Capítulo 31: Hola, Alexa. Un gusto soy Casandra Capítulo final.
Capítulo 31: Hola, Alexa. Un gusto soy Casandra, pero puedes llamarme Cassie. Capítulo final.
30 de septiembre de 2017.
No soy una chica buena, no tengo autoridad moral, no hay principios o valores en mí, toda la vida me han subestimado y allí es donde radica el problema de muchas personas, cuando suponen conocerte y saber quién eres, eso ha ocasionado que muchas personas mueran por andar sacando conjeturas. Desde que me autoevalué no había principios morales que me rigieran o recuerdos dolorosos, buenos o malos, ya que ellos me los robaron.
Había visto tantas veces a la muerte que ella ya no me aterraba, muchos especialistas harían un análisis exhaustivo sobre mí, por no perdonar el pasado y seguir adelante, no quiero perdón, quiero venganza y no descansaré hasta obtenerla; mientras estoy sentada en la vieja bodega abandonada que usamos para atender algunos asuntos que implican sangre y sesos, me pregunto ¿Por qué tengo que ser yo la que tenga piedad con todos?, ¿Dónde estaba Dios cuando más lo necesitaba?, No le importo cuantas veces suplique, implore y llore, nadie nunca me escucho, ¿Por qué tengo que ser yo la que ahora escuche sus gritos y suplicas? Y dirán ¿Alexa porque lo haces? Razones suficientes tengo para hacerlo.
Y cuando la puerta de la vieja bodega se abre, ella no se sobresalta, no se aterra o huye, ella se queda y me enfrenta, porque después de meses de buscarla, de pedirle que se reuniera conmigo, por fin tengo a Cassie frente a mí, ella toma asiento e ignora todo lo demás, me cruzo de brazos, ambas nos observamos a los ojos en completo silencio.
Sus cambios físicos fueron bastante drásticos, según Wes ella tiene alrededor de veinte cirugías plásticas en todo su cuerpo, puedo verlo, sus senos son más grande de lo que recuerdo, su cintura es pequeña y sus caderas un poco anchas su cuerpo parece ser como un reloj de arena, sus labios son grandes, hinchados, rosados, su nariz es pequeña por la rinoplastia que se hizo en su rostro, también estoy segura de que se hizo una cirugía maxilofacial, sus cejas son pobladas y un poco gruesas que están perfectamente peinadas, al igual que su cabello estas son negras, me sorprende un poco cuando veo los tatuajes que cubren sus brazos. El dragón que tiene en el brazo derecho llama mi atención porque los ojos de aquel dragón tienen un ojo gris y el otro verde, parecido a los míos.
Eso me recuerda que a ella siempre le han gustado mis ojos, siempre se quedaba impresionada por su belleza, arrebatadora mirada, ella decía que tenía la mirada de un lobo a punto de atacar, su cabello es largo, su ropa es provocativa, me imagino que hay más tatuajes en otras partes de su cuerpo.
Ya no luce como una chica buena, no se ve inalcanzable, no se ve superior, odiosa y molesta, ella es distinta, libre y diferente, es como si a ella nada la atormentara, toda su vestimenta hace que luzca como una reina rebelde a segundos de causar una revolución, es como si ella hubiera podido continuar y yo no.
—Eres como el hielo, tu mirada no tiene ninguna emoción presente – susurra.
Y es cierto, mis ojos desde hace mucho tiempo dejaron de reflejar alguna emoción.
—El negro parece ser tu color favorito – vuelve a susurrar.
Nos vemos tan distintas, mientras yo uso un vestido negro manga larga, cuello alto, unas botas altas y medias veladas, ella usa un vestido corto que se ajusta a las curvas de su cuerpo operado. Somos diferentes, sin embargo, algo nos une y son nuestros objetivos. Ella extiende su mano hacia mí, la tomo, sus uñas son largas y están pintadas de rojo, mientras que las mías están pintadas de negro.
—Hola, señorita Wood, un gusto conocerla soy Casandra, perdón Cassie – dice con voz rasposa y aguda.
Le doy una pequeña sonrisa, después de tanto tiempo por fin te tengo frente a mí.
—Charlotte – digo su verdadero nombre, Charlie, nuestra Charlie esta frente a mí.
—Te ves muy distinta, prima – dice con una pequeña sonrisa amable – Wes me dijo que ahora eras castaña, no sabía que habías decidido volver al rubio – dice con pena.
—Es temporal – digo y uno de los hombres nos sirven vino – entonces, ¿Cuál es tu historia? – la cuestiono –, estoy aquí para escucharte.
Ella respira hondo y juega con su argolla de matrimonio.
—Todo comenzó desde el día que Richard Lee fijo los ojos en su sobrina de dieciocho años, luego siguió con mi trágico desenlace y como casi termino muriendo.
—Dime más.
—No fui responsable de nada de lo que paso esa noche. Hui porque me encontraba en peligro, un peligro que ni mi madre o la tía Clary podían protegerme.
—Sigue, no te quedes callada – la ánimo a hablar.
—Nunca las hubiera lastimado de ese modo, no éramos amigas, Alexa, pero tampoco enemigas como para joderte la vida de esa manera. A veces te despreciaba y envidiaba, porque a pesar de toda la oscuridad, siempre encontrabas la luz al final del arcoíris, a pesar de que la vida te tirara una y otra vez, te levantabas e ibas a enfrentarla, me costó mucho entender que ambas éramos víctimas de nuestros familiares.
—¿Por qué me lo dices ahora?, antes me ignorabas y hasta te burlabas de mí – digo mirando hacia otro lado. No puedo sostenerle la mirada.
—Lo siento.
—Eso no soluciona nada. Sigue hablando – le pido.
—Conocía de los maltratos físicos de Richard hacia ti, a veces sembraba cizaña en él para que te lastimara. Agradezco que él decidiera enviarte a esa clínica antes de hacerte pagar tus ofensas con tu propia sangre. Mi mamá abogó para que te enviaran a ese lugar, ella lo conoció y me dijo que era un paraíso, que allí iban a protegerte.
Mantengo mi mirada fría sobre ella, mientras pienso en mi tía, ella fue la única que intento protegerme, lamento mucho su triste desenlace.
—¿Te importaba? Es gracioso sabiendo que me tratabas como la mierda – recrimino – recuerdo que me hacías la vida imposible.
—Alexa, las dos estábamos en la mierda y ninguna era amable con la otra, tú también eras muy fría y distante conmigo y yo no tenía tiempo para tus cosas – dice con voz tranquila – deje que me envenenaran en tu contra, deje que la rabia y los celos deportivos me gobernaran, Alexa...
—No eras la única pasándola mal, me entregaste de nuevo a Richard, cuando iba a huir arruinaste todo, mientras tú te ibas y empezabas de nuevo, formaste una familia, estudiaste, vivas cómodamente. Mientras yo, me hundía, ¿es que tú eras la única con derecho a empezar de cero? – la cuestiono enojada –, me quede en esa casa, viviendo con aquel monstruo, tú eras la única que debía cerrar la puerta con seguro, no eras la única que temblaba de miedo, Charlie, pase meses sin hablar, no podía mantenerme de pie por las palizas, no podía buscar ayuda, entraba y salía tanto del hospital que mi registro médico, lo completan tres malditas carpetas maquilladas sobre lo que verdaderamente me sucedió, dime ¿a qué volviste?
—Alexa, era joven, tonta, estaba enojada, quería ser libre, ya no quería ser una muñeca, ya no quería esa vida.
Niega con la cabeza, ella quiere que la comprenda, sin embargo, no puedo, un sonido similar a un gruñido escapa de mis labios, quiero entenderla, quiero comprenderla, pero no puedo y eso la aflige un poco. Sé que ella estaba asustada, aquello no justifica su maltrato.
—Yo también era una niña – digo con voz dura y golpeando la mesa – una maldita niña que tuvo que creer a la fuerza, tú te enamoraste de aquel monstruo, disfrutaste de su dinero y el poder que te daba, mientras yo tenía que recordar cada noche que ese hijo de puta experimento conmigo y me convirtió en una sucia adicta, ¡mírame, bien! A mí me robaron la vida entera, ¡ellos me arruinaron! ¿Por qué debería tener piedad de ti? – la cuestiono con frialdad – dime, ¿Por qué no debo matarte?
—Somos familia – me recuerda.
—Yo no tengo familia – le aclaro –. Tú sabes muy bien lo que Richard hacía, eras su cómplice.
—Al...
—Tengo miedo de ir al médico, le perdí el respeto a todos los trabajadores de la salud, ni siquiera puedo ir con una terapeuta para sanar por completo. No digas que conoces de dolor y que tú y yo pasamos lo mismo, porque no es así.
—Lo siento – dice mirando hacia otro lado y seca las lágrimas de sus ojos de mala gana –. Alexa, Belén me envenenaba en tu contra, Andrew tampoco me ayudaba, en mi cabeza tú eras la villana.
—¿En serio? – la interrogo con incredulidad – no era yo la que juraba ser una buena chica, humanitaria a la que le encantaban hacer obras de caridad, no era yo la que le ayudaba a conseguir chicas a Richard en la casa hogar, orfanatos o fundaciones. No era yo la que les arruinaba la vida a esas niñas. Desde que me enteré de que estabas casada con Wes he pensado que él merece algo mejor.
Hago una mueca de asco, mientras hago lo posible por no vomitar, tengo que ser fuerte.
—No estoy aquí para que me juzgues.
—¡Por una vez en la vida saca tu cabeza de tu culo! Y entiende que eres una criminal, ¿Por qué lo hacías?, Dime la verdad.
—Todo empezó cuando comencé mi relación con Richard, lo amaba, nos amábamos, bueno eso creía – dice mirando a la mesa – quiero pedirte algo, si algo me sucede, ¿cuidaras de mi hijo?
—Tal vez – respondo – sigue hablando.
—Desde los quince años empecé a tener esa extraña atracción por Richard, era un juego sutil entre nosotros, pequeños coqueteos y palabras dulces, comencé a obsesionarme con él y como pude convencí a mis padres para que me enviaran a Portland a estudiar la universidad allí, ya tenía diecinueve años, no había impedimento legal.
—Pero si morales, era el esposo de la tía que jurabas amar.
—Eso lo sabía y en ese momento no me importaba, fingir que Baruc y yo éramos pareja fue la tapadera perfecta, a Baruc no le gustan las mujeres, sus problemas de identidad y de alejarse de su familia me ayudaron a empezar mi perversa relación con Richard. Richard me daba todo lo que mi madre no podía.
—Todo suena tan enfermizo.
—Lo fue. Nadie lo sabía, ni siquiera Belén que era mi mejor amiga y mi sombra – dice con una mueca – odiaba a Belén, era insoportable, jugaba a ser una santurrona cuando era una maldita zorra. Pero me la aguantaba por Richard y porque era la hermana de Baruc. Si ella se llegaba a enterar de que Richard y yo estábamos juntos, lo arruinaría todo.
Ella se queda pensando unos segundos.
—Me enamoré perdidamente de él y allí fue mi error, debía luchar por su amor a como diera lugar. He hice lo impensable.
—Él lo decidió todo por ti – digo cruzándome de brazos y recostándome en mi silla – como debías comportarte, estudiar, tu vestimenta.
—Exacto y en el momento que me entere de sus negocios sucios, comencé a trabajar para él, lo acompañaba a cada gala u organización benéfica que implicara niños, mujeres o adolescentes problemáticos, él decía una y otra vez, que era parte de la investigación y los avances de la compañía. No le prestaba atención a eso, eran personas sin importancia.
—Son a los que nadie extraña o sus gritos son silenciados a mitad de la noche.
—Exacto, todos confiaban en mí por mi proyección social y esas ganas de ayudar a los demás.
—¿Te sientes arrepentida? – pregunto, de esta pregunta depende que te mantenga respirando.
—Un poco – muy mala respuesta, Charlotte – ¿alguna vez te acerco al negocio?
—No, Richard no iba a arriesgarse que arruinara su vida, ya me hablaste de tu aberrante relación, ahora dime, ¿Qué paso esa noche?
—Richard comenzó a aburrirse de mí, cuando le exigía formalizar nuestra relación, él siempre me sacaba excusas, él prefería a la alcohólica de Clary, por Dios, ¿Cómo iba a preferir quedarse con ella y no conmigo? Era joven, hermosa y siempre estaba a su lado. Me enoje tanto esa noche cuando le exigí que me eligiera y se burló de mí, lo amenace con hablar y mostrar pruebas en su contra, Richard se burló y simplemente dijo "has tomado tu decisión" y se fue en mi contra.
—Aquí entra Andrew, él me contó que su padre le dijo a Hendrick que se deshiciera de mí, porque me había convertido en un peligro para la compañía.
—¿Andrew lo sabe?
—Sí, ¿Por qué crees que es adicto? Andrew, Roan y los amigos de este, eran fanáticos de usar esas drogas en chicas de primer año de la universidad – hago una mueca de asco – ninguna de ellas se atrevía a denunciarlos, ellos eran muy poderosos.
—Maldito seas, Andrew – digo mirando a Charlie – y tú también eres una maldita.
—Seguiré, intente buscar ayuda en el único chico que conocía y sabía solucionar los problemas de todos, Matt Keys, él se negó a ayudarme, entonces utilice a Andrew como espía porque él era la única persona que no me fallaba.
—Algo no me queda claro, ¿Por qué buscaste a Matt? Sabíamos muy bien que él no te iba a ayudar, que si él lo hacía arriesgarías su vida – elevo mi voz – eras tan maldita que querías arruinar su vida, ¿Por qué no buscaste a Belén o a Baruc? ¿Por qué a Matt?
—Porque tu novio sabe muy bien cómo resolver problemas – me recuerda – y me encontraba aterrada. Tampoco confió en los Griffin.
—Mm – es lo único que puedo gesticular.
—Andrew y yo ideamos un plan, no sabíamos cuando iba a suceder el atentado en mi contra, pero una parte de mí sabía que sería el día de la gala benéfica porque ellos insistieron en no llevarnos.
—Y así como lo previnieron, sucedió – digo mirando hacia otro lado, ella me mira y me da una mirada compasiva mientras me da una pequeña sonrisa triste.
—Por eso te insistí que te fueras de la casa.
—Podías advertirme.
Y siento una pulsada de culpa. Al pensar que puse a mis mejores amigas en peligro.
—Esa noche Andrew me ayudo a salir. Él dijo que volvería por ustedes, que lo principal era ponerme a salvo. Me enteré por el mismo Andrew que Brad y Matt te salvaron la vida. Matt había sido desterrado por nuestra familia, a pesar de todo volvió por ti; Andrew y yo tuvimos muchas dudas y vacíos sobre el ataque, ¿Por qué intentar asesinarlas a ustedes? Y ahora lo entiendo, ustedes son su única conexión con su negocio sucio – ella carraspea su garganta –. Andrew me saco de la casa, huimos juntos y luego conduje lejos de casa.
—¿Charlotte, quien era Cassie? – la cuestiono y sus ojos brillan con vergüenza.
—Ni idea – dice riéndose – Andrew me dio ese nombre, con la excusa que empezara de nuevo, no mentía, mi vida fue dura mientras me ocultaba. Lo importante era ser libre, ya no había abusos o maltratos, si no hubiera sido por Wes nunca hubiera sido nada, él ató los cabos que le faltaban entre nosotras dos, cuando supo que era prudente este encuentro lo organizo todo.
—Y para vengarte de Richard, volviste. Enamoraste a Liam y al ser la secretaria de presidencia tenías acceso a la información de mi padre, ¿Qué le quitaste?
—Nombre de los empleados de las diferentes áreas. Algunas ubicaciones de los centros de investigación, nombres de medicamentos producidos, su base de datos de clientes, socios y proveedores.
Dice y sacando un sobre amarillo y lo pone frente a mí.
—Esto te pertenece, ¿has conseguido información?
—Claro que sí, tengo los informes modificados y los originales, tengo documentos sobre uno de los medicamentos que ellos comenzaron a comercializar, los estados de cuenta e información legal.
—Hay una carpeta encriptada que tiene Clary como seguro de vida, por eso tus tíos no la han asesinado – dice y mirando a otro lado y me da una pequeña sonrisa e intenta bromear –. No fui yo la que hizo todo ese plan macabro para que la compañía perdiera el dinero de los alemanes.
—Tampoco yo – respondo tajante – alguien también ha movido los eslabones más débiles del castillo de naipes.
—Déjame seguir ayudando – me pide y niego con la cabeza.
—¿Crees que confió en ti? Intentaste vender la información y cuando casi pierdes la vida, pones a tu familia en riesgo, decidiste hablar conmigo, te mantengo con vida por Wes y Mike, pero un paso en falso y te mato. O mejor aún, te doy tu infierno personal.
—¿Y si decido volver?
—Vas a permanecer muerta, a nuestra familia no le interesa ver fantasmas por ahora.
—Creo en ti y gracias por escucharme.
—De nada. Cuida de tu hijo, espero te encargues que tu hijo tenga una buena vida.
—¿Cómo sabes que me he casado? – me pregunta mordisqueándose el labio.
—Nunca se me escapa nada, soy una mentirosa nata, Cassie, he sobrevivido los últimos años de mi vida a base de mis mentiras y engaños. La forma de tu muerte no me convenció, había tantos vacíos e interrogantes, ¿Por qué iban a secuestrarte? Cuando no eras nadie, tus padres no eran millonarios, no eran criminales o tenían negocios turbios, entonces lo entendí, todo esto – digo girando mi dedo – era por Richard, me puse a analizar el comportamiento de cada uno de los dos, esos toques discretos de sus dedos, la forma en que lo mirabas y es allí donde se encontraba la respuesta.
—No entiendo.
—Fácil, hay un viejo refrán que dice una mujer herida es mucho más peligrosa que cualquier hombre, mi padre se enteró de que eras tú y por eso quiso exterminarte, por eso el atentado. Pasaste de ser su perra favorita a su enemiga. Al principio pensé que estaba loca, pero cuando decidiste aparecer en Los Ángeles, confirmaste mis sospechas, estabas con vida.
—Eres...
—Una psicópata, solo un poco.
—Cassie, casi me engañas y te permito tener una buena vida.
—Te he subestimado, pensé que iba a encontrarme con una mujer que me daría otra oportunidad, ya entiendo por qué tienes a un Coleman detrás de ti, son iguales de maniáticos, calculadores y narcisistas. Nos vemos algún día.
—Nos vemos, algún día Cassie.
***
2 de octubre de 2017
Acomodo mis gafas no puedo creer que tenga que volver a usarlas, Matt dice que me veo sexy con ellas, Alaia dice que me veo muy bonita, los demás dicen que me veo muy bien, me siento rara teniendo que usar lentes y ruego que no sea permanente, es verdad no debí abusar tanto de las lentillas, aprendí mi error y este es mi castigo.
Ese hecho me tiene furiosa e irritable, gruño y de nuevo alzo la mirada hacia Hendrick, él muy maldito arrogante trajo prensa, a algunos políticos y personalidades de la industria farmacéutica aquí a escuchar su discurso de mierda, de verdad que hago mi mayor esfuerzo por no burlarme de él o ver mi celular, sacudo mi cabeza cuando me comienzo a mordisquear el labio inferior por los nervios que me ocasiona no estar con Alaia hoy en su competencia en su primera competencia, no estar con ella me tiene molesta.
Rápidamente reviso mi celular y leo el sencillo mensaje que me envío, Emily.
"Es momento de que ustedes vuelvan a estar unidas como el primer día" lo siento mucho, Alexa. Espero nos veamos pronto.
¿A qué se refiere esa mujer? ¿Por qué todos han decidido hablar en clave? Algo se encuentra pasando y solo Matt puede sacarme de mis dudas.
Respiro hondo y alzo la mirada mi tío me está señalando, es allí donde todo se viene abajo. La puerta del auditorio se abre y más de diez oficiales de policía entran al lugar, el primero en atenderlo es Baruc, después mi tío Ken y luego Rick, ellos comienzan a hablar con los oficiales.
—¡Eso no puede ser! – grita Baruc y es allí donde junto con Belén saltamos de nuestros asientos. La veo caminar con dificultad, su vientre se encuentra tan crecido que en cualquier momento puede dar a luz. Trago saliva, la ignoro y miro hacia otro lado, sigo caminando junto con Dalton.
Uno de los oficiales me dirige una pequeña, pero significativa mirada, Belén me ve un poco de fastidio ella lo primero que hizo fue criticarme cuando vio vestida completamente de negro como si me hubieran invitado a un funeral, mi tío Ken me toma del brazo, detiene mis pasos y me aleja de todos.
—¿Sabes algo de Gerald? – dice entregándome mi bolso que había dejado en mi silla – ya te he dicho una y mil veces que no dejes tus cosas tiradas, Alexa.
—Gracias – digo con voz afectada y carraspeo mi garganta – esta vez no tiene que ver conmigo – le digo dándole una pequeña sonrisa sin mostrarle los dientes.
—Déjame averiguar eso a mí, Alexan...
—Alexa, simplemente Alexa – le digo y seguimos caminando.
Cuando llegamos a donde se encuentran los oficiales, le están diciendo a Baruc que hay una orden de captura en contra de Hendrick, no le dicen quien la interpuso, tampoco le dan muchas explicaciones, Baruc amenaza con sus abogados y me encanta cuando uno de los oficiales usa la fuerza con él, es un buen momento para abuso policial, los hombres se abren paso, quito a Belén de su camino para que no la aplasten. El rostro de Hendrick cambia en cuestión de segundos, ya no hay superioridad en su mirada, ya no tengo que escuchar su arrogante voz o su suficiencia, ahora él parece ser una hormiga asustada, que pena con las hormigas por compararlas con este ser.
Cuando los oficiales le explican lo que está pasando, abro mi boca asombrada, el único apoyo que ofrece Baruc que es el único que se encuentra aquí, ya que Axel y Liam están en un viaje de negocios donde no llevaron a Belén y eso la tiene frustrada, ya que ella quería ir con ellos, me encojo de hombros, sigo viendo lo que pasa con mucha atención a una distancia prudente, mientras uno de los oficiales arresta mi tío, Ken que ahora habla con Rick que sostiene la mirada.
En ese cruce de miradas un escalofrío, me recorre, alejo mi mirada de la suya y lo ignoro, Ken me pide que vaya a descansar y le pide a Baruc que lleve a su hermana también a su casa por lo pálida que se encuentra, dice que mañana tendremos una reunión. Dalton y él se van a la estación de policía junto con mi tío, me quedo hablando con los miembros de la prensa, algunos invitados calmando sus habladurías y comentarios, cuando la mayoría de las personas se van me concentro en ver mi celular, Alaia se ganó su primera medalla y me la muestra con orgullo. Mi entras me subo al ascensor le contesto a Matt.
Alexa: Necesito ir de vacaciones, necesito tomarme unos días de descanso, ¿quieren venir de vacaciones conmigo?
Me mordisqueo el labio inferior.
Alexa: Debemos hablar, he tenido recuerdos confusos... Y tú eres el único que debes responderme esas preguntas.
Alexa: Por favor, estoy aquí porque quiero escucharte y hablar contigo, estoy dispuesta a escuchar tu versión.
Las puertas del ascensor se abren y salgo al primer piso, es la primera vez que esta compañía se encuentra tan silenciosa.
—¡Ale! – la voz de Alaia inunda el silencio del lugar y es allí donde lo noto – mira, gane.
Y esas dudas e incertidumbres que nacieron desde que la conocí inundan mi cabeza, esos recuerdos confusos que poco a poco se van aclarando en mi cabeza me paralizan en el suelo, trago saliva y mirándola con atención vuelvo a detallarla, su cabello no es rubio es castaño, miel un poco más claro que el mío, su nariz es pequeña como la mía, su sonrisa me recuerda a la mía cuando era una niña, sus ojos verdes tienen esa mezcla de gris igual a los míos, su piel es de ese color bronceada natural, no blanca pálida como la de Emily, al igual que yo, es alta para su edad, es demasiado inteligente para lo joven que es, también tiene un problema de la vista que parece ser hereditario y su sonrisa es un rayo de sol para mí, por fin entiendo la conexión entre nosotras, las palabras de Emily, me detengo de golpe en el suelo, no puedo seguir caminando, abro mucho mis ojos, es mía... Es nuestra.
Pero... ¿Por qué no recuerdo que ella es mía?
Y un recuerdo me eriza la piel.
Roan por favor... Aléjate de mí, por favor, hazlo por mi bebé.
Las drogas me entumecen y pensar que esas drogas puedan lastimar a mi bebé, hacen que llore desconsoladamente en aquella cama.
Me duele la cabeza, tengo recuerdos dispersos y borrosos en mi mente a pesar del mareo, corro hasta Alaia cuando un auto a máxima velocidad se detiene frente a las puertas del edificio, Matt y yo lo notamos, sin importarme mi seguridad o mi vida corro hasta donde se encuentra Alaia y la empujo con tanta fuerza que la tiro a otro lado en el pasillo, evitando que la lastimen, cuando me levanto para buscar mi arma, un disparo atraviesa mi cuerpo y el dolor ensordecedor que desciende por todo mi cuerpo me paraliza, otro disparo perfora mi piel y caigo al suelo de rodillas, estoy esperando el tercer impacto, pero este no llega, caigo de rodillas al suelo.
Mientras trago saliva en repetidas ocasiones y paso la lengua por mis labios resecos, mis manos están manchadas de sangre, siempre he odiado el rojo y hoy ese maldito color tiñe mis manos, las suaves caricias de alguien sobre mi rostro me trae a la realidad, lo escucho ladrar órdenes, aunque no pueda distinguir su voz me dice.
—No vas a morir, niña sucia, no te lo permito, joder. No cierres los ojos.
Presiono mi bolso con tanta fuerza que casi me rompo los dedos. Pensando que algo le pudo pasar a ella, que tal vez no pude protegerla como ella lo esperaba de mí.
Y es la voz de Matt que me trae al presente.
—Niña sucia, no nos dejes por favor.
Y mis ojos se cierran y siento paz a pesar del caos que hay a mi alrededor.
Agradecimiento: No sé cuantas veces he reescrito esta historia y por primera vez me siento satisfecha con ella, le di a Alexa, Matt y Alaia la historia que merecían tener desde un principio. Quiero agradecerles a todas ustedes por releer o ser nuevas leyendo esta historia, que me ha cautivado por completo.
Donde espero haber resolvió la mayoría de las preguntas inconclusas que han quedado desde la versión anterior. Les quiero informar que la idea es dividir la historia en dos, aquí en este mismo borrador estará la segunda parte.
Que se llamara el lazo que nos une.
Gracias por leer y nos leemos pronto.
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