Capítulo 18: Emboscada.
Capítulo 18: Emboscada.
Tenemos un lazo.
Recuerdo que la noche que me preguntaron por ti, negué todo.
Borre tu número.
Dije mentiras en tu nombre.
Guarde en mi memoria las cosas buenas que hicimos.
Las mentiras.
Las bromas.
Los mensajes que enviamos alguna vez.
Tampoco hable de las noches fuera de casa.
Escondí tus secretos, como si fueran míos.
Cuando la prensa me llamo, fui directo a ellos a decir mentiras.
No quería que juzgaran tu muerte y tu manera de amar.
Quería darte paz.
¿Lo he conseguido?
Vivo con aquella incertidumbre.
Remitente anónimo.
Alexa
15 de mayo de 2017
La llegada de Azul fue inesperada, no sorprendente, tarde o temprano sabíamos que ella se iría de Portland, es lo mejor para ella y nosotros, lo único extraño es el motivo por el que ella decidió mudarse. Brad nos dijo que el día de la exposición de arte intentaron raptar a Aaron. Azul estaba tan asustada, aterrada y pasmada que, por su seguridad, la de Aaron decidió hacerse cargo de la sede de la galería de arte que ellas tienen en New York. Socia acepto y ahora Azul había alquilado un piso para ella sola en un edificio cercano a la galería de arte.
Por eso hoy decidimos reunirnos a la hora del almuerzo, llevábamos mucho tiempo sin estar juntas las tres, la última vez fue en navidad, por esa razón a la hora del almuerzo las tres nos encontrábamos reunida a puertas cerradas en el taller de restauraciones de la galería de arte, ninguna de las tres sabia por dónde empezar a hablar o que tema abordar.
Dos de nosotras hemos recibido anónimos, dos de nosotras hemos sido acechadas y atacadas, bufo, lo único que pienso es que nuestros secretos se encuentran causando una catástrofe en nuestras vidas, Aisha es la primera en hablar tomando la vocería y nos dice.
—La semana pasada Alesso ejecuto tu plan en contra de Hendrick y encontró información interesante, parte de ella se la enviaron a Orazio, pero esto lo dejaron para ti – dice sacando de su bolso un sobre grande de color blanco – dentro de ella hay cuatro carpetas, la información es confidencial, privada y solo tú debes conocerla, por favor cuando decidas revisarlo, llámame.
—¿Qué es? – le pregunto tomando el sobre y guardándolo,
—Algo que tal vez cambie todo el rumbo de tus decisiones y te pido que seas prudente – me dice ella y observa a Azul que se muerde las uñas – ¿Por qué no vino Aaron contigo? – le indaga ella cambiando de tema – lo extraño, las fotos que Steve nos envía no son suficiente.
—Quedamos que por ahora viviría con su padre, tampoco insistí en traerlo. Seguiré cumpliendo mis obligaciones como madre a la distancia, también quedo de traerlo para que pase tiempo con sus tías.
—Comprensible, no es momento de poner a niños inocentes en peligro – digo antes de que ellas comiencen una discusión sobre que Azul debe buscar ayuda, sobre el rechazo que ella tiene hacia a Aaron –. Hablemos de las notas, no puedo creer que mi tío sea tan idiota de enviarnos notas a nosotras, como si fuera un adolescente traumado – comento luego de un rato en silencio –. Los últimos días las notas han sido escazas, aunque a Matt le enviaron tres notas mientras estábamos juntos, él me informo que una de ellas tenía una estética diferente a las que hemos recibido.
—Solo recibí una nota y un mensaje extraño a mi celular, eso fue cuando estaba en el aeropuerto camino a New York, donde me daba la bienvenida a la gran ciudad – comenta Azul y mira a Aisha – la única que no ha recibido una nota eres tú – la señala.
—Porque a Hendrick nunca le ha interesado poner en peligro a Aisha – les digo con obviedad – él sabe muy bien quien es Aisha en su vida, solo que ignora la realidad, lo mismo que hace Gerald con Matt.
—Y eso me importa muy poco – murmura ella – no me interesa su protección si él se atreve a joderlas a ustedes, es como si me hiciera daño a mí – manifiesta ella enojada mirando a un cuadro – ¿Qué lo aterra? – pregunta Aisha poco convencida –. Hicimos un pacto de silencio, fuimos obligadas a jurarle lealtad, nunca hablamos sobre Charlie o lo otro.
—Un terrible error de nuestra parte – se lamenta Azul.
—Hendrick le tiene miedo a la verdad, que nos revelemos y que hablemos – confieso –, que por primera vez decida hablar con la verdad, que ninguno de ellos tenga poder sobre mí, él tiene miedo de que deje de ser un peón en su juego de mentiras y engaños, les aterra que deje de ser una mentirosa para encubrirlos a todos ellos, que deje de hacerme la ciega, la sorda y la muda, ante sus injusticias, ellos temen a mi poder, las evidencias que he encontrado en su contra y mis acciones.
—Alexa, ¿hasta cuándo? – me cuestiona Azul preocupada - ¿hasta cuándo va a durar este juego? ¿hasta cuándo vamos a ser peones? – me interroga ella.
—Hasta que no quede nada, Azul. Hasta que todo arda y solo quedemos reducidos en cenizas – murmuro en voz baja – hasta que ellos sientan mi dolor, ira contenida y mi rabia.
—Tengo mucho miedo, en cómo vamos a terminar en esto – murmura Aisha – las venganzas nunca terminan bien – nos recuerda – siempre hay mucha sangre y muerte.
—Espero que la sangre y la muerte no venga de nosotras – digo con humor, pero ninguna de ellas se ríe.
—Cuando alguna de nosotras reciba una nota le va a avisar a la otra y tratemos de no estar solas – pide Azul, cortando el tema y asentimos con la cabeza – ya llego el domicilio – nos informa y se va por la comida.
Nos quedamos en silencio, sumergidas en nuestros pensamientos y observándolas piezas de arte deterioradas, destruidas que deberían ser restauradas pronto, ninguna dice una palabra, mientras esperamos que Azul traiga nuestros almuerzos. Aisha se queda pensativa y yo recibo un mensaje de voz de parte de Alaia del número de su abuela, lo reproduzco.
—Hola, Ale, ¿Qué haces? – me pregunta con voz cantarina y sonrió – Yo tengo diarrea, ¿quieres venir a visitarme? Bueno, para que me sienta mejor.
—¿Quién te vuelve más loca, el padre o la hija? – me cuestiona Aisha, abrazándome y la ignoro, le envió una nota de voz.
—Que mal, Alaia, me encuentro bien y hoy simplemente me encuentro con unas amigas, que mal que estes enferma.
Alaia reproduce mi audio, me quedo esperando por su respuesta, ella no me contesta nada y me aflijo un poco ¿será que ella le prohibió hablar conmigo?, jadeo ante el sonido de mi celular y Aisha maldice, bueno mi tono de celular es bastante raro parecido al de un campo de batalla, tono que Jeremy instalo y no he desinstalado, contesto a la llamada de Alaia y lo primero que escucho es su risita.
—Ale, es mucha mierda para mi pobre cuerpo – dice ella y Aisha se ríe, al igual que yo, Alaia a veces no tiene filtro – mi cuerpo es muy pequeño, Ale, ¿entiendes? – me pregunta exageradamente.
—Alaia, vas a estar bien – le informo - ¿comiste algo raro?
—Pizza – dice con pesar – la pizza no puede ser mala, Ale.
—Debió estar en mal estado.
—Umm, Ale, ven a mi casa – me pide con una vocecita que me derrite.
—Dios, esa niña te manipula – murmura Aisha, poniendo su cabeza sobre mi hombro.
—Iré, quiero cerciorarme de que te encuentras bien.
—Bueno, me voy la abu, necesita su celular.
—Nos vemos en la noche, adiós, Alaia.
Ella me lanza un beso, Alaia me ve como si fuera su mejor amiga, eso me hace sonreír como tonta, mientras Aisha me molesta constantemente sobre que soy la nueva mami de Alaia. Cuando Azul regresa nos sentamos a comer en silencio.
—¿Y cómo te fue en Bali? – pregunta Azul a Aisha, en busca de comenzar una nueva conversación.
—Horrible, Alesso esta cumpliendo su sentencia de hacer mi vida un infierno – contesta ella molesta – Alesso estuvo en Bali, junto con Carter, ocasionando que él y yo pelearíamos – me contengo de dar un comentario sobre el viejo sufriendo un infarto cuando se pelee con Alesso –, que decidió acompañarme, tampoco es que fuera a muchos lugares turísticos me la pase trabajando, no disfrutamos nada, estuvimos de un lado al otro con lo de la marca – comenta Aisha.
—¿Quieres que hable con él? – le pregunto ofreciéndome a frenar esta lucha de ego entre ellos – ya sé está poniendo pesado contigo y la idea de vengarse de ti – le digo preocupada – esta pasando los límites.
—Puedo defenderme sola, de todos modos, gracias.
—Es un modo muy amable de decirle metida a Alexa – murmura Azul con humor y la golpeo en el hombro – ¿Qué? Es la verdad. Tal vez a Aisha le parece muy interesante su guerra con Alesso.
—Cállate, Azul – le pide y sus labios flaquean como si fuera a sonreír – Alesso, solo me produce asco, fastidio y malestar de estómago.
—¿Esta vez no encontraste al amor de tu vida? – inquiero y ella me da una corta risa, Aisha siempre se enamora de un hombre nuevo en sus viajes.
—Sí, cuando Alesso y Carter por fin me dieron mi espacio en un bar cercano al hotel conocí a un barman precioso, con el cabello rizado, la piel bronceada, sus ojos azules me cautivaron por completo, ellos me llevaron al paraíso, en mi mente nos casábamos, hacíamos diez bebés y moríamos juntos tomados de la mano.
—¿Y Alesso permitía eso? ¿o lo mataba antes de la boda? – la interroga Azul y Aisha la obliga abrir la boca y le mete una cucharada de arroz en la boca.
—¿Al menos si era un veinteañero o ya era un viejo a punto de morir? – cuestiono y Azul, se ríe a carcajadas.
—Veo que las risas hoy son a mi costa, porque no hablamos de Matt – dice ella riéndose al ver desaparecer mi sonrisa – porque ahora, la señora no quiero hijos, juega a ser madre – dice riéndose y chocando los puños con Azul – y para aclarar no era un viejo como ustedes dicen, era un hombre joven, si fuera descarada o valiente hubiera hablado con él.
—Ibas con el vejete de Carter – le digo – y con Alesso siguiéndote el paso, lo último que podías hacer era hablar con otro hombre.
—Lo llevare siempre en mi memoria.
—Que intensa te pones, Aisha. Peor que Alexa jugando a ser mamá.
—¡Ay cállate! – le ordeno, riéndome y comiendo mi pollo agridulce.
—Desde Steve y Andrew, no he estado con otro hombre, mi vida sexual ya se traduce en ser usada por Andrew Lee cuando se encuentra deprimido – cuenta Azul.
—Es tan asqueroso y deprimente eso – digo cerrando los ojos – me da asco recordar que follaste con él, te dije que no follaras con él y te atreviste a ir tras él, eres muy terca Azul – me quejo.
—Escúchame – dice Aisha con seriedad – de las tres eres la más terca, Alexa, si alguien te dice a la derecha te atreves alegar e ir a la izquierda.
—No estábamos hablando de mí, hablamos de Azul – les recuerdo y ellas se ríen.
—Claro, ignoremos el hecho que pasaste días con Matt fingiendo que eran una pareja feliz – murmura Azul – y jugando a la familia feliz – nos recuerda.
—Y ahora he vuelto a mi realidad donde me encuentro comprometida con Liam y buscando casas para mudarnos próximamente, Matt es pasado.
—Matt nunca ha sido pasado – asegura Azul – siempre ha sido presente y futuro.
—Por favor, estamos hablando de ti – digo molesta mientras dejo mi plato a un lado.
—Alexa estas siendo una perra con nosotras – dice Azul presionando mis mejillas, como siempre hace cuando quiere molestarme.
—Alexa fingiendo que Matt no le importa y no la afecta desde tiempos inmemorables – me ataca Aisha.
—¿Qué te gusta de Andrew? – le pregunto a Azul, ella se queda pensativa por unos segundos.
—Que no me juzga o critica mis creencias o maternidad, no me exige ser perfecta o suficiente – comenta Azul – la profundad con la que habla y su compañía hace que me sienta cómoda, segura y valorada.
—Andrew es un adicto que no le interesa ser rescatado – le recuerda Aisha – ten cuidado.
—Cuando Aaron nació, pensé que Andrew era su padre – nos confiesa ella y jadeamos – ahora de esa idea no me queda nada. Aaron y Steve son parecidos en todos los sentidos de la palabra.
—Azul, ten cuidado, Andrew no le interesa ser rescatado o ayudado, la única que va a terminar sufriendo eres tú – le recuerdo – agradece que tu hijo es de un hombre bueno, que lo amaba y adora. Que cada día mejora para ser un mejor padre.
—Sí.
—Por favor no pongas tus sentimientos o emociones en Andrew – le pido – los hombres Lee solo saben romper corazones.
—Me gustaría ayudarlo – nos dice con sinceridad.
—Andrew no necesita tu ayuda, y si vas allí con esa idea él va a destruirte, Azul, consumir todo de ti hasta cansarte – le advierto.
—Él me da paz, a pesar de tener tanta mierda encima, Andrew me da paz, me hace sentir bien.
—Y te llena de drogas, Azul, por favor – le pide a Aisha – recapacita.
—Las entiendo y comprendo sus miedos, ahora escúchenme ustedes, desde Aaron, nuestra falta de conexión, el abandono de Steve, Andrew se volvió algo fundamental en mi vida, cuando pensé que perdía a Aaron el día exposición de la arte, él me dio la mano, me ayudo a encontrarlo, me tranquilizo, no me hizo sentir culpable, no me presiona para consumir, soy yo la que acepta las drogas – ella suspira y se queda en silencio con la mano en el pecho – no creo ser dependiente a Andrew, solo se volvió alguien importante en mi vida.
Ella respira hondo, Aisha solo la abraza y me muerdo la lengua para no decirle comentarios bordes o hirientes, estoy a nada de darle un golpe en la cabeza con mi botella de jugo y ayudarla a recapacitar, pero en vez de hacer eso, cuento hasta diez, tomo su mano y digo.
—Te entiendo – contesto con simpleza.
—Chicas ustedes se fueron, se niegan a volver a casa y las comprendo, no las juzgo nuestro infierno comenzó en Portland, después del nacimiento de Aaron me quede sola con muchas dudas, miedos e inseguridades que solo Andrew ha podido resolver, no me pidan que lo abandone, cuando lo he visto en sus peores momentos, él conoce mis miedos e inseguridades, jamás se ha atrevido a irse, sé que juntos somos destructivos, pero cuando estoy a su lado. No somos tan malos, el infierno se siente como el cielo.
Nos cuesta conectar nuestras palabras o pensamiento, después de lo que Azul nos dijo.
—Azul, lo que menos queríamos era dejarte sola – confieso.
—Ustedes también tienen su infierno personal, no podía pedirles que se quedaran – ella deja caer unas lágrimas – aunque a gritos les pedía que no me abandonaran – Y me siento culpable, me he concentrado tanto en hacer mi vida lejos de ese lugar que nos olvidamos de que Azul se quedó allí, viviendo con los recuerdos y fantasmas de esa noche.
—Lo siento, no volverá a pasar – le susurro, dándole la mano – te pido perdón.
—Fuimos egoísta y nosotras somos un equipo – recuerda Aisha – si no nos damos la mano entre nosotras. No habrá nadie que lo haga – tomo la mano derecha de Azul y Aisha su izquierda – somos una familia.
—Tengo miedo, de estarme fallando – murmura Azul – tengo miedo de no estar aprovechando mi segunda oportunidad.
—No, te encuentras haciéndolo excelente – le digo con orgullo –. No te preocupes todas tenemos las mismas dudas e inseguridades sobre el tema – le informo pasando mi brazo alrededor de su hombro.
—Y hoy es lunes, lo que menos quiero hablar es de fantasmas o fallas personales – le pide Aisha, poniendo su cabeza sobre su hombro – siempre juntas.
—Hasta la muerte – les informo – o hasta que Andrew te rompa el corazón, Carter muera de un infarto y Matt me mande a la mierda – les digo y levantamos nuestros vasos y brindamos. y Azul se ríe sorbiéndose la nariz.
—¿Cómo podemos ser tan exitosas en nuestra vida profesional y un desastre en nuestra vida personal? – nos cuestiona Azul entre risas.
—Es una bendición y una maldición – le contesto, ella me da un beso en la cabeza.
—Tengo miedo de perderlas – murmura Aisha – me aterra la idea de tener que despedirnos otra vez.
—No vamos a despedirnos de nuevo – digo con optimismo – vamos a estar juntas para siempre, tengo que disculparme con ustedes, por incluirlas en esto, por ponerlas en peligro y arruinar sus vidas, son libres de irse cuando lo deseen – les digo y ella comienzan a negar con la cabeza – no soy tonta, sé que lo único que las pone en peligro a ustedes soy yo.
—Deja de decir idioteces, esta mierda también es en contra de nosotras, ninguna va a alejarse o abandonar a la otra, estoy cansada que todos finjan y sigan haciendo su vida sin ningún problema, que no piensen por un segundo en el daño que nos han causado, es hora de que los culpables paguen y las victimas dejemos de culparnos o victimizarnos por su culpa – dice Azul molesta.
—Deja de pensar que todos necesitamos ser protegidos y no podemos defendernos solos, porque no es así, se egoísta con eso también, piensa en tu felicidad, deja de pensar que si eres feliz les fallas, porque ellos estarán realmente felices al enterarse que uno de ustedes lo obtuvo – me dice Aisha con impotencia – es nuestro momento de tener un "final feliz"
***
16 de mayo de 2017.
Azul, Aisha y yo decidimos venir a una librería, en busca de nuevas distracciones, hemos hecho pijamada, pintado juntas, leído, discutido, hablar de nuestras vidas, comer dulces y helados, todas esas actividades me han ayudado a sentirme animada, aunque también invitamos a Belén por un helado, aunque ella se hace rato se fue porque tenía asuntos por resolver sobre su boda, tampoco le insistimos en quedarse, entre menos tiempo pasemos con ella mejor.
Al entrar a la librería recuerdo que esta fue en la que estuvimos con Matt esa noche, trato de no pensar en Corina y que ya paso meses desde su muerte, me dedico a buscar libros para Alaia en la sección infantil, también escojo un libro sobre patinaje sobre hielo para ella. Ayer estuve hablando con mi antigua entrenadora, quedo de reunirse conmigo, Matt, Emily y Alaia el sábado que llega Matt, también estuve hablando con otras compañeras, para reunirnos y dictarle clases a Alaia. Alaia tiene potencial y voy a crear a una gran patinadora.
Invertiré todo mi dinero, tiempo en eso. Así no sea pareja de su padre, siempre estaré a su lado, para protegerla y brindarle mi amistad. Aunque me encantaría la idea que, si tengo un hijo alguna vez, estos la llamaran hermana mayor, me saco esa idea de mi cabeza rápidamente, me dedico a ver a Azul y Aisha discutir, mientras ellas van a la sección de libros espirituales.
Alejo mi mirada de ellas y me dedico a observar la estantería de libros de literatura juvenil, paso por los diferentes libros de mi interés, mientras busco un libro para Matt, quiero hacerle un regalo. Hacerle regalos es el único modo donde puedo expresar mis sentimientos sobre Matt. Mientras observo los libros, descarto los de romance, eróticos o romances trágicos. Recorro los pasillos llenos de libros de fantasía, tomo una saga completa, luego busco libros de suspenso para él y otros de misterio.
Mi celular suena y cuando lo saco del bolsillo de mi chaqueta bastante grande que me cubre gran parte de las manos, me sorprendo al encontrarme con una llamada entrante de Matt.
—Hace unos días estábamos juntos ¿y ya vuelves a llamarme? – cuestiono con humor – ¿puedes superarme? ¿o estas demasiado obsesionado conmigo?
—Ya te dije que estoy loco por ti – me dice y trago saliva – tampoco puedo permitir que te olvides de mí tan fácil, niña sucia, ¿estas con Liam? – me pregunta cambiando el tono de su voz.
—No, estoy en una librería comprando libros para Alaia y para ti.
—De verdad que vas a crear un monstruo de regalos caros y exigencias – murmura él – deja de darle regalos a Alaia – me implora – con el iPad es suficiente.
—Alaia es importante para mí, me interesa protegerla y también darle todos los regalos que pueda.
—Vas a ser una excelente madrastra – murmura y jadeo – cuando aceptes ser mi esposa, vas a ser una excelente madre para Alaia.
—Matt, de verdad que sabes cómo clavar en cuchillo en la yugular – digo con bochorno.
—Alexa, estoy loco por ti, no puedo dejar de pensar en ti, Alaia no me ayuda mucho, preguntándome por ti todos los días.
—Agradezco su interés en mí, más ahora que seré su entrenadora, es un bueno crear un lazo con la niña – digo con tranquilidad y él se ríe.
—¿En serio me acabas de decir eso? – dice asombrado – sonaste como una maldita niña pija dando las gracias.
—Soy una niña pija.
—No convencional – me recuerda – y no me hagas salir del tema, claro que es bueno que Alaia y tú se lleven bien, no porque vayas a entrenarla, sino porque cuando seas mi novia y la madre de sus hermanos ella va a sentirse cómoda de tenerte como una figura femenina en su vida.
—Matt – digo mordisqueándome el labio.
—No te muerdas el labio – me pide y alzo la mirada observo la cámara de seguridad – no tienes idea de lo que causas en mí cada vez que te muerdes el labio.
—¿Por qué me dices esto en estos momentos? – pregunto en un susurro.
—Es hoy o nunca, fue una suerte que respondieras a mi llamada.
—He estado ocupada.
—Deja de mentirte, por favor, deja de mentirnos.
—Matt...
—Te deseo, ya no quiero simples presiones de labios o mamadas, quiero estar dentro de ti, escuchándote gritar mi nombre, mientras te retuerces de placer y pides por más, despertar contigo, besarte todas las mañanas y ser solo tuyo.
—Voy a casarme – le recuerdo.
—¿Y eso qué? – pregunta.
—Me importa, Liam y al final él será el hombre con el cual despierte cada mañana.
—No sucederá, voy a impedir que eso pase, me enferma la idea de pensar que Liam te besa o te toca, ¿Quién te dijo que él era el hombre ideal? ¿Quién mierda te dijo eso? ¿Quién te hizo creer que Liam te conviene?
—Es...
—¿Liam, conoce tus miedos? ¿tus sueños? ¿tus manías? ¿él guardaría tus secretos como yo lo hago? – me cuestiona y trago saliva.
—Matt – murmuro en voz baja –, por favor, detente – le pido sintiendo como mis mejillas se calientan.
—No puedo, Alexa, ya perdí demasiado tiempo, me pido darte tu espacio, que todo vaya a tus tiempos, pero me desespera tu indecisión, ¿Dime que no sientes lo mismo? – me pide – ¿dime que has dejado de pensar en mí? grítame, dime que me odias, que te estresa que te llame y escriba. Deja de darme falsas esperanzas, dime que me vaya y lo hare – me dice con voz ahogada y desesperada.
—No quiero que te vayas – susurro abatida.
—¿Entonces dime que quieres que haga? ¿Qué sientes? – me suplica que le explique.
—No lo sé.
—Alexa, no eres una niña, dime que sientes por mí – me implora – quiero saber si esto vale la pena y debo seguir detrás de ti.
—Me gustas, te necesito, me haces sentir débil. Haría cualquier cosa por ti, Matt, quemaría el mundo por ti.
—Gracias – me dice agradecido y riéndose de mí – también quemaría el mundo y mataría por ti – me recuerda.
—Te compre libros – le digo con voz animada, tratando de olvidar sus palabras anteriores, el temblor en mis manos, las sensaciones que me causo y el nudo de mi garganta.
—Vamos a leerlos juntos, tengo que irme, en la noche te llamo.
—En la noche voy a estar ocupada.
—Nada de mentiras, vamos a hablar y debes enseñarme los libros que compraste para los dos.
—Como tú quieras – le contesto rindiéndome ante sus palabras.
—Hablamos luego – me dice – niña sucia.
Matt se despide y cuando cuelga, pongo el celular contra mi frente, respirando hondo, cierro mis manos en puños mientras maldigo en voz alta. No quiero más drama en mi vida, llevo mi mano derecha contra mi pecho, cuento hasta diez, mientras mi corazón late rápidamente, mi respiración se corta, mis manos tiemblan mientras sostengo mi canasta llena de libros con fuerza. Es verdad soy un desastre, Matt está lleno de vida, amor, amigos y una familia que a pesar de las mentiras lo aman, protegen y quieren lo mejor para él, no puedo ofrecerle eso a él, aunque quiera, no sé cómo hacer para mejorar y darle paz a Matt.
En busca de alivio sigo caminando con los pasillos de la librería, mis manos pican, tomando mi celular de nuevo, busco el nombre de Matt Keys, vuelvo a leer los comentarios de las personas sobre las fotos que nos tomaron a Matt y a mí juntos en Los Ángeles, hay muchos comentarios, teorías, rumores sobre la chica misteriosa con la que Matt Keys se encuentra saliendo. La verdad las personas tienen mucho tiempo libre para sacar rumores sobre nosotros.
Eso hace que me pique la nuca, no quiero ser reconocida tengo miedo de ser encontrada. Me aterra que alguien me descubra y ellos me cuestionen, respirando con profundidad una y otra vez, sigo revisando las estanterías de libros buscando uno de mi interés, leo algunas sinopsis, le envió fotos a Matt, él no me responde, guardo los nombres en nuestro chat, sigo caminando por la librería sumergida en mis pensamientos, me quedo paralizada cuando alguien se atraviesa en mi camino, me empuja desde atrás, sigo caminando, pero él se empeña en ponerme el pie ni siquiera se disculpa conmigo.
Me giro para encarar al responsable, al reconocerlo me paralizo, me quedo pasmada en mi lugar, lo único que puedo hacer es tragar saliva, siento como la bilis me sube por la garganta al reconocerlo, mis ojos se empañan, mis manos tiemblan, es aquí donde entiendo que mis mentiras poco a poco me atrapan, que mis engaños no pueden durar para siempre, él me observa sorprendido, lleno de sentimientos encontrados, me recorre con la mirada, observándome con lujuria, por instinto cubro mis senos cuando su mirada lasciva queda sobre ellos por demasiado tiempo.
Trago saliva y me gustaría por unos segundos no me hubiera reconocido, que fingiera demencia, negara que alguna vez él y yo nos conocimos, que me olvidara, pero no lo hace, ahora está frente a mí, burlándose, mirándome con orgullo, creyendo que soy vulnerable, que soy la misma niña a la que amenazo y abuso, me sorprende que por primera vez no quiera huir, no sienta miedo, sino una furia inimaginable recorrer mi cuerpo. Me canse de ser la presa, me canse de ser la que sufre.
—Alexa – dice en un susurro, mientras me sonríe.
—Roan – digo su nombre en un susurro ahogado.
—Alexa, Dios, le he preguntado a Andrew en repetidas ocasiones sobre ti – mis ojos siguen cristalinos por la explosión de emociones – él nunca me dio razones sobre ti, te extraño – me dice con coquetería, cuando intenta tocarme, sigo caminando por los pasillos, maldigo al quedar en un punto ciego, sin cámaras, donde él fácilmente me acorrala contra la pared, ignorando su mirada observo los libros de política, historia y ciencia – sigues siendo hermosa, siempre te dije que eras la estrella más brillante del firmamento y no mentía, me moría por saber de ti – confiesa – desde ese día que huiste y no volviste a llamar, hice todo lo posible por comunicarme contigo.
—La única llamada que recibí de tu parte fue para amenazarme, Roan – le recuerdo, cuando intento seguir mi camino, pasar de él se atraviesa en mi camino – déjame ir, no tengo nada que hablar contigo y no me interesa saber para que me buscabas – le digo con acidez.
—Como siempre tan dulce – me comenta con fastidio – estuve hablando con Belén, por ella me enteré de que estabas embarazada – susurra como si fuera su oscuro secreto y de verdad matare a Belén – ella me informo que el embarazo nunca se llevó a término, ¿no te sientes mal por haber asesinado a nuestro hijo? ¿No te duele andar fingiendo que eres inocente?, ¿no te da asco pasar el tiempo con una niña inocente y llenándola de tus ideales? ¿Matt lo sabe? Me imagino que se sentirá muy decepcionado de ti, cuando se entere que eres una asesina.
Por unos segundos me quedo sin aire y tal vez si estuvieran en mi lugar hubieran hecho esto o ponerse a llorar, me canse de llorar de ser una víctima, por eso le doy una bofetada a Roan, con la cara roja por la ira lo recrimino.
—Mi hijo – digo con ironía – ¿al menos tienes idea de lo que me hiciste esa noche? – pregunto con rabia – ¿alguna vez has pensado en cómo me sentía? – cuestiono – me viol...
—Yo no hice nada de eso, estabas muy dispuesta a todo esa noche.
—Te pedí que pararas, que te detuvieras, solo me inyectaste esa mierda y nunca escucharon mis suplicas – le recuerdo – me dejaste allí, tirada y humillada, eres dan despreciable y asqueroso de enviarle las grabaciones de esa noche a Matt, para amenazarlo, te odio, Roan – le digo con desprecio – me alegro de la muerte de tu madre, ella ya no esta en el mundo para amenazar a las chicas a las que lastimas o arreglar tu vida – digo y él me da un empujo contra la pared –, y que tu puta familia de mierda se haya ido a la quiebra. Ahora que te veo, luces patético, no entiendo como pude tenerte tanto miedo – digo y lo observo acariciar su mejilla con rabia – das asco.
—Alexa, bebé, hagamos las pases, ¿vamos por un trago y luego puedo comprarte drogas? – me dice y cuando intenta tomar mi mano lo empujo.
—Aléjate de mí, Roan – le pido con voz dura encarándolo, sigo caminando hacia atrás, hasta chocar mi espalda contra la pared. Italia tiene razón, los sobrevivientes tenemos que hacer lo que mejor sabemos hacer: engañar.
—No puedo dejar de pensar en ti – dice con una sonrisa coqueta, cuando intenta quitarme un mechón de cabello del rostro retrocedo - ¿ahora te haces la difícil? Antes eras más amable sonriente y complaciente – me recuerda con despotismo – vamos Alexa, vamos a mi casa – me propone – tengo lo que te gusta.
—Aléjate de mí, que esta vez no voy a responder de mis actos.
—¿Qué vas a hacerme? – pregunta él –. La puta es adicta que mami tenía que sacar de las fiestas, ahora cree que puede venir a jugar hacer una princesa, porque viste ropa costosa, deberías estar agradecida que puse mi polla dentro de ti – comenta con despotismo – no tendré dinero, pero tengo algo que tú jamás vas a recuperar y esa es mi dignidad. Alexa, vamos, recreemos los viejos tiempos, deja que te folle en la parte trasera de mi auto, ¿o necesitas de una cámara para excitarte? – me pregunta.
—Vete – le pido furiosa, él camina unos pasos adelante – aléjate, Roan – le pido otra vez irritada.
—Alexa, por favor, no juegues a la dama que no eres una, eres igual a todas esas chicas allá afuera, deseosas de mi verga, vamos, esta vez usare condón. No cometo el mismo error dos veces.
—Te advertí, que te fueras – es lo único que digo, él se burla de mí, comienza a balbucear, decirme una cantidad insana de groserías, abriendo mi bolso saco la navaja que Dalton me regalo, no la tomo con mi mano, cubro el mango de esta con la tela de la chaqueta con el fin de no dejar mis huellas sobre ella.
Roan me observa con nerviosismo y espanto al ver que paso el filo de la navaja por mi mano derecha, no hay margen de error en mis planes, recuerdo que Roan es zurdo, por eso tomo la navaja con la mano izquierda, jadeo ante el ardor que ocasiona la cortada sobre mi piel, señalo mi mano ensangrentada.
—¿Qué mierda te pasa? – me dice, comienzo a llorar, con una mirada aterrada, mis labios tiemblan, dejo caer la navaja al suelo, Roan con terror la toma – Alexa, detente – no puedo hablar, me cuesta formular palabras.
—Roan, por favor... detente, me iré contigo, pero no me lastimes – le suplico con voz ahogada – te pido por favor que me dejes en paz – le pido golpeando mi rostro con uno de los libros, cuando siento el sabor metálico de la sangre en mi boca, el dolor ensordecedor recorrer mi rostro, recuerdo que esto va a dejar marca, la verdad no me importa, observo como Roan me mira aterrado, no sonrió, me mantengo en mi papel, asustada, triste y alterada – ¡por favor! – grito, despeinando mi cabello, jalándolo y arrancándolo, Roan como el idiota que es con la navaja todavía en su mano izquierda, me arrincona contra la pared, Roan intenta poner sus asquerosas manos sobre mi boca para silenciarme.
—¡Alexa, cálmate! – me grita, él no mide la distancia entre la navaja y me brazo en el forcejeo, me corta el antebrazo, jadeo de dolor – maldita loca – me grita, comienzo a golpear su pecho – cálmate, maldita sea.
—¡Por favor, ayúdenme! – grito, con mi mano izquierda araño su rostro – por favor, ¡me están lastimando! – grito tan alto como puedo – lo empujo tan fuerte, alejando sus sucias manos de mi cuerpo.
—Alexa, cállate – me pide en un ruego y rasgando mi camisa de tiras, cuando me encorvo para rasgar mis medias carne, él intenta detenerme, pero es peor, cumplo mi cometido, él rasga mi muslo derecho con sus uñas, dejando mi ADN, en sus manos, grito por auxilio, Roan en la desesperación me abofetea y yo le doy un beso en los labios haciendo que mi labial se corra, le muerdo el labio inferior, él grita de dolor.
—¡Auxilio! – grito de nuevo y Roan me golpea contra la pared y vuelve abofetearme.
Grito por ayuda, me desespero al ver que las personas se tardan en llegar a nosotros, el pánico se apodera de mí. lo golpeo en constantes ocasiones. Roan para detener mis golpes, me empuja lanzándome al suelo, él se pone a horcajadas sobre mí, intentando someterme y silenciarme, el miedo, la zozobra se apodera de mí. Y grito con la misma fuerza que la primera vez que estuvimos solos, con tanta fuerza que desgarra mi garganta, las personas no se tardan en llegar entre ellas la dueña de la tienda que exige que llamen a la policía, Azul y Aisha llegan a mi lado, me encojo en el suelo, llorando, gritando, ellas se quedan pasmada al ver mi estado, ellas no les cuesta comprender lo que se encuentra pasando aquí. Roan todavía con la navaja en la mano, es sujetado por unos hombres cuando intenta escapar, su aspecto lo hace lucir como un completo culpable, no sé cómo hice para ingeniarme y desabrochar su correa, el botón de su pantalón, su camisa de vestir se encuentra arrugada, en su mejilla derecha tiene un pequeño hematoma, su labio inferior se encuentra roto.
Me dejo caer en el suelo, con las manos temblorosas, bajo la mirada y solo miro al suelo, el dolor comienza a expandirse por todo mi cuerpo, por los constantes golpes que Roan provoco para silenciarme, me encojo en el piso, comienzo a llorar de manera desconsolada, sostengo mis piernas. Observo mis pies moverse de un lado al otro, a lo lejos escucho a Aisha y Azul hablar por celular, la dueña de la tienda hacerme preguntas, preguntarme si necesito agua. No respondo, me quedo allí en el suelo conmocionada, perdida, sumergida en mis pensamientos y sangrando, pierdo la noción de todo lo que hacen o dicen, solo soy consciente que soy sacada de la librería junto con la policía, a lo lejos escucho como les dicen a mis acompañantes que pueden acompañarme.
Mientras me suben a una ambulancia, lo último que veo es la cara de Azul y Aisha preocupadas, les doy una pequeña sonrisa sin mostrarle mis dientes, como cuando éramos niñas, pongo mi índice en contra de mis labios. Mientras me hacen preguntas en la ambulancia, recuerdo que ya no soy la víctima, ni la presa, sino la dueña del juego.
Y no descansare hasta que todo quede reducido en cenizas y hoy puedo tachar a Roan en mi lista de enemigos.
Nota: Hola, me temo que debo decir y advertir sobre esto, Alexa y Matt no son personajes moralmente correctos o los que veremos tomar las mejores decisiones a lo largo de la historia, más en el caso de Alexa, que no conoce la palabra limites o detente, Alexa tiene un propósito y en un principio este propósito es quien la ha mantenido con vida durante tanto tiempo.
Aclaro, Alexa le gusta Matt y su modo de decirlo es incluyéndolo en su vida, en la de sus amigos, confiando en él y dándole regalos caros, jajaja en esta versión se entiende mucho más a Alexa y su posición, ella tiene miedo, porque sabe que se enfrenta a un problema mayor, un problema que existió en la versión anterior y ahora se explica mucho mejor.
Ahora con esto me despido.
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