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Encuentros anunciados

Capítulo 10

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Llegó la fecha de los exámenes chunnin y desde hace meses que el Hokage se preparaba para tal evento. Había trabajado con los comités asignados para cada prueba hasta el mínimo detalle para que los gennin estuvieran seguros y pudieran tener los medios necesarios para hacer un buen examen. También trabajó con Sakura y el personal del hospital para cubrir las heridas y lesiones que pudieran ocurrir tanto dentro como fuera de las pruebas. Instruyó a todos sus ANBU y a los miembros de Raíz para proteger cada rincón de la aldea ante la constante amenaza que comenzaban a ser aquellos rebeldes que se autonombraban seguidores de Kaguya. Pero nunca contó con tener que hospedar en su casa a los cuatros kages.

Aún no comprendía cómo había logrado conseguir Hinata cuatro grandes camas con techo, suaves colchones y sedosas mantas, cada una acompañada con un ropero y una mesa de noche.

— En mi clan solo había una cama nueva, así que le pregunté a Kiba-kun si prestarnos alguna, por suerte su madre aceptó. El padre de Chouji-kun también donó otra y finalmente el carpintero de la aldea tenía una nueva que nos vendió.— Había sido la respuesta de la chica, quien ni medio día había pasado cuando ya tenía listos los cuatro cuartos.

Pero eso no había sido lo más sorprendente, de pronto su casa se llenó de Hyuugas yendo de un lado a otro y observaba a las dos hermanas guiar con orgullo a los demás que limpiaban o metían muebles para los cuartos.

— Hinata-sama nos ha pedido que estemos de tiempo completo para atender a los kages, es un honor para nosotras. — Respondió Yuko cuando Kakashi les preguntó si no irían al hospital.

— Por los exámenes se suspendieron las clases en el hospital, así que es como si estuviéramos de vacaciones... además nuestros padres están muy orgullosos de que Hinata-sama nos confíe este evento tan importante para la aldea. — Completó una sonriente Yuki mientras hacía una reverencia y regresaba a sus pendientes.

Kakashi alzó una ceja, era como si de pronto aquella gran y vacía casa cobrara vida. Fue entonces que entendió un poco la intención de Hiashi al darles esa casa: ellos dos no la aprovecharían si no invitaban a estar con ellos a todas las personas cercanas a ellos. Solo entonces la gran casa se podría convertir en un verdadero hogar para ellos dos.

Por primera vez, Kakashi pudo usar la oficina que había en su casa, pues su deber sería ser anfitrión cuando fueran llegando los Kages, y como seguramente perdería tiempo moviéndose de la torre a su casa y viceversa, decidió seguir la sugerencia de Hinata de trabajar en casa. Así que pidió a Yamato y Shikamaru que llevaran los pergaminos más importantes a su casa.

— Esta casa es más grande de lo que pensé... — Comentó shikamaru cuando llegó con el encargo del Hokage.

— Pasen, dejen las cosas en la habitación que está al fondo del pasillo. — Kakashi los recibió.

— Esto se ve muy movido, sempai. — Comentó Yamato al ver varias personas yendo de un lado a otro.

— No sé cómo Hinata consiguió que personas de otros clanes se unieran para ayudarla — Se preguntó Kakashi mientras avanzaba tras sus compañeros ninja.

— Es la esposa del Hokage, y a eso se suma lo linda que es...

— Hinata-chan siempre ha sido generosa, durante la reconstrucción de la aldea la podías ver ayudando en todos lados. Supongo que las personas la aprecian mucho — Shikamaru dejó la caja con pergaminos en el suelo. — Este lugar necesita más libros — Comentó al ver la mitad de los estantes vacíos, solo habían algunos libros que compraron en su primer salida como pareja, pero no habían sido suficientes para llenar el estudio. En realidad en esa habitación solo había dos estantes gigantes de madera y un imponente escritorio del mismo material, nada más.

— Si, pero no solo libros raros como los que lees sempai.

— Ya veré qué hago — Kakashi se encogió de hombros y comenzó a sacar los documentos que debía revisar esa tarde. — Supongo que las cosas serán un poco más tranquilas debido a que ya terminamos todos los pendientes administrativos. — Sonrió. — Sé que estamos en alerta naranja, pero creo que podrían descansar un poco estos días y asistir a los exámenes. Si surge alguna amenaza, los veré en la torre.

— Suena bien, necesito dormir un poco — Bostezó el Nara mientras daba media vuelta para marcharse. — Nos vemos...

Yamato sonrió.

— Tengo pendientes en raíz, así que ahí estaré.

Cuando los dos shinobis estaban por salir, Yuki apareció por la puerta del estudio.

— Buenas tardes — Hizo una reverencia — Hinata-sama manda avisar que ya está lista la comida.

Yamato y Shikamaru voltearon a ver a Kakashi, quien levantó los hombros.

— Como quieran.

— Yo quiero — Respondió Yamato quien recordó lo bien que cocinaba la ojiperla.

— Hoy no pude almorzar, creo que estaría bien — Shikamaru bostezó.

— Bien, si me siguen al comedor... — Comentó la chica quien comenzó a caminar.

Los tres hombres la siguieron hasta el enorme comedor, donde cada uno se sentó. Entonces llegó Hinata y los saludó.

— Hola, espero que la comida sea de su agrado — Hinata tomó asiento al lado derecho de Kakashi, quien estaba a la cabeza de la mesa rectangular. Entonces las hermanas comenzaron a llevar a la mesa los distintos platillos. A cada uno se les sirvió sopa, mientras se colocaban platones con arroz cocido, Tsukemono (vegetales en vinagre), tallarines, miso, tempura, yakitori y teriyaki.

— ¿Tu preparaste todo esto? — Preguntó Shikamaru mientras se servía miso en su arroz.

— Hai.

— Y hay más toneladas de comida en la cocina para cuando lleguen los kages — Comentó Yuki muy entusiasmada.

— Kakashi-sempai tiene mucha suerte de poder comer esto todos los días. — Yamato degustó los tallarines.

— Si quieren, cuando pasen los exámenes, podrían venir a cenar más seguido. — Comentó Hinata un poco sonrojada. — Bueno, si Kakashi-san está de acuerdo.

— No veo ningún problema — Comentó kakashi mientras la comida frente a él ya había desaparecido sin que nadie se hubiera dado cuenta.

— Se pierde de mucho al comer tan rápido.

— O los metí en un genjutsu mientras comía para que no me vieran — Hinata, Shikamaru y Yamato miraron a Kakashi con una ceja levantada. — Hace ya mucho tiempo que no logro impresionar a nadie — Se alzó de hombros.

Ese sentido del humor tan ácido... lo siento por Hinata, pensó Shikamaru mientras continuaba comiendo.

— ¿No comerás? — Preguntó Kakashi al ver que Hinata no se servía nada.

— Estuve probando las cosas mientras cocinaba, no tengo mucho apetito — Respondió ella con calma. Kakashi negó.

— Eso no es comer bien...

Pero antes de que pudiera seguir hablando, un ANBU apareció por la entrada del comedor.

— Los guardias acaban de informar que la comitiva del Kazekage está por llegar a Konoha.

— Han llegado temprano — Comentó Yamato, mientras tomaba más arroz.

— Bien, iré a recibirlos — Dijo Kakashi al ANBU, quien asintió. — El kazekage se quedará aquí, pero sus hermanos...

— Ya, más temprano Hinata-chan ya me preguntó si se podían quedar en mi casa, es problemático, pero dije que sí.

— Seguro no fue un "sí" muy difícil por Temari-san... — Murmuró Kakashi, pero Shikamaru lo escuchó.

— Tsk, para ser el líder de la aldea resultó ser bastante chismoso...

Yamato sonrió al ver a los dos shinobis discutir. Entonces observó a Hinata quien parecía un poco perdida en sus pensamientos. Recordó lo que Kakashi le había dicho hace unos días, que ella no le había dicho nada de su salud.

La observó detalladamente y entonces comprobó por sí mismo lo que había mencionado Sakura. Su cabello opaco y su piel antes nívea ahora pintaba blanca, sin olvidar que sí se veía más delgada. De pronto le dio la impresión de que ella estaba desapareciendo. Aquello no estaba bien, hace varias semanas, cuando se la encontró en el bar con Kiba, se veía contenta y decidida... ¿Qué le estaba pasando?

En cambio, la mirada de Yamato fue tan penetrante que Hinata lo miró un poco sonrojada y él solo pudo atinar a desviar la mirada un poco avergonzado de haber sido tan indiscreto. Realmente parecía que podría leerla, pero al mismo tiempo era difícil saber qué pasaba por su mente.

Kakashi notó ese momento de incomodidad, así que solo atinó a ponerse de pie.

— Bien, creo que es hora de ir a recibir al Kazekage. — Dijo kakashi — Iré por mi capa y nos vamos — Le dijo a Hinata, quien asintió.

Cuando salieron de la casa, iban seguidos a lo lejos por dos ANBU.

— Las cosas siguen tranquilas, pero no quiero que nadie se confíe — Le dijo Kakashi mientras caminaban uno al lado del otro.

— No te preocupes, yo estaré alerta vigilando con el Byakugan.

— Es un alivio que seas tú mi compañera en esto, es bueno saber que cuidas mis espaldas. — Y bajo la mascará le sonrió.

Esas palabras hicieron sonrojar a la chica.

— N-no... yo... Hokage-sama es el líder de la aldea y es nuestro deber c-como shinobis.

Una franca risa escapó de los labios del peliplateado. Era la primera vez que ella lo escuchaba reír, lo miró un poco apenada.

— No quiero incomodarte, solo digo lo que pienso.

Ella desvió la mirada... Kakashi se comportaba demasiado amistoso los últimos días y aunque al principio quiso seguir manteniendo su distancia, él buscaba la forma de acercarse. Quizás cuando recién se comprometieron esa actitud le hubiera gustado a ella, quizás de esa manera ella se hubiera sentido atraída por él... pero no ahora... no cuando sabía que él tenía una amante, y que a pesar de que no tuvieran sentimientos el uno por el otro, ella lo consideraba una gran traición.

— ¿Sucede algo? — Preguntó ella al sentir la insistente mirada del peliplateado sobre ella.

— Sabes, creo que deberíamos comer juntos más seguido. — Sugirió.

— No lo sé... en las tardes entreno con Hanabi-chan.

— Es cierto, bueno, cuando terminen los exámenes, ¿Quieres almorzar luego de entrenar con tus chicos? De ahí puedes marchar con tu hermana...

Ella dudó.

— Lo pensaré. — Realmente no quería tener motivos para ir a la torre.

— Ojalá digas que sí.

Continuaron caminando en silencio sin tocarse. Cuando llegaron a la entrada, Izumo y Kotetsu los saludaron.

— Hokage-sama, Hinata-sama — Los guardias hicieron una pequeña reverencia.

— Buen trabajo chicos — Los saludó el Hokage de buen humor. Los dos shinobis se miraron extrañados. Era tan raro ver a Kakashi-san de buenas y no con un semblante de aburrimiento.

— Gracias. — Dijo Izumo y miró a la compañera del peligris — Usted se ve muy hermosa Hinata-sama.

— G-gracias... — Respondió ella con un breve sonrojo. Aquello le causó una incomodidad a Kakashi, quien carraspeó.

— Bueno, ¿Ya avisaron los otros Kages cuando llegarán?

— Hai, la Mizukage informó que se encontró en el camino con Oonoki-sama y que llegaran juntos al anochecer. El Raikage avisó que está pronto a llegar, quizás en media hora más, mientras que el Kazekage debe llegar en cualquier momento. — Informó Kotetsu.

— Bien — Entonces estiró su brazo hacía Hinata, quien lo miró un poco sorprendida — Vamos, es nuestro primer evento público como esposos. — Sus ojos sonrieron mientras esperaba que ella tomara su brazo.

Luego de pensarlo unos segundos, ella asintió y tomó el brazo que Kakashi le ofrecía. Aquello fue inesperadamente reconfortante para Kakashi. Ese era el primer día en mucho tiempo que no se sentía presionado por el trabajo, quizás por ello le estaba resultando tan fascinante pasar su tiempo libre con aquella chica que se sonrojada con solo mirarla.

— Es cierto que te vez muy linda hoy. — Dijo sin apartar su mirada del horizonte, donde a lo lejos se empezó a ver a unas figuras avanzar.

— Gracias — Respondió un poco incómoda. En su interior había un gran debate, ¿Por qué Kakashi se había vuelto tan amable? ¿Debía decirle que sabía de su aventura? ¿Qué debía hacer? — Mmm... ¿Kakashi-san?

— Dime.

— No sea tan amable por favor.

Aquello hizo que Kakashi volteara a verla un poco sorprendido.

— ¿Por qué?

— Estoy muy contenta de que usted me permita ayudarle con los asuntos de la torre, y le prometo que haré un buen papel como su esposa ante la aldea y los invitados, pero por favor, cuando estemos solos no diga esas cosas, por favor.

Kakashi levantó una ceja.

— ¿Qué cosas?

— Cosas como que me veo linda — Desvió la mirada un poco avergonzada. — No es necesario.

— Claro que si. — Regresó su vista al frente.

— No diga cosas que no siente, sé que estamos casados pero eso no significa que seamos cercanos.

Aquello fue una cachetada con guante blanco para Kakashi.

— ¿Así es como te sientes con este matrimonio? ¿Por qué lo dices justo ahora? — Y señaló la comitiva del Kazekage que se acercaba a paso tranquilo a la entrada de Konoha. — Además, ¿Qué hay de las cenas? ¿Crees que seguimos siendo dos desconocidos?

Hinata pensó un momento qué responder. No quería comenzar una pelea en esos momentos.

— Solo digo que no debe obligarse a ser amable conmigo.

— Tienes razón en lo que dices, ninguno de los dos debería hacer nada que no quiera, no después de ya sabes, la boda... — Se encogió de hombros. — Por eso mismo te dije que te ves más que linda hoy. — Ella negó levemente con la cabeza, pero no dijo nada. Sin embargo Kakashi la vio de reojo. — ¿He hecho algo para que no me confíes en mí?

Ella abrió la boca para responder cuando de pronto una cabellera roja hizo una breve inclinación ante ellos.

— Hokage-sama, Hyuuga-san. — Gaara los saludó.

— Bienvenido a Konoha, Kazekage-sama — Saludó Hinata haciendo una reverencia.

— Han llegado a tiempo, Gaara — Comentó Kakashi mientras a su lado llegaban los hermanos del Kazekage. — En unos minutos debe estar por llegar el Raikage.

— Perdiste, así que paga. — Hinata escuchó que Temari decía aquello, mientras un malhumorado Kankuro le entregaba un pequeño saco con monedas.

— Estamos muy contentos de regresar a Konoha, sin embargo nos tocó una tormenta de arena mientras salíamos de los límites de Suna, el Raikage entenderá que lo saludemos en la posada — Dijo Gaara diplomáticamente.

Kakashi rascó su nuca con su mano libre.

— Claro, aunque esta vez debo decir que su hospedaje no será el mismo de siempre. — Miró a Hinata — ¿Podrías esperar al Raikage? Los acompañaré a casa.

— Claro. — Respondió ella y soltó a Kakashi.

— No es educado dejar a una dama esperando, mejor que nos lleve Hinata-san — Respondió Temari con una pequeña sonrisa.

— Supongo. — Asintió Kakashi. — Aunque me temo que mi casa no es tan grande, así que ustedes se hospedaran en el clan Nara.

Los ojos de la rubia se iluminaron.

— Perfecto, no cabe duda de que el matrimonio le ha sentado bien Kakashi-sama — Sonrió la rubia y marchó en dirección al bosque de los ciervos.

— ¿Mis guardias también? — Preguntó Gaara.

— No, para ellos condicionamos el dojo para que pudieran estar cerca — Comentó Hinata y sonrió, a lo que Gaara asintió complacido. Aquel gesto tan natural en su esposa dirigido al pelirrojo le causó una pequeña molestia, pero lo dejó pasar.

— ¿Y yo? — Preguntó el titiritero.

— Con Temari-san. — Comentó Kakashi.

— ¡Bah! Esos no comen carne. — Miró a Gaara. — Me quedaré con el Hokage para saludar al Raikage en tu nombre, Gaara, ve y descansa.

Gaara asintió y comenzó a caminar a un lado de la peliazul, seguidos por sus dos guardias personales.

— ¿Así que ahora el Hokage nos recibe en su casa? — Preguntó el moreno. — No recuerdo que ningún Hokage lo haya hecho.

— Bueno, creo que todos vivían en la torre, con excepción del cuarto Hokage — Kakashi se encogió de los hombros.

— Supongo que tener esposa hace menos solitario tu trabajo, ¿no? — El chico de Suna se recargó en la puerta de entrada.

— No ha sido un gran cambio pero es agradable que alguien te recuerde que aún hay vida después del trabajo. — El peligris contestó de manera casual.

— Tsk, nosotros le insistimos a Gaara de que debería salir con chicas, pasa demasiado tiempo solo encerrado en esa oficina. Un poco de compañía femenina le haría bien.

— Buena suerte.

Fue turno del Sabaku No para alzarse de hombros.

— Lo pensé desde que venimos a tu boda, Gaara es igual de solitario que cuando te conocimos, y verte casado le ha dado la idea al consejo de Suna de casar a Gaara. Así que no estaría mal que él tuviera un poco de iniciativa.

Kakashi metió las manos en los bolsillos de su pantalón y miró el cielo azul.

— Parece que ahí viene la comitiva del Raikage. — Comentó Kakashi sólo para cambiar de tema.

— ¿Entonces no puedo quedarme con ustedes? Será fastidioso estar en la misma casa que el novio de mi hermana.

— Puedes preguntarle a Hinata-chan, ella está organizando el hospedaje.

— De acuerdo. — Y Kankuro sonrió triunfante.

Esperaron a la comitiva, y marcharon de regreso a la casa del matrimonio Hatake. Kakashi envió un clon para que le avisara a Hinata que estaba a punto de llegar con el Raikage, sus guardias y Kankuro, cuando se encontró con una escena fuera de lo ordinario. En el jardín, Hinata hacía miles de reverencias mientras su rostro de pintaba de un rojo sobrehumano, y a su vez Gaara se levantaba del suelo con gran lentitud.

— ¿Qué sucedió? — Preguntó el clon de Kakashi con sorpresa.

Hinata no podía hablar de la vergüenza y Gaara parecía tampoco decir nada.

— Hinata-sama quiso mostrar su vivero al Kazekage, pero al abrir la puerta, un montón de grillos saltaron sobre el rostro de él pero entonces la arena salió disparada para detener a los insectos, pero estos saltaron y la arena salió dispersada por todos lados. — Relató Yuko, quien observaba la escena desde la puerta de madera que conectaba el jardín con la sala.

— Lo siento muchísimo — Decía Hinata mientras Gaara miraba hacia el vivero.

— Gusanos — Dijo Gaara. El clon, Hinata y Yuko lo miraron sin entender. — Tus plantas se han marchitado porque no tienes gusanos de tierra seca, estos ayudarán a fertilizar tus plantas medicinales.

La mirada de Hinata se iluminó.

— No había pensado en eso, le pediré a Shino que me ayude a conseguirlos.

Gaara asintió.

— El clan Aburame nos proporcionó un lote de esos insectos hace algunos años para las reservas del hospital, es una buena idea.

— Gracias, Gaara-san — Hinata le sonrió, pero lo más extraño fue que Gaara le regresó una pequeña sonrisa.

El pequeño malestar de Kakashi aumentó, pero esos momentos solo atinó a carraspear.

— Vine a informar que ya casi llega el Raikage.

Hinata lo miró y asintió.

— De acuerdo. — Cerró la puerta del vívero y le dio una mirada a Yuko. — Pide que arreglen la mesa para que Gaara-san y Raikage-sama coman.

— De inmediato — Y Yuko salió disparada en dirección a la cocina.

— ¿Nos complacerá con su presencia en la comida? — Preguntó Gaara.

Hinata iba a responder, cuando el clon de Kakashi llegó a su lado y rodeó sus hombros con un brazo.

— Nosotros comimos antes de que llegaran, pero sin duda estaremos ahí.

Hinata asintió un poco incómoda.

— Bien — Y el pelirrojo marchó para entrar a la casa.

— ¿Q-qué fue eso? — Preguntó la chica.

— Yo solo soy un clon — Y desapareció.

Hinata activó su Byakugan y vio que el verdadero Kakashi y el resto venían llegando, por lo que se dio prisa en llegar a la entrada.

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El día fue agotador pero para sorpresa de Kakashi todo estaba marchando bien. Hace un par de horas, Tenten se había presentado para informarle que los aplicadores del examen estaban listos y que a las 8 de la mañana comenzaría la prueba. Después Kakashi llamó a su líder de escuadrón para que le diera el reporte del estado de la seguridad en la aldea.

— Hokage-sama — Era Yugao. — Kame no pudo venir a entregar el informe por que hubo una pequeña pelea en un bar del centro. Nada de lo que alarmarse.

— Bien — Kakashi se sentó tras su escritorio. — El reporte.

— Encontramos rastros de dinamita cerca del lugar donde fue el epicentro del temblor, pero no hay evidencia de que la tierra fuera removida. Estamos investigando a los vendedores de explosivos en las aldeas periféricas. Las barreras de protección de la aldea se encuentran funcionando al 100 por ciento de su capacidad y ya han llegado todos los gennins extranjeros que presentarán el examen.

— Continúen rastreando el posible origen del temblor de ayer. — Kakashi miró el jardín por la ventana.

— Hai, Hokage-sama — Dio media vuelta para marcharse, cuando se pronto se detuvo.

— ¿Sucede algo?

— Creo que Hinata-sama sabe algo. — Respondió en voz casi inaudible.

Él la miró con el ceño fruncido.

— ¿Por qué lo crees?

— He sentido su byakugan seguirme desde que llegué.

Miles de cosas pasaron por la mente de Kakashi.

— Debe ser porque está alerta, tener a los cinco Kages reunidos en un solo sitio puede ser tentador para nuestros enemigos.

La mujer ANBU sonrió bajo su máscara.

— Hokage-sama es el ninja más hábil de la aldea, pero muy ingenuo para otras cosas. Quizás deberíamos...

— Sí — La cortó Kakashi, no quería hablar de esos temas en la casa que compartía con su esposa. — Es mejor que se acabe. Ahora, si no hay nada más, debo ir a cenar con los kages.

La ANBU asintió y desapareció en una voluta de humo.

Kakashi suspiró. ¿En qué momento se había metido en tantos problemas? Seguramente era el karma, pasó tantos años intentando alejar a las personas que ahora la vida se burlaba de él y usaba a mujeres hermosas para condenarlo... Tsunade le había hecho ver que estaba actuando mal y justo cuando empezaba a disfrutar de más tiempo con Hinata, ella le decía que no confiaba en él. Se dirigió al baño y cerró la puerta. Se contempló en el espejo por unos momentos. Su mirada se veía cansada... Aunque su cabello fuera de color plateado, le parecía empezar a ver algunos cabellos de color blanco.

Estaba envejeciendo. Luchar dos guerras ninjas, ver morir a todos sus amigos y a su sensei, vivir por la aldea e intentar criar como ninjas a tres niños problemáticos... todo eso le tomó una vida, una vida solitaria y en constante peligro. ¿Qué estaba haciendo? Ya no era un adolescente inseguro. Estaba de acuerdo en que ese compromiso había sido más una obligación que se autoimpuso para poder darle a Naruto la oportunidad de elegir a la persona con la que quisiera compartir su vida. Pero ahora que habían pasado algunos meses desde la boda, ver que alguien le esperaba en casa le hacía sentir distinto. Bien, aceptaba que no se había portado del todo bien con Hinata, pero nunca nadie le dijo cómo ser un buen esposo o qué sé esperaba de él, aunque sonara como una barata excusa.

Si lograba que las cosas con su esposa mejoraran... ¿Encontraría paz? ¿Era posible que un ser como Kakashi pudiera ser feliz y vivir tranquilo al lado de una mujer como Hinata?

Él tenía claro que no quería robarle su juventud a esa hermosa mujer, ella se merecía algo mejor, un hombre entero que la pusiera en el primer lugar de sus prioridades y que diera su vida por ella. Pero ya estaban casados aún cuando el matrimonio no hubiera sido consumado... ¿Acaso él podría ser ese hombre? ¿Debería ser ese hombre? No y no. Kakashi jamás podría volver a ser un hombre completo, él era un sobreviviente, lleno de heridas y destrozado por dentro... ¿Eso sería suficiente para ella? ¿Hinata podría ser feliz si un ser así la amara? Realmente no tenía nada que dar.

Lo intentaría.

Intentaría dar lo mejor de sí a esa pequeña mujer y si ella lo aceptaba, él quedaría satisfecho con ello. Pero si no, aunque su padre se opusiera, le daría el divorcio. Ella merecía ser feliz.

— ¿Kakashi-san? ¿Está bien? — La voz de ella lo sacó de su ensimismamiento

— Pasa— Dijo Kakashi mientras mojaba su rostro y cabello con agua.

— Pronto servirán la cena...— Titubeó y miraba a su alrededor como si buscará a alguien escondido en cualquier esquina.

— ¿Buscas algo?

Ella se sonrojó pero su semblante continuaba serio.

— No... bueno solo te avisaba que están todos en espera de ti...

Se dio la vuelta, pero entonces Hinata sintió que la jalaban del brazo y la empujaban contra la pared.

— ¿Kakashi-san? — Preguntó ella confundida mientras él le bloqueaba el paso apoyando sus manos a cada lado de su cabeza.

— No quiero que estés cerca del Kazekage.

— ¿De qué hablas? — Cada ve se sentía más confundida y nerviosa, el agua escurría por los mechones grises de Kakashi, mojando su playera negra.

— Eres mi esposa, no de él. — Y se bajó la máscara.

Hinata lo contempló muy sonrojada y olvidó el verdadero motivo por el que había ido a ver a Kakashi, esperaba encontrarlo in fraganti con su amante, no eso.

— ¿Q...qué...?

Pero él colocó un dedo en los labios de ella y se acercó lentamente.

— Hace mucho que quería hacer esto...

Con una de sus manos sujetó su nuca y la besó lentamente, sintiendo la suavidad de sus labios mientras el olor de su perfume lavanda lo embriagaba por completo. Acarició su largo cabello mientras la mordía para conseguir que ella abriera sus labios.

En cambio ella estaba abrumada por lo que estaba sucediendo, su rostro se tornó rojo y solo atinó a cerrar los ojos. ¿Qué le sucedía a Kakashi? ¿Por qué la estaba besando? De pronto un suspiro involuntario escapó de sus labios y él aprovechó para pegarse más a ella, reduciendo el poco espacio que los separaba, sintiendo los senos de ella ser aplastados contra su pecho. Aquello era la gloria para el Hokage, sentir el pequeño cuerpo de Hinata a su merced fue de lo más excitante.

Sin embargo para ella representó un conflicto. Las fuertes y varoniles manos que la acariciaban le estaban erizando la piel, la hacían sentir pequeñas descargas eléctricas que la recorrían por completo. Y sus besos... comenzó a sentir que sus piernas flaqueaban, era como si esos labios ya la conocieran y tocaban todos sus puntos sensibles. Todo estuvo nublado para ella hasta que sintió que una de las manos de él comenzaban a bajar, llegando hasta su cintura donde comenzó a intentar desatar el obi de su yukata, fue entonces que ella tuvo un momento de lucidez y alejó a Kakashi de un simple empujón.

— E...es ta-tarde — Murmuró mientras acomodaba su cabello sin levantar la vista. Kakashi continuaba sin su máscara y si era sincera, agradecía que la usara, no dejaría de desmayarse y tartamudear si su atractivo rostro la mirara todos los días...

— Pueden esperarnos un poco más... — Murmuró él mientras volvía a acercarse para besarla. Pero ella negó aún sin alzar su sonrojado rostro.

— P-por favor...

Kakashi suspiró.

— Bien... — Respondió mientras subía la máscara negra a su lugar habitual y sonrió complacido. Ella había correspondido a su besó, pero no solo eso, la sintió estremecerse ante su tacto... Tal vez, después de todo, si tenía una pequeña oportunidad...

Pero mientras ella salía del baño, solo pensaba en lo tonta que había sido. Kakashi tenía una amante y no entendía por qué la había besado. Pero ella no iba a prestarse a esos juegos. No iba a caer en las redes de un hombre que solo buscaba satisfacerse a sí mismo.

— ¿Hinata? — La llamó antes de que entrara al comedor, de donde provenía todo el ruido. Ella lo miró un poco menos sonrojada. — Mañana van a comenzar los exámenes y durarán un mes. Al terminar, me preguntaba si quisieras salir unos días.

Ella lo pensó unos minutos.

— Si Kakashi-san desea tomar una vacaciones, está bien.

— Creo que nos vendrían bien a los dos, luces un poco cansada últimamente y me estoy preocupando por ti — Ella se sonrojó y desvío la mirada. Un silencio incómodo los atrapó.

Pero antes de que él pudiera decir algo más, ella asintió en silencio y eso fue suficiente para Kakashi, quien se colocó la capa blanca que lo caracterizaba como Hokage y se dispuso a cenar con sus invitados.

Tal vez, las cosas podrían ser mejor para ellos dos.

Tal vez.

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