Inconvenientes
Capítulo 13
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— Ya la echábamos de menos, sensei — Dijo Meiko mientras le extendía un paquete de rollos de canela.
— Siento mucho la demora, pero Konohamaru me ha dicho que han trabajado bastante en su desempeño grupal, me alegra saber eso. — Hinata aceptó el regalo de la joven y ella les entregó una gran bolsa con los dulces que les había traído del país del Té.
— Esto sabe delicioso — Murmuró Nobu mientras comenzaba a comer sus dulces.
— Se lo agradezco, Hinata-sensei. — Fue la respuesta de Shiro, quien guardó su parte en su portashuriken.
— Bien, me gustaría que hicieran un pequeño ejercicio. — Hinata mostró un pergamino, del que salieron tres pequeños patos de pelaje blanco y ojos negros. — Quiero ver cómo han mejorado, así que van a tener que atrapar a estos pequeño en el río, usando su chakra control. ¿Están listos?
— ¡Sí! — Respondieron los tres chicos al mismo tiempo.
— No deben lastimarlos y tengan mucho cuidado, ganaran más puntos si no se mojan.
Y a continuación desapareció la mayor y reapareció en el centro del río, donde dejó ir a las aves y dio inicio al ejercicio.
Hinata se sentó en la rama de un árbol para observarlos trabajar. Decidió poner tres objetivos para saber si cada uno iría por su cuenta o si se ayudarían entre sí. Por lo que se llevó una grata sorpresa al verlos correr sobre el agua sin grandes problemas, pero sobretodo porque parecía que estaban integrando en la dinámica de los gemelos a Nobu, quien hacía un gran despliegue de energía y entusiasmo.
— Supongo que Konohamaru les infundió nuevos ánimos — Pensó muy contenta la mujer mientras observaba a Shiro sostener a los dos patitos que ya habían capturado, mientras Meiko y Nobu iban por el último.
Hinata sonrió sin miramientos
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Cuando llegó a su casa sonrió al ver las luces prendidas, al parecer las hermanas Hyuuga habían llegado un poco más temprano de lo acostumbrado. Al abrir la puerta, fue recibida por ellas.
— Buenas noches Hinata-sama — Saludó Yuki al mismo tiempo que Yuko hacía una reverencia.
— Buenas noches, Yuki, Yuko...— Saludó Hinata mientras se quitaba las sandalias ninjas en la entrada y se colocaba las sandalias de casa.
— Ya ha llegado uno de sus invitados, Hinata-sama — Anunció la mayor y señaló la sala principal de la casa. Hinata ladeó un poco la cabeza, ¿De quién se trataría?
— Y la cena ya casi está lista, solo queda sazonar el pescado y picar unas verduras. — Anotó Yuki.
— Yo me haré cargo del resto, por favor, vayan a descansar, debe ser muy pesado para ustedes estar en el hospital y luego venir a ayudarme.
La chica negó.
— Para nada, estamos muy contentas de ser de ayuda a Hinata-sama.
Hinata les sonrió y se dirigió a la sala para ver a su invitado, cuando una cabellera rubia la hizo sorprenderse.
— Naruto-kun.
La sorpresa fue evidente en su rostro.
— Hola Hinata — Dijo mientras se ponía de pie para recibirla. — Tienes una bonita casa.
— Gracias. — La incomodidad era palpable en la habitación. — Creí que llegarías junto a Kakashi-san...
— Hoy tuve un misión pero terminé antes de lo esperado, no tenía algo pendiente en la torre así que pensé en venir aquí.
— E-está bien... — Respondió ella, cuando de pronto Yuko se asomó por la puerta.
— Hinata-sama, nosotras nos retiramos, no olvide el pescado y las verduras.
— Hai, tengan buenas noches.
— Usted igual, buenas noches Uzumaki-san — La chica hizo una reverencia y el chico alzó la mano en forma de despedida.
— Iré a terminar la cena. — Murmuró Hinata mientras escuchaba como se abría la puerta principal.
— ¿Te puedo acompañar? Digo, es una casa muy bonita pero muy grande y me aburro fácilmente.
Hinata miró sus manos, tal vez era una buena oportunidad para hablar con el rubio y decirle que quería hacer las cosas bien con su esposo Kakashi.
— Hai, vamos a la cocina.
Y el chico, sonrió ligeramente.
— Siempre has sido muy amable, Hinata-chan, no sé por que no lo vi antes. — Dijo mientras la seguía a través de la casa.
— Naruto-kun siempre tuvo muchas cosas de las que ocuparse. — Respondió Hinata mientras ponía manos a la obra para terminar la cena. Miró de reojo el reloj, no tardarían el llegar el resto de sus invitados junto a Kakashi.
El chico no respondió pero el ambiente se volvió pesado. Hinata continuó preparando las cosas, tomándose su tiempo con tal de parecer muy ocupada, pero comenzó a ponerse muy nerviosa al sentir una mirada fija en su espalda. La tensión la sobrepasó al punto que se cortó el dedo con el cuchillo que estaba usando.
Naruto se puse de pie para ir a ver lo que había sucedido, cuando varias presencias entraron por la puerta de la cocina.
— ¿Estás bien? — Kakashi se adelantó para llegar al lado de su esposa.
El rostro pálido de la chica lo alarmó por un momento.
— Estoy bien, solo fue un accidente... — Murmuró ella un poco cohibida al sentir el pecho de su esposo tan cerca de su espalda. Pero cuando él sujetó su mano para ver el corte, la sangre regresó a su rostro, mostrando un adorable sonrojo.
— Deberías sentarte, yo terminaré. — Dijo el hombre mientras se alejaba un par de pasos de ella y procedía a quitarse su capa de Hokage.
Su sonrojo aumentó cuando la capa terminó en sus manos.
— No es necesario, yo puedo...
— Mi especialidad es el pescado, prometo no arruinar tu trabajo. — Dijo Kakashi y le sonrió.
Hinata desvió la mirada y respondió con un débil "Hai" mientras se dirigía a guardar la capa en un lugar adecuado.
— Así que Hokage-sama sabe cocinar. — Se burló Shikamaru mientras tomaba asiento.
— Hey Naruto, no sabía que ya habías regresado. — Apuntó Yamato mientras se sentaba junto al rubio.
— Tenía hambre, por lo que pensé en venir primero.
— En ese caso, espero que disfrutes de mi sazón especial. — Kakashi le sonrió a su alumno, quien bufó.
— No creo que pueda cocinar tan rico como Hinata-chan.
— Tal vez, pero crecí cocinando otras cosas que no fueran comida instantánea.
Yamato rió, pero Shikamaru notó la molestia creciente en el rostro del chico.
— Era solo una broma, Naruto.
— Jum... — Exclamó el rubio, pero cuando la esposa del hokage regresó a la cocina, el cambio en la actitud del rubio fue evidente para todos. Shikamaru tomó nota de aquello, ninguna de las hipótesis que se le ocurrieron en ese momento le agradó.
— ¿Mejor? — Preguntó el peliplateado.
— Si, me he puesto un poco de alcohol. — Y mostró su dedo cubierto por una bandita blanca.
— Bien, toma asiento, no tardaré mucho.
Ella asintió y trató de evitar mirar a sus invitados, quienes parecían disfrutar de su interacción como si fuera lo más interesante del mundo. A excepción del rubio, quien le hizo una seña de que se animara, entonces ella decidió sonreír, tal vez todo estaba en su mente y no debía preocuparse por lo sucedido con Naruto.
La cena transcurrió en calma, entre charlas amenas y bastante comida. Al final, se quedaron los dos esposos solos recogiendo los platos utilizados.
— Así que Naruto llegó temprano, ¿Eh?
Ella se detuvo un segundo en su tarea de enjabonar los trastes.
— Sí.
— ¿Todo está bien?
Por supuesto que el sabía mejor que nadie los sentimientos que ella hacía su antiguo alumno, aunque no sabía qué tanto habían cambiado o si seguirían siendo los mismos.
— Sí.
Él asintió y continuó secando los trastes. Se quedaron en silencio un rato más cuando de pronto él carraspeó para llamar su atención.
— Me preguntaba si mañana podrías acompañarme de compras, puedo llegar tarde a la oficina mañana.
Hinata lo miró con verdadera sorpresa.
— ¿Qué deseas comprar?
— Cuando estábamos organizando los exámenes Chunnin, noté que los estantes de la oficina de la casa están vacíos. Creo que sería bueno que compráramos algunos. También podríamos comprar algunos libros de medicina para las gemelas Hyuuga, han sido de gran ayuda.
Hinata asintió con entusiasmo y de pronto el tema de Naruto quedó fuera de su mente.
— Sería maravilloso ver si tienen algo de botánica... — Murmuró ella y él sonrió.
— Podemos comprar todo lo que quieras.
Al ver su sonrisa también olvidó el extraño comportamiento de su rubio alumno, si era honesto, estaba completamente enfocado en poder complacerla y ganarse su favor. Y al ver esa hermosa sonrisa en su rostro, pensó que iba por el camino correcto.
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Al día siguiente desayunaron y marcharon con gran felicidad. Mientras caminaban por la aldea, las personas les hacían breves reverencias o les abrían el camino, cosa que hizo sonrojar a Hinata.
— ¿Sucede algo? — Preguntó el peligris.
— No... — Murmuró ella. — Es solo que es la primera vez que caminamos juntos sin un motivo de trabajo.
Kakashi cayó en la cuenta de que aquello era cierto, y de alguna manera se sintió un poco avergonzado. Se suponía que él era el mayor en esa relación y de alguna manera había estado comportándose como un crío egoísta, sí, él no había querido casarse pero había cambiado de opinión respecto a su esposa así que suponía que más valía tarde que nunca.
— Creo que deberíamos hacer esto más seguido.
Hinata alzó la vista.
— ¿Comprar libros? — Preguntó temerosa pero en ese mismo momento su esposo la tomó de la mano. El rostro de ella de pintó de rojo intenso, pero para alivio de Kakashi, ella no intentó soltarse, al contrario, se notaba que estaba haciendo todo de su parte para no desmayarse. Así continuaron caminando y visitando algunas librerías mientras cierto rubio salía del Ichiraku ramen y los veía pasar.
— ¡Hey Naruto! — Kakashi llamó al joven, quién solo atinó a alzar una mano y desaparecer en una voluta de humo. — Vaya malcriado... — Se quejó el peliblanco, pero al mirar a su esposa, notó el cambio de ánimo en ella y recordó el día que la hizo ir a cenar ramen con sus alumnos. — Lo siento, Hinata...
Ella lo miró mientras su ceño se fruncía.
— ¿Por qué lo dices?
— Lamento hacerte convivir tanto con Naruto... sé que tal vez aún sientas algo por él, por lo que si estás de acuerdo, no lo llevaré a casa, ¿Está bien?
— No te preocupes, él es tu preciado alumno... — Ella bajó la mirada, mientras trataba se zafarse de su agarre.
— La verdad es que quiero hacer las cosas bien. —Sujetó más fuerte la mano de ella y suavemente depositó un beso en el dorso de su mano.
El rostro de Hinata volvió a sonrojarse y olvidó el incidente con el rubio.
Sin embargo, por coincidencia, Sasuke vio todo, por lo que se concentró para encontrar el chakra del portador del Kyubi, quien una vez localizado, se dirigió a su encuentro.
— Te encontré. — Sasuke apareció en la rama de un árbol en el campo de entrenamiento que su equipo solía ocupar siendo genin.
— ¿Qué quieres, Sasuke? — El rubio estaba de mal humor.
— Sólo quería decirte que perdiste tu oportunidad. Sé que eres un mal perdedor pero deja en paz a la mujer de Kakashi.
Naruto volteó a verlo con molestia.
— ¿Quién te crees para decir eso luego de lo que le hiciste a Sakura-chan?
— Es cierto, pero entonces eres peor que yo, porque tu si jurabas que la amabas. — Sasuke se dio la vuelta.
— Si vuelvo a verte, no me contendré... — Los puños del rubio se tensaron con fuerza.
Una vez que el Uchiha se fue, Naruto se dejó caer en el césped y se volteó para mirar el azul del cielo.
Era cierto que se estaba portando como un idiota, aquella noche que besó a Hinata se dejó llevar el encanto que la rodeaba a ella, se veía tan bella y vulnerable, de verdad se arrepentía de no haber aceptado la propuesta de Hiashi Hyuuga aquel día en la Torre del Hokage. Pero estaba seguro que si lo hubieran obligado a casarse no hubiera podido hacer feliz a Hinata como al parecer Kakashi-sensei lo estaba haciendo ahora. Regresar de su misión y verla andar tan segura y tan natural al lado del peligris lo hizo sentir que era fácil olvidarlo, que ella no lo había querido tanto como le había dicho... ¿A quién engañaba? Ella se había enfrentado a Pain, fue la única persona en Konoha que estuvo dispuesta a dar su vida para darle unos minutos de ayuda...
Era un maldito egoísta e idiota, recién se había ido a fijar en Hinata cuando ella estaba casada y él salía con Sakura-chan... La médico no merecía eso aunque tampoco es como que le importara mucho, su vida y su pasión estaban en el trabajo, apenas ella había tenido tiempo de ir a verlo.
— ¡Ero-sennin... no sé que hacer!
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Era casi hora de la cena cuando Hinata terminaba de preparar todo. Ese día más temprano, cuando hubieron terminado las compras, Kakashi guardó todo en un pergamino y la invitó a comer y después le preguntó si quería acompañarlo un par de horas en la torre. Hinata no pudo aceptar porque ya tenía un pendiente con su hermana, pero le prometió a Kakashi que prepararía una cena deliciosa para él. Un Kakashi muy alegre la despidió con un casto beso en la frente.
— Hoy te ves distinta, onee-sama. — Le había dicho Hanabi cuando terminaron su entrenamiento. Por supuesto que ella negó todo pero las palabras de su hermana no abandonaban su mente. Estos últimos días de convivencia con Kakashi habían sido tan tranquilos y naturales, realmente comenzaba a gustarle salir a caminar con él.
Estaba muy apurada cuando de pronto el sonido de la puerta la atrajo a la realidad. Se dio prisa en ir a abrir, ya que las hermanas Hyuuga se habían ido más temprano a su casa.
— Buenas noches Hinata-san, — Era Yamato y venía acompañado de Naruto.
— Bienvenidos.
Ella les abrió paso y los dos pasaron a su lado.
— Me temo que Hokage-sama tuvo que quedarse un rato más en la oficina, llegaron unos documentos de Suna y era imperativo contestar hoy mismo, Shikamaru se quedó con él.
— Está bien, me alegra que vinieran. — Hinata los invitó a pasar a la mesa de la cocina, donde los tres comieron en silencio.
— Creo que he comido un poco más de la cuenta ésta noche. — Comentó Yamato mientras sonreía un poco apenado.
— Todo estuvo muy rico. — Naruto agradeció por los alimentos.
— Me alegro de que les gustara.
— En fin, la próxima vez yo traeré algo, no es justo que todas las noches cocines para todos nosotros, Hinatas-san. — Yamato sonrió mientras se ponía de pie. — Creo que es hora de ir a dormir. Te agradecemos mucho la comida.
— Gracias a ustedes por venir. — E hizo una reverencia.
— Vamos perezoso, que mañana nos espera mucho trabajo... Conocemos la salida, no te preocupes...
Hinata respiró aliviada cuando vio que Yamato se llevaba consigo a un Naruto inusualmente callado. El rubio no había mencionado nada de aquella noche, por lo que pensó que tal vez el asunto ya había quedado en el olvido y no tendría que enfrentar aquel momento tan angustioso, a pesar de haber estado en malos términos con su esposo en ese momento, sentía que había actuado mal.
La chica suspiró mientras comenzaba a lavar los platos cuando de pronto escuchó un golpecito en la mesa de la cocina.
— Buenas noches.
— Buenas noches Uchiha-san.
— ¿Y Kakashi?
— Sigue en la oficina.
— Entiendo. — El moreno se dio la vuelta.
— Espere... — Dijo ella.
— No es correcto estar a solas con una mujer casada.
— Pero... usted es alumno de Kakashi, él será muy feliz de verlo aquí. — Usó todas sus energías para no tartamudear.
El Uchiha pareció pensarlo, y sin decir nada, se sentó en la mesa.
— No debe tardar Kakashi, le mandaré un pergamino.
Sasuke asintió mientras ella salía un momento de la cocina, fue entonces que el Uchiha sintió el chakra de naruto regresar hacía la casa. Escondió su propio chakra y se dirigió a abrir la puerta.
— ¿Qué haces aquí? — Espetó el rubio.
— Cenar. — Sasuke no se movió.
— Necesito hablar con Hinata-chan, hazte a un lado.
— No.
Llevaban meses sin verse por lo que encontrarse dos veces el mismo día no ayudó a minar las asperezas.
— Dije que no me contendría la próxima vez que te viera.
— No te tengo miedo Naruto.
Pero aquella pelea se vio interrumpida por la dueña de la casa.
— ¿Sucede algo, Sasuke-san?
— Hmp, una molestia. — Y se movió para que la chica viera al rubio, quien se puso en medio de los dos.
— ¿Olvidaste algo Naruto-kun?
Pero el chico entró a la casa de un movimiento y cerró la puerta detrás de él.
— Necesito que escuches mi respuesta.
Hinata se llevó las manos al pecho y negó.
—Lamento mucho lo sucedido, Naruto-kun, pero yo no quiero una respuesta, ya no. — Miró al chico con tristeza.
— ¿Ya no me quieres? ¿Entonces por qué aceptaste que te besara?
— Eso no es algo de lo que quiera hablar, estoy casada con tu sensei porque no tu no quisiste hacerlo desde el principio, creo que ya es muy tarde Naruto-kun.
Sasuke, quien estaba detrás de la chica, sonrió, cosa que hizo que Naruto volviera a exaltarse.
— Fui la primer opción para tu padre, ¿No es así? Entonces le diré que... — Pero una bofetada detuvo sus palabras.
— Naruto-kun... ¿P-por qué estas haciendo esto? — Se mordió la lengua para evitar el llanto. — Ya no quiero que mi vida gire entorno a ti... Todos estos meses no han sido fáciles como para que un día llegues y digas que mágicamente te casarás conmigo. Yo... yo ya me hice a la idea de estar con Kakashi-san, y creo... creo que el también empieza a ser feliz aquí. — Y señaló el interior de la casa. — No nos quites esto, por favor...
Naruto se quedó mudo. A pesar de que las palabras fueron dichas casi en un susurro, lograron golpearlo como mil rasengan.
— ¿Te enamoraste de Kakashi-sensei? — Y dio un paso para tocarla, pero antes de que la pudiera alcanzar, Sasuke se adelantó y se interpuso.
— Largo.
— Es suficiente Sasuke, acabaste con mi paciencia. — Y dio un puñetazo al hombre, quien atinó a arrojar al rubio hacía la puerta, la cual salió volando con fuerza en forma de cientos de pedazos.
Una vez afuera los dos comenzaron un rudo enfrentamiento, Sasuke activó su Sharingan y Naruto activó su modo sabio.
— Cuando Sakura se entere te matará.
— No es de tu incumbencia lo que haga o no... por lo menos no soy un maldito desgraciado que usa a las personas para su propio beneficio.
— ¿Ah, no? — Sasuke sacó su katana y se lanzó al ataque. — ¿Besas a todas las mujeres que dicen haberte amado? Yo solo veo a un sujeto con su ego herido.
— Pues yo no usé a Sakura-chan como tú, ella te dio todo lo que tenía y tu no pudiste siquiera ser honesto.
— Fui honesto. — Ambos hombres estaban en una batalla muy reñida de taijutsu. — Ella fue quien se hizo falsas ilusiones.
— ¡Mentira!
— ¡Basta! — Gritó Hinata quien salió de la casa y recién notaron la sangre que escurría por su brazo derecho.
Naruto se distrajo con la sangre, que no pudo evitar una patada de Sasuke que lo estrelló contra unos árboles que estaban en la entrada.
— ¿Estás bien? — Preguntó Sasuke con evidente cansancio.
— No es nada, ustedes paren, no pueden solucionarlo todo a golpes.
Sasuke la miró con aburrimiento.
— Debes contarle todo a Kakashi, él te perdonará porque está enamorado de ti.
— Yo... — Murmuró ella, pero Sasuke observó que el rostro de la chica se volvía más pálido que de costumbre. Entonces la presencia de su sensei tras de él, le hizo sentir un breve escalofrío.
— ¿Contarme qué, Hinata-chan?
— Kakashi-san... yo...
— ¿Y por qué Naruto está enterrado de cabeza en los árboles? — Preguntó el peligris.
Sasuke bufó.
— Por idiota, ¿Porqué más?
Pero entonces Kakashi vio la sangre en el brazo de la chica y desapareció en una voluta de humo para aparecer a su lado.
— ¿Qué sucedió? — Preguntó con severidad al ver la puerta destrozada. — ¿Sasuke?
— Tsk, este no es mi problema. — Y se marchó.
— Es mi culpa. —Respondió ella con tristeza. Era hora de decirlo todo.
— Hablaremos de eso en la habitación, debo cuidarte esta herida. — Kakashi se apartó un momento de su lado y llegó hasta el rubio, quien lo miraba con tristeza.
— Lo siento, sensei. — Fueron las palabras de Naruto, Kakashi suspiró.
— Mañana a primera hora en la oficina, Naruto. — Ordenó el Hokage, a lo que Naruto asintió y se marchó cabizbajo.
— Conseguiré una nueva puerta mañana... — Murmuró la chica pero Kakashi no la dejó terminar de hablar porque la cargó en forma de princesa y la llevó a la habitación.
— Dejaré un clon poniendo una puerta de momento, ya luego lo arreglaremos. — La miró con ternura. — Primero es tu brazo.
Hinata observó los ojos del peligris y sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos. Él la depositó con suavidad en la cama y fue al baño por el botiquín de primeros auxilios.
— Quítate el abrigo.
Ella asintió, y se retiró el abrigo color lavanda, quedando solo con su blusa de rejillas. Con mucha suavidad Kakashi sujetó su brazo y comenzó a limpiar la herida con un poco de antiséptico. El hombre trabajó en silencio, sin duda alguna se había asustado cuando sintió algunas fuerzas chocar en dirección a su casa, por un momento pensó que habían atacado a Hinata para llegar a él, por lo que corrió y los minutos que tardó en llegar fueron aterradores, tan solo la idea de que ella estuviera en peligro lo mareó por completo.
Pero al llegar y ver a sus dos estudiantes peleando le dio un poco de calma, había dos opciones, ellos defenderían a Hinata o pelearía entre ellos. En el momento en que vio a Naruto enterrado en el piso, supo que se trataba de la segunda opción.
Sus tres alumnos llevaban poco más de un año peleados y empezaba a creer que no arreglarían el asunto. No era fácil pero cada uno debía aceptar sus errores y no lo harían, aún les faltaba madurar un poco más.
— ¿Duele? — Ella negó con la cabeza. — ¿Entonces porqué parece que vas a llorar? — Le preguntó con la voz mas suave del mundo.
— Porque lo arruiné todo. — Bajó las piernas y se quedó sentada en la cama.
— ¿Tiene que ver con Naruto?
Hinata asintió mientras Kakashi sentía un golpe en el pecho.
— Yo... — Pero una mano en la cabeza la interrumpió.
— No me importa.
Hinata abrió los ojos sorprendida.
— ¿No le importa?
— No, no me importa que haya pasado con Naruto, lo que me importa es saber si aún quieres estar conmigo... — Kakashi sintió un extraño movimiento en su estómago, estaba nervioso y tenso.
— Yo...
Su silencio estaba estrujando al corazón del peliplateado, quien al no escuchar una respuesta, quitó su mano y se puso de pie.
— Creo que dormiré en otra habitación, siento que no estás cómoda con esto... — Caminó hacía la puerta. — Mañana podemos seguir hablando...
Pero entonces los brazos de la chica lo envolvieron e impidieron que saliera de la habitación.
— Las manos de Kakashi-san tienen el toque más suave... — Respondió ella. — Jamás me imaginé que me gustaría vivir con Kakashi-san... — Murmuró.
Kakashi sintió el calor recorrer su cuerpo.
— No he sido el mejor esposo del mundo, y a pesar de mis grandes errores me perdonaste y me has dado una oportunidad, es justo que yo haga lo mismo, sin importar lo sucedido, ¿no?
El abrazo de Hinata se volvió más fuerte y fue suficiente para que el hombre comenzara a sentirse un poco incomodo por el deseo que le nació de tocarla un poco más.
— Hinata-chan, me daré un baño, ¿Está bien?
Sumamente avergonzada lo soltó y asintió.
Con prisa, Kakashi se dio una ducha fría y se colocó solos su pantalón de pijama para dormir por el calor que hacía. Al salir, vio que su joven esposa había subido un poco de la cena para él.
— Pensé que Kakashi-san tendría un poco de hambre.
— Así es, muchas gracias. — Comenzó a comer en silencio mientras ella entraba al baño para también darse una ducha.
Una vez terminó de comer, bajó los utensilios y regresó a la habitación, donde vio a Hinata vendarse el brazo herido.
— ¿Cómo sucedió?
— La puerta explotó. — Ella trató de esbozar una sonrisa.
— Mañana rodarán un par de cabezas, pero por hoy hay que descansar. — Dijo mientras se sentaba en la cama, Hinata se sentó a su lado y miró el cuerpo de su esposo, sintiendo de pronto una ligera presión en su pecho.
— Hai... — Ella miró el piso y puso una mano en la espalda del hombre. — Gracias por llegar pronto.
Aquella era la primera vez que ella buscaba su tacto primero.
— ¿Hinata?
— Hai...
— Sé que soy el Hokage y que tuve que pasar muchas horas quieto mientras esculpían mi cara, pero no soy tan fuerte.
Ella lo miró sin entender sus palabras.
— ¿Por qué lo dice?
— Por que me gustas y porque cada vez me cuesta más trabajo contener todo lo que siento por ti... — Se bajó la máscara y la miró a los ojos.
Un estremecimiento recorrió a Hinata al ver el deseo en los ojos de su esposo. Quiso quitar su mano pero solo atinó a comenzar a acariciar la espalda del hombre, a explorar la suavidad de su piel.
— Hinata...
— Quiero hacerlo...
— ¿Segura?
Ella asintió mientras bajaba el rostro sonrojada. Kakashi sonrió y decidió que le demostraría que esa era la mejor decisión que podría haber tomado.
Sujetó su mano y la atrajo a él, sentándola en su regazo y uniendo sus labios, primero en un suave roce y después pidiendo permiso para que pudiera explorar su boca. Hinata temblaba ligeramente al sentir los labios de Kakashi, pero cuando su lengua lamió sus labios, no pudo sino dejarse guiar y tratar de imitarlo. Se aferró con sus dos manos a su cuello, mientras él, con una mano acariciaba su cabello aún mojado y con la otra acariciaba sus piernas.
La delgada pijama de algodón comenzó a estorbarle a ambos, por lo que Kakashi se separó para quitar la playera y respirar en su cuello, tratando de grabar aquello en su memoria para siempre.
— No estés nerviosa. — Le susurró al sentir que ella temblaba mientras trataba de ocultar sus senos desnudos, pues dormía sin sostén.
Ella asintió y volvió a poner las manos en su cuello, mientras él comenzaba un nada casto camino de besos; besaba su cuello, su frente, su clavícula, sus orejas, besó cada rincón de ella que estaba a su alcance, mientras una de sus manos se abría paso por la ropa interior.
— Kakashi...— Mumuró ella al sentir un par de dedos en su intimidad, comenzar a frotar lugares que nunca había sentido y que le parecía nuevo pero excitante.
— Quiero que sepas que siempre voy a cuidar de ti, hime... — Le susurró al oído mientras volvía a reclamar sus labios con mayor avidez, mientras saboreaba su boca y sentía la pasión torpe que había despertado en ella.
Poco a poco comenzaron a escucharse los gemidos de Hinata, quien entregada a los besos y caricias de Kakashi decidió que tal vez quería más a ese hombre de lo que pensaba. No sabía qué iba a pasar pero se sentía segura en sus fuertes brazos. De pronto sintió que él se ponía de pie y la cargaba para acostarla en la cama. Ella protestó por el cambio de posición pero la sonrisa en su rostro le dijo que esperara.
— Quiero que sea especial para ti nuestra primera vez. — Y procedió a quitar el pantalón y la ropa interior de la chica, dejándola completamente desnuda avergonzada. — No te tapes, déjame ver toda tu belleza...
Y volvió a besarla con pasión, estrujando sus senos que se desbordaban en sus manos, los masajeó con una mano y con otra regresó a su parte íntima a seguir explorando y humedeciéndola.
Entonces, a pesar de estar sumamente duro, Kakashi decidió que primero le daría todo el placer del mundo a ella.
— Di si algo te gusta o te molesta... — Ella no entendió a que se refería cuando él fue bajando mientras dejaba besos hasta llegar entre sus piernas, y antes de que ella pudiera decir algo, sintió su cálida lengua recorriendo todos los rincones de su clítorís, besando y succionando todos los líquidos que su cuerpo emanaba. Sujeto sus cadera y comenzó a aumentar el ritmo hasta que sintió que las contracciones la embargaban y un grito de placer la derrumbaba en la cama, sin fuerzas y con éxtasis.
— Eso fue... — Pero no podía hablar, estaba muy agitada, pero de pronto los dedos de Kakashi volvieron a irrumpir, con un ritmo increíble, hasta que su cuerpo volvió a sacudirse de placer.
Aquello era más de lo que Kakashi podía soportar, por lo que se paró mientras ella recuperaba el aliento y se quitó el pantalón y la ropa interior, dejando ver que su miembro estaba listo para entrar.
— ¿Estás segura? — Le preguntó en contra de su propia voluntad, y agradeció a los dioses que ella dijera que si. Se colocó sobre ella y con toda la calma que le fue posible, comenzó a entrar lentamente, y al sentir una barrera, aplicó poca fuerza para traspasarla. Miró el rostro de ella, el cual comenzó a reflejar un poco de dolor por lo que detuvo su entrada. — ¿Duele?
— Soy una kunoichi, eso no fue nada... — Murmuró con un deje de complicidad, que terminó excitándolo aún más y comenzando las estocadas más placenteras de su vida. Acomodó ambas piernas de ella, la abrazó mientras comenzaba su vaivén; en cualquier momento podría terminar, pero decidió que ella debía hacerlo primero, ella era la diosa que merecía todo lo que él pudiera ofrecer.
Trató de cambiar de posición, pero notó que ella estaba muy concentrada por lo que solo la abrazó muy fuerte, y sintiendo el roce de sus senos y el olor de cabello, decidió que todo en su vida había valido la pena tan solo por ese momento. Poder hacerle el amor a esa mujer a la luz de la luna era más de lo que jamás hubiera podido pedir. Cuando ella comenzó a temblar por tercera vez en la noche, decidió que él también estaba listo y después de sentir que ella estaba sintiendo las delicias del orgasmo, dejó ir el suyo dentro de ella.
Cuando ambos recobraron el aliento, se sonrieron y aún cuando Kakashi estaba listo para un nuevo encuentro, decidió tapar a ambos con las cobijas para dormir. Ella agradeció el gesto y se acurrucó en su pecho, mientras el la abrazaba y le acariciaba el cabello ahora seco.
— Gracias... — Murmuró ella.
— Gracias a ti, Hinata, por estar conmigo.
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Al día siguiente en la mañana, Shikamaru veía con aburrimiento a un Naruto dormido sobre varios papeles en el escritorio del Hokage.
— ¿No tenías hoy trabajo en la bodega de documentos? — Preguntó el Nara con aburrimiento, a lo que el rubio alzó la mirada e ignorándolo volvió a acostarse, — ¿Qué ocurre?
— Espero a Kakashi-sensei.
El otro chico miró el reloj de la pared y ya pasaba de medio día.
— No debe de tardar. — Regresó su vista a los papeles que tenía en sus manos, pero entonces una idea lo asaltó. — Supongo que debe estar almorzando con Hinata-san.
Naruto Gruñó.
— No me importa...
— Yo digo que sí. — El Nara dejó sus papeles y se sentó cerca del rubio. — Hace algún tiempo parecía molesto en casa de Hokage-sama, primero creí que era por el cansancio de la misión de la que regresabas, pero después pensé que se trataba de Hinata.
— ¿Por qué no acepté casarme con ella desde el inicio?
— Porque querías estar con Sakura-chan, eso era lo que gritabas a los cuatro vientos... — Hizo una pausa. — Hasta te le declaraste en la boda de Kakashi y Hinata, es un poco contradictorio lo que estás haciendo Naruto.
— Es que si quiero a Sakura-chan pero ella ha decidido que su trabajo es lo más importante porque, a pesar de que lo niegue, sigue enamorada del idiota de Sasuke.
Shikamaru frunció el ceño.
— ¿Se lo has preguntado?
— No es necesario, solo lo sé.
El moreno suspiró.
— ¿Y al sentirte herido por Sakura, volteaste a ver a Hinata? No es muy justo, sabes...
— Lo sé — En la misma posición en que estaba, se golpeó la cabeza. — Y ahora Kakashi-sensei va a matarme por besar Hinata-chan.
— No creo que al consejo le agrade que mate al futuro Hokage. — La voz de Kakashi se dejó escuchar. Naruto se enderezó y decidió enfrentar aquello con la cabeza alta.
— ¡Dijo que lo vería a primera hora! Pasa mucho del medio día.
— Lo siento, es solo que antes de venir fui a conseguir una nueva puerta para mi casa, ya que dos mocosos la destrozaron.
Shikamaru alzó una ceja.
— Bien, por suerte yo sobro, así que me voy.
— No, quédate para que si a Naruto se le llega a olvidar, se lo recuerdes.
— Mendokuse... — Murmuró el Nara.
— Lamento lo sucedido Kakashi-sensei, supongo que Hinata le contó todo.
— No quise escucharla y tampoco te lo voy a exigir, al final de cuentas yo solo fui un intruso en la vida de ella, pero si quiero dejar una cosa clara, Naruto. — El rubio asintió. — Me casé con ella porque tu no querías esa responsabilidad, y porque era un momento importante para Hinata y para la aldea, ya que había la posibilidad de que el Byakugan se fuera de Konoha. — Kakashi se paró frente al escritorio donde estaba Naruto, se veía imponente. — Cometí errores y sin duda la hice sufrir mucho, pero ahora ella se ha convertido en una persona muy importante para mi y no voy a perdonar a todo aquel que la hiera... La amo, y no la voy a dejar ir tan fácilmente, Naruto.
El chico se quedó en silencio, pocas veces había visto a su sensei tan serio.
— Voy a hacer las cosas lo mejor posible de ahora en adelante, así que quiero pedirte que la respetes como mi esposa, sí eres mi preciado alumno, pero no voy a permitir que la uses porque seas consiente de los sentimientos que ella tenía o tiene contigo. Ella está poniendo de su parte para que nuestro matrimonio funcione, así que si no puedes estar contento con eso, te pediré que no vayas a nuestra casa hasta que lo aceptes. No quiero más escenas como la de ayer con Sasuke, ¿De acuerdo?
Naruto bajó la mirada y asintió.
— Siempre serás bienvenido en casa, pero deberás respetar a mi pareja... a mi familia, Naruto.
El chico alzó la mirada y vio todo el cariño que su sensei sentía por su esposa y se sintió un estúpido por ser tan malo con una de las pocas personas que nunca lo abandonó y que siempre lo apoyó.
— Así será sensei, lo siento.
— Bien, entonces haremos como que esto nunca pasó, ve a trabajar a la bodega.
El rubio asintió, pero antes de marcharse, puso una mano en el hombro de su sensei.
— Cuídela mucho, sensei.
— Así lo haré, Naruto.
Cuando el chico se hubo ido, Shikamaru bostezó.
— Creo que es hora de que mis tres alumnos alumnos arreglen su problema, o no me dejarán seguir con mi vida, Shikamaru...
— ¿Sí?
— Llama a Sakura, dile que la quiero ver de inmediato.
— Entiendo.
Kakashi tomó su asiento detrás del escritorio y miró a través de la ventana, el futuro se veía más claro y prometedor que nunca.
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Muchas gracias por leer y comentar.
Este es el último capítulo publicado en fanfiction . net por lo que, a partir de aquí, las actualizaciones serán simultáneas, espero no tardar mucho debido a que ya quiero cerrar esta historia para continuar One last thing [ShikaHina] y Clanes y Leyendas [KakaHina].
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