer, mientras ella iba a entrenar al dojo.
— Bueno, supongo que lo primero es que se conozcan y se lleven bien. — Yamato caminó hasta la ventana y le dio la espalda al Hokage — Y yo que empezaba a creer que estabas engañando a Hinata-chan, soy un pésimo amigo, ¿no es así? — Kakashi abrió los ojos sorprendido, pero no dijo nada. — En fin, iré al cuartel, debo asignar la vigilancia de este mes.
— Bien — Kakashi había recuperado su rostro sereno y lo despidió con un movimiento de la mano. Observó la comida que Yamato le había traído y se preguntó que estaría haciendo Hinata en esos momentos, era cierto que se veía más delgada últimamente.
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En esos momentos el antiguo equipo ocho se encontraba reunido en la tienda de dangos.
— Hubiera sido genial que Kurenai-sensei pudiera venir — Se quejó Kiba.
— La pequeña Mirai está enferma Kiba, es normal que la sensei verifique que su condición no ponga en riesgo su vida.
Kiba había llegado ese día con la noticia de que su hermana lo había nombrado parte del consejo de su clan. Para festejar, Kiba insistía en que salieran a beber algo en la noche, pues al día siguiente saldría a una misión de su clan para liberar algunos lobos que rescataron y que ya estaban listos para regresar a su hábitat natural. Shino declinó al decir que al día siguiente tenía clases, en cambio Hinata aceptó.
— Bien, entonces nos veremos al atardecer fuera del bar Hiko — Dijo Kiba mientras se alejaba con Akamaru.
Shino y Hinata caminaron un tramo hasta que sus caminos se debían separar.
— ¿Cómo sigues por lo de la otra noche? — Preguntó el Aburame en voz baja.
— B-bien — Intentó sonreír con pocos resultados.
— Deberías hablar con él, si le dices que te molesta lo que está haciendo... — Pero la chica la interrumpió.
— En realidad no me molesta... quiero decir, él y yo estamos casados, pero en ningún momento me ha tratado mal o me ha hecho falsas promesas, pero te prometo que hablaré con él.
Shino la observó con un poco de duda, aunque terminó aceptando sus palabras.
— Nos veremos pronto. — Se despidió al entender la incomodidad que ese tema ocasionaba en la chica.
— Hai, ve con cuidado — Le dijo mientras retomaba el camino a su mansión.
Al llegar, Yuki iba saliendo de la casa.
— Hinata-sama, que bueno que la veo — La joven se veía un poco agitada — Estaba saliendo para ir a buscarla.
— ¿Pasó algo? — Preguntó un poco alarmada.
— Vino Ko hace unos minutos diciendo que Hanabi-sama ya había salido del entrenamiento especial en la mansión y que su padre deseaba verla.
El semblante de Hinata se iluminó.
— Iré de inmediato. — Y marchó a la mansión.
Una vez hubo llegado, Ko le abrió la puerta.
— Hinata-sama — Le alegró de sobremanera ver a su protegida.
— Ko, no nos habíamos visto desde noche buena.
— Así es, pero le aseguro que no fue en vano, Hanabi-sama ha salido bien librada del entrenamiento especial.
— Gracias por cuidarla — Las lágrimas se asomaron en sus ojos perlados.
— Vaya con ella, está en su habitación.
— Hai — Y después de darle un breve abrazo al hombre, corrió por los largos pasillos de la mansión.
Cuando llegó a la puerta de la habitación, tocó con calma, pero entonces un par de brazos se abalanzaron sobre ella.
— Onee-sama — Al sentir el chakra de su hermana llegar a su habitación, no pudo evitar lanzarse sobre ella.
— Hanabi-chan — Hinata la abrazó muy fuerte, la había extrañado tanto...
Después de lágrimas y risas, Hanabi la invitó a pasar a su habitación y le contó todo lo que había sucedido.
Era una costumbre del clan Hyuuga someter al nuevo líder a una prueba dentro de los terrenos del clan. Debía meditar nueve horas al día, dormir ocho, entrenar seis y una hora de descanso, todo por dos meses enteros. Sonaba difícil, pero podía contar con tres acompañantes que en el caso de Hanabi fueron su padre, Ko y la anciana Aome quienes le proveían de comida y de todo lo que necesitaba para sobrevivir.
Aquello tenía un objetivo muy específico. La futura líder debía invocar a los espíritus de sus antepasados y ofrecerles el ayuno como ofrenda para que ellos le proveyeran de su sabiduría para guiar el clan. Pero no solo eso, según cuenta la leyenda Hyuuga, la meditación ayudaría al futuro líder a desarrollar el don de la premonición, pues el byakugan siempre podía ver lo que no estaba a la vista y eso incluía el futuro. Aquello era un secreto que nadie que no pertenecía al clan debía saber.
Hinata escuchó con atención todo lo que decía su hermana, desde cómo los primeros días sentía que se moría por estar tanto tiempo quieta hasta el momento en que tuvo su primera visión.
— ¿Viste fuego? — Preguntó Hinata muy sorprendida.
— Sí, padre dice que puede significar dos cosas: una guerra o un evento de purificación — Hanabi tembló un poco — El fuego estaba sobre una superficie acuosa, como aceite ¿Crees que la paz no dure mucho tiempo?
— Bueno, Kakashi ha tenido mucho trabajo, pero parece que no ha surgido nada que no pueda controlar la alianza shinobi.
— Pero si no es guerra, ¿Entonces qué cosa se va a purificar?
— No lo sé, ¿No sabes en cuanto tiempo sucederá?
— Padre dijo que no hay forma de saber cuándo pasará, dijo que tal vez suceda y nunca nos enteremos — Suspiró cansada. — ¡Oh! Pero también tuve una visión sobre ti — Sonrió un poco más tranquila y traviesa.
— ¿En serio? ¿Qué era? — Sonrió al notar que mejoraba el ánimo de su hermana.
— Vi a un bebé de cabello gris llamarte mamá.
Hanabi rompió en carcajadas al ver el rostro completamente rojo de su hermana.
— E-e-eso... e-so no e-es — Comenzó a hiperventilar. Hanabi continuó riendo mientras su hermana intentaba articular una palabra.
— Hanabi-sama, Hinata-sama, Hiashi-sama desea verlas en su despacho. — Ko las llamó desde la puerta. Le gustó ver de nuevo sonreír a Hanabi-sama, había pasado momentos muy difíciles esos meses, sin olvidarse de Hinata, quien se veía más delgada, pero quizás eran solo ideas.
Tomadas de la mano, llegaron al despacho de su padre, quien para sorpresa de Hinata, la recibió con un abrazo.
— He escuchado buenas cosas de tu desempeño como instructora gennin — Hiash recobró la postura y se sentó en su silla.
— Arigato... — E hizo una pequeña reverencia.
— Hanabi concluyó con éxito el ancestral entrenamiento Hyuuga, por lo que ahora debe continuar puliendo su estilo con el puño suave y para ello te he mandado llamar. — Hinata asintió en silencio. — ¿Sería posible que apoyaras a tu hermana en sus entrenamientos físicos?
Hanabi mostró una gran sonrisa y miró a su hermana con ojos suplicantes.
— Hai, en las mañanas entreno con mi equipo, puedo venir en las tardes a ayudar — Respondió la peliazul, pero Hiashi frunció el ceño.
— ¿No lo consultarás con tu esposo?
Ella titubeó un poco.
— Kakashi-san suele estar todo el día ocupado en su trabajo, sin embargo, venir a la mansión no interrumpirá nuestra rutina de cenar juntos. — Respondió la chica y aquello complació a Hiashi.
— ¿Cómo va todo? ¿Se ha portado bien contigo?
Hinata pensó en que posiblemente Kakashi la estaba engañando, pero no quería problemas, decírselo a su padre haría que eventualmente Kakashi se enterara de que ella lo sabía y no se sentía lista para enfrentar esa situación y menos por el hecho de que era de interés público, pues Kakashi era el Hokage de la aldea.
— Hai, en realidad las cosas han ido bastante bien, me ha conseguido semillas de aldeas lejanas y he podido construir un pequeño vivero para especies extrañas. Ha sido muy complaciente conmigo, padre.
— No esperaría menos de Hatake. — Respondió Hiashi, le aliviaba saber que no se había equivocado al elegir a ese hombre. Daba gracias a todos los cielos de que el rubio no hubiera aceptado casarse con su hija.
En cambio, Hanabi no estaba muy segura de las palabras de su hermana, después de haber afilado su byakugan, se encontraba muy perceptiva y sentía que podía leer con todavía más detalle las cosas que pensaban las personas que la rodeaban. Pero decidió que después investigaría, ahora quería comer las delicias que su hermana cocinaba...
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Hinata pasó el resto del día en la mansión en compañía de su hermana, pero al caer el atardecer, se disculpó diciendo que tenía algo que hacer pero que volvería al día siguiente. Hanabi asintió y se marchó a descansar, mientras Hinata se colocaba el abrigo que Hanabi le prestó y salía a encontrarse con Kiba y Akamaru.
Una vez llegaron al bar Hiko, tomaron Sake y rememoraron viejas aventuras que vivieron como equipo. Sin embargo, Kiba como siempre no supo medirse con el alcohol y un rato después, se quedó dormido sobre la mesa. Hinata se preguntaba cómo lo llevaría hasta su casa, cuando un conocido llegó a su lado.
— ¿Hinata-chan? — Yamato la saludó.
— Hola... ¿Qué tal? — Saludó un poco avergonzada por la situación en que la encontraba, un Kiba babeando la mesa y un akamaru persiguiendo su cola.
— ¿Necesita ayuda?
— No, yo... solo debo pedirle a Akamaru que cargue a Kiba-chan y solo los acompañaré al distrito Inuzuka.
— Bueno, no tengo nada que hacer, terminé con mis pendientes muy temprano hoy, así que podría acompañarlos.
— Oh... si, gracias — Se sonrojó. Entonces silvó a Akamaru, quien llegó rápidamente a su lado y acató las indicaciones de su amiga humana.
Yamato colocó al pesado Inuzuka sobre Akamaru y salieron del bar.
Debían ser un poco tarde, pues la mayoría de los locales del centro de la aldea ya estaban cerrados.
— Siento que Kakashi haya estado muy ocupado estos días, aunque Shikamaru y yo le ayudemos, tiene muchas cosas que revisar. — Yamato se disculpó ante la chica.
— No se preocupe, ser Hokage no es fácil.
Caminaban mientras Kiba se quejaba por algo que no lograban entender.
— Me alegra saber que las cosas entre los dos estén mejorando, las nuevas flores que adornan la oficina son encantadoras, Kakashi dijo que usted las cultivó.
— Así es, sirven como purificadoras de aire.
— Shikamaru siempre se sienta cerca de ellas, creo que le gustan — Ella se sonrojó.
— Gracias — ¿Era ella o la estaba halagando mucho? No es que le molestara, pero no estaba acostumbrado a eso. Aunque ahora que lo pensaba, Yamato era amigo de Kakashi, ¿Acaso el sabría que Kakashi salía con otra mujer? ¿Lo estaría cubriendo? ¿Él le podría confirmar si realmente ocurría?
— Veo que te incomodo un poco — Comentó el shinobi al notar el silencio de ella.
— No es eso... solo, estoy un poco cansada... — Murmuró. No había bebido tanto Sake como Kiba pero el frío de la noche le aturdió un poco. ¿Cómo podía pensar que el capitán Yamato iba a cubrir a Kakashi? Por lo poco que lo conocía podía decir que era un shinobi de confianza y muy franco con los demás. No sería justo que dudara de él ni de Kakashi.
Ambos habían sido muy buenos con ella, ya no estaba muy segura de lo que creía, no podía imaginar que Kakashi fuera capaz de ser tan amable y sonreír cada noche mientras la engañaba.
— Pero parece que le ha ido muy bien con su equipo, Kakashi parece muy contento por eso. — Y le sonrió.
Ella se sonrojó un poco al oírlo, Yamato se percató de que a pesar de que la chica no estaba tan alcoholizada como su compañero que dormía en el lomo de Akamaru, pero se notaba un poco mareada.
— Quizás sea mejor que primero la llevemos a casa, parece estar...
Pero no lo escuchó, iba metida en sus pensamientos. Ella también había actuado mal al dejarse llevar por sus sentimientos y besar al rubio. No, debía hablar con Kakashi y decirle lo ocurrido con Naruto y pedirle que fuera sincero con ella. Seguía gustándole Naruto-kun pero no podía vivir así toda su vida, quería poder querer al hombre con el que se había casado.
Y entonces Hinata tuvo una pequeña revelación. Quería que su matrimonio funcionara. Quizás si se esforzaba un poco más, podría lograr que él confiara en ella y quizás podría ayudarlo en el trabajo para que así él tuviera más tiempo libre para compartir juntos y quizás así poder convertirse en una genuina pareja. Pero el primer paso para lograr eso era ser honestos mutuamente.
— ¿Sabes si Kakashi está en su oficina?
— Si, tenía que redactar su discurso para los exámenes.
— Necesito hablar con Kakashi-san, ¿Podría llevar a Kiba-kun a su casa? — Yamato se sorprendió por el cambio de actitud de la chica, así que solo atinó a asentir.
Ella se marchó y Yamato les deseó toda la suerte del mundo, quien diría que lo que la pequeña Hinata necesitaba era un poco de valor líquido.
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Mientras corría, una extraña sensación se apoderó de ella. Había besado a Naruto-kun y se sentía un poco avergonzada de haberlo disfrutado, pero de pronto le entró la curiosidad de saber qué se sentiría besar a su esposo... ¿Sería igual que cuando besó a Kakashi? ¿Se sentiría mejor? Bueno, debía aprovechar mientras la euforia la impulsaba a cada paso. Si esperaba a mañana probablemente se arrepentiría y se acobardaría, pero en esos momentos quería ver a Kakashi y saber que tenía una oportunidad de empezar de nuevo su relación. Se disculparía cuando viera a Naruto-kun y haría las cosas bien, eso es lo que le aconsejaría hacer Neji-kun.
Pronto llegó a la torre del Hokage y notó que ya se habían marchado muchas de las personas que trabajaban ahí, así que pensó que nadie los molestaría. Sintió su corazón acelerarse, era la primera vez que hacía algo tan atrevido, ojalá que Kakashi-san no se molestara y entendiera que ella quería esforzarse más en su relación. Ver de nuevo a su familia le había inspirado muchos ánimos y se sentía capaz de enfrentar sus miedos y su naturaleza tímida en esos momentos. Ya había estado mucho tiempo lamentándose y entristeciéndose, era tiempo de actuar.
Llegó a la oficina de Kakashi y la encontró vacía, pero su capa se encontraba colgada en la pared, lo cual era señal de que se encontraba cerca. Probablemente había salido al baño o por un poco de aire, lo esperaría sentada en el sofá.
Pasaron diez minutos... media hora y una hora finalmente.
— ¿Se habrá ido a casa? — Se cuestionó. Bueno, usaría su Byakugan para confirmarlo y entonces lo alcanzaría allá.
Pero grande fue su sorpresa al encontrar el chakra de Kakashi en la misma torre, más específicamente en los calabozos de ANBU. Enfocó su vista y se encontró con algo, quizás no tan inesperado.
Él estaba manteniendo relaciones como una mujer, era claro por la clase de movimientos que hacían y la agitación que demostraban. Desactivó su byakugan y boqueó intentando recuperar un poco de aire. Miró la oficina a su alrededor y sus ojos se humedecieron de enojo.
Kakashi era un hipócrita por ser tan amable con ella y engañarla, hubiera preferido que él le dijera lo que estaba haciendo en lugar de esconderlo. Así ella no se hubiera sentido tan mal al saberlo tan ocupado y estresado por la carga de trabajo que suponía ser Hokage. Quizás no le hubiera gustado la idea de que se acostara con otras mujeres, pero por lo menos no se habría ilusionado creyendo que podrían ser una real pareja en el futuro.
Sus piernas temblaron, y entonces decidió que se marcharía a casa. No quería estar en esa oficina, entre todos esos objetos que le pertenecían a su esposo. En casa nada le recordaba a Kakashi, todo estaba hecho para el uso de ella mientras las pertenencias de Kakashi se mantenían ocultas en un cajón. Quizás para él esa oficina era más su hogar que la casa que compartían. Y fue entonces que vio en la esquina del escritorio la pequeña planta que ella le había obsequiado al peliplateado para que le diera un poco de vida a su oficina. Qué tonta había sido...
Entonces empujó la planta y esta cayó, rompiéndose la frágil maceta y desperdigando la tierra por todos lados. Y se marchó de ese lugar triste y enojada consigo misma por ser tan blanda, nunca debió pensar en su matrimonio como algo más de un simple capricho de su padre.
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A la mañana siguien, Kakashi se despertó a la hora de siempre, pero se llevó una sorpresa al notar que la chica a su lado continuaba dormida.
— Hinata-chan, ¿No tienes entrenamiento hoy? — Preguntó un poco divertido, era la primera vez que la veía quedarse dormida hasta tarde.
— No — Respondió y se cubrió la cabeza con la sábana blanca y continuó dándole la espalda.
A kakashi le hizo sonreír tal gesto, había sido muy aniñado pero tierno.
— Bien, yo almorzaré en la oficina, nos vemos en la noche — Y se metió al baño para ducharse y después salió a su oficina.
Aquel día se perfilaba muy raro, pues primero Hinata se quedaba dormida y luego en la entrada de la torre lo esperaba un jovial Yamato.
— ¡Hey Kakashi! ¿Qué tal tu noche? — Preguntó muy animado, demasiado para el gusto de Kakashi. — Veo que no dormiste mucho. — Y le dio una sonrisa cómplice, Kakashi alzó una ceja.
— ¿Me perdí de algo?
— Bueno, ayer me encontré con Hinata-chan y bueno, imaginé que ustedes tendrían un poco de acción. — Kakashi continuó subiendo las escaleras hacía su oficina, no le encontraba sentido a lo que le decía el shinobi.
— ¿Por qué tendríamos acción? — Preguntó un poco divertido. Aunque si era honesto, a él no le molestaría tener algo así con su esposa.
— Bueno, ella tomó un poco de sake con sus amigos y de pronto quiso ir a verte. — Yamato se alzó de hombros — Supuse que te aprovecharías de la situación.
Kakashi se rascó la nuca.
— No sé en qué concepto me tienes, Yamato, pero anoche estuve trabajando y sí, dormí poco, pero fue porque llegué en la madrugada a casa.
Llegaron a la puerta de la oficina, la cual estaba cerrada.
— Oh, imagino que debió ganarle la pena a Hinata-chan — Pensó Yamato en voz alta. — Bueno, iré a raíz, nos vemos después, Lord Hokage. — Y se marchó.
Kakashi sonrió mientras sostenía la perilla de la puerta. Así que se había quedado dormida por beber sake, la pobre estaría un poco indispuesta ese día debido a los efectos del alcohol.
Abrió la puerta y de inmediato notó el desastre que había en el piso. La planta que Hinata le había regalado se había caído del escritorio y ahora estaba secándose en el suelo. Se dio prisa en levantarla y llamó a Shizune.
— ¿Sucede algo, Hokage-sama?
— Necesito agua, creo que estaba muy en la orilla — Señaló el desastre. Su asistente asintió.
— Mandaré a alguien a que limpie y con un vaso con agua.
— Te lo agradezco — Saltó para evitar pisar la tierra y colocó la planta en la ventaba mientras Shizune mandaba a alguien. Qué extraño, con lo mucho que le gustaban los tonos lilas de las flores de esa planta...
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Los días pasaban y Kakashi comenzó a sospechar que algo no andaba bien con Hinata.
A pesar de que cenaban juntos últimamente ella ni siquiera lo miraba y la notaba distante, como si su mente estuviera perdida lejos del comedor en donde estaban.
— ¿Hay algo que te preocupe? — Kakashi intentó hacer un poco de plática.
— No, todo está bien — Murmuró mientras comía un poco más de arroz.
— Pakkun me dijo que les diste unas galletas muy ricas el otro día, te lo agradezco.
— No es nada, ellos son muy lindos...
Silencio.
— ¿Sabías que Nobu es primo de Konohamaru?
— Hai, me lo dijo Kurenai-sensei
Más silencio.
— Ya terminé con la logística del examen chunnin, quizás en un par de semanas lleguen las primeras delegaciones, los cuatro Kages confirmaron su presencia.
— Va a ser un evento enorme. — Y bebió un sorbo más de agua.
Kakashi suspiró.
— ¿Me dirás qué sucede o tendré que pedirle a Ibiki que entre a tu mente? — Hinata lo miró a los ojos por primera vez en la noche. — Creí que teníamos una buena relación, pero ahora pareces ausente.
Ella bajó los palillos y asintió.
— En realidad no me he sentido muy bien estos días.
— ¿Vamos al hospital con Tsunade-sama?
— Iré mañana, luego de mi entrenamiento.
— Podemos ir ahora — Kakashi hizo un además de pararse, pero ella lo detuvo.
— No, es tarde y debe estar cansado, yo le pediré a Ko que me acompañe, si eso lo hace sentir más tranquilo.
Kakashi la observó.
— ¿Qué te duele?
— No he tenido mucho apetito... y a veces me duele el pecho.
Quizás por eso se veía tan pálida, pensó Kakashi.
— Ve mañana y me informas de lo que te digan
— Hai.
Kakashi se dedicó a lavar los platos mientras Hinata leía un libro sentada en el jardín de la casa.
— ¿Qué lees? — Él se sentó a su lado, Hinata lo miró sin mucho interés.
— Haikus
— Vaya... ¿hay algo interesante?
— Hai, fueron escritos por un monje budista, hablan de las impresiones que le dejó visitar las aldeas ninja.
— ¿Y tuvo una buena impresión?
— La mayoría de los poemas son tristes y llenos de suplicas por la paz, pero en algunos acepta que los ninjas somos un mal necesario para mantener la paz.
— Nunca pensé en mi como un mal necesario. — Se rascó su nuca.
— No habla de nosotros como personas, sino de nuestro oficio como la parte oscura del yinyang para mantener el equilibrio.
Se quedaron en silencio, Hinata sosteniendo sus rodillas con sus brazos y Kakashi recostado en el piso de madera.
— Es agradable estar así contigo, Hinata-chan. — Ella asintió. — ¿Crees que estemos haciendo las cosas bien?
Ella se encogió de hombros.
— No lo sé — Respondió ella de manera ausente. No, no se atrevía a decirle que había descubierto su aventura, porque a pesar de su molestia, no sabía cómo enfrentarlo ni quería hacerlo.
Seguramente su padre y la aldea la apoyarían para separarse de él pero seguramente eso le traería muchos problemas a Kakashi. Su prestigio como Hokage caería y ella no quería que la aldea se desestabilizara por su culpa. Además, ella tampoco había actuado del todo bien; había besado a Naruto y vuelto a declararle sus sentimientos. Si descubría ante a los otros a Kakashi sería tan hipócrita como él.
Por supuesto que no estamos haciendo las cosas bien, pensó ella. Y se sintió tonta, por pensar que Kakashi podría verla como una mujer, por pensar que podrían llevarse bien y quizás enamorarse.
Él continuaba acostado a su lado de ella, con su máscara puesta. Nunca había visto a su esposo sin su famosa máscara, estaba segura de que si un día él se la quitaba, tal vez ella no lo reconocería y eso la deprimió más.
Kakashi notó que ella se encogía y que el libro había quedado rezagado a su lado de ella. Se preguntó qué pasaría por la mente de ella. Su largo cabello azulado se movía al ritmo de la pequeña ventisca que los atravesó. Se veía hermosa aquella noche con la tenue luz del pasillo. Sus labios. Nunca había notado su color rosa y lo apetecibles que se veían... Si tan solo pudiera olvidar por un segundo todos esos demonios de su pasado con los que cargaba, seguramente se sentiría listo para dejar entrar a esa hermosa chica a su corazón, pero era un cobarde.
Sabía que si se lo propusiera, podría enamorar a esa joven, sabía qué palabras decir para provocarle sonrojos y despertar su curiosidad. Pero eso implicaría profundizar en su relación y abrirse a ella. Y Kakashi no quería eso, tenía miedo de dejar entrar a otra persona a su corazón y encontrarse enterrando a un ser querido más. Ya tenía suficiente con los lazos que había creado con sus alumnos, ya había tenido suficiente con la doble muerte de Obito. Lo único que quería era vivir en paz, sin las turbulencias del enamoramiento. Por eso prefería tener sexo con una mujer que no le pediría nada ni debería nada. Aun si eso significaba privarse de la hermosa mujer con la que compartía la cama cada noche.
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Aunque marzo se acabó, continuaba la misma rutina para Hinata. En las mañanas entrenaba con su equipo, y se enfocaba en que Shiro y Nobu se volvieran más cercanos, y que, aunque no se vieran como amigos, supieran interpretar su papel como equipo ninja. No iba a rendirse, ese era su camino en la vida ninja.
Cuando mandaba a los chicos a sus casas, ella se dirigía a su casa para ducharse y almorzar un poco de fruta. Una vez estando lista, se dirigía a la mansión Hyuuga donde su amada hermana la esperaba en el dojo, y comenzaban a meditar un rato, para después proceder a pelear.
A veces las supervisaba el abuelo Hyuuga o Hiashi mismo, ellos le decían a Hinata cómo atacar a Hanabi y ella debía encontrar el modo de neutralizar a Hinata. Pasaban toda la tarde peleando y a pesar de que ambas siempre terminaban con Ko aplicándoles antiséptico y vendas para sus heridas, se sentían dichosas de estar cada vez más cerca de ayudar a su clan. Era cuestión de tiempo para que Hanabi atravesara la ceremonia de iniciación, y aunque Hinata no podría asistir porque ya no era parte del clan, se propuso estar con su hermana todos los días.
Por eso la atacaba con arrojo, y aunque se sintiera desfallecer no se rendía, debía asegurarse de que Hanabi llegara a su límite y lo superara, así ella nunca tendría que doblegarse ante nadie como ella había hecho toda su vida.
Después de entrenar, se duchaba en la mansión y tomaba el té en compañía de su padre y su hermana. Nunca antes se había sentido tan parte de esa familia como en esos momentos, realmente lamentaba cuando terminaban y ella debía marcharse a preparar la cena de su marido, quien al parecer no le gustaba mucho la comida de las hermanas Yuki y Yuko. Ellas continuaban con su entrenamiento supervisado ahora por Ino-chan, ya que Sakura había sido asignada a la dirección del hospital y ahora tenía más responsabilidades, pero a la pelirrosada le gustaba porque podía seguir aprendiendo de Tsunade-sama.
Hinata agradecía que las chicas hicieran las compras para ella, así que solo llegaba a su casa y ponía manos a la obra. A veces llegaba Kakashi y a veces no, pero eso dejó de importarle. Si él no llegaba, ella pasaba una parte de la noche cuidando de su jardín y del vívero donde cultivaba algunas plantas medicinales de Suna pero que hasta el momento no lograba hacer que brotaran.
Hinata nunca fue al hospital como le dijo Kakashi, pero una tarde al tener un mareo que la hizo caer, decidió que había llegado el momento, así que fue. Ahí le dijeron que tenía principios de anemia y que debía mejorar su alimentación, pues tanto esfuerzo físico requería de mayores cantidades de calorías.
Ella asintió, pero si era honesta no tenía mucho apetito y además se llenaba con pocos bocados. Solamente comía todo lo que había en su plato cuando cenaba con Kakashi, de ahí en fuera quedaba satisfecha a la primera. Así que no hizo mucho caso y decidió consumir píldoras del soldado cuando le dieran mareos o cansancio extremo.
Por otro lado, Kakashi tuvo que detener su pequeño desliz, pues Yugao fue asignada como apoyo a otra misión, pero ni por eso pudo pasar más tiempo en casa, pues los exámenes estaban cada vez más cerca y Kakashi y Shikamaru no se daban abasto. No es como que Naruto hiciera la diferencia, pero el trabajo que antes era para tres ahora se dividía entre dos.
— Voy a morir y usted será el culpable — Shikamaru se dejó caer en el sofá.
— No es mi culpa que olvidaras tu cita. En vez de estarte quejando deberías correr a buscar flores o algo. — Kakashi despegó la vista del pergamino que tenía entre manos — Informa Naruto que al parecer ahora ha habido una serie de ataques en la aldea del Tsuchikage, murieron cinco civiles. La magnitud de cada ataque de los fanáticos de Kaguya está aumentando de sobremanera.
— ¿Cree que vayan a intentar algo en los exámenes?
— No lo sé, pero es probable. Debemos proceder como si eso fuera un hecho.
Shikamaru se enderezó.
— Tsk, es demasiado problemático.
— Estoy de acuerdo.
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Si, creo que este capítulo superó en drama al capítulo anterior y al anterior, una cosa es que te cuenten que tu esposo te es infiel y otra que lo confirmes con tus propios ojos. Hinata se ha distanciado totalmente de Kakashi, no le manda el almuerzo y lleva una rutina donde su última prioridad del día es verlo. Kakashi no es tonto y notó que algo le pasaba pero entre el cansancio de su trabajo y el temor a volverse cercanos, deja su preocupación a un nivel superficial, casi como si ella se tratara de una alumna más y no su esposa.
Hinata no va a decir nada, pues su personalidad gentil le impide causarle el problema social que le explotaría a Kakashi y al mismo tiempo ella no quiere ser hipócrita como él, sabe que también se equivocó y de alguna forma asume la responsabilidad guardando silencio. Pero no se crean, en el próximo capítulo, Hinata se va a hartar de no decir nada, y poco a poco va a empezar a rebelarse ante Kakashi. Pienso que como Hinata no le ha ocasionado problemas a Kakashi en esos meses, él no la ha tomando del todo en cuenta, pero ahora que ella comenzará a hacerse notar, no le quedará de otra al Hokage más que tratar de entenderla.
Por cierto, las cosas ya van a ir subiendo de nivel entre los dos esposos, habrá más contacto físico y los sentimientos entrarán a escena.
¡Gracias por leer y comentar!
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