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Capítulo 13: Los Falcone y una familia disfuncional.

Capítulo 13: Los Falcone y una familia disfuncional.

Alexa.

4 de mayo de 2017

Mi corazón late con fuerza por los rápidos movimientos del auto, mentalmente maldigo a Jace cuando el movimiento del auto causa que me golpee la cabeza contra la ventana del auto, cierro los ojos al sentir el dolor extenderse por toda mi cabeza. Y sé que debería estar cagada del miedo, pero en estos momentos lo único que siento es una ira inexplicable recorriéndome las venas.

—¡Que Dios te maldiga, Jace! – le grito cuando el auto se sigue moviendo con violencia causando que me golpee en repetidas ocasiones contra la puerta trasera del auto, Jace conduce con rapidez, su acompañante vuelve acomodar la mordaza contra mi boca.

Por encima de la mordaza le lanzo una cantidad insana de maldiciones y malas palabras, no detengo los movimiento de mis piernas sigo pateando su asiento, su amigo no puede controlarme, cada vez que intenta tocarme lo pateo, Jace y Drew me piden que me detenga, no hay poder humano que detenga mi furia. Porque es ahora en estos momentos que él decide volver y hacerme esto, cuando mi vida parece ir bien, ellos deciden ponerla boca a arriba.

De la rabia los sigo golpeando, mis movimientos provocan que Jace pierda el control de la camioneta.

—¿Quién diablos te envió Jace? – grito desconsolada y curiosa cuando logro bajar el pedazo de tela con mi lengua.

Él no responde y mirando hacia atrás observo las dos camionetas que nos siguen desde atrás y es verdad no quiero morir, no en estos momentos, no antes de ver a Matt, me siento demasiado humillada que los Coleman terminen conmigo, no quiero morir a mano de Jace, que vergüenza. No puedo permitirles que tengan control sobre mi vida y por eso hoy decido hacer lo que mejor se me da; y eso es mentir.

Y empujo con mi lengua la mordaza hasta bajar una parte de ella.

—Jace, detenten el auto, quien se encuentra siguiéndonos con esas camionetas es mi novio, sino me entregas – digo con voz ahogada, un grito de dolor se desprende de mi garganta cuando golpeo mi hombro contra el cristal de la ventana, maldigo y gimo del dolor – maldita sea, detente – digo con los ojos empañados en lágrimas por el dolor, Jace se encuentra con el rostro pálido y su mirada atenta en mí –, puedo darte un trato mejor – le ofrezco – debes ser consciente de tus actos y que ellos solo te usan, ellos saben que si me llegas a lastimar, serás hombre muerto y tu padre no hará nada por ti, no le importas, ¡Por una vez en la vida piensa y deja de hacer el trabajo por él! – exclamo estresada –, no le interesas – le pregunto consternada.

Jace siempre ha sido un cobarde, que siempre ha querido complacer los caprichos de Gerald, para ganarse su aprobación de mierda, sé que, si lo presiono un poco más, él va a hablar y va a contarme quien lo envió, él ya se encuentra cagado del susto por la persecución y mis palaras lo tienen incomodo y aterrado, puedo verlo en su lenguaje corporal, sus ojos se mueven de un lado al otro, sus manos tiemblan sobre el volante, maldice constantemente, él me da una ligera mirada.

—Jace soy la única que puede salvarte – digo con temor – hablar conmigo, es lo mejor que puedes hacer, juntos podremos salir de esto, te lo prometo – le pido con voz dulce, deteniendo el movimiento de mis piernas – por favor – le pido y muy en el fondo pienso ¿Qué se sentirá clavarle un cuchillo en el cuello y verlo morir?

—¡No! – me grita furioso –. No voy a caer en tus juegos mentales, esas mierdas no funcionan conmigo, maldita perra.

—Jace, estoy saliendo con Alesso Falcone – le informo y por unos segundo sus ojos se abren con asombro y puedo ver como su rostro queda completamente pálido en cuestión de segundos – y todos sabemos de lo que es capaz, Alesso Falcone, cuando tocan lo que le pertenece, entrégame ahora o eres hombre muerto.

—Alexa...

—Solo detén el auto y entrégame, son dos simples pasos que preservaran tu vida – le informo

—Alexa...

—Dime, ¿Quién te envió? – le pregunto de manera pausada y tranquila – confía en mi Jace.

—¡Hendrick me envío! – grita desesperado –. Él quería que te diera un escarmiento y que entendieras de una vez por toda que con él no se juega. Que debías entender una vez por toda, que no puedes poner en peligro a la familia por tu egoísmo – me dice con voz asustada.

Y él responde a mis sospechas que habían nacido desde el momento que me subieron al auto, no me sorprende, sé de lo que es capaz mi familia por preservar su patrimonio y su vida, tampoco soy tan tonta como para esperar empatía de algún miembro de esa familia.

Y al igual que ellos conozco muy bien el sentido de la frase el fin justifica los medios y Hendrick va a pagarme por esto.

—Detén el auto – le ordeno con voz dura – vamos a hacer un plan diferente, soy Alexa Wood, la única heredera de esa maldita familia, la única que puede pagarte lo que tu desees, Jace y quien puede salvar tu vida si así lo desea.

—Mi padre me dijo que no confiara en ti – dice aterrado como si fuera un niño esperando ser salvado por su padre.

—Cree en mí, que si quisiera matarte lo hubiera hecho hace siete años cuando apuñalaste a Matt o cuando intentaste abusar de mí en la fiesta de Brad, si siquiera hace mucho tiempo hubiera acabado contigo, pero no quiero hacerlo, no ahora – le contesto y sacudo la cabeza – hazlo que digo, antes de que nuestros destinos terminen en este preciso momento – lo amenazo – no me importa morir, yo ya estoy muerta – le recuerdo con voz irónica y rota –. Entrégame a los hombres de Alesso y mañana reúnete conmigo y dime todo lo que mi familia hablo contigo – le ordeno – y si no lo haces voy a cazarte y matarte.

—No eres como ellos, Alex, no eres capaz de matar a nadie.

—No me conoces – le respondo y observo como el auto pasa el límite de velocidad.

—Ellos querían que te convenciera de consumir, que te llevara al límite y decidieras volver a drogarte, para llevarte a juicio y declararte no acta para administrar la compañía.

—Para el auto, Jace y lánzame del auto, Drew – les ordeno y ellos obedecen.

Él hace lo que le pido, Jace se detiene unos segundos y sin ningún cuidado Drew me deja caer sobre la carretera, me quedo allí tirada acurrucada en el suelo esperando el momento preciso para levantarme, escucho como el auto arranca y ellos huyen. No pasa mucho tiempo cuando uno de los hombres de la camioneta se baja y con la palma de las manos abierta hacia ellos, las señalo para que se detengan y con una voz llena de agonía y les digo.

—Necesito comunicarme con Alesso – les pido y ellos asiente con la cabeza ayudándome a levantar del suelo, me siento un poco incomoda por su tacto, pero, sin embargo, no digo nada.

Uno de los hombres de Alesso me ayuda a subir a la camioneta, a lo lejos veo como una de las camionetas sigue a Jace y Drew su secuas, me vale mierda su seguridad, tal vez desde hace mucho tiempo tuve que haberme deshecho de él, pero hoy no puedo permitirme el placer de deshacerme de él, cuando la camioneta arranca y me recuesto en el asiento trasero, siento el dolor de los golpes desplazándose por todo mi cuerpo que se entumece del dolor, puedo jurar que los golpes de Jace contra mi espalda dejaran marca o daños severos, me cuesta respirar.

Cierro mis ojos por el dolor y cuando llegamos al edificio donde vive Alesso, entramos al estacionamiento subterráneo en completo silencio, ellos me explican que en el edificio solo hay tres apartamentos el de Alesso, Italia y otro inquilino, que aquí estaremos seguros. No pregunto por el otro inquilino tampoco me interesa, el hombre también me informa que hay llamado al médico de la familia para que me examinen asiento con la cabeza en silencio y con esa pequeña conversación subo al ascensor y marco el código de su piso.

Me quedo de pie en la mitad del ascensor, siendo fuerte, no me quejo del dolor, simplemente me quedo allí preguntándome ¿Quién le informo a Alesso lo sucedido? ¿será eso verdad que los Falcone tienen ojos en todos lados?

Mi boca se abre cuando las puertas del ascensor por fin se abren y veo a Aisha y Alesso juntos, este último se encuentra acariciándose la mejilla derecha con la mano izquierda, con su mano sostiene un arma y la apunta contra la frente de una Aisha furiosa, que alza la cabeza con orgullo, sin una pizca de miedo, Koah sé que encuentra allí con ellos se encuentra en el sofá bebiendo y mirando la escena como si fuera su show favorito, salgo del ascensor antes de que las puertas se cierren y Koah para aliviar la tensión dice.

—Apareció la reina del hielo, que a pesar de haber sido atacada esta noche sigue con una mirada cargada de frialdad, bienvenida a casa y disculpa la escena montada por Aisha y Alesso.

—¡Cállate, Koah! – le grita Alesso irritado, el comentario de Koah, camino rápidamente y me interpongo entre ellos dos, quedando en medio con el arma apuntándome solo a mí, si Alesso decidiera disparar con suerte la bala se quedaría incrustada en mi cerebro y no saldría con el fin de hacer un homicidio doble, aunque me parece mucho más emociónate llegar al infierno y decir que me mato un Falcone que decir que Jace me asesino. Alesso se demora en bajar su arma, Aisha jadea sorprendida al ver mi aspecto y mi decisión por defenderla.

—Mátame, no tengo mucho tiempo para tus niñerías – le digo enojada – a mi madrina le encantaría escuchar la patética razón por la que el inestable de su hijo asesino a su ahijada.

—A Italia no le hará mucho gusto eso.

—Guarda silencio, Koah – le pide Aisha enojada – todavía no entiendo como tu familia y nosotras podemos confiar en ti.

—Pues he hecho todo el puto trabajo sucio por ustedes – le responde enojado – y quítate, Alexa este problema no es tuyo, es entre ella y yo – dice señalando a Aisha con el dedo.

—Vas a tener que matarnos a ambas – le respondo enojada – porque sus problemas son míos – me señalo con dolor.

—¡Hazlo a Alessio, se valiente y mátame de una vez por toda! – grita furiosa Aisha, el dolor en mi espalda me dobla en el suelo, gimo de dolor, mis ojos se llenan de lágrimas, pero no me permito llorar.

—¡Ven lo que ocasionan! Van a matar a Alexa – grita Koah y esta vez no con voz cargada de humor y desinterés, sino con temor de perderme – Alexa, no es momento de fallecer, reina del hielo. Todavía no.

—¿Alexa? – me grita Aisha preocupada, ignorando a Koah – por Dios, estas sangrando, ¡haz algo! – le grita a Alesso.

—Vuelves a gritarme otra vez y te mato, maldita loca – le grita y Alesso por primera vez me toca y llevándome en sus brazos me sienta al lado de Koah en el sofá, Aisha que parece por fin estar calmada se sienta a mi lado, tomando mi mano, ellos me ponen en una posición cómoda donde el dolor no me afecte por completo.

—Tranquila, respira hondo, vas a estar bien, Alexa, estoy aquí – me dice Koah con voz de aliento.

—No estoy muriendo, Koah – digo con humor y observando a los otros dos señalo a Aisha – ¿Cómo se enteraron?

—Tamara llamo informando que te fuiste sin ella, que debía buscarte y cuando me la quité de encima le pedí ayuda a Alesso, ella andaba muy preguntona y curiosa, tuve que mentirle – le informa Aisha.

—Eres demasiado tonta – me acusa Alessio con aburrimiento –. Y tú ni siquiera podías proteger a tu amiga, lo único que hiciste fue correr a mis brazos para que solucionara tu vida otra vez – dice Alesso con soberbia –, porque te excita que los hombres te demuestren que pueden hacer todo lo que tú no te atreves, Aisha Cass – le dice Alesso y ambas giramos nuestros rostros para encararlo.

—Otra pelea – dice Koah con humor.

—Y los hombres como tú se sienten muy seguros, creyendo que las mujeres los necesitamos, no necesito ser rescatada, porque los hombres que me enviaste a seguirme fueron los que me ofrecieron su ayuda. Acepte tu ayuda por el simple hecho de que Jace es un peligro para a Alexa y nuestro trato fue claro. Hemos hecho demasiado por los Falcones, hemos arriesgado nuestras vidas por tu familia – le dice Aisha enojada y ofendida, cierro mis ojos por el dolor que me provocan mis heridas – no necesitamos un hombre que nos demuestre su poder para hacernos sentir seguras – le dice enojada.

—Nadie duda que son buenas mintiendo o sacando información, ¿pero lo demás? – cuestiona con voz tranquila –, siempre mientes, ustedes siempre lo hacen – dice señalándome – entonces, Alexa ¿Qué vas a hacer ahora? Porque al parecer no tienes nada bajo control y parece que tus subordinados se están rebelando en tu contra.

Me ataca y es mi momento de hablar.

—No es la primera vez que mi familia atenta en mi contra – le contesto encogiéndome con dolor de hombros – ellos caerán, Alesso, no tendré que hacer nada, solo sentarme a ver como su castillo de mentiras y engaños caen bajo mi supervisión, ellos no van a sobrevivir por mucho tiempo, sé que esto es abuso, pero quiero que tus hombres visiten la casa de Hendrick, le dejen un mensaje claro "esto es de parte los fantasmas que dejo en el pasado han vuelto y quieren venganza"

—No soy tu sicario personal – me recuerda él – te he hecho demasiados favores, Alexa.

—Hazlo, Hendrick va a hacerse en los pantalones si llega a verte – le pide Koah emocionado – esos malditos deben pagar.

—Escúchame, Falcone, soy tu aliada y soy fiel a ti, jure fidelidad a ti y a tu familia, por favor ayúdame – le suplico y Alesso rueda sus ojos, presiono mis manos en mi abdomen –. Alesso, voy a compensarte cada uno de tus favores, cuando esta mierda termine.

—Aleja a la perra de tu amiga de mí, antes de que la mate por sus insolencias – contesta con voz controlada.

—¿Qué quieres de ella? – pregunto con voz agitada, con el arma de Alesso todavía apuntando a Aisha – aparte de alejarla de ti.

—Que ella acepte cenar conmigo. Simplemente eso, si ella no hace eso no me encajare de tu tío y tú mejor que nadie deseas que Hendrick se orine en los pantalones.

Aisha se paraliza y su cuerpo se tensa, tomo su mano con fuerza, Alesso quiere castigarla por sus groserías, Aisha es el tipo de mujer que Alesso frecuenta, ella es hermosa, alta, esbelta, seductora, su piel morena la hace ver exótica, labios carnosos, mirada poderosa y las facciones de su rostro hacen que todos los hombres caigan en sus encanto.

El interés de Alesso en Aisha no es nada sano, Aisha es una bomba a punto de estallar, ella lo desprecia y Alesso no es un hombre paciente, tampoco es el tipo de hombre con el que Aisha suele relacionarse. Seamos sinceros dejarlos solos es una declaración de guerra entre ambos, estoy por responder, cuando ella se adelante.

—Acepto salir contigo – dice agobiada y rendida – solo si cumples tu palabra de que Hendrick sufra a manos de tus hombres – le pide ella y me paralizo por unos segundos. No quiero que Aisha tome esto personal, esto es mi problema no suyo, pero no puedo hacer nada, al parecer su odio por Hendrick es superior a sus convenciones morales.

—Me encargare de que suplique por mi piedad. Si eso deseas, eso hare – le contesta, dándose la vuelta y dejándonos con Koah en la sala.

—Tengo que llamar a Matt – digo asustada recordando a Matt, Aisha alza la mirada e ignorando el dolor le estiro la mano hacia ella, el medico me da una pequeña mirada mientras sutura la cortadura de mi barbilla.

—Voy – me entrega su celular y marco su número, él no se demora en contestar.

—Aisha, ¿paso algo? – me pregunta él preocupado y sonrió sin mostrar los dientes.

—Matt, soy yo. Alexa – le digo – mañana iré a tu casa, hoy voy debo quedarme con Aisha, Perdóname.

—Está bien, Alexa no tienes que disculparte, ¿te encuentras bien? – me pregunta y quisiera decirle que no e ignorando su pregunta respondo.

—Sí debo hacerlo, he llegado a tu vida a desorganizarla de nuevo y me disculpo por eso, Matt.

—Niña sucia, me gusta el desorden que traes a mi vida, confía en mí. Haría cualquier cosa por mantenerte segura a ti y a Alaia.

—¿Cualquier cosa? – pregunto curiosa.

—Sí – me responde seguro, trago saliva, tragando cada una de mis emociones.

—Nos vemos mañana, Matt Keys – le cuelgo y le entrego las notas a Aisha – la familia Lee, quiere volverme loca y eso haremos le daremos a una Alexa desquiciada – le comento – es momento de que empecemos a movernos lentamente hacia ellos.

—Llamare a Dalton y que nos informe que ha hablado con Baruc últimamente – me dice y dándome una pequeña sonrisa – deja que me encargue de los planes, tú ve y disfruta de Matt Keys.

—Tengo que encargarme de mi familia disfuncional – me quejo y ella niega con la cabeza.

—La parte sucia de esto la debe hacer Alesso, por eso nos aliamos con ellos, para que ninguna de las dos tuviéramos que ensuciarnos las manos.

—Aisha...

—Ve y disfruta de Matt, te lo mereces.

—Nunca pensé que me lanzarías a los brazos de Matt.

—Debo hacerlo, él tal vez te haga bien y no olvides jamás que Charlie murió, vimos su cuerpo calcinado, vimos cada uno de los vídeos donde fue torturada, ella no pudo sobrevivir a aquellos horrores. Ve, disfruta de tu actor porno. No puedes protegernos a todos toda la vida.

—Aisha, no quiero que Matt me vea así.

—Algo voy a hacer con ese rostro.

***

—Gracias por recibirnos en tu hogar, Tamara – le dice Aisha, mientras Tamara nos ve asombrada, sin hacer ninguna pregunta.

—No sé si te importa, pero estoy bien – le digo y ella respira hondo.

—Me importa mucho saber sobre ti y comprender también quien es mi amiga – dice herida – porque a veces simplemente te desconozco, eres una farsante.

—Hablaremos luego – se despide Aisha cortando las palabras de Tamara, nos despedimos de Tamara y al entrar la habitación de invitados, tomando el celular de Aisha, marco su número.

—Sigo viva, todavía no logras deshacerte de mí.

—Gracias a Dios, te encuentras bien, banco personal, es momento que yo también juegue mis cartas contra los Lee, es hora de que empieces hacer que su castillo de gloria, ego y soberbia caiga a sus pies

—Todavía no es tiempo que vuelvas, por un tiempo no vamos a comunicarnos, de ahora en adelante lo que necesites con Tessa y sé prudente con tus actos y cuídate.

—Lo mismo, Alexa – me dice y me cuelga.

Aisha se cuesta a mi lado, ambas nos tomamos de las manos como cuando éramos unas niñas. Y tomando el celular que Koah me dio con mi información y carraspeándome la garganta, llamo a Liam que no se tarda en responderme.

—No... puedo continuar – le digo con voz agitada y ronca, comienzo a llorar de manera desconsolada.

—¿Alexa que sucede? Sabes que puedes hablar conmigo – me dice con voz amable y conciliadora.

—Me encontré con Jace, todo se salió de control, Liam, tengo miedo, no he podido dejar de caminar de un lado al otro, me pican las manos, me encuentro sudando y tengo los labios resecos, estoy luchando contra mis vicios y adicciones, quiero volver a consumir – exclamo agitada.

—Alexa... Voy a ir contigo, cariño, si quieres puedo buscar algunas sustancias blandas para que te sientas mejor.

—Eso es lo que menos quiero, Liam, no puedo dejar de pensar en Charlie, siento que me estoy volviendo loca – le comento, llorando – me siento débil, vulnerable... No puedo con todo y ni con el mundo.

—¿Vas a fallarnos? – pregunta preocupado.

—No lo sé Liam, eso es lo que menos deseo, estoy pensando en aceptar tu trato y dejar todo a manos tuyas.

—Cariño, ¿dime donde estas? – me pide él, cierro y hablo los ojos.

—No puedo decirte, te quiero. Liam y perdóname, lo que menos quiero es fallarte y fallarnos – le digo y le cuelgo, los hombres de Alesso encontraron mi celular y me lo entregaron antes de irme de la casa de Alesso.

—Eres muy buena mentirosa. Es asombroso escucharte decir tantas mentiras en tan pocas horas – dice Aisha sorprendida.

—Liam va a informarle a todos sobre mi estado y yo fingiré frente estar descontrolada, deseosa por consumir – le comento – y es allí donde ellos creerán que todo se encuentra perfecto.

—Como siempre lo has hecho, vamos acuéstate y llora un poco.

—No. Llorar no va a solucionar nada, Aisha, no va a relajarme o hacerme sentir mejor, quiero dormir – le digo cerrando los ojos – es el único lugar donde no hay pensamientos o dolor.

—Los medicamentos para el dolor que te dieron deben tenerte soñolienta.

—Aisha, si algún día por desgracia vuelvo a caer en esa mierda, mátame, no merezco una vida así, simplemente dile a Alesso que me mate – le pido y ella me abraza, me arrulla y me canta como cuando éramos niñas.

—No voy a permitir que vuelvas a ese pozo sin fondo.

***

—Esto es raro – murmura Jace sentándose en la gradería y me observa patinar, a pesar del dolor patino con dificultad.

—¿Qué es raro? – le pregunto con tranquilidad, mientras sigo patinando en la pista de hielo privada que alquile para reunirme con él y luego con Matt.

—No soy una persona grata para ti, cuando eras adolescente te lastime y ahora quieres salvarme, ¿Por qué? – me cuestiona confundido.

Me quedo en silencio y sigo patinando, ser imprudente e impulsiva no me llevara a nada, actuó con frialdad y tranquilidad a pesar de que por dentro quiera cortarle el cuello con la cuchilla de mis patines. Tengo que fingir hasta el final, le doy una pequeña sonrisa a Jace y le digo.

—No soy una persona rencorosa, Dios me enseño del perdón y seamos sinceros tu vida ya es demasiado castigo

—¿Mi vida es un castigo? – me cuestiona ofendido y por fin sonrió con ironía – son palabras fuertes viniendo de una adicta.

—Que tu sigas en el pozo, vendiéndote por unos cuantos dólares, haciéndole daño a personas inocentes con tal de sentirte hombre y tener un poco de aceptación de su padre, te duele que Matt haya conseguido cada uno de sus propósitos, que sea exitoso, millonario y carismático, que ya no te necesite de ti o de tu familia, odias la idea de que él haya salido de ese pozo sin fondo de ser el hijo de Gerald. De ese pozo donde tu jamás vas a lograr salir. Siempre envidiaste a Matt y te mata la idea de darte cuenta de que a ese chico que humillaste y juraste que no lograría nada, es mejor que tú y te arde ver hasta donde ha llegado. El karma es impresionante.

A Jace no le asombra la acidez de mis palabras, con los años he suavizado mis ataques de ira, puedo decir que en estos momentos puedo controlarme a pesar del desprecio que le tenga a las personas, por eso en el momento que clavo mi mirada en Jace lo observo balbucear palabras sin sentido, porque él no tiene idea que responderme en estos momentos, continuo con mi rutina de patinaje, bailo, hago pequeñas acrobacias y volteretas, hago tres giros dobles en el aire, al final alzo mi pierna derecha hasta la altura de mi cabeza mientras patino hacia atrás, Jace no quita sus ojos de mí me mira con atención, ruedo mis ojos, sigo caminado sobre el hielo y luego giro, no digo nada solo ignoro a Jace, cuando me acerco al borde que separa la gradería de la pista de patinaje le digo con una pequeña sonrisa que es antinatural para él.

—Escúchame bien, soy tu salvación o tu perdición, tú decides si quieres que sea tu enemiga o aliada, por eso quiero advertirte que no vuelvas a intentar levantarme la mano, ya no soy la misma niña a la que podías maltratar, ya no soy débil, tócame de nuevo y te aplastare, vete y corre a buscar la protección de tu padre.

Él se levanta de la gradería y huye, a pesar del dolor físico sigo patinando y haciendo una pequeña rutina, Matt no se tarda en llegar, lo veo ponerse los patines que he pedido para él, como puedo reproduzco una canción y patino hasta él, Matt jadea asombrado al ver los moretones e hinchazón en mi rostro que el maquillaje no oculta por completo, antes de que Matt pueda reclamarme o reprocharme lo beso como si él fuera mío o me pertenecería por completo, lo beso con necesidad, deseo y tal vez porque lo extrañaba, Matt pone sus manos en mi espalda baja y me presiona a su cuerpo con posesividad, nuestro beso no es dulce, no es corto, es largo, es un beso que nos deja salir nuestros miedos y temores.

—Patina conmigo – le pido cuando él rompe el beso – patina y dime tus miedos.

Matt hace eso, comenzamos a patinar juntos y replicamos una de mis viejas rutinas, él me toma con delicadeza mientras nos movemos con agilidad por toda la pista de patinaje, Matt es muy buen patinador porque tuvo la mejor maestra y esa fui yo, ambos nos reímos un poco, nos relajamos, mientras nuestros cuerpos se mueven al compás de la música, Matt me suelta y me permite patinar sola, dejando que me luzca y el reflector sea mío, como lo fue hace muchos años, porque de esa chica que patinaba y competía con felicidad no queda más que una sombra.

Pequeñas lágrimas salen de mis ojos mientras doy vueltas en el aire, cuando vuelvo a quedar sobre el hielo dejo salir un grito de dolor de mi boca. Por un momento cierro los ojos y comienzo a fantasear con una vida normal, sin dolor, sin miedo y sin rencores, donde no tenga que sacrificar mi vida por salvar la compañía familiar y mi vida, quisiera ser como esas chicas que solo se deben preocupar por pagar la renta, estudiar, trabajar y tener citas. Desprecio ser esa chica que debe luchar por sobrevivir.

No me siento fuerte, aunque me cueste admitirlo es verdad soy débil, estoy perdida y sola, no tengo una familia que me quiera, mi prometido es despreciable y las personas a mi alrededor me ahogan o saturan por información o que cumpla mis promesas, todos esperan que haga algo, evite o cambie el destino de las cosas a veces siento que no puedo más, salto sorprendida al sentir el contacto de Matt contra mi cuerpo, él me abraza con fuerza y es allí en sus brazos que todo parece mejorar, porque Matt no espera que sea fuerte o valiente, él solo quiero verme bien en pocas palabras sana y relajada, él no tiene sus esperanzas en mí.

—Déjame sostener tu dolor, Alexa, permíteme que me lleve el dolor que habita en tu interior – me dice mientras me presiona con fuerza contra su cuerpo.

—No puedo.

—Permíteme destruir a quien te a lastimado y te ha hecho esto – me dice con voz dura, presiono mi rostro sobre la tela de su camiseta blanca – déjame entrar en tu vida, Alexa, no te miento, soy tu aliado.

—No quiero que juegues a ser un príncipe encantador – le pido – en mi experiencia los héroes siempre mueren, no quiero que te lastimen por mi culpa – digo alzando la mirada y acariciando sus hombros.

—Alexa, no necesitas un príncipe encantador o un héroe con moral intachable que no sea capaz de luchar por ti o que te juzgue y no te apoye, en estos momentos necesitas un antihéroe que se juegue la vida por ti, proteja tus intereses – me dice y me quedo en silencio y niego en la cabeza cuando veo a Matt ponerse de rodillas frente a mí y con voz suplicante me dice – necesitas un antihéroe que comprenda tus intereses y te ayude a concretar tu plan dime ¿con quién acabamos primero? – me pregunta y vuelvo a jadear sorprendida –. Seré ese hombre que proteja tus planes y te ayude a conseguir tus intereses, es un maldito ganar, ganar, déjame ayudarte, permíteme ser tuyo, quiero satisfacer tus necesidades y ayudarte a tener paz. Solo quiero tu felicidad.

—Levántate del suelo y dime ¿a qué le temes?, Matt Keys – le pido suplicante, secándome las lágrimas. Lo ayudo a ponerse de pie y poniendo su frente sobre la mía, me dice.

—Tengo miedo a todo lo relacionado contigo, Alexa, tengo mucho de perderte a ti o a Alaia, odio la idea de volver a caer en un pozo de mentiras y manipulaciones – me responde y negando con la cabeza me dice – no es momento de hablar de eso – dice poco convencido –. Alexa, no soy ciego y claramente vi a un desesperado Jace salir de aquí y me estoy conteniendo demasiado para no salir y golpearlo por atreverse a tocarte, ¿dime que mi hermano no te hizo eso? – me interroga suplicante – y no me mientas.

—Me asaltaron a noche.

—No me digas mentiras – me pide – si queremos empezar de nuevo debemos confiar en el otro, Alexa dime o grítame que fue lo que te paso o lo averiguare por mi parte y hare justicia a mi manera – dice y alzando la mirada veo la furia latente en sus ojos verdes, a pesar de que su voz suene causal y tranquila detrás de ella no hay nada de eso – no se te ocurra mentirme, no soy ellos, Alexa. te conozco muy bien, conmigo no finjas ser una tonta.

—Voy a decirte lo que ha pasado y es momento que conozco que a pasado en mi vida después de que me abandonaste hace siete años – le digo con voz melancólica – pero antes llévame a desayunar, desde a noche no como nada y me siento un poco mareada.

Su mirada se llena de preocupación.

—Te daré cualquier cosa que me pidas, niña sucia – me dice presionándome contra su cuerpo.

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