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Pequeños detalles

Capítulo 5

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Hinata estaba coordinando el entrenamiento de sus gennin. Los tres chicos estaban muy entusiasmados, pues en las últimas misiones que les habían asignado habían salido exitosos. Su trabajo en equipo aún no era el mejor del mundo pero comenzaban a coordinarse. Los gemelos Meiko y Shiro Yamada eran buenos para el rastreo y Nobu del clan Sarutobi se perfilaba como un excelente usuario de taijutsu y armas ninja.

Meiko y Shiro eran hermanos gemelos que a pesar de lo que todo el mundo podría pensar, no les gustaba su condición pues siempre buscaban poder ser reconocidos por sus capacidades individuales y no por el jutsu que podían desarrollar juntos. En cambio Nobu Sarutobi, primo de Konohamaru, era energía pura, siempre deseoso de aprender nuevas técnicas de pelea Shinobi.

Los tres chicos admiraban profundamente a su sensei, pues no solo la consideraban parte de la realeza de los clanes de la aldea de Konoha, sino que era amable, comprensiva y se había casado con el Hokage, lo que debía significado que era una gran Kunoichi, ¿no? Así que no podían menos que esforzarse en dominar su control de chakra y llevar a cabo cada una de las lecciones de su sensei.

— El día de mañana vamos a continuar practicando su control de chakra sobre el agua.

— ¿Cuando tendremos nuestra próxima misión? — Preguntó Nobu mientras los gemelos lo secundaban con un asentimiento de cabeza.

Hinata les sonrió.

— Solo Hokage-sama sabe cuando será eso, pero como equipo debemos estar preparados para todo.

— Hai — Respondieron los tres chicos de manera entusiasmada.

— Bien, entonces nos veremos mañana en nuestro campo de entrenamiento, descansen mucho.

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Hinata acaba de llegar muy contenta a su casa, donde la esperaban Yuki y Yuko en la entrada de la casa.

— Bienvenida — Dijeron al unísono.

— Estoy en casa — Saludó mientras entraba, se quitaba los zapatos y se ponía las sandalias para ingresar a su casa.

— Hemos terminado con la limpieza del hogar, iremos a continuar con nuestro entrenamiento. — Anunció Yuki un poco apenada.

Hinata les sonrió.

— Les agradezco que hayan terminado con todos los pendientes, pero no es necesario que lo hagan para poder seguir sus lecciones, la próxima vez vayan directo al hospital.

— Son muy amables sus palabras, Hinata-sama — Dijo una de las hermanas.

— Estamos muy agradecidas con usted, no es ningún problema para nosotras ayudarle — Dijo Yuko con una reverencia — Si no fuera por usted, no podíamos continuar con nuestro entrenamiento como médicas ninja.

— Usted nos presta dinero y nos cubre ante nuestros padres al decir que somos sus damas de compañía, lo menos que podemos hacer es ahorrarle el trabajo de la casa.

— Se los agradezco mucho, pero es hora, vayan con cuidado.

Ambas mujeres de la rama secundaria hicieron una reverencia y se marcharon en dirección al hospital. Hinata las conocía de toda la vida, pero no fue sino hasta hace medio año que ellas la habían visto curar a unos niños en el parque de Konoha. Al parecer habían estado corriendo y se cayeron y se raparon las rodillas. Fue entonces que Hinata los curó y las hermanas Hyuuga le pidieron que les enseñara.

La peliacul aceptó gustosa y les enseñó lo más básico, entonces descubrieron que las dos chicas tenían talento, pero cuando pidieron a sus padres ingresar al programa de formación de médicos ninja, se negaron argumentando que la misión de la rama secundaria era entrenar para proteger a la rama secundaria, que no debían perder su tiempo estudiando.

Así que cuando Hinata se casó y se mudó con Kakashi, les pidió a los padres de esas chicas que les permitieran trabajar en casa de ella y de paso ser su guardia cuando Kakashi no estuviera, por lo que los padres aceptaron encantados, pues nadie de la rama secundaria podría negarle algo a Hinata, quien siempre veía por ellos.

Fue de ese modo que las chicas pudieron estudiar medicina y de paso eran la única compañía de Hinata en las tarde que no tenían clases en el hospital.

Mientras las dos chicas se colocaban sus zandalias en la entrada de la casa, una de ellas respingo.

— Hinata-sama — Hinata la miró invitándola a continuar — Ko-san nos pidió que le entregáramos esto.

Era un pergamino donde la invitaban a ella y a su marido a la cena del 24 de diciembre en el clan Hyuuga. La chica suspiró.

— Muchas gracias, yo le llevaré la respuesta a padre.

Las chicas asintieron y se marcharon.

Hinata miró a su alrededor, realmente todo estaba listo, el piso reluciente y la cocina recogida. Entonces decidió que se dedicaría un rato a su jardín y después prepararía la cena.

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En la noche, Kakashi llegó a su casa, esperaba encontrar las luces apagadas y la cena caliente en el horno, pero se llevó una gran sorpresa al encontrar las luces encendidas y bastante ruido desde la cocina. Dejó su capa en el armario de la entrada y fue a ver lo que sucedía.

Su esposa vestía un blanco delantal mientras se movía de un lado a otro, cortando verduras, revisando la pasta y verificando que el pescado se estuviera cociendo de forma uniforme.

— Buenas noches, Hinata — Saludó Kakashi mientras entraba a la cocina.

Ella volteó e hizo una pequeña reverencia.

— Buenas noches, Kakashi-san... en unos minutos estará lista la cena, si lo desea puede tomar un baño antes.

Él titubeó un segundo.

— Si, creo que eso haré — Y se dio la vuelta en dirección a la escaleras. Era la segunda cena que iban a compartir en el mes que llevaban de casados y pensando en que la primera no salió nada bien, no tenía grandes expectativas para esa noche. Un pensamiento similar pasó por la mente de la chica, pero ella tenía un objetivo: hablar con Kakashi de la invitación de su clan, y tal vez tener entre ellos una mesa, le daría más valor.

El Hokage bajó justo cuando Hinata comenzaba a servir los platos, entonces un silencio se instaló en esa casa.

— ¿Qué tal su día?

— Bien, empieza a hacer frío.

— Si, algunas de mis plantas se han marchitado por eso.

— ¿Quieres que te mande construir un invernadero?

Kakashi tomó sus palillos y comenzó a comer.

— No es necesario, las volveré a plantar y espero que para primavera vuelvan a florecer.

De nuevo silencio, así que mejor se dedicaron a comer.

— Estuvo muy rica la cena — Kakashi se levantó, recogió los platos de ambos y se dirigió a la cocina.

— N-no es necesario — Murmuró ella mientras iba tras de él.

— Ya hiciste la comida, es lo menos que puedo hacer. — Abrió el grifo del agua y comenzó a lavar los platos y los utensilios para cocinar.

En cambio ella se quedó parada sin saber qué hacer o qué decir.

Vamos, no puede ser tan difícil hablar con él — Pensó mientras apretaba sus puños en busca de las palabras adecuadas para hablar, pero al parecer su expresión fue demasiado obvia, que Kakashi de reojo pudo adivinar el debate interno que había dentro de ella.

— ¿Sucede algo?

— Hoy... mi padre nos ha invitado a pasar el 24 en la mansión Hyuuga. Es el evento anual de nuestro clan — Dijo un poco de prisa.

— Supongo que es obligatorio ir, ¿no? — Preguntó el shinobi sin dejar de lavar trastes.

— Si, cada año ese evento es primero a cualquier otra cosa — Murmuró con tristeza, pero no tuvo mucho tiempo de meterse en viejos recuerdos, pues una exhalación de su esposo llamó su atención.

— Aunque ahora que lo pienso, es bueno que lo menciones. — Ella le prestó atención, estaban hablando más de lo que habían hecho desde que se casaron. — Cada año el Hokage ofrece una fiesta de navidad para todos los ninjas que no tienen familia. Podemos ir a pasar el 24 en casa de tu padre y el 25 daremos la fiesta en la torre.

Kakashi esperó ver una reacción de alegría o por lo menos de satisfacción por la solución a su problema, pero se sorprendió de ver un semblante neutro en su esposa. ¿Por qué ella nunca reaccionaba como lo esperaba? Bueno, si ella no quería compartir sus sentimientos con él, pues no la obligaría.

— Es un buen plan — Respondió ella. — Iré a dormir.

— Ten buenas noches.

— Igual.

Hinata se marchó dejando solo a Kakashi quien miró los trastes que estaba enjuagando. Casi siempre había cenado solo y aunque eso no le había causado ningún problema, hoy que había conseguido una charla amena y sin peleas con su ahora esposa, se daba cuenta que tal vez debería llegar más temprano. Había sido agradable encontrar las luces prendidas al llegar.

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El tiempo pasa volando y una semana después llegó el 24 de diciembre. Hinata y Kakashi caminaban en dirección a la torre. Habían estado todo el día anterior en la mansión, cumpliendo con su protocolo de esposos, sentados juntos y conversando con los demás invitados. Para Hinata, quien ya estaba acostumbrada a esa clase de fiestas, no le costó trabajo desenvolverse, pero para Kakashi fue agotador, pues todo el mundo lo trataba con suma deferencia. Le fastidiaba ver el rostro encantado de los ancianos del clan cada que Hinata y él caminaban tomados del brazo. Pero lo peor de todo, era la extraña expresión de Hiashi, quien parecía complacido de verlo ahí.

En todos los años que tenía de conocerlo, sabía que él era como una estatua de hielo, sin mostrar la mínima emoción... ¿Entonces por qué ahora Hiashi venía a mostrar sus complacencia? Eso era algo que lo intrigaba bastante, pero como la mayoría de las cosas, decidió que no importaba.

— Padre se veía muy feliz ayer, ¿no?

— Si, me pregunto a qué se deberá. — Respondió con un poco de sarcasmo que la chica no notó.

— Debe ser por Hanabi, escuché que ya terminó con las clases de historia del clan, va a comenzar su entrenamiento físico. En poco tiempo podrá tomar posición del cargo — Una gran sonrisa adornó el rostro de la chica.

Iban caminando juntos pero sin tocarse en dirección a la torre del Hokage.

— Es bueno oír eso — Respondió Kakashi. Avanzaban bien abrigados ante el frío de diciembre.

Hinata asintió y continuaron en silencio el camino. Esos días Hinata descubrió que no era necesario llenar los largos silencios que la envolvían con su esposo, así que estaba aprendiendo a no estresarse cuando no tenían algo que decir; lo cual sucedía muy seguido.

El cielo comenzaba a oscurecer y Hinata se sorprendió de que Kakashi decidiera tomar el camino largo para llegar a la torre, pero no dijo nada, continuó caminando en silencio.

Seguían avanzando por fuera de los territorios que alguna vez fueron habitados por los Uchiha.

— ¡Yo! Feliz noche buena, Sasuke — El aludido iba saliendo del complejo habitacional.

— Kakashi — Saludó. — Hinata-san.

Ella le respondió con un movimiento de cabeza.

— ¿Has decidido acompañarnos en la torre? — Le preguntó el Hokage sonriendo amablemente.

— Gracias, pero no me interesa.

— Vamos, solo será un rato...

Pero Sasuke emprendió de nuevo su camino. Kakashi suspiró derrotado y comenzó a caminar seguido de la peliazul, quien miró con tristeza a los dos hombres.

— ¿Por qué Uchiha-san no quiere ir?

— A pesar de que Naruto logró convencerlo de regresar a la aldea, aún no sabe cómo integrarse. — Metió las manos en las bolsas de su chaleco.

— Quizás deba empezar con cosas más pequeñas, imagino que habrán muchas personas en la torre y no parece ser alguien muy sociable — Reflexionó.

— Supongo, pero no puedo hacer nada ésta noche, como Hokage debo presidir la reunión. Además Sasuke ya no es un niño. — Dejó escapar otro suspiró, aquella iba a ser una noche muy larga — Podría intentar algo después, lo malo es que Naruto y él no tienen la mejor relación en estos momentos.

— ¿Por qué?

— Estás muy curiosa esta noche, Hinata-chan — Ella se sonrojó.

— Lo siento...

— No, está bien... me da la impresión de que empezamos a llevarnos mejor.

El sonrojó aumentó.

— Bueno, casi no nos ve-vemos, supongo que hay muchas cosas que de-decir.

Él sonrió y continuó caminando, y fue entonces que la chica se dio cuenta de que Kakashi había empezado a hablar de ellos para evitar el tema de Sasuke y Naruto.

Fue turno de ella para suspirar, ya sabía que Kakashi era un hombre muy inteligente, pero por lo poco que llevaba de vivir con él, descubrió que era una persona muy formal que siempre buscaba salirse con la suya.

Pronto llegaron a la torre, donde los recibió una entusiasmada Shizune.

— Todo está listo, los estábamos esperando para que encabezaran el brindis — Dijo la morena mientras les entregada dos copas con sidra.

— A prisa, yo tomaré sus abrigos.

Kakashi le agradeció y esperó a que Hinata se despojara de su abrigo para ingresar al salón principal donde se estaba llevando a cabo la fiesta.

Naruto y Sai conversaban en una esquina sobre su última misión, mientras Lee y un Gai en silla de ruedas degustaban todos los platillos de la mesa, por otro lado Genma, Izumo y Kotetsu debían sake sin parar, mientras Tenten y Sakura evitaban que Tsunade se bebiera todo el alcohol de esa fiesta. Hinata no conocía el resto de los shinobis que estaban en congregados en ese lugar, suponía que eran ANBUs y ninjas de raíz (ante la muerte de Danzou, Kakashi asignó a Yamato como nuevo líder de ese escuadrón y aunque se mantenían en funcionamiento, le eran leales al Hokage.) así como algunos ninjas viajeros o diplomáticos a los que la navidad los sorprendió en Konoha.

— Bienvenido, Kakashi — Gritó Tsunade en forma de saludo.

— Gracias, veo que todo está muy animado por aquí — Kakashi se adentró, dejando a Hinata aún parada en la puerta. Ella nunca había estado en una reunión así en navidad, generalmente después de la reunión de su clan se retiraba a dormir, esto era completamente nuevo para ella y algo le decía que aquella no iba a ser la mejor noche del mundo.

Desde que Naruto se le había declarado a Sakura el día de su boda, había evitado con éxito a esos dos, pero ahora estaban en la misma habitación, pero no solo eso, Tentene también se encontraba ahí.

Hinata aún recordaba la última conversación que había tenido con ella...

La reciente guerra ninja había llegado a su final y los ninjas, una vez de regreso a Konoha, dieron su ayuda para continuar reconstruyendo la destruída aldea. Hinata había terminado de ayudar a una familia a reparar su techo cuando de pronto observó avanzar por la calle a una herida Tenten, que a su vez cargaba un gran saco de maíz.

— Te ayudo — Le dijo la ojiblanca mientras llegaba a su lado. Sin embargo la castaña le dedicó una mirada de molestia y continuó con su camino.

Aquella fue la primera vez que observó un comportamiento así en la chica. Pero fue hasta su segundo encuentro en que entendió lo que sucedía.

Tenten llegó al hospital por un esguince en su tobillo, así que le asignaron a Hinata como la encargada de evaluarla.

— Buenas tardes — Saludó la peliazul mientras entraba a la habitación.

— ¿Qué haces aquí? — Respondió Tenten mirando por la ventana.

— Me han dicho que te lastimaste al evitar que una casa se derrumbara sobre los trabajadores.

Tenten no respondió y se limitó a mirar por la ventana mientras Hinata la revisaba. Cuando terminó de hacer su diagnóstico decidió saber lo que ocurría.

— ¿Sucede algo? He notado que no te sientes cómoda en mi compañía...

— Así es.

— ¿Por qué...?

El silencio se instanló entre las dos chicas.

— Neji-kun...

Hinata no tuvo que preguntar más.

— Sé que no es justo para ti que sienta esto... pero me duele mucho... — Los labios de Tenten temblaron. — Siempre fuiste una chica amable y Neji-kun te quería mucho... pero yo... no puedo evitar culparte por su muerte — Una lágrima cayó por el rostro de la castaña. — Por eso, mientras me duela aquí — Señaló su corazón — Mientras duela no quiero verte... lo siento Hinata-chan...

Hinata se quedó quieta donde estaba. De alguna forma compartía el sentimiento de Tenten, si tan solo hubiera sido más fuerte y capaz de proteger a Naruto-kun ella sola, Neji no hubiera muerto y no las hubiera dejado solas.

— Lo siento — Hinata apretó fuerte la tabla donde había anotado los resultados de sus evaluaciones médicas. — Voy a pedirle a Ino-san que continúe, aunque creo que bastará con un par de semanas de descanso.

— Gracias... — Murmuró Tenten mientras volvía a retomar el control de sus emociones.

— De verdad... lo siento.

Y Hinata se marchó de la habitación.

— ¿Hinata-chan?

La voz de Kakashi la sacó de sus recuerdos.

— Decía que si quieres un poco de ponche — Kakashi la observó un poco extrañado, se notaba un poco cansada. — Pero si quieres puedes ir a casa a descansar.

— No, estoy bien — Respondió mientras tomaba el vaso que le ofrecía su esposo.

— Podrías descansar en mi oficina, el sillón es muy cómodo.

— E-en serio, estoy bien...

— Bueno, si tu lo dices... prueba la comida, está deliciosa — Dijo mientras se marchaba para comer algo.

— Hai — Asintió un poco más animada y se situó lejos de la castaña.

Observó a su alrededor a todos celebrar con alegría y de alguna manera se sintió fuera de lugar.

— Buen día, Hinata-chan — Está vez se trataba de Maito Gai.

— Hola, ¿Cómo está? — Preguntó la chica mientras hacía una leve reverencia, de pronto un escalofrío la recorrió... ¿Él también le reclamaría por la muerte de Neji? Inconscientemente retrocedió un paso.

— Lo mejor que se puede con ésta ridícula silla de ruedas — Hizo una mueca — Para el verano de la juventud es un poco estorbosa a veces.

— Lo imagino... — Murmuró un poco incómoda.

— ¿Y qué tal va tu matrimonio con Kakashi? Cuando me enteré no lo creía, quiero decir... ¡No es posible que mi eterno rival haya capturado el amor de una hermosa joven antes que yo!

— Fue un matrimonio concertado por mi padre y el clan.

— Tal vez, pero conozco a Kakashi y nadie lo obliga a hacer nada que no quiera. — Dijo en voz baja como si estuviera diciendo un secreto.

Hinata no supo cómo responder a eso, no quería volver a decir que Kakashi lo había hecho para evitar que Naruto se viera en un compromiso no deseado con ella.

— Ettoo... creo que iré por más ponche — Titubeó en voz baja.

— ¿Cómo? No te escuché — Dijo Gai acercándose a la chica y poniéndola más nerviosa. Pero entonces una mano en su hombro la hizo voltear, era Kakashi.

— Mi eterno rival, sigo sin entender como una joven tan bella como Hinata-chan te aceptó como esposo...

— Es que nos amamos con locura, Gai. — Kakashi jaló a la chica hasta tenerla a su lado. Ella se sonrojó por el gesto.

— Juro que encontraré un amor así pronto, o si no, caminaré un mes entero con las manos.

— No tengas prisa, el matrimonio es un poco agotador. — Respondió el peliplateado con un tono de diversión.

— Gai-sensei. — Era Tenten — Lee acaba de beber un poco del Sake de la Hokage y saltó por la ventana.

Kakashi sintió el cuerpo de la peliazul tensarse ante la voz de la amante de las armas.

— Rayos, ese chico tiene la primavera de la juventud a tope en su alma y corazón, vamos a pedirle a Genma que nos ayude a alcanzarlo.

— Hai — Y antes de marcharse sensei y alumna, Tenten miró con resentimiento a la chica, quien se encogió e inconscientemente se acercó más a Kakashi.

— ¿Ocurre algo?

— No... — Respondió ella mientras intentaba sonreír.

Kakashi iba a insistir cuando la voz de Sakura resonó por todo el lugar.

— Esos dos son muy problemáticos — Murmuró Kakashi mientras soltaba a la chica para ir a poner un poco de orden.

Hinata observaba la discusión que estaban protagonizando Naruto y Sakura mientras se sentaba cerca de la ventana. De pronto se sintió totalmente aislada del mundo, tal vez Sasuke había evitado ir para sentirse así.

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Pronto llegó el 27 de diciembre, y Kakashi se marchó como todas las mañanas a trabajar, pues los examenes chunin serían en poco meses y aún faltaba organizar muchas cosas.

Aquel día solamente se encontraban en la oficina Kakashi y Shikamaru, pues Naruto estaba en el hospital debido a su última discusión con Sakura, quien lo golpeó y lo dejó inconsciente. Al parecer el rubio le había pedido que se mudara a vivir con él y la chica se negó, entonces él le dijo que no le importara que no supiera cocinar y entonces el infierno se desató.

— Esta es la lista de posibles participantes de la aldea de Konoha. — Shikamaru le dio un pergamino.

— ¿Algún genin novato?

— Hasta el momento, no...

— Bien — Kakashi sacó otro pergamino con un plano del estadio donde se llevaría a cabo la tercer prueba.

— Creo que deberíamos tomarnos un descanso — Shikamaru bostezó. — Ya casi se termina el año, creo que podemos tomarnos un descanso de varios días —

— Han habido unos reportes de ataques muy extraños en puntos cercanos a nuestra frontera, no creo que sea adecuado desatender eso.

— Si, pero mientras no lleguen los informes ANBU poco podremos hacer, y seguro que le haría bien pasar un poco más de tiempo con Hinata-chan.

El Hokage suspiró.

— Supongo que tienes razón, ha pasado más de un mes desde que nos casamos y apenas hemos comido pocas veces juntos.

— Sería bueno que empezaran siendo amigos, el resto de dará con el tiempo — Shikamaru alzó sus hombros. — Además tienes suerte de que Hinata-san sea tan tranquila y no violenta como Sakura — Dijo al recordar el estado actual del rubio.

— Si... bien, entonces me tomaré la tarde de hoy, quedas a cargo — Y desapareció.

— Tsk, no pierde oportunidad para delegar su trabajo a los demás.

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Decidió que pasaría primero al monumento de los ninjas caídos y llegaría temprano a cenar con Hinata, seguro se sorprendería bastante. Mientras estaba sentado conversando con sus amigos, escuchó un galope a toda prisa pasar cerca de él.

— Corre Akamaru, debemos darnos prisa en llegar con Hinata — El canino ladró.

Aquello despertó la curiosidad del jounnin... ¿Por qué tanta prisa? Tal vez le había ocurrido algo a ella, así que se puso de pie y los siguió con sigilo.

Kakashi vio a Kiba y Akamaru llegar al campo de entrenamiento número 12, donde Shino y Hinata ya se encontraban reunidos, al parecer estaban festejando algo.

— Siento la demora, mi regalo aún no estaba listo — Se excusó el Inuzuka.

— No era necesario que se molestaran — Dijo una muy sonrojada chica. — Sé que ya comenzaron los rituales de fin de año de cada clan, les agradezco que viniera a verme.

— Eres nuestra amiga y los amigos siempre están para apoyarse — Shino le extendió un pequeño pergamino.

Hinata lo abrió y se encontró que contenía información de las propiedades de las flores y cómo cultivarlas, mientras Kiba le extendía un enorme bento con comida preparada por su hermana, la cual le encantaba a la kunoichi, quien antes solía pasar a comer con ellos.

— Les agradezco sus regalos, son maravillosos — Exclamó mientras le daba un abrazo a cada uno.

— Cumplir 19 años no es cualquier cosa.. — Shino se sentó en un tronco cercano.

— Además eres muy importante para nosotros — Akamaru ladró y subió sus patas delanteras a los hombros de Hinata mientras le lamía el rostro.

— ¿Ya has visto a Kureni-sensei? — Preguntó Kiba quien jalaba a su amigo Akamaru para que dejara en paz a la chica.

— Hai, pasó a verme más temprano, cuando estaba terminando mi entrenamiento, vino con Mirai-chan.

— Esa niña está creciendo muy rápido — Gruñó Kiba — Ya puedo imaginarme ahuyentando a sus pretendientes.

— No creo que eso te corresponda, Kurenai sabrá cómo proceder...— Shino intentó traer un poco de razón a su amigo.

— No me interesa, no dejaré que nadie ponga sus sucias manos sobre nuestra Mirai.

Hinata comenzó a reír.

— ¿Cómo te va con Kakashi?

Las risas de la chica se apagaron.

— Supongo que b-bien.

— ¿Cómo qué supones? ¿Te ha hecho algo...? — Preguntó muy enojado Kiba — No me importa si es el Hokage, lo pondré en su lugar.

— No, Kiba-kun, Kakashi-san ha sido muy amable... — Dijo rápidamente para evitar que su amigo se dejara llevar por sus impulsos.

— Cuéntanos — Pidió Shino, Kiba asintió y se sentó junto al Aburame. Hinata se sentó junto a Akamaru en el césped.

— Kakashi-san es muy amable, pero tiene mucho trabajo que hacer, por eso casi no lo veo... pero está bien, he tenido mucho tiempo para entrenar con mis gennin y además conseguí nuevos brotes que sembré y que espero que para primavera nazcan.

— Suena muy solitario.

Un insecto se posó en el dedo indice del Aburame.

— Para nada, Yuki y Yuko me acompañan en sus momentos libres.

— ¿De verdad no hay forma de que puedas regresar a tu clan? — Preguntó Kiba.

— No... padre se muestra muy feliz desde que me casé, supongo que de alguna manera le complace haberse deshecho de mi — Hinata jugó con sus dedos.

La relación con su padre nunca había sido la mejor, pero luego de la guerra ninja pudieron comunicarse más. Y cuando él se acercó con ella para decidir cómo ayudar a Hanabi para que no fuera sellada, creyó que al fin había logrado ganarse su confianza. Pero al parecer no y eso la hacía sentir un poco mal.

— A veces los padres actúan por razones que desconocemos. — Opinó Shino y se puso de pie — De cualquier modo, sabes que cuentas con nosotros para cualquier cosa.

— Si, Akamaru y yo te apoyamos.

— Gracias, saben que también cuentan conmigo — Una dulce sonrisa adornó su rostro.

— Es hora de marchar, pero te vuelvo a desear un feliz cumpleaños — Shino la brazó.

— Si, te veremos ponto — Kiba le revolvió el cabello como cuando eran más chicos. — ¿Te acompañamos a casa?

— No es necesario. Iré a buscar a Kakashi-san a la torre a ver si hay una misión para mi equipo.

— Bueno, pero no olvides decirle que hoy es tu cumpleaños, seguro que ese Hokage vago no lo sabe.

Kiba lanzó un puño al aire.

— H-hai — Respondió la chica con una pequeña sonrisa.

Fue entonces que sus dos amigos regresaron a sus respectivos clanes para continuar con los rituales de fin de año. Si no había una misión de por medio, ellos estaban obligados a asistir, pero cuando eso sucedía, encontraban un momento para escaparse e ir a felicitar a su querida amiga en su cumpleaños.

Kakashi la observó titubear unos segundos antes de emprender la marcha, decidió seguirla y encontrarse con ella en la torre, pero fue entonces que notó que tomaba una dirección distinta.

— ¿Tomará el camino largo? — Se preguntó con un poco de extrañeza.

La siguió por un largo rato y se sorprendió al ver que se dirigía a la antigua zona de entrenamiento del equipo 7.

Una vez que llegaron ahí, Kakashi se sorprendió de ver a un cansado Sasuke sentado en el césped.

— Buenas tardes, Uchiha-san — Saludó ella mientras hacía una pequeña reverencia.

— Hmp.

— Pensaba que tal vez querría comer algo — Y se sentó a una distancia prudente del exvengador y procedió a sacar la comida que Kiba le había regalado.

— No quiero. — Sasuke se puso de pie dispuesto a irse. Pero entonces algo lo detuvo.— ¿Qué pretendes?

— Qu-quería disculparme por las molestias que le ocasioné la otra noche.

— Eso no es cierto, eres una mala mentirosa.

Ella sonrió.

— Es cierto — Asintió mientras comenzaba a abrir el gran bento. — Noté que Kakashi-san se quedó muy triste ante su negativa de ir a la fiesta en la torre.

Kakashi entornó los ojos... ¿Qué estaba haciendo esa chica?

— Sigo sin entender qué pretendes — Sasuke se cruzó de brazos, ella sonrió.

— Kakashi cree que lo que Uchiha-san necesita es espacio para volver a ser como antes, pero yo sé que eso no es cierto. — Sacó los palillos y comenzó a colocar un poco de la comida en la tapa del bento. — No sé que haya ocurrido entre usted y Naruto-kun pero la soledad nunca es buena y mucho menos en las fechas especiales.

— ¿Por qué haces esto? ¿Quieres que me crea que te preocupas por Kakashi? ¿O realmente lo haces por Naruto? — Aquello fue un buen golpe para la chica. — Noté que en tu boda lloraste cuando el idiota se le declaró a Sakura, no eres buena ocultando tus emociones.

— Lo hago por Kakashi, él no me dijo nada pero pude notar en sus gestos que hubiera preferido pasar aquel día con usted, pero sus obligaciones como Hokage no se lo permitieron. — Intentó ignorar las anteriores palabras del moreno. — Además, Kakashi ha sido bueno con mi familia y pensé que tal vez yo debería hacer lo mismo con la suya.

Sasuke dudó un segundo y se dejó caer sentado a un lado de la chica. Ella le extendió el Bentou con comida y comenzaron a comer.

Comieron en silencio, pues ninguno de los dos era muy hablador, sin embargo Sasuke fue consiente de la mirada fija que había sobre ellos. Kakashi los observaba a lo lejos y al parecer la joven kunoichi no se había dado cuenta de ello.

En cambio, Kakashi se sintió tonto. No es que él hubiera sido bueno con su familia, sino que simplemente había usado el sentido común de no meterse en problemas con los Hyuuga. Y ahora ella estaba haciendo lo que él no se había atrevido a hacer. Entonces decidió regresar a la torre, ahí pensaría qué podría darle por su cumpleaños.

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El cielo naranja de Konoha anunciaba la pronta llegaba de la noche y fue entonces que la puerta del despacho del Hokage se abrió. Era Hinata, quien recién se había armado de valor para ir a la torre.

— ¡Yo! Es bueno verte por aquí — Exclamó Kakashi cuando la chica entró.

— Buenas tardes, Hokage-sama. — Hizo una reverencia.

— Deja las formalidades, eres mi esposa.

— H-hai. — Respondió un poco avergonzada.

— ¿Sucede algo? — Preguntó mientras abría uno de los cajones de su escritorio y sacaba una caja mediana de color azul.

— Hai, quería pedirle una misión de rango C para mi equipo gennin — Hizo otra reverencia. — Hasta el momento hemos cumplido 8 misiones D con excelentes resultados, creo que sería un buen momento para comenzar...

— Estoy de acuerdo — La interrumpió mientras sonreía con ambos ojos, no estaba usando su sombrero por lo que la mitad de su rostro era visible. — Tu equipo se especializa en rastreo, ¿No es así?

— Hai.

— Bueno, ayer solicitaron una misión para encontrar un nuevo pozo de agua en una aldea cercana a Konoha, creo que sería una excelente primera misión fuera de los muros de la aldea, solo les tomará un par de horas ir y venir. — Le extendió un pergamino con los detalles de la misión.

Hinata sonrió.

— Muchas gracias — Ella agradeció e hizo una reverencia para despedirse, cuando dio la media vuelta, Kakashi carraspeó.

— ¿Hinata-chan?

— ¿Sí?

— Toma — Le extendió la caja azul, ante el gesto ella se mostró genuinamente sorprendida.

— Etto...

— Es un pequeño regalo de cumpleaños, espero que te sea de utilidad — Y sonrió. Ella se acercó al escritorio, donde tomó la caja ente sus manos. — Es un pequeño juego de Kunais, son especiales por que conducen el chakra y seguro te podrán ayudar cuando combatas usando el puño suave.

Hinata admiró los tres kunais, eran más pequeños que un kunai promedio pero eran de un hermoso color negro con listones rojos.

— Gracias — Dijo muy sonrojada, jamás esperó que Kakashi fuera a darle algún regalo.

— Espero que te hayan gustado. Por cierto — Ella lo miró expectante — Creo que hoy puedo salir temprano porque es una fecha especial, ¿Quieres ir a comer a algún lado? — Dijo mientras se ponía de pie y se quitaba la capa de Hokage. Sonrió internamente, el rostro perplejo y avergonzado de la chica era todo un espectáculo.

— Quizás un poco de Yakisoba...

— Bien, entonces vayamos.

Hinata observó salir al hombre de la oficina y sonrió. Pensó que Kakashi podía ser muy amable cuando se lo proponía, mientras Kakashi le agradecía en silencio haber hecho lo que por inseguridad él no había podido hacer con Sasuke.

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¡Hola a todo el mundo!

Espero que les vaya gustando la historia, las cosas van a tomar un rumbo muy fuerte a partir del próximo capítulo, así como las cosas van a subirse un poco de tono. Hoy tuvimos el cumpleaños de Hinata y en mi opinión Kakashi le dio un regalo bastante impersonal jeje pero bueno, no la conoce tanto ni tuvo mucho tiempo como para regalarle otra cosa.

Ojalá puedan comentar qué tal les pareció el capítulo.

¡Saludos!

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