Temores insanos
Capítulo 7
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Febrero fue un mes agotador para Hinata. Las misiones que Kakashi le había asignado a su equipo el mes pasado habían sido cumplidas con éxito, por lo que comenzó a asignarles misiones más interesantes. Fue entonces que en la última misión Hinata decidió dejarlos solos para ver cómo organizaban su trabajo grupal. La misión salió exitosa, pero con un gran margen de error.
Habían tenido que ayudar al viejo panadero a arreglar sus carretas y cargarlas con costales de harina que iba a vender en otra aldea. Hinata decidió que luego de muchas misiones, podrían hacerlo bien, así que les dio las indicaciones y se ocultó para supervisarlos.
Fue entonces que se dio cuenta de que solos no llevaban el mismo ritmo de trabajo que tenían cuando ella los acompañaba. Meiko y Shiro estaban tan compenetrados que excluían completamente a Nobu, quien, por querer sobresalir, terminaba queriendo hacer todo él solo. Los chicos lograron terminar la misión, pero se llevaron más tiempo del que Hinata esperaba. Un poco desanimada les dio sus observaciones, y hasta en algunos momentos los regañó, por lo que los chicos se marcharon cabizbajos y eso la hizo sentirse un poco mal.
Debido a eso, Hinata comunicó a Kakashi que su equipo no iba a cumplir más misiones hasta que ella lo aprobara, a lo cual él accedió sin ningún problema. En realidad, últimamente Kakashi le decía que si a todo, era un poco extraño, pero no desagradable, tal vez él iba aceptando su manera de proceder al entrenar a sus gennin y eso significaba que su relación iba mejorando.
Las cosas estaban cambiando en la aldea y pronto febrero dio paso a marzo. En los primero días del tercer mes, se hizo oficial el nombramiento de los nuevos profesores y Hinata asistió a la ceremonia para felicitar a Shino, quien la invitó a pasar el resto de la tarde en la extraña fiesta llena de insectos que le celebró su familia. Fue entonces que pudo encontrarse por fin con Kurenai, quien le dio un poco del apoyo que necesitaba, pero también le dejó más dudas sobre cómo proceder con su equipo.
— ¿Cómo va todo con Kakashi? — Kurenai y Hinata observaban jugar a Mirai, quien disfrutaba del grupo de mariposas que volaban de un lado a otro.
— En realidad muy bien, se ha vuelto más atento las últimas semanas — Respondió con una pequeña sonrisa — Trajo de Suna unas semillas de una planta medicinal que estoy tratando de hacer que nazca en condiciones un poco más húmedas de lo que está acostumbrada.
— Suena a que empiezan a conocerse.
Escuchar eso le causó alivio a Kurenai, había estado tan preocupada por Hinata pero sus propias actividades le impedían dedicarle el tiempo que hubiera querido. Pero saber que Kakashi empezaba a tener gestos amables con ella le indicaba que tal vez el tiempo si era el mejor aliado de ellos.
Hinata pensó qué responder.
— Podría decirse que casi no nos vemos, pero siempre llega a cenar y entonces podemos conversar.
— Me alegra que tengan tiempo de calidad juntos — Kurenai abrazó a la chica. — Aunque debo admitir que te ves un poco triste, ¿Qué sucede?
— Es mi equipo gennin — La peliazul estrujó sus manos — Todo marchaba bien, pero ahora que los he dejado solos en las misiones me doy cuenta de que no se apoyan mutuamente, no consolidan su trabajo en equipo.
— ¿De qué clanes son tus chicos?
— Dos hermanos del clan Yamada, Meiko y Shiro. También está Nobu, del clan Sarutobi.
— ¡Oh! Si lo conozco, es el primo menor de Konohamaru, es muy hábil y ruidoso. — Kurenai meditó lo que Hinata le dijo — El clan Yamada se caracteriza por ser un poco cerrado, no tienen un justsu muy poderoso, pero tienen buenos sellos detectores.
— Hai, por eso nos estamos especializando en rastreo.
— Ya veo, bueno, deberías considerar la idea de llevarlos a un entrenamiento de supervivencia, tal vez de ese modo puedan comprender la importancia de trabajar juntos...
Hinata notó que su sensei estaba pensando demasiado sus palabras.
— ¿Algo más? — Preguntó un poco temerosa.
— Si continúan sin integrarse, no sigas forzando las cosas, de esa manera nada resultará bien — Kurenai le puso una mano en su hombro. — Es sabio el distinguir cuando es el momento de detenerse.
Hinata asintió dudativamente, pero cuando iba a preguntarle a qué se refería, Mirai comenzó a llorar y Kurenai se disculpó, dejando la reunión y marchando a casa con su pequeña de cinco años en brazos, quien se había caído y asustado un poco.
¿Su sensei le estaba diciendo que dejara a su equipo? Llevaba cuatro meses entrenando con esos chicos, escuchando sus sueños de ser grandes shinobis y salvar a la aldea cuando lo necesite... ¿Cómo podría ella romper esos sueños, esas esperanzas? No, no podía simplemente abandonar ente el primer obstáculo. Se iba a esforzar más, los ayudaría a alcanzar sus metas y no se rendiría...
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Varios días después, muy temprano, Hinata recibió un pergamino citándola para una misión. Habían estado entrenando mucho y le pidió a Kakashi una misión tranquila, tal vez sus chicos por fin estuvieran listos. Así que se dirigieron a la torre del Hokage
— Buen día, Hinata-chan, niños... — La saludó Yamato quien iba de salida de la oficina del Hokage.
— Buen día, me preguntaba si puedo pasar... Hokage-sama me dijo que tenían una misión para nosotros
— Claro, no está Kakashi, pero Shikamaru se encuentra asignando misiones hoy.
Hinata sonrió, le daba un poco de alivio que Naruto no fuera el que estuviera tras esa puerta.
— Entonces entraremos, con permiso. — E hizo una reverencia.
Yamato sonrió al verla pasar y continuó con su camino.
— Con permiso — Saludó al entrar a la oficina y encontrar al perezoso Nara bostezar tras una enorme montaña de pergaminos.
— Buenos días — Saludaron los tres chicos mientras se paraban derechitos a un lado de su sensei.
— Bueno, son los primeros en llegar hoy, pero de cualquier forma Kakashi ya había apartado la mejor misión del día para ustedes.
Meiko y Shiro chocaron sus puños, sabían que ser alumnos de la esposa del Hokage tendría sus beneficios. Nobu quiso chocar el puño con Shiro pero éste se volteó para poner atención a las palabras del consejero del Hokage, ignorando a su compañero.
— Tienen una misión de rescate. Al parecer unos jóvenes muy bromistas han escondido a los dos gatos de la señora Endo, por lo que es necesario que los encuentren y que los devuelvan con su dueña, además uno de los gatos es viejo y no puede pasar mucho tiempo sin tomar su medicina — Le estiró un pequeño frasco a Hinata — Les doy el pergamino con los detalles.
Los chicos agradecieron la misión con una gran reverencia y los cuatro salieron de la oficina.
— Chicos — Los llamó su sensei— Van a llevar a cabo ésta misión solos. Por favor, trabajen en equipo. No se trata de rescatar un objeto, sino a un ser vivo, así que sean cuidadosos. — Le entregó el pergamino a Nobu. — Tú serás el líder de la misión, así que quiero que diseñes un plan y nos lo hagas saber a todos en cuanto lleguemos a casa de la señora Endo.
— Hai — Exclamó el pequeño con un gran brillo en los ojos, era la primera que a él le tocaba liderar. Aunque al parecer eso no le gustó para nada a Shiro.
— Pero yo soy el líder. — Shiro dio un paso adelante.
— Yo soy su sensei y decido quién lidera qué misión, ser un ninja también significa atacar órdenes de tus superiores — Hinata se mostró firme.
A Shiro no le gustó aquello, pero guardó silencio.
Cuando llegaron a la casa de la dueña de los gatos, Nobu decidió que Meiko y él mismo comenzarían a rastrear a los gatos en el último punto donde habían sido vistos, mientras Shiro vigilaría a los presuntos secuestradores de gatos para encontrar dónde podrían estar. Hinata aprobó el plan y procedió a ocultarse en un árbol mientras usaba su Byakugan para tratar de localizar a los gatos por su cuenta.
El tiempo pasaba y a Hinata le pareció que Nobu se desenvolvía muy bien como líder y que, por ello, los gemelos debían hacerle caso e integrarlo. Tal vez ya había encontrado la clave para que trabajaran en equipo, pues cuando Shiro lideraba, solía hacerlo todo él con su hermana y desplazaban al Sarutobi.
Hinata sonrió contenta al ver que habían encontrado a los gatos gracias a los jutsus de Meiko y que Nobu y shiro pudieron introducirse a la casa y sacar a los felinos sin ser detectados por los jóvenes que habían hecho esa broma tan pesada.
— Bien hecho, vamos, ahora dale su medicina al viejo. — Una vez fuera, Meiko celebró con pequeños saltos y sosteniendo al gato más joven.
— Si — Respondió Nobu mientras buscaba en sus bolsillos el frasco que su sensei le había dado al iniciar la misión. — No las encuentro — Su voz se tornó preocupada.
Hinata se alarmó y activó su Byakugan... tal vez se le habían caído en algún lugar cercano.
— Las perdiste, eres un fracasado — Shiro se burló de su compañero.
— No es así, juro que las traía hace un momento — Lágrimas se agolparon en los ojos del niño.
— El gato se va a morir y será tu culpa — El gemelo atacó de nuevo y sonrió.
Aquello detuvo el corazón de la chica y entonces decidió usar su Byakugan en Shiro.
— Chicos, el gato está temblando — Meiko se agachó junto al gato viejo y lo acarició tratando de que se calmara.
Sí. Shiro tenía el frasco escondido en su porta shurikens.
— Eres un pésimo líder, Hinata-sensei no volverá a confiar en ti.
— No es cierto, yo... — Rompió en llanto.
— El gatito... — Meiko lo abrazaba.
— Fue suficiente. — Hinata llegó al lado de los gennin.
— Sensei... Nobu-baka perdió el medicamento... — Pero entonces Hinata sujetó al chico de su brazo.
— Dame el medicamento.
— Yo no lo tengo — Shiro comenzó a retroceder. — Nobu-baka lo perdió.
Hinata se mordió el labio un poco nerviosa, el gato comenzaba a moverse de una manera muy rara. No tenía tiempo, así que sujeto a Shiro de un brazo y le quitó la porta Shuriken y se lo entregó a Nobu.
— Dale el medicamento al gato — Ordenó Hinata con voz fría.
Nobu tomó la porta shuriken y se sorprendió al ver el frasco ahí, pero no tuvo mucho tiempo para procesar lo sucedido, porque Meiko comenzó a sollozar diciendo que el gato no se movía. Nobu sacó una pastilla, la molió con su puño y metió la mezcla hasta la garganta del gato.
Fueron los segundos más largos de Hinata, que llegaron a su fin cuando el gato empezó a moverse tratando de escapar del abrazo de la gemela.
— Meiko y Nobu, lleven a los gatos con la señora Endo — Ordenó Hinata, quien aún no soltaba a un avergonzado Shiro.
Los nombrados obedecieron al instante, nunca habían visto a su sensei tan seria como en esos momentos. Una vez se marcharon a completar la misión, Hinata miró al Yamada.
— ¿Por qué hiciste eso?
— Yo no sabía... él lo metió en mi porta shuriken... — Intentó excusarse.
— Sabías que estaba ahí el medicamento. Ibas a dejar morir al gato solo para perjudicar a tu compañero — Hinata lo soltó, él retrocedió un paso y comenzó a sollozar.
— Perdón...
— Sabes que nada se le escapa al Byakugan y aun así tuviste el valor de mentir en mi cara.
— Lo siento — Talló con su manga sus lágrimas. — Por favor no les diga a mis papás...
— Sabes que debo reportar esto con el Hokage y él hará un reporte para tu clan.
— Por favor, no lo haga, prometo que no volveré a hacerlo, por favor...
Hinata escuchaba las suplicas del niño. Solo tenía doce años, quizás eso podría servirle como escarmiento para no volver a proceder así. Además, de alguna forma eso también era su culpa, no lograba que los chicos superaran sus diferencias y se unieran. Suspiró cansada.
— De acuerdo, pero estarás a prueba, un suceso como éste y estarás fuera del equipo. — Sentenció la mujer.
— Hai, arigato Hinata-sensei — Siguió limpiando sus lágrimas, pero sonrió un poco aliviado. — No volveré a causarle problemas, sensei.
Ella asintió y lo mandó a su casa. Ella terminaría la misión junto a los otros dos chicos.
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Hinata caminaba de regreso a su casa. Se sentía totalmente deshecha, Shiro había mentido y tratado de sostener su mentira aun cuando sabía que ella podía ver el frasco. ¿Qué había sucedido? ¿No había sabido juzgar a sus alumnos? ¿En qué había fallado?... Sí, seguramente sería su culpa. Otros equipos gennin de la generación de sus chicos ya estaban apuntándose a los examenes chunnin pero ella había declinado de proponer a su equipo ante la inseguridad que sentía sobre si estarían listos para subir de rango.
Estaba fallándoles como profesora por no conseguir un verdadero equipo unido. Ellos eran jóvenes y tenían muchas expectativas y ganas de salir adelante... tal vez era ella quien no estaba al nivel necesario para sacar lo mejor de ellos. Tal vez era su culpa lo sucedido ese día, tanto si había hecho mal en aprobarlos como en no saber cómo guiarlos...
Era de noche cuando llegó a casa. Todas las luces estaban prendidas por lo que supo de inmediato que las hermanas Hyuuga se encontraban dentro.
— Bienvenida a casa, Hinata-sama — La saludaron al unísono.
— Gracias. — Se quitó sus sandalias ninja para proceder a colocarse sus sandalias de casa.
— Hokage-sama envió un pergamino. — Yuki le extendió el mensaje a Hinata, quien encontró un mensaje diciéndole que no llegaría a cenar, suspiró.
— También le informamos que la cena está lista. — Yuko señaló el mandil que traía puesto.
— Muchas gracias, muero de hambre. — Les sonrió agradecida. Había sido un día muy desgastante, sobre todo de manera mental.
— Entonces le serviré. — Yuko corrió a la cocina.
Yuki sentó a la chica en el comedor y le acercó todo lo necesario para su cena.
— ¿Ustedes no cenarán?
— Muchas gracias, Hinata-sama, pero lo haremos al llegar a casa — Respondió Yuki quien se sentó a su lado para hacerle compañía en esa enorme mesa.
— Espero que sea de su agrado — Yuko le sirvió la comida y Hinata degustó un poco más animada.
— Por cierto, se dice que Hanabi-chan está progresando a gran velocidad en su entrenamiento intensivo, Ko-san no se despega de su lado. — Dijo una de las hermanas.
— Me alegra mucho escuchar eso — Hinata sonrió. Si era así, pronto podría ver a Hanabi de nuevo, además le aliviaba saber que Ko estaba con ella. — ¿Cómo les va en su entrenamiento médico?
— Bastante bien, Sakura-chan nos ha promovido al segundo nivel — Comentó Yuko mientras se sentaba del otro lado de Hinata.
— Si, ya podemos tratar a animales. — Yuki sonrió.
A Hinata le agradaban mucho esas chicas. Tenían quince y diecisiete años, pero mucha energía y entusiasmo por aprender. Yuki era alegría pura y Yuko, al ser la mayor, solía ser la razón entre ellas, pero no por ello perdía su brillante personalidad. Hinata estaba feliz de saber que podía ayudar a las personas de su clan a superarse y salir adelante. Seguramente cuando su hermana tomara el mando, las cosas solo podrían cambiar para bien y las jóvenes como Yuki y Yuko podrían elegir libremente a qué dedicarse y no estar obligadas a vivir por la rama principal.
— Por cierto, Hinata-sama — Yuko la sacó de sus pensamientos.
— Dime.
— El otro día Yuki encontró algo y creemos que tal vez usted debería saberlo. — Yuko hizo señas a su hermana de que fuera a vigilar que el esposo de su protectora no estuviera cerca como la otra noche en que las sorprendió in fraganti.
Aunque Hinata dejó pasar la vigilancia de Yuki al estar tan cansada.
— ¿Es lo mismo que la otra noche? — Preguntó la peliazul al recordar la otra ocasión en que las hermanas se veían nerviosas y preocupadas.
— Hai.
— Dime. — Como ya había terminado de comer, hizo a un lado el plato para poner absoluta atención a la joven. — ¿Sucede algo en el hospital?
— No... en realidad sucedió en la lavandería.
Hinata se confundió, ¿Que tenía que ver la lavandería con todo ese misterio?
— Por favor, perdónenos y no se enoje con nosotras, pero no podemos seguir guardando silencio, no podemos ocultarle nada a usted, ha sido tan buena con nosotras... — Yuko comenzó a hablar rápidamente y a poner nerviosa a la peliazul, quien se puso de pie y llegó a su lado.
— Yuko, solo dime qué pasa, no voy a enojarme con ustedes. — Y le sonrió para tratar de tranquilizarla.
Yuki suspiró desde la puerta, menos mal que le había ganado a su hermana en el piedra, papel o tijera y por ello no le tocó darle la noticia a su amada líder.
— Había cabellos de color morado en la ropa de Hokage-sama — Dijo Yuko mientras cerraba los ojos de manera fuerte, cómo si esperara un regaño o un grito.
Sin embargo, Hinata no logró comprender la idea a la primera.
— ¿Morados? ¿Qué...?
— Su cabello es negro con toques azules, Hinata-sama, un color único que pocos miembros del clan poseen — Yuko intentó ser más específica. — Sería normal que su cabello estuviera en la ropa de la cama y se pegara en la ropa de Hokage-sama, pero no es su cabello.
— Si, a mí me consta, he cepillado muchas veces su cabello y no es igual — Yuki intervino para apoyar a su hermana, pero de nuevo regresó a vigilar la puerta de la casa.
Hinata intentó procesar la información que las chicas le estaban dando. ¿Había cabellos de otra persona en la ropa de Kakashi?
— Creemos que... — Bajó la voz. — Ojalá nos equivoquemos, pero Kakashi-sama podría estar viéndose con otra mujer.
Hinata sonrió para asombro de la hermana mayor.
— No lo sé, creo que es un poco extraño para venir de parte de Kakashi-san — Comentó luego de pensar unos segundos. — Tal vez tuvo un entrenamiento o algo por el estilo.
Yuki apareció de nuevo por el arco que conectaba el comedor con el recibidor principal.
— Podría ser si solo fuera una vez, pero desde hace semanas lo notamos cuando en la lavandería separamos la ropa por colores para entregarla.
— También podríamos equivocarnos — Dijo Yuki al notar como el semblante de Hinata se entristecía. — Probablemente sean pelos de sus perros, ya ve como Hokage-sama ama a sus perros...
Sin embargo, contra todo pronóstico, la peliazul salió del comedor en dirección a las escaleras, las hermanas subieron tras de ella. Entonces entró al baño, donde estaba el cesto de la ropa sucia y al alzar la camisa negra de Kakashi, encontró aquello que las chicas señalaban. Definitivamente ese no era un pelo de perro o ningún otro animal. Era de una persona que lo usaba largo.
— Perdón... tal vez no debimos... — Murmuró Yuki al ver la tristeza en los ojos de Hinata-sama.
— No, está bien... de cualquier manera ustedes saben que éste compromiso fue impuesto por mi padre a nosotros dos, así que no me sorprende realmente.
Las hermanas se miraron tristes, todo el clan sabía que Hinata había sido obligada a casarse y aunque no les gustaba que la princesa abandonara el clan, sabían que de esa manera se salvaba de ser sellada y eso era suficiente alivio para todos.
— ¿Hay algo que podamos hacer por usted, Hinata-sama? — Yuko ayudó a la chica a ponerse de pie mientras volvía a colocar la ropa en el cesto.
— ¿Quiere que le preparemos un té?
— N-no, creo que n-necesito pensar l-lo que está sucediendo... s-son muchas cosas — Tartamudeó al sentirse sobrepasada por la situación.
Las hermanas intercambiaron miradas y asintieron.
— Lo sentimos... si necesita cualquier cosa, puede enviarnos un pergamino, a la hora que sea...
— Si se siente mal podemos buscar algo...
Hinata se sentó en la cama y asintió.
— Gracias, realmente ustedes se preocupan mucho por mí, no sé qué haría sin ustedes — Hinata pudo hablar de manera más fluida al sentir el viento frío de la noche que entraba por la ventana junto a su cama.
Una vez que las hermanas Hyuuga se hubieron marchado, Hinata abrió su closet y sacó un abrigo, se lo colocó, apagó las luces de la casa y salió cerrando con llave la casa. Necesitaba caminar y pensar.
Mientras avanzaba por la oscura noche, vio la academia ninja frente al sendero por el que iba. Entonces llegó hasta el columpio donde alguna vez había visto a Naruto llorar en silencio. Se sentó y contempló el cielo. Estuvo así hasta que una presencia conocida llegó a su lado.
— ¿Qué sucedió? — Shino se colocó a su lado.
— Parece que Kakashi tiene una aventura con otra mujer — Susurró.
Shino alzó una ceja.
— ¿El Hokage tiene tiempo para una aventura? Siempre parece ahogado en trabajo.
— Ya casi no viene a casa.
— ¿La noticia ha removido sentimientos en ti hacia él?
Shino es siempre tan propio, pensó Hinata con nostalgia.
— Estoy segura de que no lo amo, pero creí que las cosas estaban mejorando... me da una sensación como si hubiera fracasado en algo... Shino-kun ¿Cómo debería sentirme ante esto?...
— No lo sé, no puedo imaginar siquiera estar en tu lugar.
Una pequeña risa escapó de labios de la chica.
— Además, creo que soy una pésima sensei, creo que he fallado en enseñarles a mis alumnos lo más importante.
— A veces las lecciones más importantes debemos aprenderlas solos, el tiempo suele ser el mejor maestro.
Hinata volvió a sonreír.
— Extraño estar todo el tiempo con ustedes — Se puso de pie y abrazó a Shino, quien correspondió el gesto.
— Es parte de crecer el dejar ir a algunas viejas costumbres, pero los camaradas siempre estarán.
La chica se separó de su amigo y limpió las lágrimas que escaparon de sus perlados ojos.
— Te quiero mucho, Shino-kun.
— El cariño es mutuo — Shino miró a su alrededor y detectó a dos insectos que se posaban en su mano. — Hay un simulacro de campamento y parece que un par de niños se han salido de su casa de campaña
— Debes ir, yo caminaré un poco más antes de ir a casa.
— Bien, enviaré un par de insectos para que me informen cuando llegues a casa.
— Gracias, suerte.
Y marchó.
Por la posición de la luna, Hinata pensó que debía ser media noche. Sin embargo, a lo lejos escuchó una escandalosa voz.
— Naruto-kun — Murmuró al verlo llegar.
— ¿Qué haces tan tarde por aquí, Hinata-chan?
— Tenía ganas de caminar un poco.
— Imagino que Kakashi-sensei es un flojo y no te quiso acompañar.
— ¿No estaba en la torre? — Preguntó un poco sorprendida.
— Hoy salió temprano, dijo algo sobre entrenar a su ninken, aunque en mi opinión no sé de qué sirve si no te traen de regreso la pelota, ¡Ninguno de los ocho perros! — Naruto usaba una vieja bufanda azul.
Una pequeña sonrisa triste asomó en los labios de ella.
Naruto sonrió sin darse cuenta de la tristeza de la chica.
— Soy un poco tonto, ¿No es así?
— Hai — Y ambos empezaron a reír.
Ambos se sentaron en un banco en el parque de Konoha y de pronto la nostalgia la invadió cuando recordó que él ahora era novio de Sakura-chan.
— ¿Qué tal te ha ido, Naruto-kun?
— Pues hay muchísimo trabajo en la torre y eso me aburre, pero algunas tardes puedo salir a tener una cita con Sakura-chan. — Dijo mientras movía sus manos con energía, pero de pronto su semblante se apagó.
— ¿Pasa algo? — Preguntó ella un poco preocupada, la luz de los faroles le permitió observar un dejo de tristeza en el rostro del shinobi.
— Hoy iba a tener una cita con Sakura-chan, pero hubo una emergencia en el hospital y se tuvo que ir, lo malo es que yo mañana salgo en una misión larga y no podré verla en varias semanas — Dijo con tristeza.
— Estoy segura de que ella también se siente triste...
— No lo sé, ella ama demasiado su trabajo, tal vez más que a mí.
Hinata sintió su estómago retorcerse, no le gustaba que Naruto estuviera triste. Además, debía aprovechar que en esos momentos se sentía serena hablando con él, no estaba hiperventilando ni desmayándose.
— No imagino quién no pudiera amar a Naruto-kun.
El rubio se sonrojó un poco.
— Nada de eso, creo que soy un desastre, no entiendo por qué tu padre querría que me casara contigo, eres una chica muy bonita e inteligente, un sujeto como yo solo te daría problemas ¡Dattebayo!
Hinata bajó su rostro.
— Mi padre te lo pidió porque sabía que tú me gustabas — Murmuró.
Una ráfaga de viento los atravesó, dejando muy sorprendido al rubio.
— ¿Eh? Creo que no escuché bien — Y metió un dedo en su oído que estaba cerca de la chica. Hinata solo pudo sonreír.
Si a Kakashi no le importaba su matrimonio, ella tampoco iba a vivir triste y lamentándose.
— Dije que Naruto-kun me gusta — Repitió con su suave voz.
Esta vez fue turno de Naruto de sonrojarse. Sintió que Kurama en su interior comenzaba a burlarse de él.
— Mocoso, ya sé cómo hacer más divertido esto — La voz de Kurama se escuchó en la mente del Uzumaki. — Te mostraré un par de recuerdos que pareces haber olvidado.
Entonces en un segundo vinieron a la mente del chico las imágenes de cuando la peliazul que estaba frente suyo se enfrentó a Pain y le declaró su amor. ¿Cómo había podido olvidarlo?
Se paró de golpe y gritó. Hinata se alarmó, la reacción del rubio la había desconcertado, ¿Por qué gritaba? Claro que ella no escuchaba la risa de Kurama al poner en semejante aprieto a su jinchuriki.
— ¡Lo había olvidado!
Hinata se puso de pie muy confundida.
— ¿Naruto-kun? — Pero de golpe él se acercó y la sujetó de los hombros.
— ¡Tú te sacrificaste para salvarme de Pein!
Los ojos de ella se abrieron grandes y un sonrojo adornó su rostro. Pero entonces Naruto la soltó y le dio la espalda.
— Soy un soberano idiota, ¿Cómo pude olvidarlo? — Decía mientras se daba pequeños golpes en la frente. — Maldito Kurama, elegiste un pésimo momento.
Volteó de nuevo hacía la confundida chica y le hizo una gran reverencia.
— Perdón por haberlo olvidado y no haberte dado una respuesta, Hinata-chan
Entonces ella pudo reaccionar.
— E-está bien, n-no te preocupes... — Desvió la mirada. — De cualquier forma, ya estoy casada con Kakashi-san.
— Creo que ahora entiendo un poco la insistencia de tu padre... creo que soy un poco tonto todavía — Se rascó la nuca un poco avergonzado.
— Naruto-kun es así, todo está bien.
El rubio sonrió, pero de pronto su sonrisa se esfumó.
— Creo que te he ocasionado muchas tristezas, he andado de un lado a otro diciendo Sakura-chan esto, Sakura-chan aquello... no sabía que te lastimaba de esa manera...
Ella quiso decir que no, que todo estaba bien, pero de pronto un nudo en la garganta le impidió hablar, entonces se limitó a asentir con la cabeza.
Naruto al ver que sus ojos se iluminaban con el preludio de las lágrimas, se sintió una basura de ser humano.
— ¿Desde cuándo...?
— Desde niños... — Murmuró intentando contener las lágrimas. — Todo el tiempo...
— Siempre me esforcé por hacer que la gente me notara... es extraño saber que siempre lo hiciste — Naruto se sentó de nuevo, la euforia del descubrimiento ahora daba paso a un poco de arrepentimiento por el daño que le ocasionó sin querer.
Naruto miró a la chica, pero ella estaba llorando en silencio. Dejar salir los sentimientos que por años guardó en su pecho solo ocasionó que éstos se desbordaran en forma de lágrimas.
— No llores Hinata-chan, perdóname...
Y al no saber qué hacer para reconfortarla, pasó un brazo por su espalda y apoyó su cabeza contra su pecho. Así estuvieron un largo rato, hasta que las lágrimas de ella cesaron.
— ¿Mejor? — Ella asintió con un ligero sonrojo y se le antojó adorable al rubio. — No tengo la menor idea de lo que siga ahora.
— No te preocupes — Se alejó un poco del rubio. — Nada tiene que cambiar, estoy casada y tú estás saliendo con Sakura-chan. — Intentó zafarse del abrazo del rubio cuando notó que él no la soltaba. Naruto tenía un gran debate en su cabeza, en esos momentos deseaba besar a esa hermosa chica, pero algo le decía que no debía hacerlo, aunque no recordaba con exactitud por qué. — ¿Naruto-kun...?
Pero el rubio hizo lo que mejor sabía hacer y dejó de pensar. De pronto los labios de ella fueron sellados con los labios del rubio, los cuales estaban tibios y deseosos de conocer su sabor. Naruto soltó sus brazos para colocar una mano en su cintura y otra en su nuca, de manera que pudo profundizar el beso y encontrar la cálida lengua de ella. Jugaron a explorar los labios del otro hasta que sintieron la necesidad de separarse para respirar.
Hinata bajó su rostro sonrojado, mientras Naruto desviaba la mirada con una media sonrisa. El vaho que se formaba por el frío de la noche era el único testigo de su falta de aliento.
— Te daré una respuesta cuando vuelva de mi misión — Habló Naruto con un tono ronco, que hizo que la piel de la chica se erizara.
— N-no es n-necesario — Replicó, pero entonces el rubio comenzó a alejarse.
— Ya lo dije, y es una promesa. Nos vemos pronto, Hinata-chan —
Aún sin terminar de comprender lo que había sucedido, se sentó en la banca y tocó sus labios. Aún sentía el calor de Naruto sobre ellos.
Una nueva ráfaga de aire la hizo reaccionar. Acababa de declararle sus sentimientos al rubio, lo había besado y él le había prometido que le daría una respuesta. Eso estaba mal, ella era una mujer casada, esa era una conducta inapropiada para una mujer en su condición, si Kakashi se enteraba... a Kakashi... seguramente no le importaría.
Con esa idea en mente regresó a su casa, la cual encontró vacía tal como la dejó. Al parecer su esposo estaba más interesado en pasar tiempo con sus amantes que llegar a casa, así que, aunque eso fuera contra de su naturaleza gentil, dejó de preocuparse por lo que diría Kakashi. Quizás era tiempo de ir dejando se preocuparse tanto.
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¡Bienvenidos!
Nuestra pareja aún no ha desarrollado sentimientos pero ya se han hecho a la idea de estar casados y permanecer en esa condición, lo cual es un primer paso para tratar de conocer más al otro. También hemos visto que el equipo gennin de Hinata no está tan bien integrado como ella pensaba y su naturaleza gentil le está haciendo creer que es su culpa cuando en realidad los chicos ya son conscientes de sus acciones.
Espero que no les moleste el momento Naruhina, pienso que para que Hinata pueda volverse a enamorar, tiene que cerrar ese vínculo que la ataba a Naruto, así que era necesario que ella pudiera expresar sus sentimientos. Ya veremos qué clase de respuesta le da el rubio y qué pensará Kakashi cuando se entere.
Quise que Hinata jugara un poco al mismo juego de la infidelidad, pero en un nivel más inocente porque es una adolescente sin experiencia en las relaciones intimas con el otro sexo. Para ella un beso posee un significado enorme y bastó para hacerla sentir culpable de traicionar a su esposo, pero la depresión que trae encima es lo suficiente para tratar de callar su consciencia. Cuando somos adolescentes solemos ser un poco impulsivos y no pensamos lo suficientemente las cosas como para actuar siempre de la manera correcta, Hinata está molesta con Kakashi y en vez de tratar de ser mejor que él, terminó haciendo lo mismo que el (en un nivel más inocente), pero a diferencia de ella, Kakashi es consciente de que se acuesta con otra mujer porque no quiere que cambie la relación con su esposa y aún no quiere dejarla entrar a su corazón.
El escenario ya está puesto: ella lucha con sus complejos y Kakashi con las cargas enormes de trabajo (por que pienso que si no las tuviera, ya hubiera volcado todo su interés en resolver las cosas con ella, pues es un hombre pragmático y bueno), así que pido paciencia por favor, las cosas se van a seguir complicando por sus malas decisiones pero también va a ir surgiendo el amor.
¡Gracias por leer!
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