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Los vínculos siempre permanecerán

Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto. La idea del fic me pertenece y bueno, estoy en contra del plagio.

Nota del autor: Muchas gracias a todos los que continúan leyendo esta historia, gracias de todo corazón.

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Capítulo 14

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— ¿Me mandó llamar, Hokage-sama? — dijo Sakura al ingresar a la oficina del líder de la aldea.

— Así es, toma asiento, Sakura. — Kakashi le sonrió. — No te quitaré mucho tiempo, pero es importante.

La chica vestía una bata blanca sobre su ropa habitual, pero llevaba las mangas arremangadas y su cabello amarrado en una coleta alta.

— Usted dirá, Hokage-sama.

Kakashi admiró a la chica que estaba sentada frente a su escritorio. Sin duda había crecido mucho en todos esos años, se había vuelto una ninja confiable y muy capaz de todo lo que se proponía. A veces se sentía un idiota por no haberle dedicado más tiempo a la formación shinobi de su alumna, pero debía admitir que no hubiera podido hacer con ella lo que Tsunade-sama logró. Verla tan bella y llena de vida le hizo sentirse un poco más viejo.

— ¿Has visto a Naruto últimamente?

Los ojos verdes de la chica se desviaron y miraron incómodos hacía una pared.

— Casi no, sensei, he tenido bastante trabajo en el hospital, y él también ha estado ocupado aquí, en la torre.

— Eso es cierto, me temo que el entrenamiento de Naruto no es algo que me tome a la ligera, pero lo está haciendo bien.

— ¿Por qué la pregunta?

— Porque me temo que tengo que dar una noticia al equipo siete y en la situación actual no se los haré saber uno por uno, hoy tendremos una reunión en la tarde los cuatro y quiero que antes de darles la noticia, hagan las paces.

Si hablar de Naruto fue un poco incómodo para la chica, hablar de todo su equipo lo fue más.

— ¿Es necesario?

— ¿Cuánto tiempo más piensas evitar a Sasuke? Ya son adultos, sé que él no actuó de la manera más honorable pero todos tienen su parte de culpa, hasta yo.

— Usted no hizo nada, sensei... — murmuró la chica pero el peligris negó.

— Mi error fue no hacer nada, pude intuir que Sasuke te lastimaría y pensé que eso te ayudaría a superarlo por fin y seguir con tu vida, lo que no contaba era que Sasuke fuera tan violento y que Naruto llegaría a meterse en asuntos que no le incumbían.

Fue turno de Sakura para suspirar y asentir.

— Tampoco debí aceptar ser novia de Naruto, siento que no puedo corresponderle igual sin importar cuanto me esfuerce... — hizo una pausa y sonrió con tristeza. — Acepté porque no quería estar sola... llevo semanas pensándolo.

— Shizune dice que pretendientes no te faltan a donde sea que vayas, Sakura... lo que tu necesitas es estar bien contigo misma y entonces podrás compartir tu vida con alguien más.

La chica sonrió con un poco más de ánimos, las palabras de su sensei le dieron un poco de calma.

— Ve a terminar tu turno y piensa en lo que te dije, los veré a los tres en nuestro campo de entrenamiento al atardecer.

— Sí, Hokage-sama.

La chica hizo una reverencia antes de salir de la oficina y mientras se dirigía de regreso al hospital, recordó aquel doloroso momento...

Por fin Sasuke había salido de la cárcel, luego de dos largos años atrapado cumpliendo una ridícula condena que era más trámite que otra cosa para tener contentos a los demás kages. Lo primero que hizo Sasuke fue ir a su distrito y tratar de volver habitable una de las pocas casas que no estaban totalmente destruidas con el tiempo. Una vez hecho, empezó a recibir pequeñas misiones de inteligencia para poder ganar algo de dinero y tratar de empezar una vida nueva. Todas las noches sin excepción Sakura y Naruto llegaban a cenar con él después de sus propias actividades, y el moreno parecía estar bien con eso a pesar de que su paz mental estaba al límite con lo ruidoso y sucio que era el rubio.

— Naruto de verdad está contento de que hayas vuelto. — le dijo Sakura mientras le ayudaba a lavar los trastes y a recoger un poco el desorden de la cena.

Sasuke estaba trapeando el piso que Naruto había vomitado luego de beber bastante sake.

— Vaya manera de demostrarlo. — dijo sin un ápice de humor.

— Supongo que Naruto se quedará a dormir hoy contigo, no pienso llevarlo a casa en ese estado.

— Si no hay de otra... — se quejó Sasuke mientras terminaba de limpiar y se dirigía a sacar las bolsas de basura al exterior.

Cuando abrió la puerta de madera, una ráfaga de aire entró a la casa y Sakura sintió un escalofrío recorrerla. Comenzó a recoger sus cosas lista para irse a su casa.

— Es hora de irme, Sasuke. — dijo la chica cuando el hombre volvió.

— Hmn — fue la única respuesta del Uchiha, quien se hizo a un lado y dejó la puerta abierta para ella.

Cuando Sakura llegó a su lado, sintió una descarga eléctrica que le dio el valor de poner una mano en el pecho de Sasuke, quien a pesar de la ropa se sentía cálido.

— ¿Recuerdas cuando conocimos a Kakashi-sensei? — el chico asintió ligeramente y no hizo ningún amago por apartarla. — Tu dijiste que uno de tus sueños era restablecer tu clan.

— Sakura... mis ideas sobre eso han cambiado, no quiero transmitir esta maldición a inocentes... — hizo una breve pausa. — Y aún si decidiera hacerlo, no sería contigo.

— ¿Por qué, Sasuke? — aquellas palabras le afectaron.

— Porque no te amo, Sakura... eres mi compañera y te respeto... admiro en lo que te has convertido, pero solo eso.

— Si me das una oportunidad... yo... — pero Sasuke se apartó de ella y le pidió que saliera con un gesto de la mano.

— Si no te vas ahora, Sakura, haré que te arrepientas y te alejes de mi por tu propio bien. — su voz sonó amenazadora, pero la chica no se amedrentó.

— ¿Me sacarás a la fuerza? Si tan sólo dejaras de tratar de alejar a todos de ti, te darías de cuenta de lo mucho que mereces ser amado, Sasuke...

— No me interesa el amor, Sakura... ni darlo ni recibirlo, así que olvídalo.

Pero ella negó.

— No puedo simplemente irme, me importas demasiado Sasuke... yo haría cualquier cosa por ti...

— Entonces ve a casa, el Sake te afectó tanto como al dobe.

— No estoy ebria, estoy siendo honesta contigo... Sasuke... yo te...

Pero Sakura no terminó de hablar cuando sintió los labios del chico sobre los suyos, en cuanto sintió el olor de la piel de Sasuke en la suya sintió que su corazón saltaba de alegría, pero cuando él mordió su labio inferior y sintió la sangre deslizar por su mandíbula y llegar a su cuello, se asustó.

Sasuke con habilidad cerró la puerta con un azotón muy fuerte y comenzó a tocar sin ninguna delicadeza el cuerpo de la chica.

— Yo no quiero amor, Sakura, pero si tanto quieres hacer algo por mi, compláceme a mi manera.

La chica realmente no estaba ebria, pero la confusión hizo mella en su cabeza, porque de alguna manera estaba tan cerca de Sasuke como siempre soñó pero aquello dolía, sus dedos enterrándose en su piel dejarían moretones, su ropa no estaba siendo quitada con cuidado sino rota con enojo. Pronto la lengua de Sasuke abandonó sus labios y bajaron por su cuello, donde sentía las mordidas sin piedad que el pelinegro mientras este intentaba romper sus pantalones.

— ¡Suéltame! — exclamó ella mientras se daba cuenta de que aquello no le gustaba y la lastimaba en verdad.

— Tu querías esto, ¿No? Te dije que te fueras antes... ¿Ahora si te irás de mi vista?

Las lágrimas empañaron la visión de la chica, quien asintió y al momento que se vio libre de Sasuke, se arrastró lejos de él.

— Soy un monstro, Sakura, nunca lo olvides.

Sakura trató de cubrir su torso casi desnudo cuando una cabellera rubia apareció por el pasillo del recibidor y golpeaba a Sasuke.

— ¡Bastardo! ¿Cómo te atreves a hacerle eso a Sakura?

Sasuke se pasó una mano por la sangre que caía de su boca e hizo una sonrisa torcida.

— Ella es la que lo pidió, idiota, no soy una mascota a la que tienen que cuidar, soy un maldito monstruo.

Y la lucha entre los dos se desató, pero no duró mucho cuando Kakashi Hatake hizo su aparición y se encargó de separarlos, tal como hacía cuando eran niños.

— ¿Qué demonios están haciendo? Un ANBU me despertó diciendo que Sasuke se había vuelto loco...

— Pues eso pasó... este idiota lastimó a Sakura.

Kakashi buscó a la chica con la mirada y la vio en el rellano de la casa, tratando de contener sus lágrimas. Notó de inmediato la sangre en su rostro y cuello, y la ropa en malas condiciones.

— Naruto, lleva a Sakura con Tsunade-sama para que la revise y te quedas con ella. ¡Es una orden!

El rubio escupió un poco de sangre en el piso y con pesar hizo lo que el Hokage le ordenó. Cuando llegaron al hospital, la pelirrosa les dijo que había sido su culpa por insistir pero tanto Tsunade como Naruto le dijeron que no era cierto, que ningún hombre tenía derecho a usar la fuerza de esa manera contra ella.

Después de ese día, con sentimientos contradictorios de enojo y de culpa, Sakura decidió alejarse completamente de Sasuke, ya que a pesar de lo sucedido tampoco quiso levantar una demanda formal para ocasionarle más problemas legales pero no volvió a poner un pie en su distrito.

Sakura llegó al hospital con la mente en esos recuerdos de hace un año, Kakashi-sensei tenía razón, no podía seguir evitándolo como una adolescente, lo confrontaría y, después de pedirle una disculpa, le daría su mejor golpe en la cara.

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Era la hora de la cita y sorprendentemente Kakashi fue el primero en llegar al lugar acordado, temía que sus ex aumnos empezaran una pelea nada más se vieran un poco. El siguiente en llegar fue Sasuke, quien alzó una ceja al ver a su sensei presente.

— ¿El matrimonio te sentó bien, Kakashi? Jamás creí vivir para verte llegar primero.

— No podía arriesgarme a que empezaran otra pelea, Sasuke.

— ¿Entonces porqué citarnos?

— Tengo un anuncio que hacer y los involucra a los tres.

— Hmp.

Kakashi contempló al joven Uchiha.

— Creí que tendría que ir a sacarte de tu casa. — comentó Kakashi con alivio de que no fuera así.

— No pensaba venir después de lo sucedido anoche, pero tu esposa me hizo cambiar de opinión.

El cuerpo del Hokage se tensó al escuchar nombrar a Hinata.

— ¿Regresaste a mi casa?

— Ella llegó al medio día a mi casa con la cena de la noche anterior, dijo que se sintió mal de que me fuera con el estómago vacío. — Kakashi sonrió involuntariamente al escuchar aquello. — Y hablamos de lo sucedido, así que cuando se fue y llegó tu citatorio, supe que tenía que arreglar este problema con ese par de idiotas.

— ¿Qué hablaron en particular?

— No es de tu incumbencia, Kakashi.

El peligris sintió un impulso de golpear al chico, pero descartó la idea al sentir los chakras de Sakura y Naruto acercarse con calma.

— Buenas tardes, Hokage-sama — dijo Sakura en forma de saludo y solo hizo un breve movimiento de cabeza en dirección a Sasuke en modo de saludo.

— ¿Qué es tan importante, sensei? — preguntó Naruto con pocas energías, pocas veces Kakashi lo había visto tan decaído, suponía que su charla de la mañana aún estaba presente en la mente del rubio.

— Primero deben hacer las paces y solo entonces les diré la segunda situación.

Naruto miró ceñudo a Sasuke, quien solo exclamó un "Hmp" y desvió la vista al bosque.

Sakura suspiró con cansancio, ya no usaba la bata médica de más temprano, ahora solo portaba su ropa habitual junto a un lindo abrigo amarillo.

— Yo... — empezó a decir Sakura, cuando la voz grave de Sasuke la interrumpió.

— Lamento lo sucedido, Sakura... — fue la primera vez que los tres escucharon a Sasuke pedir disculpas, aquello fue suficiente para que el rubio pusiera una expresión de asombro.

— ¿Lo dices en serio, Teme? — preguntó el rubio.

— Fui claro esa noche y siempre que Sakura empezaba con sus insinuaciones, sin embargo no debí lastimarla de esa manera, es lo único que diré.

Kakashi suspiró ante la actitud del pelinegro. Por otro lado Sakura estaba asombrada de que Sasuke hubiera admitido aquello, era más de lo que jamás se imaginó.

— Está bien, Sasuke, yo también lo siento... — murmuró la chica un poco avergonzada mientras se abrazaba así misma.

El hokage miró a Naruto, quien se encontraba pateando una piedra en el piso.

— Yo no me arrepiento, no importa de quien sea siempre defenderé a mis seres queridos. — por un segundo Kakashi sintió la mirada del rubio sobre él y entendió la indirecta.

— Bueno, supongo que es suficiente, ¿Podemos considerar que estamos en paz? — preguntó Kakashi.

— Si Sakura lo perdona, yo también. — dijo Naruto. — Nuestra pelea de ayer no cuenta.

Sasuke rodó los ojos.

— Supongo que tengo parte de la culpa pero la próxima vez que me pongas un dedo encima, te mostraré mi puño, Sasuke. —dijo Sakura con convicción.

El aludido sonrió con un poco de sorna.

— Es lo justo.

Kakashi aplaudió un par de veces.

— Bien, ahora un abrazo grupal. — y estiró los brazos esperando a que sus alumnos se lanzaran hacía él.

— Hmp...

— No. — dijo Sakura mientras se cruzaba de brazos

— Mejor di la otra cosa, Kakashi-sensei... ya quiero ir a cenar ramen.

— La otra cosa que nos incumbe es la siguiente. — suspiró, esto era más difícil. — Debido a los problemas que hemos enfrentado con los seguidores de Kaguya, los Kages han propuesto que se establezca un grupo especial que viaje y rastree posibles amenazas para el mundo shinobi, de manera que evitemos que estos problemas crezcan.

— ¿Y eso qué tiene que ver con nosotros, Kakashi-sensei? — preguntó Naruto mientras hacía un viso con las manos para ver a lo lejos si las luces de Ichiraku ramen ya estaban encendidas, ya que el cielo ya era completamente negro en esos momentos.

— Los Kages quieren que Sasuke inicie este grupo y que establezca las bases que los siguientes miembros de este grupo seguirán.

El silencio los rodeó. A pesar de que el sol ya se había ocultado y estaban en medio de una zona de entrenamiento, los cuatro eran ninjas que no tenían problemas en ver en la oscuridad, pero las luciérnagas que empezaron a rodearlos le dieron un tinte melancólico a las palabras del Hokage.

— ¿Realmente confían que haré eso y no que huiré?

— Los Kages confían en ti Sasuke, pero si decides no aceptar, lo entenderán.

— Acepto. — dijo sin pensarlo.

— Sasuke... — murmuró Sakura, ahora entendía por qué Kakashi insistió en que hicieran las paces, a pesar de todo eran familia y sería difícil ver partir a uno de ellos, más estando enojados.

— No pienso restablecer mi clan y pienso que si mi poder sirve para mantener la paz que mi hermano siempre anheló, está bien.

— Teme... — Naruto vio al peligris. — ¿Por cuánto tiempo será?

— Seis meses, un año cuando más... pero sobre todo, el tiempo que Sasuke decida liderar este grupo.

— No te puedes ir así como así, apenas tienes poco más de un año en la aldea... Sasuke... — Naruto alzó las manos para demostrar la pésima idea que era eso. — No quiero que estés solo de nuevo...

Kakashi suspiró. Sabía que Naruto se pondría sentimental.

— No se irá solo, se irá con una de las mejores ANBU de Konoha como su mano derecha, tendrá un equipo muy capaz a su mando.

— ¿Cuándo marcho?

— En un mes cuando acabemos con los preparativos, ¿Tienes algún pendiente?— preguntó el peligris.

— Ninguno, el único que tenía se resolvió hoy.

Kakashi asintió.

— En ese caso... — Sakura habló con un pequeño temblor en su voz. — ¿Qué les parece si vamos a cenar juntos? Como en los viejos tiempos.

Kakashi sonrió bajo su máscara.

— Suena bien, yo invito.

Naruto trató de relajarse un poco al ver a Sasuke asentir.

— Más le vale no escaparse, el Hokage debe cumplir con sus promesas.

— Hai... hai, no escaparé, lo juro.

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Era casi media noche cuando Kakashi llegó a la entrada de su casa. En cuanto abrió la puerta pudo sentir un suave aroma a canela inundar el ambiente. Por un segundo había pensado que encontraría a su hermosa esposa dormida, pero se alegró al ver las luces encendidas.

— Buenas noches, Kakashi... — ella lo saludó tímidamente mientras sacaba del horno una charola con rollos de canela y la colocaba en la mesa.

— Buenas noches, Hinata... ¿Qué haces tan tarde?

— Es que quería esperarte... — sus mejillas se sonrojaron ligeramente. — Es que no hoy no nos vimos en todo el día y yo...

Kakashi no necesitaba escuchar más, por lo que en un par de zancadas llegó hasta ella y atrapó sus labios con los suyos, deleitándose de su suavidad y dulzura, la intensidad empezó a subir y al final tuvieron que separarse por la falta le oxígeno.

— Gracias por lo de Sasuke...— le susurró el peligris en el oído, acción que hizo que la chica se estremeciera por completo.

— Estaba preocupada... — respondió ella con dificultad cuando los labios de su esposo se posaron sobre su cuello y sus manos comenzaron a explorar su cuerpo. — Kakashi... — gimió al empezar a sentir de nuevo ese fuego de pasión en su interior.

Ella no se quedó atrás y comenzó a desabrochar el chaleco del hombre, quien facilitó su tarea y en cuanto el chaleco tocó el piso, cargó a su esposa para llevarla a su habitación, donde se entregaron a una pasión recién descubierta que los dos apreciaban con todo su corazón. Una vez que terminaron, Kakashi estaba sentado en la cama, rodeando con los brazos a Hinata, quien descansaba su cabeza en el pecho de él.

— Eres perfecta, Hinata. —dijo Kakashi y después depositó un beso en el cabello de ella, quien se sonrojó.

— ¿Qué tal estuvo tu día? —preguntó ella con suavidad, mientras se acomodaba para poder verlo a los ojos, aún no se acostumbraba a esa nueva intimidad pero le gustaban esos momentos junto a su esposo.

— Bien, hoy fue un gran día, aprobé la construcción de una nueva sección en la aldea, revisé los estados de cuenta de la torre y conseguí que mis preciados alumnos hicieran las paces aunque Sasuke se irá pronto.

Hinata notó la tristeza en el rostro de su esposo, por lo que se pegó más a él.

— Estoy segura de que Sasuke-kun quiere hacer todo lo posible por enmendar sus errores, precisamente porque los aprecia a todos es por lo que aceptó irse.

Kakashi se separó un poco para poder ver a su esposa a la cara.

— Te has vuelto muy cercana con Sasuke... eso me hace sentir un poco celoso... —el shinobi hizo un puchero, que a su vez hizo que Hinata comenzara a negar animosamente con las manos.

— No... no es así... —empezó a decir pero la risa franca de su esposo la detuvo.

— En realidad me alegra, es normal que tengas los amigos que quieras y personas con las que te lleves bien, al final mientras desees estar conmigo me encargaré de darte lo mejor de mi. — y se agachó para juntar sus labios con los de la peliazul, quien lo recibió y hasta profundizó el contacto. Se separaron cuando necesitaron un poco de oxígeno y Hinata sonrió al ver las mejillas sonrojadas de Kakashi y supo que sería muy fácil enamorarse de ese hombre.

— Voy a confiar en ti, Kakashi... y yo también me esforzaré por ser digna de confianza. —respondió la chica con absoluta resolución.

Kakashi sonrió y se acomodó abrazando a su amada listo para dormir.

— Me gusta esta familia que estamos empezando, Hinata. —murmuró el peligris y aquello le recordó algo a la chica.

— ¿Kakashi?

— Dime.

— ¿Tú quieres tener hijos?

Hinata estaba acostada dándole la espalda mientras él la abrazaba de la cintura.

— Antes de estar comprometido contigo pensaba que mi linaje moriría conmigo... —dijo con voz cansada. — Pero he cambiado de opinión, claro, si tu quieres.

El silencio los envolvió y aquello preocupó un poco al peligris, pero antes de que pudiera añadir algo, la mujer habló.

— Yo siempre he pensando que me gustaría ser mamá, siempre he tenido la idea de que quisiera... —Hinata hizo una pausa para encontrar las palabras, pero la voz ronca de Kakashi llamó su atención.

— ...darles la vida que te hubiera gustado tener.

Hinata se giró en su lugar y sin importar su desnudez, asintió, Kakashi había dicho justo lo que quería expresar.

— Sí, que puedan elegir por sí mismos si ser ninjas o no.

Kakashi sonrió.

— ¿Sabes que al llevar mi sangre y la tuya, difícilmente la aldea los dejaría no ser shinobis?

El rostro de Hinata se volvió un poco más pálido, jamás había pensando en que obligaría a sus hijos seguir el camino ninja como pasó con ella de pequeña, pues jamás tuvo una opción diferente al ser la primogénita del Clan Hyuuga.

— Supongo que se esperaría mucho del primogénito del clan Hatake, ¿no? —preguntó Hinata con tristeza, pero Kakashi dejó escapar una risa franca y llevó una mano para apartar un mechón de cabello del hermoso rostro de su esposa.

— Jamás dejaría que le impongan un destino a mis hijos, Hinata... Si tu y yo decidimos ser padres, haré todo porque su felicidad sea primero... somos una familia antes que un clan.

Hinata contempló la sonrisa del shinobi y sintió que las palabras de Kakashi llegaban hasta el fondo de su corazón, una gran calidez la inundó y no pudo evitar lanzarse contra su esposo para abrazarlo.

— Gracias, Kakashi.

Kakashi la abrazó sintiendo su cuerpo desnudo, pero más que pensar en otra ronda de sexo, pensó en que haría todo por jamás le fallarle a esa mujer, se ganaría su corazón y formarían la familia que tanto deseaban. La amaba y ya no había vuelta atrás para él.

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Al día siguiente Kakashi despertó temprano pero Hinata ya no estaba a su lado en la cama, el olor de un rico desayuno le indicó donde estaba ella. Después de darse una ducha y vestirse, bajó y saludó a su esposa con un largo beso en los labios; ella se veía particularmente feliz ese día.

— Te ves contenta, Hinata. —comentó el shinobi y ella se sonrojó.

— Dormí bien y me siento mejor que nunca. —respondió ella mientras se sentaba a su lado con dos platos de comida.

— Yo también dormí muy bien. —respondió Kakashi sonriendo hasta con los ojos. De pronto un par de golpes se escucharon en la puerta.

Se trataba de las hermanas Yuki y Yuko.

— Buenos días Hokage-sama, Hinata-sama. —dijeron al unísono al entrar a la casa.

— ¿Cómo están chicas? —preguntó Kakashi con evidente felicidad.

Ambas chicas se quedaron perplejas, no habían visto a la pareja junta desde antes de que se fueran a su luna de miel y ahora el hokage parecía estar flotando en nubes rosas.

— Bien, Hokage-sama, gracias por preguntar. —respondió Yuko mientras Yuki se ocultaba tras de ella. Ambas chicas pensaron que algo debió pasar durante su viaje para que ahora Hinata-sama y su esposo parecieran tan felices.

— Bueno, iré a la torre... —Kakashi se puso su capa de Hokage y dio otro largo beso a su esposa, que hizo que las chicas apartaran la mirada con evidente vergüenza.

— ¿Vendrás a cenar?

— Te mandaré un pergamino, pero haré todo lo posible por hacerlo. —la mirada que le dedicó a la peliazul fue tan intensa que las tres mujeres se sonrojaron.

Las hermanas siguieron con la vista al Hokage hasta que se perdió por la puerta de la cocina y nadie dijo nada hasta que se escuchó que se cerró la puerta de la entrada.

— ¿Hinata-sama...? — preguntó Yuki con indecisión, al parecer sus temores de que Hokage-sama le estaba siendo infiel a su esposa fueron mentira.

— Me alegra verlas, les agradezco que mantuvieran la casa en buenas condiciones desde los exámenes hasta estos días que no estuvimos en casa. —la peliazul le sonrió a las hermanas, quienes sonrieron entre sí al ver el rostro tan alegre de su estimada líder. Era la primera vez que veían a Hinata-sama sonreír a causa del Hokage.

— Es un placer... —respondieron las hermanas y decidieron ponerse al día con la mujer que tanto admiraban.

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No hay plazo que no llegue, y cuando se está enamorado, el tiempo pasa aún más de prisa. O eso le parecía al Hokage, quien estaba sorprendido de que los últimos tres meses había estado viviendo un cuento de hadas con su esposa. Amaba despertar cada mañana y verla dormir a su lado, con el cabello revuelto y envolviéndolo con su fragancia. Pronto comenzaron a alternar los días para cocinar, y nunca pudo estar más contento de despertar temprano y prepararle deliciosos desayunos que ella devoraba como un niño pequeño. Sin duda sus mejillas y su piel adquirieron un color más sano. En su último chequeo con Sakura le dijo que su salud estaba completamente restaurada y que siguiera así. Para celebrar aquello, la pareja fue a cenar al Ichiraku ramen, donde irradiaban luz sobre todos los que los veían.

— El hokage se ve muy feliz.

— Hinata-sama tiene un equipo gennin muy sólido...

Y así era posible escuchar los murmullos de los aldeanos cuando paseaban tomados del brazo. Las mujeres suspiraban y deseaban un día poder encontrar un hombre tan atento como Kakashi, mientras los hombres admiraban la gentileza y bondad que Hinata tenía con todo aquel con el que se cruzaba.

— Te ves radiante, Hinata. —dijo Kurenai mientras daba un sorbo a su taza, Hinata había ido a visitarla para ver cómo estaban ella y la pequeña Mirai.

— Gracias, sensei... —respondió con un pequeño sonrojo en los labios. —Por cierto, Hanabi ya tiene fecha para ser nombrada líder.

— ¿En serio? ¿No es muy pronto?

— Pienso lo mismo, pero padre dice que está lista y la verdad es que ya tiene un dominio completo sobre la técnica de pelea del clan.

Kurenai suspiró.

— Hay algo que no cuadra, pero no deberíamos preocuparnos, el tiempo lo revela todo.

Hinata asintió.

— ¿Y qué tal va todo con Kakashi? —preguntó la mujer mientras desviaba la vista, sabía que Hinata era muy cuidadosa al hablar de su vida privada, pero realmente sentía un poco de curiosidad.

— Las cosas no empezaron muy bien... —dijo mientras observaba la superficie de su té. — Pero hablamos y fuimos honestos... y me alegro mucho de que lo hiciéramos, la convivencia es mejor y... bueno... —sus mejillas se encendieron. — Creo que...

—Tranquila, puedes confiar en mi.

La chica asintió, su sensei era la persona en la que más confiaba en el mundo.

— Creo que me gusta estar casada con Kakashi-san.

Kurenai sonrió.

— ¿Te estás enamorando de él? —la peliazul asintió y bajó la mirada con vergüenza. — Eso es una gran noticia, un matrimonio con amor es una bendición.

Hinata asintió y volvió a hablar.

— Y creo que él siente lo mismo... me hace sentir muy querida.

La mayor se puso de pie y se apresuró a llegar hasta la chica para envolverla en un cálido abrazo.

— Me hace muy feliz escuchar eso. —un atisbo de nostalgia de asomó en la mirada de la pelinegra, pero se esforzó por ocultarlo, toda su vida extrañaría a Asuma pero ahora lo importante es que Hinata pudiera tener una vida plena y feliz junto a su esposo. Cuando veía a Hinata sonrojarse al hablar de Kakashi le recordaba a los tiempos en que ella se sonrojaba al pensar en Asuma, sin duda no había un día en que no lo recordara.

— Sensei... —Hinata la llamó con un poco de duda, pero la mujer la miró y se sentó a su lado para escucharla atentamente. — Hay algo que me preocupa.

— ¿Qué es?

— Mi equipo gennin ha mejorado mucho y creo que las diferencias que tenían ya quedaron en el pasado, pero hay algo que no me deja en paz... ¿Crees que debería renunciar?

La mayor llevó una mano a su barbilla y pensó qué responder.

— Creo que si no te sientes completamente segura del trabajo que haz logrado con tu equipo, puedes pedir el apoyo de alguien para que los evalúe... a veces uno como instructor puede perder la objetividad.

— Quizá solo son ideas mías, la verdad es que los chicos han hecho un gran trabajo y Konohamaru los ha reconocido como fuertes shinobis.

Kurenai le dio una sonrisa.

— Nunca subestimes tus instinto, Hinata, a veces nos alerta de cosas que vemos pero decidimos ignorar inconscientemente.

La peliazul se quedó pensativa.

—Gracias, sensei...

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Unos días después, la mañana avanzaba lentamente para Kakashi quien se encontraba en su oficina asignando misiones junto a Shizune. Por suerte el trabajo ya no estaba tan acumulado y empezaba a creer que pronto podía tener unos días libres. Las cosas con los seguidores de Kaguya también habían estado bastante tranquilas, sin duda Sasuke y su equipo estaban haciendo un gran trabajo neutralizando las amenazas que encontraban por su camino.

— Ya quedó aprobada la construcción de la línea de tren que nos conectará con Suna. ¿Qué más falta para hoy, Shizune?

— Necesitas revisar el presupuesto para los nuevos edificios que se construirán, así como revisar un par de tratados que firmaron los clanes Sarutobi y el Aburame... también falta asignar a un equipo la misión de recolección que necesita el hospital.

Kakashi suspiró abatido, de verdad que el trabajo no se acababa.

— Te escucho.

— El equipo tres regresó anoche, el jounnin a cargo y dos miembros requieren de atención médica. —indicó la mujer.

— ¿Entonces a quienes enviamos para la misión de recolección?

Shizune pensó mientras releía la misión.

— Es una tarea sencilla, quizá el equipo de Hinata pueda probarlo, han cumplido bien con sus últimas misiones.

Kakashi pensó en la propuesta; la misión era en las afueras de la aldea, debían recolectar algunos hongos que se utilizaban en el hospital para preparar algunos medicamentos, el problema era que tenían que ir a una zona de difícil acceso y no había mucha vigilancia por esa zona debido a que era una barrera natural para todo aquel que quisiera llegar al país del fuego. Por eso la clasificación de la misión era C y no podía enviar al equipo tres si estaban malheridos.

— Supongo que es una buena idea, el byakugan y los conocimientos de herbolaría de Hinata ayudarán mucho.

La mujer asintió y comenzó a mandar los pergaminos convocando a los miembros del equipo para la asignación de la misión. Una vez terminaron de asignar las misiones, Shizune llamó a sus ayudantes para atender a los equipos que ya estaban llegando a la torre, Kakashi se quedó en su oficina revisando otros pendientes.

Era medio día cuando un par de golpes suaves en su puerta llamaron su atención, por lo que levantó la vista y sintió una calidez en el pecho cuando distinguió la presencia de Hinata fuera de su oficina.

— Adelante. —concedió el paso y su adorable esposa se asomó por la ventana.

— Hola... —una dulce voz hizo sonreír al Hokage, no era la primera vez que ella estaba en ese lugar, pero Kakashi sentía que desde que decidió dejarla entrar a su vida, todo se iluminaba y se volvía mejor cuando estaba con ella. — Espero no molestar.

—Para nada, pasa. —y se acercó a ella para invitarla a sentarse juntos en el sofá de su oficina y no estar separados por su enorme escritorio.

—Solo venía a despedirme, saldré de misión, quizás llegue tarde a casa.

Kakashi sonrió.

—De acuerdo... ¿está bien si yo preparo la cena esta noche para recibirte?

El rostro de la mujer se pintó de carmín y asintió mientras bajaba la mirada con un poco de vergüenza; aquello invitó al hombre a sujetar su barbilla con delicadeza y alzó su rostro para poder atrapar sus labios entre los suyos. Saboreó sus labios con calma, primero explorando su exterior, para después profundizar el contacto y disfrutar de las caricias que ella le daba en respuesta.

— Me siento tentado a no dejarte salir de esta oficina por el resto del día. —murmuró con voz grave, a lo que Hinata sonrió.

— Ambos tenemos trabajos que hacer, pero debemos ser responsables. —una pequeña risa escapó de ella y Kakashi se sintió orgulloso de ser el causante de su alegría.

— De acuerdo, pero cuando regreses tendremos que estar un día entero en la cama.

El sonrojo de la chica se incrementó y negó con la cabeza.

— Eres un poco pervertido, Kakashi.

El hombre abrió los ojos y negó con la cabeza con energía, pero comenzó a reír junto a su esposa.

— Ve con cuidado, ¿de acuerdo?

— Claro, hice misiones así con Shino y Kiba todo el tiempo, estaremos bien.

Kakashi asintió y solo entonces la soltó.

— Cocinaré algo delicioso, así que no demores.

— Por supuesto. —depositó un casto beso en los labios de su esposo. — Nos vemos más tarde.

— Hasta la noche, Hinata... —murmuró mientras la veía irse.

Desde la partida de Sasuke hace dos meses, Hinata se había vuelto un apoyo fundamental para él, por lo que no dudaba de su fortaleza física y de carácter. Sabía que Hinata podía cuidarse así misma y a los gennin, pero aún así no pudo evitar sentir un mal presentimiento.

—Será una misión corta. —dijo la voz de Shikamaru que entraba a la oficina cargado de papeles que revisar. — Hinata es buena en su trabajo, me atrevería a decir que es un poco más eficiente que Hokage-sama.

Kakashi sonrió.

— Nunca dudaría de eso.

Pero a pesar de que lo dijo, no pudo evitar esa terrible sensación en el pecho.

— Me estoy volviendo viejo... —suspiró mientras se ponía de pie y regresaba a su lugar detrás del enorme escritorio.

Porque la vida ya le había quitado todo lo que le podía quitar y ahora Hinata era su mayor tesoro y esperanza...

No la perdería en una misión tan simple, ¿no?

.

.

Continuará.

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