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Un poco de té

Capítulo 1

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El consejo del clan Hyuuga se encontraba reunido en la sala de juntas del complejo Hyuuga, donde se acababa de hacer un anuncio de gran importancia y ante el cual, la mayoría de los presentes se encontraban estáticos. Nadie se atrevía a romper aquella tensión.

— ¿Por qué? — La voz aguda pero firme de Hanabi se escuchó como un trueno.

— ¿Tiene alguna objeción? — Preguntó el más anciano del consejo. — Usted ha sido elegida como la nueva líder del clan, a menos que decida declinar, no debería cuestionar las decisiones del consejo.

— ¿Hiashi-sama tiene algo que decir? — Preguntó otro de los ancianos.

— Reconozco su decisión — El aludido hizo una reverencia.

Hanabi apretó fuertemente sus puños. En cambio Hinata sonrió con un poco de satisfacción y melancolía.

— Entonces la sesión se levanta. — Dictó uno de los ancianos.

Y poco a poco todos los presentes comenzaron a desalojar el lugar, siendo Hiashi Hyuuga quien abandonó el lugar con más prisa de la normal. Hinata se puso de pie y cuando iba a dar un paso, Hanabi la sujetó de la manga de su abrigo.

— No debiste hacerlo.

— ¿Hacer qué?

— No creas que no lo sé... — Los ojos de la menor se empañaron pero hizo un esfuerzo por mantener la entereza. — Siempre me dejabas ganar, siempre contenías tus golpes cuando peleábamos... y ahora... renunciaste para que yo me quedara con lo que te correspondía por nacimiento...

Hinata sonrió con dulzura.

— Todo estará bien, sé que serás capaz de líderar con firmeza y lograr lo que Neji y yo no pudimos. — Hinata le quitó la pequeña lágrima que asomaba por el rostro de su hermana — La gente del clan te quiere y te respeta.

— ¿Pero tu qué harás?

La mirada de la Hyuuga mayor se opacó.

— Padre me dijo que podría casarme o aceptar el sello y dedicarme a hacer lo que yo quiera.

Hanabi sopesó las palabras de su hermana.

— ¿Casarte o sellarte?

— Nuestro clan se basa en antiguas costumbres, está mal visto que una mujer de mi edad permanezca soltera — Hinata suspiró. — Sin embargo, si quiero quedarme en el clan y no casarme, tendría que ser sellada.

— No es justo...

— Lo sé.

— Entonces cambiaré eso. Haré que este clan deje de lado esas tontas costumbres... ¿Podrás esperar a que lo logre? — Preguntó mientras miraba fijamente a su hermana mayor.

— No te preocupes, padre y yo estamos pensamos en algunas alternativas... — Le respondió Hinata con una sonrisa.— Así que puedes ir lento pero sin detenerte.

— Bien, me voy a esforzar mucho — Hanabi abrazó a Hinata, desde hace mucho tiempo había querido hacerlo, pero en su clan esa clase de gestos eran mal vistos. Pero en esos momentos se encontraban solas y los sentimientos de la menor se desbordaban como nunca.

— Hai — Hinata le acarició su cabello, depositó un beso en su frente y se quedaron así, diciendo en silencio todo el amor que sentía la una por la otra.

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Un par de golpes en la puerta llamaron la atención del sexto Hokage Kakashi Hatake, y de sus ayudantes, Naruto y Shikamaru, quienes se encontraban revisando unos pergaminos. El actual sexto Hokage había decidido que Naruto debía empezar a ayudar en la oficina como parte de su entrenamiento para heredar el puesto. Por el lado de Shikamaru, tomó el lugar de su padre como líder del departamento de inteligencia, pero por más genio que fuera, Kakashi consideró necesario irlo instruyendo en la parte administrativa y estratégica de su nuevo puesto. Por lo que los tres shinobis pasaban gran parte del día en la torre del Hokage, para alivio de Kakashi, quien se alegraba de no hacer todo el trabajo solo.

— Adelante... — Dijo Kakashi mientras levantaba un par de pergaminos y los colocaba en la pila de papeles ya revisados. Era casi medio día, esperaba poder despachar pronto a quien fuera que estuviera buscándolo para ir a almorzar a algún restaurante en el centro de la aldea.

— Hiashi Hyuuga desea una audiencia con Naruto Uzumaki y Hokage-sama. — Anunció Kotetsu, quien estaba de guardia ese día en la torre del Hokage.

Naruto miró con sorpresa a Kakashi.

— Iré a dormir a la bodega. — Comentó Shikamaru mientras dejaba los pergaminos que estaba leyendo.

— ¡Hey! no vayas a hacer el vago — Le dijo Naruto con un puchero.

Shikamaru le sonrió con sorna mientras abría la puerta y dejaba pasar al líder de los Hyuuga y él salía cerrando tras de sí la puerta.

— Buen día Hokage-sama, Uzumaki-san. — Hiashi hizo una reverencia.

— Hiashi-sama, ¿Qué lo trae por aquí? — Preguntó Kakashi mientras se sentaba tras su escritorio y Naruto se sentaba a un lado del peligris.

— Imaginaba que Naruto-san se encontraría aquí. Sin embargo, creo que Hokage-sama debería estar enterado de lo siguiente. — Hiashi ignoró el rostro confundido del rubio. — El día de hoy el consejo del Clan Hyuuga ha nombrado a Hanabi como la nueva heredera del líderazgo del Clan.

— ¿No es un poco pequeña? — Preguntó Naruto sin reparos.

— Ella comenzará un entrenamiento intensivo, por lo que esperamos que en poco tiempo sea capaz de tomar el cargo que ahora ostenta.

— Pero usted no vino precisamente por eso, ¿No, Hiashi-sama? — Preguntó Kakashi enfundado en su traje de Hokage.

A Hiashi no le gustó el tono del Hokage, pero no estaba en posición de quejarse.

— Así es. — Miró a Naruto, quien se puso rígido ante la penetrante mirada que el Hyuuga le dio. — Necesito pedir un favor a Uzumaki-san — El aludido miró con pavor al Hokage. Kakashi solo observó en silencio.

— ¿Q-qué necesita, ojii-san? — Preguntó Naruto, no le gustaba para nada el ambiente que se había formado en la oficina.

Hiashi, quien todo el tiempo había estado de pie, colocó una rodilla en el suelo y dejó a un lado su bastón.

— Por favor, acepte la mano de mi hija Hinata en matrimonio. — Y bajó ligeramente la cabeza acentuando su reverencia.

Si a Kakashi le preguntaran, diría que ese momento entraría en su top de momentos más bizarros que había vivido. El rostro de Naruto era un poema, se había sonrojado y estirado las manos, negando y diciendo que no sabía de qué hablaba. Nunca se hubiera imaginado que uno de los líderes de la aldea estaría reverenciando a Naruto antes de ser Hokage.

— Ojii-san — A Hiashi no le gustó esa forma de llamarlo, pero no dijo nada, trató de ignorar la venita que surgía en su frente — No sé porqué dice eso... — Naruto comenzaba a hiperventilar. — Ella y yo solo somos amigos...

— Creo que antes de que Naruto deba responder a eso, sería bueno que usted nos explicara el por qué de esta solicitud tan repentina — Bueno, si eramos sinceros, pensó Kakashi, no se le hacía anda raro que se tratara de Hinata Hyuuga, era bien sabido por todos que esa chica estaba enamorada de su alumno cabeza hueca, pero que el padre de ella se presentara con una propuesta así... sí, eso si que era raro.

— Hinata terminó con sus privilegios de heredera a cambio de que el consejo nombrara a Hanabi como mi sucesora, eso implica que el consejo la puede sellar en el momento que sea. Sin embargo, también tiene la posibilidad de contraer matrimonio y si lo hace, escapará del sello. — Hiashi se puso de pie con elegancia. — Pero tiene que ser con alguien que no pertenezca al clan, por que si no, igual será sellada.

— ¿Y por qué yo? — Preguntó Naruto con sorpresa.

— Eres el héroe ninja, me temo que el consejo solo aceptará a alguien de alto rango por sobre los jóvenes del clan. — Volvió a hacer una reverencia hacia Naruto— Por eso me atrevo a pedirte esto, Uzumaki-san.

El silencio se instaló entre los presentes.

— Creo que Naruto necesita tiempo para pensarlo — Respondió Kakashi mientras rompía la tensión.

— Si, no es una decisión sencilla. Pero espero que nos puedan ayudar, juré a mi esposa en su lecho de muerte que no dejaría que marcaran a nuestras hijas, y ésta es la única manera en que puedo ayudar a Hinata. — Hizo una leve inclinación de cabeza a los dos hombres y se marchó.

Kakashi observó de reojo a su alumno. Se encontraba serio, algo sumamente extraño en él, aunque si le preguntaban a Kakashi, Naruto comenzaba a dar muestras de madurar. De pronto Naruto se puso de pie y despertó de sus meditaciones a Kakashi.

— ¿Puedo tomarme la tarde, sensei? — Preguntó el rubio mientras se pasaba una mano por la cara en un intento de despejarse.

— ¿Estás pensando en hacerlo? — Preguntó el peligris pero ante el silencio del rubio, exhaló — No eres un dios, Naruto — El chico miró sorprendido a su sensei, sin entender sus palabras. — Lo que quiero decir es que tu no tienes que ir por el mundo salvando a cuanta persona lo necesite...

— Pero... yo le prometí que la ayudaría a cambiar las reglas de su clan...

— Debes empezar a ser un poco más egoísta Naruto... — Kakashi se puso de pie y miró por la ventana — Ya pasaste años persiguiendo a Sasuke, y por si no fuera poco, perdiste tu brazo peleando con él para convencerlo de regresar. Si no paras de ser tan necio, quizás terminarás pagando un precio más alto que solo un brazo.

— Pero yo... no estoy seguro...

— Nada de peros, esta vez hazme caso Naruto. Es una pelea que los Hyuugas deben enfrentar.

— Pero...

— Además, ¿Qué no estabas saliendo con Sakura? Si ella se llega a enterar de que lo estás considerando, te romperá todos los huesos.

— No se lo diga a Sakura-chan... o ¡me matará!

El jounnin sonrió tras su máscara al ver el rostro asustado de su alumno, por lo menos su miedo-amor hacía Sakura le habían devuelto un poco de razón.

— No lo haré, pero tu debes declinar el ofrecimiento de Hiashi-sama si no crees ser capaz de ser un buen esposo para Hinata.

— Por favor Kakashi-sensei, ¡Acompáñeme!

El peligris suspiró.

— Está bien, pero será mañana, hoy tengo aún que terminar de leer estos tratados y quede de ir a ver a Gai más tarde.

— Si quiere Shikamaru y yo los leemos por usted — Kakashi alzó una ceja ante lo dicho por el rubio.

— ¿No querías el resto de la tarde?

— ¡No! ¿Y si salgo y me encuentro con Hinata o su papá? No sabré qué hacer y eso será más difícil...

— Bien, le pediré a Yamato que te traiga algo de comer más tarde — Kakashi se puso de pie, se quitó su capa de Hokage y la colgó. — Entonces me iré yendo a donde Gai...

Y desapareció en una nube de humo, dejando a un Naruto muy confundido.

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Ya era de noche y Kakashi recién iba despertando de la pequeña siesta que había tomado a la orilla de un lago al salir de visitar a Gai en su casa. Quitó su amado libro que cubría su cara y pestañeó para enfocar bien lo que creía estar viendo.

Del otro lado del lago, una persona se encontraba sentada en la orilla con los pies dentro del agua. Moldeaba su chakra y manipulaba hilos de agua con el único fin de ver el brillo de la luna reflejada en su pequeño espectáculo.

Se tratabaHinata.

Entonces, con curiosidad, el jounnin ocultó su chakra y apareció tras la chica.

— Buenas noches, Hinata-chan.

Ella respingó.

— Kakashi-sensei — Hinata se sorprendió al no haber sentido antes tan cerca la presencia del jounin. Lo había visto dormir pero creyó que estaría lo suficientemente lejos como para no molestarlo.

— ¿Practicando con tu elemento?

— Hai — Respondió casi murmurando y retomando lo que estaba haciendo.

Kakashi observó sus movimientos, eran delicados pero precisos. Pero no estaba así por ello, quería saber un par de cosas.

— Me gustaría encontrar una manera de suavizar lo siguiente, pero me temo que sería mejor si voy al grano — Ella dejó caer sus hilos de agua y miró atentamente al peligris. — Tu padre fue a hablar más temprano conmigo y con Naruto... — Pero en cuanto dijo eso, el rostro de la chica se tiñó de un rojo intenso.

— ¿Ha-habla en serio?

— Si, le ha ofrecido tu mano en matrimonio.

Por un segundo Kakashi creyó que la chica se desmayaría o que entraría en shock por su naturaleza tímida, pero para su sorpresa y sospecha, ella solamente bajó el rostro con vergüenza.

— ¿Y él que dijo? — A él le sorprendió que Hinata hablara sin tartamudear en esos momentos.

— ¿Tú le pediste a tu padre que lo hiciera? — Kakashi se sorprendió así mismo sintiendo enojo con aquella chica. Si era honesto, realmente no la conocía pero por las cosas que le decía Kurenai y las pocas misiones que habían hecho en equipo, en su mente Hinata era una chica tímida, gentil y amable. Pero si ella había llegado al punto de poner a Naruto en una encrucijada para estar con él, eso la convertiría en una mujer despreciable desde la mirada de Kakashi.

— N-no... — Negó con fuerza — Yo... — Empezó a jugar con sus dedos — Yo le dije a padre que eso no era necesario, pe-pero él dijo que debíamos intentarlo — Hizo una pausa — Yo no quiero causarle problemas a Naruto-kun — Culminó con suavidad. De pronto, el rostro sonrojado de la chica comenzó a hiperventilar. — No puedo creer que lo haya hecho padre...

— Tranquila, o te desmayaras.

— No... yo comprendo que Naruto-kun está enamorado de Sakura-chan... ella es linda, amable, muy fuerte y determinada — Enumeraba mientras movía sus pies en el agua. — Y estoy segura de que padre tampoco querría molestar a Naruto-kun...

— A mi me dio otra impresión.

Ella cerró los ojos un poco triste.

— Lo siento, Kakashi-sensei.

— ¿Por qué tu padre está tan obstinado en que Naruto se case contigo? — Ya conocía la versión de Hiashi, pero le interesaba lo que pudiera decir la chica. Por lo menos podía ver que ella no estaba mintiendo en esos momentos.

— Padre dijo que si no podíamos encontrar a alguien de Konoha, que escribiría al Kazekage explicándole la situación y... — Pero en vez de sonrojarse de nuevo, su rostro abandonó todo color — Y me tendría que marchar de Konoha.

— ¿Por qué? — Aún de pie, Kakashi empezó a sentir un poco de lástima por esa chica.

— Si contraigo matrimonio con alguien del clan, seré marcada con el sello del pájaro enjaulado — Hinata buscó su reflejo en el agua, entonces alzó su fleco y miró su frente. — Supongo que eso será mejor que dejar la aldea... — Soltó su cabello para poder limpiar una pequeña lágrima que se le escapaba, la tristeza de los últimos días regresaba a su mente. A decir verdad Hinata no quería casarse. Quería ser libre y vivir a su modo. De alguna forma sentía que traicionaba a Neji al preferir ser sellada a casarse, pero es que no imaginaba en esos momentos hacer su vida con alguien que no fuera Naruto-kun... si me casaba quería hacerlo por amor y no por miedo.

— ¿Por qué preferirías el sello antes que irte? — Kakashi observó el cielo, a comparación de la chica que contemplaba el lago.— El mundo guarda extraordinarias cosas para todos, tal vez sea tu oportunidad de encontrar aquello que te haga feliz.

— Yo ya soy feliz — Sonrió con tristeza — Mi hermana e-está a salvo y es más de lo que podría pedir... pero no quiero dejarla sola, deseo estar a su lado y ser un pilar que la apoye y sostenga... — Se puso de pie con impetú sobre el frío césped de la noche. — Además en Konoha están descansando mi madre y Neji-onii-san... no sería capaz de abandonarlos.

— Así que renunciaste al liderazgo para que no sellaran a tu hermana, ¿no es así?

Ella asintió con la mirada en el lago. El peliplateado suspiró.

— Entonces, ¿Estás dispuesta a ser sellada con tal de quedarte en la aldea?

— Hai — Respondió con determinación. Se encontraban frente a frente y a pesar de la diferencia entre sus alturas, ella no se intimidó. — Konoha es mi hogar.

Él sonrió.

— La voluntad de fuego es fuerte en ti.

Ella volvió a sonrojarse, no esperó un comentario así de parte del Hokage... Rayos, por unos momentos olvidó que se encontraba ante el Hokage... ¡Y lo había llamado Kakashi-sensei! Había sido grosera.

— Etto... lo siento — E hizo una pronunciada reverencia. Aquello sorprendió al jounnin.

— ¿Por qué?

— Por no usar los honoríficos adecuados, Hokage-sama... y por las molestias que ocasionó mi padre, no era mi intención molestar a Naruto-kun.

Kakashi dejó salir una grave risa, que a su vez hizo sonrojar más a la chica.

— Ya decía yo que no eras de esas chicas oportunistas. No te preocupes, ya hablé con Naruto y él va a declinar.

— Oh — Fue lo único que ella pudo decir. — Es lo mejor — Y sonrió.

— Esa es la sonrisa más falsa que haya visto en mi vida — Y carraspeó — Y eso que tuve bajo mi mando a Sai.

Ella volvió a sonrojarse.

— Lo siento.

— No te disculpes por todo — Miró el cielo — Parece que es tarde, deberías ir a casa a descansar. Naruto y yo iremos a la mansión al amanecer.

— D-de acuerdo.

Se agachó para colocarse de nuevo sus sandalias ninja. Sin embargo, cuando alzó su mirada para despedirse del peliplateado, él ya se había marchado. Suspiró.

Así que Naruto había decidido que no lo haría. Bueno, de alguna manera ella había albergado una pequeña esperanza de que él aceptara y entonces ella podría tener la oportunidad de demostrarle cuanto lo amaba y que si la dejaba entrar a su corazón, podría hacerlo muy feliz. Pero no, Naruto amaba a otra mujer y él hacía lo correcto en no meterse en los asuntos de su clan. En ese caso, no quería casarse con nadie más. No al menos hasta que volviera a enamorarse.

— Mañana será otro día — Suspiró mirando a la luna y pidiéndole fuerzas para enfrentarse a lo que sea que le deparaba la vida.

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— Neh, Kakashi-sensei — Decía Naruto mientras limpiaba con su manga el moco que le escurría por la nariz — ¿De verdad es tan necesario que vayamos tan temprano con los Hyuugas?

— Mientras más pronto sea, mejor... además ya es media mañana cuando quedé que iríamos al amanecer — Dijo un poco avergonzado.

— Que conste que no fue mi culpa, dattebayo — Emitió un gran bostezo — Yo ya estaba listo esperando a que llegaras por mi, sensei.

— Si, bueno, ya iba de camino cuando me golpeó una roca y quedé inconsciente por un par de horas.

Naruto miró a su sensei con seriedad. Unos segundos después, gritó.

— ¡Eso es mentira!

Kakashi se rascó la nuca.

— Bueno, debo imaginar que ya sabes qué dirás, ¿no?

El rubio entró en pánico.

— Sólo tengo que decir que no puedo casarme y ya, ¿Verdad, Kakashi-sensei?

— Así es — Sonrió con sus dos ojos visibles, pues no llevaba puesto su bandaba ninja pero si traía consigo su sombrero que lo caracterizaba como sexto Hokage. Se detuvieron frente a las grandes puertas de madera que daban acceso al complejo Hyuuga. — A menos que Hiashi-sama te pregunte por qué no quieres casarte con su adorada hija mayor. — El mayor disfrutaba del sufrimiento de su alumno.

Naruto miró con pavor a su maestro.

— N-n... n-no... no puede estar hablando en serio Kakashi-sensei.

— Solo es una posibilidad — Y tocó una campana para anunciar su llegada. Naruto quiso huir pero Kakashi lo sujetó detrás de su chamarra negra con naranja.

Pronto Ko abrió la puerta.

— Buen día, Hiashi-sama los está esperando.

— Con permiso — Dijo Kakashi mientras entraba con un Naruto blanco del miedo a rastras.

Caminaron siguiendo al Hyuuga, quien los condujo hacía la sala principal de ceremonia de té de la mansión Hyuuga.

— Tomen asiento, por favor. — Hizo una reverencia — Hiashi-sama vendrá en un segundo.

Un par de mujeres entraron a la habitación y les ofrecieron té con galletas.

— Esto se ve delicioso, pero siento que si como algo, lo vomitaré dattebayo...

— Entonces no comas nada, Naruto — Dijo mientras se quitaba el sombrero de Hokage y lo colocaba a su lado.

— Pero no terminé de desayunar por su culpa — Sollozó el rubio.

Pero se detuvo al instante cuando se abrió la puerta. Hiashi entró seguido de Hinata, ambos portaban yukatas tradicionales japoneses.

— Espero que el té sea de su gusto.

— Es el más rico que he tomado en mucho tiempo — Dijo Kakashi sonriendo con sus ojos, pues su máscara no dejaba ver el movimiento de su boca.

— Me alegra, es una infusión de plantas que Hinata cosecha en el huerto del clan, son flores y brotes muy delicados que requieren muchos cuidados — Hiashi y Hinata tomaron asiento frente a los dos invitados.

Ella asintió ligeramente sonrojada. Miró de reojo a Naruto, quien al verse observado, se atragantó con el té.

— Es un buen pasatiempo. — Comentó Kakashi, quien al mismo tiempo golpeaba a Naruto en la espalda. — Compórtate — Le susurró y eso bastó para que el rubio se quedara quieto como una estatua.

— Me temo que hubo una confusión. — Dijo Hiashi arrugando un poco el ceño — Hinata me avisó que vendrían al amanecer. — Entonces la chica se sonrojó.

— Si, fue culpa mía, yo le dije eso a ella — Kakashi continuaba degustando el té con calma y buen humor. — Me temo que tuve que esperar a que mi alumno estuviera listo para venir.

Naruto se congeló aún más en su lugar. Maldito Kakashi, echándole la culpa por su impuntualidad... cuando salieran de ese lugar le diría un par de cosas sin importar que se tratara del Hokage.

— No se preocupen, lo importante es que están aquí. — Asintió Hiashi y tomó la taza que le habían servido. Hinata lo imitó en silencio, aunque su mirada vacía le indicó a Kakashi que estaba ahí más por obligación que por gusto.

— Si, es mejor hacerlo rápido — Golpeó a Naruto para que éste se pusiera de pie.

— Lo siento, Hyuuga-sama... pero no puedo casarme con Hinata-chan. — Dijo mientras hacía una profunda reverencia, Kakashi tosió y con su mano señaló el suelo, entonces Naruto se tiró al suelo haciendo una reverencia a los dos Hyuugas.

Hinata desvió la mirada, pero Hiashi frunció el ceño.

— ¿Estás seguro, joven Uzumaki? — Preguntó mientras dejaba su taza a un lado. — Si te casas con la primogénita del clan... — Sin embargo Kakashi hizo un movimiento con su mano para atraer la atención del castaño.

— Creo que no hace falta decirle a Naruto los beneficios de casarse con Hinata, fueron compañeros de escuela y son colegas shinobi, creo que Naruto conoce de más las virtudes de Hinata y su posición dentro de la aldea.

Hiashi gruñó ante tal atrevimiento de cortar su discurso. Hinata notó la molestia de su padre y dejó su taza.

— Creo que Kakashi-sama tiene razón, padre — Hinata miró a Naruto quien comenzó a sudar aún en el suelo, ante el escrutinio de ella. — Naruto-kun, levántate, todo está bien.

Kakashi encontró de nuevo la falsa sonrisa en el rostro níveo de Hinata.

— Aún así no entiendo por qué no querrías casarte con mi hija. — Hiashi estaba molesto.— Si necesitas más tiempo para pensarlo...

— Padre, con todo el respeto... Naruto-kun ya ama a alguien, sería injusto imponerle un matrimonio arreglado.

— Pero Minato me prometió que algún día... — Mientras Hiashi hablaba, Kakashi observó a Naruto que aún seguía con la frente en el suelo. Suspiró. Hinata tenía razón, no era justo hacerle eso a Naruto, él ya había pasado mucho tiempo persiguiendo a Sasuke y Sakura y ahora que al fin podía estar junto a su equipo y construir una vida, no podía tirar todo por ayudar a otra persona.

Suspiró. De acuerdo, ésta vez él sacaría de ese aprieto a Naruto, se lo debía a su sensei, por todo el tiempo que abandonó a Naruto en su infancia.

— ¿Han pensado en algún otro heredero? — Preguntó Kakashi interrumpiendo de nuevo a Hiashi. — ¿Qué tal Kiba? —

— Su hermana es la heredera.

— ¿Shino?

— Su padre es joven y continuará muchos años más a la cabeza.

— ¿Shikamaru?

— Su madre nos informó que está en una relación con la hermana del Kazekage —

Kakashi no sabía eso, ya tenía información con qué molestarlo.

— ¿Chouji?

— El clan elije a sus lideres democraticamente, nada asegura su puesto.

— ¿Sasuke? — Hiashi miró con odio al Hokage, Kakashi lo tomó como un no — ¿Konohamaru? — Ahora entendía por qué Naruto era su opción más viable...

— Es un niño y su clan no posee una estructura jerárquica. — Respondió Hiashi resignado.

— Yamato es un gran ninja y posee parte del adn del primer hokage.

— Debe ser una persona que el consejo de ancianos apruebe. — Dijo Hiashi cortantemente, empezaba a irritarse, ¿De verdad creían que no había pensado en todas las opciones disponibles?

El silencio se instaló en aquel lugar. Kakashi suspiró sonoramente y a continuación se puso su sombrero de Hokage.

— En ese caso, solo quedo yo. — La molestia de Hiashi se esfumó para convertirse en sorpresa bien disimulada.

— ¿Qué? — Preguntó Naruto aún desde el suelo, pero Kakashi se puso de pie y a continuación se arrodilló ante los dos Hyuugas.

— Hiashi-sama... ¿Tendría el honor de darme la mano de su hija Hinata, en matrimonio?

Solo le tomó un segundo a Hiashi salir de la sorpresa. Aquella propuesta le daba la respuesta a todos los problemas que el patriarca tenía que solucionar.

— Si, así será Hokage-sama. — Respondió Hiashi con seriedad.

— Pero... ¿Por qué? — Preguntó Hinata, quien no podía esconder su sorpresa tan bien como su padre.

— Bueno, es el deber del Hokage velar por el bien de sus ninjas... — Le sonrió a ella — Además, tu té es muy rico, no me molestaría tomarlo más seguido —

Hinata se sonrojó.

— Kakashi-sensei — Por fin Naruto despegó la frente de la pared y a pesar de tenerla roja, las lágrimas empañaban sus ojos — Gracias, no sabe de la que me ha librado.

Hiashi carraspeó, a todas luces aquello era una falta de respeto pero lo dejaría pasar por esa ocasión ya que habían logrado solucionar su más grande problema.

— Lo siento — Murmuró Naruto apenado, sin embargo empezó a digerir lo recién sucedido — Un momento, — Miró a Hiashi — ¿Va a dejar que su hija se case con un pervertido como Kakashi-sensei?

— No hagas que me arrepienta de ayudarte, Naruto — Kakashi le dijo con una venita en la frente.

Hiashi suspiró.

— Bueno, Hokage-sama no hará nada que mi hija no quiera, ¿No es así?

— Hai, Hai — Kakashi asintió. En cambio Hinata bajó la mirada un poco triste.

— No es necesario que lo haga, Hokage-sama — Sorprendió a todos los presentes que hablara sin tartamudear — Cuando hablamos anoche, no lo hice con la intención de darle lástima ni nada de eso — Apretó los puños — Prefiero ser sellada antes que causarle problemas a alguien más.

Kakashi se rascó la nuca.

— Si soy sincero, debo decir que no me desagrada del todo esto, no tengo pareja o alguien que espere por mi en casa, así que no me causas inconvenientes... Eres una chica muy linda y amable, no tengo reparos.

— Pero...

— Además, si tu no tienes problemas con que mis ocho perros vivan con nosotros, yo no tengo ningún problema.

— Pero ni siquiera nos conocemos...

Hinata buscaba convencer al hombre de que no era una buena idea, pero el Hokage ya había tomado una decisión muy a su pesar.

— Bueno, lo mismo pasaba con Naruto, ¿O no? Y estabas dispuesta a casarte con él, o al menos me diste esa impresión anoche — Ella se sonrojó.

Auch. Aquel fue un golpe duro para la chica. Era verdad. Ella había seguido y observado a Naruto durante toda su vida, pero nunca habían pasado más allá del trato de colegas, en otras palabras, no sabía más de Naruto que lo que ella misma imaginaba de él.

Hinata se quedó sin argumentos.

— Supongo que si no hay nada más que decir, el consejo estará gustoso de oír su propuesta matrimonial.

— Estoy listo — Respondió el copyninja aunque hubiera perdido su sharingan durante la guerra.

Hiashi se puso de pie seguido de Kakashi y marcharon internándose en la gran y majestuosa mansión Hyuuga.

Naruto observó que Hinata se quedó quieta, con sus puños tensos sobre su regazo y los ojos apretados.

— ¿Acaso no quieres casarte con Kakashi-sensei? — Preguntó Naruto un poco triste por la expresión tan desolada de la chica.

— E-en realidad y-yo no quería casarme con n-nadie — Murmuró al borde de las lágrimas. — Esperaba que padre se quedara sin opciones y solo ser sellada. — Una tras otra comenzaron a caer las gotas saladas. — No quiero... — Cubrió su rostro con sus manos.

Naruto la observó en silencio.

— No creo que Neji quisiera que tuvieras que pasar por lo mismo que él... además, Kakashi-sensei es un buen hombre, un poco pervertido, pero te cuidará... y si no yo lo golpearé, dattebayo — Él desvió la mirada.

— Neji tampoco querría que me casara sin amor — Respondió Hinata mientras intentaba detener sus lágrimas con las mangas de su yukata. — No quiero hacerlo...

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Hola!

Bienvenidos a este proyecto, después de varias historias ShikaHina es momento de escribir del perfecto de Kakashi, así que espero que disfruten de esta historia que ha sido muy bien recibida en Fanfiction . net, ojalá puedan comentar y decirme qué piensan. 

Nos leemos pronto.

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