Capítulo 2: preguntas y respuestas.
Hola, espero este capítulos les ayude aclarar muchas dudas o preguntas que tengan desde la primera parte, todos los domingos tratare de subir un nuevo capítulo.
Capítulo 2: preguntas y respuestas.
2 de noviembre de 2017.
Y se preguntaran como empezó toda esta mierda, ¿Cómo Matt y yo tuvimos una hija? ¿Cómo termine siendo parte de la vida de los Falcone? ¿Cómo he pasado por tanto y sigo viva?
Bueno... Hoy por fin responderé a sus dudas.
Todo empezó en una noche de fiesta en Londres, la verdad estaba enojada, había vivido uno de mis peores temores sentir que Richard volvía a arrebatarme la vida y tenía poder sobre mí, estaba en abstinencia, no total porque estaba fumando marihuana para relajarme y no tener necesidad de ir por aquella droga en particular. Mientras caminaba por el centro de Londres vi un grupo de periodistas fotografiando, fans pidiendo fotos y autógrafos a unos actores, me quedé sin aire al ver que él estaba allí, ya no era el mismo chico delgado que había conocido, ahora era todo un hombre, en ese preciso momento caí en cuenta porque era tan buen actor, él al igual que todos era un farsante. No mentiré, todas mis emociones se revolucionaron al encontrarme con él, verlo después de tres años me lleno de miedo, ansiedad y sin pensarlo tome la decisión de asesinarlo.
Fui a ese hotel con la posibilidad de acabar con su vida, no había razón lógica solo me dije ¿Por qué no mato a Matt? No tenía nada que perder. Cuando el juez me pregunte ¿señorita Wood porque decidió asesinar al señor Matt Keys? Lloraría y alegaría que fue en defensa propia. Ya había perdido la cuenta de la cantidad de personas a las que he lastimado en defensa propia y Matt no era la excepción a la regla, conseguir sus datos, enterarme donde se estaba hospedando fue fácil, atraerlo a mí también.
Matt no me reconocía, ese efecto era normal, eso mismo le paso a Clary cuando me vio el año pasado. Para no alargar la historia, no lo mate, no lo golpee o torture, termine teniendo sexo con él, mientras me susurraba al oído "siempre vuelves a mí, niña sucia" "siempre terminas volviendo a donde perteneces" esas simples palabras me sirvieron para huir, él no corrió tras de mí, tampoco me detuvo mientras huía al final solo me miro con una sonrisa de suficiencia mientras seguía acostado en la cama, tal vez él pensaba que volvería.
No lo hice, nunca volví.
Al parecer no debía confiar en que yo sagradamente estaba poniéndome la inyección, al final del día estaba en celibato por obligación. Tres meses después descubrí que estaba embarazada de Alaia, casi me vuelvo loca, quise deshacerme de ella, pero no pude hacerlo, sonare tonta, pero Alaia era esa pequeña luz al final de mi arcoíris para mí en ese momento. La idea de dar vida me hacía sentir bien, feliz, normal, humana.
A pesar de estar cagada del susto, sabía que Alaia iba a nacer. Cuando intente comunicarme con Matt me entere que él estaba saliendo con Emily, investigando me entere que ellos no tenían nada serio, que Emily siempre ha sido una chica inestable emocionalmente, problemática, se había escapado varias veces de su casa y al parecer por lo que investigue se emancipo de sus padres cuando tenía diecisiete años. No podía criticarla, al parecer ella era mucho mejor que yo.
El problema fue cuando Richard me pidió volver, estaba aterrada de que él se enterara de Alaia, estaba agradecida por no tener síntomas y tener un bebé silencioso, me aferraba a la idea de tenerla, la estúpida ecografía que miraba a escondida me recordaba que debía luchar. Aunque ignoraba mis alarmas sobre la seguridad de Alaia, decidí continuar.
Cuando paso aquel incidente, Clary se enteró que estaba en embarazo para ese tiempo ya tenía 6 meses. Aunque pensara que Clary era una tonta, patética no lo era, se enteró que tenía más semanas de las que había asegurado tener. Alaia estaba en peligro, aunque Clary y yo jamás hemos tenido una buena relación ella me guardo el secreto.
El peligro no era la Clary sobria, sino la Clary borracha que de vez en cuando se le escapan algunos secretos. Mi infierno comenzó cuando ella hablo con Belén y le comento que estaba embarazada. Ella fingiendo preocupación se lo comento a mi padre durante una cena de negocio, ya había estado en el infierno, pero nunca había tenido tanto tiempo por mi futuro como en ese momento, he hice lo mejor que sabia hacer huir de Richard, tenía que encontrar un lugar seguro para Alaia antes de que Richard asesinara a mi bebé. Decidí venderle el alma a los Falcone.
Mi hija iba a nacer de eso estaba segura. Le suplique a mi madrina que me encondiera en Los Ángeles en alguna de sus propiedades, mientras buscaba una solución a mis problemas, la única persona que podía ayudarme era Emily, pocas veces confío o creo en la buena fe de las personas, pero Emily me demostró que todavía hay personas buenas y se lo agradezco.
A la salida de un conocido bar aborde a Emily, decirle quien era yo y lo que necesitaba que ella hiciera por mí. Al enterarme que ella estaba embarazada quería enloquecer, sin embargo, ella me confirmo que el bebé no era de Matt, eso me dejaba aliviada. Todo parecía una locura, un poco conveniente para mí, me oculté y cuando nació Alaia se la di a Matt y a ella. Con él que no había tenido ningún contacto hasta ese momento.
El bebé de Emily había muerto, meses atrás. A pesar del dolor Emily recibió a Alaia como su hija y Matt nunca dudo de su paternidad, cuido, protegió y adoro a su hija hasta el día que se la robe. Respiro hondo y a pesar del temblor y entumecimiento de en mis piernas sigo patinando.
Luego de entregarles a mi hija tuve una recaída, no podía dejar de drogarme, llorar y sentirme culpable, cuando por fin pude volver a casa, comencé a vivir otro nivel de mi infierno personal. Richard me golpeo una y otra vez mientras me preguntaba por el bebé, les dije con una pequeña sonrisa en la cara que la había matado, al final eso era lo que ellos querían hacer. Richard me encerró en el sótano por tres días, donde solo bajaba para azotarme y gritarme que era una pecadora, cuando por fin logre salir de esa casa.
Algo en mí se rompió y por fin entendí que nunca fui una persona buena o convencional. También comprendí que mi madrina no hacia favores y menos gratis. Mi vida comenzó de nuevo en aquel bar donde esa noche conocí a un elegante hombre italiano que me proponía ser mi ángel de la guardia. Y Orazio Falcone, era la pieza perfecta que me faltaba para por fin adentrarnos al castillo de cartas.
***
3 de noviembre de 2017.
—Odette, ven conmigo – él abre su mano para que la tome, su voz se siente lejana – ven conmigo.
Abro mis ojos de golpe y rápidamente me pongo de pie, siento como si mi piel estuviera en llamas, caigo de rodillas al suelo, con la mano en mi pecho como puedo hago los ejercicios de respiración que aprendí en internet.
Me niego a volver a ir con un especialista y recurrir a la medicación. Luego de lo que pase con Samantha me aterra encontrarme con una persona igual que ella sin ética o criterio, por eso mientras estoy de rodillas en el suelo, intento controlar mi respiración agitada, cerrando los ojos con fuerza en búsqueda de paz desde que no estoy con Matt no he podido dormir con tranquilidad.
—No puedes acostumbrarte o adaptarte a él, para sentirte tranquila, Alexa. no puedes generar una dependencia hacia Matt – me pido mientras me arrastro por el suelo – debes aprender a tranquilizarte por tu cuenta.
Tengo que seguir viviendo a pesar de que él no se encuentre aquí, debo poder controlar mis miedos a pesar de que él ya no esté aquí para espantar a mis demonios, como puedo me pongo de pie a pesar de la debilidad de mis piernas, me levanto no miro al suelo, sino que con la cara en alto vuelvo acostarme en la cama.
Mis ojos se empañan de lágrimas al sentir aquella sensación común de asfixia, mi garganta quiero volver a cerrarse y llevarme allí de nuevo, pero no se lo permito me comienzo a distraer en otra cosa a pesar del temblor en mis dedos abro el Instagram que me cree y reviso su perfil, Matt lleva meses sin subir imágenes a su Instagram personal, antes no era muy activo en redes, ahora menos. Él siempre le ha gustado mantener su vida en privado.
Me muerdo el labio inferior cuando encuentro una foto nuestra, como siempre mi rostro se encuentra oculto, nos veíamos tan bien. Pensar en Matt tampoco me hace bien, imaginarme que él me odia hace que tenga nauseas. Tirando el celular a un lado, me levanto de la cama, tomando mis pantuflas y mi bata salgo de la habitación y bajo al primer piso, ignoro a Tessa que se encuentra leyendo y bebiendo chocolate caliente, voy hasta la cocina y busco la botella de vino que tengo escondida, junto con el cenicero y unos cigarrillos.
Me siento en una de las sillas del desayunador a fumar, mientras contemplo la imagen tranquila de Tessa mientras lee, perdiéndose en las letras y adentrándose con nuevos mundos. Doy una calada a mi cigarrillo y dejo salir el humo por la nariz.
—¿Te encuentras bien? – me pregunta un poco preocupada – es la quinta vez en la semana que te levantas a esta hora y te sientas allí a fumar o beber.
Que observadora eres Tessa.
—Parece que me espías – le respondo.
—No te espió, simplemente te entiendo. No es un secreto para ninguna de las dos que algo te atormenta.
Por primera vez veo el tatuaje en forma de código de barra que tiene en la parte trasera de su cuello, tatuaje que Azul, Aisha y yo tuvimos en su momento. Pensar en ellas hace que sienta un vacío en el estómago, solo Aisha sabe dónde me encuentro, a los demás decidí ocultarle mi paradero por la familiaridad que ellos tienen con Matt.
—A veces cuando llega la noche mis fantasmas a parecen en forma de persona y desean controlarme – le respondo, Tessa mejor que nadie sabe de lo que hablo –. Ellos quieren arrastrarme a un lugar oscuro donde no hay salida, no me gusta estar allí – una solitaria lagrima moja mi mejilla – se siente tan real el hedor, las quemaduras, las pesadillas, la paranoia, es como vivir ese infierno de nuevo, mi propia mente me jode y me destruye. A quien quiero mentirle, Alaia no se encuentra segura conmigo.
—Te entiendo, no recuerdo cuando fue la última vez que dormí toda la noche – comenta ella mirando el libro –, me siento inestable, inmoral y defectuosa. Ellos siempre se refirieron a nosotras como algo que debían curar. Éramos sus conejillos de indias.
Y me quedo en silencio, mientras fumo.
—¿Qué edad tenías cuando entraste a ese lugar? – la cuestiono.
—Doce, Alexa. Doce malditos años cuando mi hermana me vendió – menciona con asco – ¿tú? – pregunta con timidez.
—Yo tenía nueve años – le respondo sin mirarla a los ojos–. Cuando llegue era la más pequeña. Estuve allí tres años e irónicamente salimos de allí un catorce de febrero.
—Estuve un año allí, casi muero me había cortado ambas piernas cuando intente escapar, sin importar el dolor, el ardor corrí como si mi vida dependiera de eso, gracias a la vida que puso aquel chico en mi camino para que me salvara, salte a la parte trasera de su camioneta, recuerdo la mirada de su amigo al verme allí sentada, él no dijo nada, me puso unas mantas encima y comenzaron a conducir, estaba en muy mal estado, tenía sed y mucho hambre – dice sin mirarme a los ojos –. Tenía miedo, no tenía ni idea que mierda ellos mi aplicaron, pero por un momento al estar dentro de ese auto sentía paz. Le pedí a aquellos chicos que me dejaran en una casa frente al campo, allí conocía Dorothea, la cual me crio como si fuera su hija. No sabía cómo ser normal, Alexa, cada noche me atormenta la idea de esas chicas dentro de ese lugar, las preguntas que no tienen respuestas ¿Qué fue de mis compañeras? ¿Sobrevivieron? ¿murieron? ¿Dónde estaba Dios en ese momento? ¿merecíamos eso?
—¿Solo tenías a tu hermana? – comento y ella asiente con la cabeza.
—Sí, nunca la cuestione ella tenía necesidades, por eso tomo la decisión.
—Experimentaron contigo, Tessa, jugaron a ser los salvadores del mundo contigo – señalo –. Nos robaron la niñez, la inocencia, la posibilidad de tener una vida normal. No la comprendas, no hay necesidad alguna que justifique lo que ella te hizo.
—¿Tienes miedo de perder a Alaia? – me cuestiona cambiando de tema.
—No solo a perderla, sino a que la lastimen como lo hicieron conmigo, que alguien se atreva a robarle su tranquilidad, que por quererme joder a mí terminen perjudicándola a ella – digo mordiéndome el labio inferior con rabia.
—¿Qué harías si eso pasa? - su pregunta me toma por sorpresa y conozco la respuesta mejor que nadie.
—Me volvería el monstruo que ellos crearon – le respondo mirándola a los ojos – ya no habría parte humana en mí, destruiría al mundo entero por mi hija.
—Prácticamente ellos hicieron una máquina de matar – comenta con un poco de desacuerdo en su voz, le doy una pequeña sonrisa.
—Desde los trece años entendí que llorar no cambiaba nada, ni mis gritos, ni mi llanto mejoraban algo. Tenia que ser como ellos, fría, frívola, sin emociones, ser estratégica y fingir ser otra persona, debía ser esa mujer en la que ellos confiaran sus secretos, al mismo tiempo usar sus secretos, miedos y mentiras para salvar mi vida y la de mis seres queridos – le contesto mirando la etiqueta –. Entre en un juego peligroso donde he fingido ser un peón todo este tiempo, ese mismo juego me llevo a la vida de Dalton, a dejar a Alaia con su padre con la excusa de protegerla.
—Tenías que sobrevivir de alguna manera.
—¿Quieres escuchar esa historia? ¿Quieres conocer porque casi termino casada con el heredero de la mafia albanesa? – ella me mira con entusemos y anhelo.
—Llevo mucho tiempo queriendo saber, como lograste que Dalton cayera frente a los Falcone – dice con voz emocionada.
Esta noche vuelvo a tener veinte años, esta noche estoy en ese lugar de nuevo, recuerdos nuestro primer encuentro, era la tercera vez que realizaba un trabajo para Orazio, según las palabras de Orazio era fácil, muy fácil y que estaba acostumbrada a tratar hombres como él.
—Ya había trabajado antes para Orazio, me había acercado a algunos políticos, hombres poderosos, peligros y adinerados, Orazio pensó que sería fácil acercarme a Dalton, la primera vez que nos vimos fue el día de los enamorados, la segunda vez en una pelea que organizaron en las catatumbas, sus ojos estaban puestos en mí, él quería poseerme, podía leerlo, estaba curioso por mí, quería entenderme. Fue cuestión de tiempo para que se obsesionara conmigo, empezamos una relación peligrosa. Donde le permití humillarme de todas las maneras posibles – comienzo hablar mientras me sirvo otra copa de vino.
—Dios.
—Antes de empezar tengo que dejar claro que la forma de amar de Dalton era dolorosa, extraña y tenebrosa, se obsesiono conmigo, con el misterio que implicaba mi existencia en su vida, para él era un juego, un juguete que quería poseer, no era igual a las otras que hacían fila por estar en su cama, era ese rompecabezas que él quería encajar. Entre a su vida con una misión y la cumplí.
—¿Cómo llegaron a estar comprometidos? – me interroga – ¿Cómo lograste que Dalton cayera ante ti?
—Luego de seis meses de relación Dalton estaba perdidamente enamorado. Era demasiado fácil provocarlo o darle celos. Por eso cuando le puse la tonta condición de casarse conmigo, para que su familia dejara de tratare como una ramera, me cumplió el capricho, Dalton era un imbécil y estaba acostumbrado a subestimar a las mujeres de su entorno. Éramos solo vaginas con bocas – digo y ella hace una mueca –. Nunca sospecho de mí, me adentre a su negocio a su vida, porque confiaba en mí, aunque era una confianza extraña, siempre tenía sus ojos en mí y mis movimientos.
—Dalton era tan raro – dice ella – mi primer contacto con él fue lo peor que he vivido en mi vida.
Trago saliva, recordando como conocí a Tessa, pobre chica ha pasado, por tanto.
—Su familia era muy peligrosa, manejaban el trafico de armas y de personas en todo Albania, mi padre ya negociaba lo de los albaneses sobre la compra de chicas jóvenes para sus experimentos, según Dalton yo ya sabia como funcionaba el negocio, nunca vendí armas o personas. Me encargaba de otras negociaciones no tan grandes, empecé hacer que su dinero sucio circulara e invertirlo, mientras le informaba todo a los Falcone, la parte más difícil fue hacer que Dalton confiara en mí.
—¿Follaste con él? – me pregunta preocupada.
—Tengo mis técnicas para evitar que eso sucediera, al parecer Dalton quería esperarse hasta la boda para poseerme. Creo que en el fondo me odiaba porque lo hacía sentir débil. Dalton en ese año que estuvimos juntos me enseño el cielo y el infierno, nos atrapamos en una red donde lo único que podía sostenerla eran mis mentiras. Estar cerca de Richard y Dalton era asfixiante, enterarme de las cosas que hacían me provocaban nauseas. Pero no podía hacer nada, si hacia algún movimiento iba a delatarme. Sentía que el juego por fin estaba en mis manos.
—Hasta el día de la boda – comenta Tessa.
—Nunca pensé que las palabras de Orazio fueran tan literales, "nos vemos si sobrevives" fue un enfrentamiento entre los italianos, albaneses y fuerzas especiales, algunos miembros de familias de la mafia y el crimen organizado muriendo ese día. Ese día fue fatídico, todavía no entiendo como sigo con vida, Orazio se desquicio por completo y Dalton no iba a rendirse tan fácil.
—¿Quién se quedó con Dalton luego de huir? – me cuestiona aterrada-
—Orazio, dijo que ellos tenían un asunto personal que atender con él y que no le iba a dar la oportunidad a Dalton de liberarse de la muerte tan fácil – le contesto y pensar en eso hace que los latidos de mi corazón se aceleren.
—Orazio es un hombre muy raro – dice y sus mejillas se sonrojan y entrecierro mis ojos hacia ella –. Algo bueno debe haber en él.
—No tienes idea de lo que Orazio es capaz, detrás de esa cara bonita y esos buenos modales se esconde un monstruo – le recuerdo – te recomiendo no acercarte a él.
—Alexa, ¿Qué tienen que ver los Bianchi contigo? Alessio le grito a Koah la otra vez que te reuniste con uno de ellos, Orazio se molestó.
—Solo puedo darte una respuesta. Las familias como los Falcone y los Bianchi no se detienen ante nada, ni nadie, harían cualquier cosa con tal de prevalecer y seguir teniendo poder, lo único diferente en los Bianchi y los Falcone, es que la familia Bianchi todavía tiene humanidad y sabe cuando retirarse, los Falcone ya no tienen nada más que perder, la oscuridad ya los ha consumido por completo.
—Pero...
—Pero nada. Yo toque la oscuridad y hasta el día de hoy no puedo dormir más de cuatro horas al día.
—Solo seguías ordenes – me excusa – eres mejor que ellos, lo que haces, es por un bien común, no eres igual a ellos.
Me quedo pensando. Y recuerdo el mal estado en que conseguí a Dalton esa noche en aquella bodega abandonada, sus suplicas, sus peticiones de que lo matara, Dalton ya no podía soportar una tortura más impartida por Orazio, nunca había apretado un gatillo, jamás me había sentido con el derecho de quitarle la vida alguien hasta ese precioso momento. Bebiendo el contenido de mi copa digo.
—No me arrepiento de nada, Tessa – contesto luego de un rato de silencio.
—Yo tampoco – dice respirando hondo –, gracias, Alexa, gracias por salvarme.
—De nada – digo con voz conmovida y comienzo a caminar hacia el segundo piso – tengo que ir con ella.
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