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Capítulo 1: Un San Valentín, para pelear por nuestra vida ¿o nuestro amor?

Capítulo 1: Un San Valentín, para pelear por nuestra vida ¿o nuestro amor? lo que suceda primero.

Alexa.

14 de febrero de 2017

"Un catorce de febrero más que sigo con vida"

No me gusta San Valentín o lo que representa en mi vida este día, tampoco pasar el día de los enamorados en el cementerio limpiando la lápida de mi padre que fue vandalizada a noche. No es un plan perfecto para hoy, aunque para el 90% de las personas que lo celebran le dé un significado romántico, en mi caso San Valentín se refiere a superación, cuando mi celular suena le doy toda mi atención al aparato y los problemas conlleva contestar esta llamada en particular. Eso me recuerda que debo cambiar mi número de celular de nuevo, aunque eso es en vano, porque ese ser siempre se las ingenia para encontrarme. Y en estos momentos prefiero hablar con ella antes de adentrarme a los pensamientos destructivos que conlleva este día.

—Necesito dinero – es lo primero que me dice y chasqueo mi lengua contra el paladar.

—Ya no dices ni buenos días o me hablas con modales, a sabiendas que vives y dependes de mí – contesto y adsorbe su nariz.

—Tienes mucho dinero, entre a Amazon y tus libros están primero en ventas, Amanda. ¿algún niño lee tus cuentos? Son aterradores, demasiado gráficos y grotescos – se queja – compre una de tus novelas al parecer se te da muy bien eso de escribir misterio y suspenso. Aunque tienes una obsesión al escribir sobre personas desaparecidas – se queja ella.

—¿Sabes leer? – digo fingiendo sorpresa.

—No eres la única que ha ido a la universidad y ha tenido oportunidades de mierda, mocosa privilegiada

—¿A que costo? – comento – tuve que sangrar y pagar demasiado por esta condena.

—Una condena donde tienes una casa elegante, un armario lleno de ropa elegante, una vida llena de lujos y dinero, no te quejes, hay personas que realmente están sufriendo en estos momentos, ya quisiera yo haber tenido esa oportunidad, deberías empezar a ser más agradecida – me reprocha enojada.

Estoy por mandarla a la mierda, odio tener esta conversación con ella en estos momentos, esto no mejora para nada mi día. Antes de que la conversación se haga más larga, le pregunto lo que debía hacer desde el principio.

—¿Cuánto necesitas? ¿y para qué? – cuestiono, observando el balde con una esponja amarilla y agua.

—Necesito hacer unas organizaciones en mi casa, no puedo vivir de esta manera, Alex. También necesito objetos personales, ¿Cómo te sientes hoy? – me pregunta y en su voz siento un poco de preocupación –. Sé que esta fecha es difícil para ti.

Y esa simple pregunta, ocasiona que trague saliva, ¿Cómo me siento con la idea de San Valentín?

Esa premisa que el tiempo todo lo cura, en estos momentos suena absurda.

Antes pensaba que el dolor me mataría, hoy en día puedo respirar mejor, ya no tengo miedo y aunque parezca mentira estoy complacida con el hecho de estar con vida.

Aunque hoy pueda vivir en paz, los recuerdos a veces mi agobian, sin mortificar mi vida por completo, pensar en los sucesos de ese horrible día entumecen mis músculos, el sonido de la explosión se hace cada vez más viviente sobre mis oídos, aturdiéndome por unos segundos, el sonido de vidrios rotos cortando mi pie, como ellos se enterraban sobre la nieve, los gritos de dolor y los llantos de dolor y horror, magullan mi corazón, me hubiera gustado hacer más por ellos. Todavía me pregunto cómo puede sobrevivir a tanto. Cerrando los ojos recuerdo el sabor metálico de la sangre que se acumulaban en mi boca, trago saliva al recordar las ordenes, las amenazas y ese llanto infernar que todavía me carcome la memoria.

Mi vida hubiera sido mucho más fácil si mis lagunas mentales me hubieran permitido olvidar ese día por completo.

—Oye, Alex, ¿sigues allí? – me llama.

—Lo llevo bien – murmuro entre dientes –, hago mucho ejercicio, tomo mucha agua, sigo las indicaciones de internet y de Clary de como llevar un trauma, me han ayudado a mejorar mis ataques de pánico y ansiedad – digo y ella se queda en silencio.

—Podría conseguirte pastillas – me sugiere – drogas no tan fuertes, sin que pierdas el conocimiento.

Trago saliva y por un momento pienso que eso es buena idea. Negando con la cabeza, declino su oferta.

—No quiero drogas en mi sistema, lo que menos quiero es terminar como la última vez – le contesto y ella silba.

—En ese momento pensé que te íbamos a perder – me dice ella con un poco de miedo en su voz – al menos Clary hizo algo bueno por ti.

—Sí... Y no me gusta la idea de deberle la vida – le contesto – tengo que irme, tengo que atender una llamada.

—Ve, habla con tus amigos, no te olvides de enviarme mi dinero, más que la última vez. Por favor.

—Lo hare – le prometo – y cuídate.

—A veces puedes ser una perra con corazón, me cuidare y te advierto que, si no recibo mi dinero en dos días, voy a la prensa.

—Sabes que tus amenazas no funcionan conmigo, si intentas ir a la prensa, sabes muy bien lo que va a pasarte – le advierto bajando la voz –, te matare con mis propias manos y luego desapareceré tu cuerpo, no es la primera vez que lo hago. Todo eso que inviertes en cirugías no servirá de nada, luego que te corte el cuello.

—Solo envíame mi dinero, no debemos ponernos violentas, somos familia, mi bella, Alex – me dice y luego me cuelga.

Antes de que pueda dejar mi celular a un lado y concentrarme en el ataúd o llamar a Tessa para que le envié dinero, mi celular vuelve a sonar. Aunque no quiera contesto, aunque no desee hablar de él, Tamara va a recordarme a Matt Keys de nuevo y del impacto que alguna vez tuvo en mi vida.

—Es un hijo de puta – es lo primero que dice Tamara cuando contesto la llamada – siento mucho llamarte a esta hora, ¿estas ocupada?

—No, estoy en el cementerio.

—Es verdad, lo siento mucho, Alex.

—¿Por qué lo sientes? – le pregunto con curiosidad.

—Tu padre ha muerto, lo menos que debía hacer por ti era enviarte flores – me recuerda y ruedo mis ojos.

—Sí, fue de muy mal gusto que decidiera morir en víspera de San Valentín, sigue hablando de Matt.

—Tu padre se suicidó – me recuerda.

—Al menos fue tan amable de dejar que pasáramos un feliz año nuevo. ahora sigue hablando de Matt, eso es lo importante ahora.

—Su agente me rechaza las llamadas y la única vez que puede hablar con ella me dijo que se comunicaría conmigo. Odio que tenga tiempo para todos menos para mí.

—Tamara, ¿no crees que lo estas incomodando con tu insistencia? – le pregunto – es incómodo para cualquiera que una periodista te llame día y noche.

—Pero...

—Deja de molestarlo, por muy amable y lindo que sea Matt, él va a cansarse de tu insistencia tarde o temprano, no enloquezcas y dale su espacio.

—Estaba a punto de pedirte que lo conquistaras – me dice y termino riéndome de su comentario de mierda.

—No soy el tipo de Matt Keys.

—Eres hermosa, Alex. Eres el sueño de cualquier hombre.

Y ella no mentía a había hombres que habían comparado mi belleza con la de una diosa.

—No lo digo por mi apariencia física, lo digo por mi personalidad, no soy el tipo de mujer con la que Matt Keys se relacionaría.

—Ni siquiera lo conoces para decir eso – se queja – ustedes serian una pareja envidiable, ya puedo visualizar todos los cotillos que habrían detrás de ustedes.

—Se de lo que te hablo, Tammy – le digo.

—¿Cómo te sientes? – cambia el tema abruptamente – con todo.

—Tamara, mi padre me maltrato psicológica y físicamente, no me duele que haya muerto, hasta le agradezco porque haya dejado de respirar.

—No crees que estas siendo un poco dura.

—Sé que para cualquier persona externa mis palabras serán crueles y dirán era tu padre merece respeto. Pero prefiero que este muerto, que fingiendo que nos amamos.

—Quisiera estar allí para darte un abrazo.

—No te preocupes por mí. Dean y Aisha ya vienen camino hacia acá.

—Me gustaría seguir hablando.

—Ve, tienes que trabajar. Mientras que yo intento hacer las paces con mi pasado.

Ella me cuelga y por fin guardo mi celular, me quedo frente a la tumba de mi padre intento descifrar qué significado tiene este nuevo dibujo, ayer de nuevo alguien volvió a vandalizar la tumba de Richard mi padre, cosa que tiene a mi madre de los pelos y completamente molesta, buscando a los responsables de tal atrocidad por toda la ciudad. Hoy por fin uno de los trabajadores del cementerio me comento que alcanzo a ver una persona, aunque su vaga descripción de una persona con cabello corto hasta la nuca y que usaba una capa roja, no creo que sea de mucha ayuda para iniciar una investigación en contra de esa persona.

Siento los pasos de una persona sobre las hojas y nieve secas, al girarme me encuentro a Dean se acerca a mí con pasos perezosos.

—Mi última idea de plan de San Valentín era venir a limpiar la tumba de tu padre – me comenta.

—Tampoco es que me emocione mucho estar en este lugar – le digo y él me da un cálido abrazo, mientras besa mi frente. San Valentín no fue tan malo conmigo hace dos años, me permitió conocer a Dean Monroe.

—Debemos aceptar que es buen dibujante – me comenta mirando los objetos de limpieza que traje.

Y en eso Dean no miente, los dibujos no son obscenos, son demasiado artísticos como para desgastar su tiempo en pintar la misma lapida una y otra vez, esta vez dibujo un bosque y una pequeña cabaña escondida entre los árboles, como siempre los dibujos fueron hechos con tinta roja, en la pequeña cabaña puedes alcanzar a distinguir a una persona mirando por la ventana.

—¿Están seguros de que no es sangre? – me pregunta Dean con una mueca de asco en la cara, mientras toma una esponja y comienza a limpiar.

—Sí, los investigadores le aseguraron a mi madre que es tinta roja común. Ella estaba muy alterada pensando que era sangre de algún animal o humana – digo en un susurro, tomando una esponja, Dean me toma de la muñeca.

—Deja que me encargue de esto.

—Gracias – le digo en un pequeño susurro – ¿Por qué te demoraste tanto? Hace más de una hora me dijiste que venias en camino.

—Tuve que resolver unos asuntos del trabajo antes de venir contigo – dice y respirando hondo, mientras pasa la esponja con jabón sobre la lápida me dice – hoy he descubierto de Hannah va a casarse.

—Eso es sorpréndete – digo y él se queda a la expectativa que diga algo más – no sé qué decirte sobre el tema, me importa muy poco que Hannah se case siempre me pareció molesta e insoportable – le digo – ¿te afecta que ella vaya a casarse?

—Sí y no porque la quiera o quiera hacer mi vida con ella de nuevo.

—¿Entonces porque te afecta? – pregunto confundida.

—Alex ¿Por qué tú y yo no estamos teniendo sexo en San Valentín? – me cuestiona, alzo mi ceja, mis labios se mueven con humor ante su pregunta – no entre nosotros, follarte seria como hacerlo con mi hermana y no me va el incesto – dice con una mueca – hablo de porque no tenemos una pareja sexual para esta noche.

—Primero que nada, ante la prensa y el mundo estoy comprometida – le respondo y él hace una mueca – y quede de cenar con Liam, Belén y Axel.

—¿Y te gusta vivir de ese modo? – me cuestiona.

—¿De qué modo? – indago confundida.

—Sin experimentar el verdadero amor, ¿te gusta la idea de casarte con un hombre sin amor? y solo por cumplir la voluntad de un muerto que fue tan despreciable y egoísta de pegarse un tiro en la cabeza el día de la presentación de tu libro.

—Estoy bien con mi vida como la llevo hasta ahora. Gracias por preocuparte.

—Entonces me alegro por ti – responde tajante, mientras restriega con fuerza la lápida de mármol – estoy aburrido de que las mujeres que entran a mi vida sean pasajeras, que personas tan despreciables como Hannah o Liam consigan sus finales felices.

—Dean, no todos somos merecedores de un amor épico. Pero estoy muy segura de que tú mereces un amor épico, inolvidable y lleno de sexo.

—Per...

—No presiones al destino y no te sientas mal porque Hannah después de haber sido una horrible persona contigo haya conseguido a un idiota dispuesto a casarse con ella. Pronto aparecerá una chica dispuesta a todo contigo.

—Espero que esa chica parezca pronto – dice tallando con fuerza.

—Oye – lo llamo y me arrodillo a su lado – ¿y tu compañera de trabajo?

—Alexa, ella ni siquiera me nota, tiene los ojos en otro hombre.

Dice con recelo y hago una mueca, me siento un poco mal con Dean por no ser un apoyo real para él en estos momentos. Cuando conoces a Dean piensas que es el tipo mujeriego sin sentimientos que solo juega con las mujeres o se acerca a ellas en busca de un interés, pero no Dean Monroe es todo menos un mujeriego, es un chico tierno, divertido, pícaro, intenso, algo empalagoso y siempre quiere ser un apoyo para sus novias, desde que conozco a Dean el amor le ha pagado muy mal y siempre he pensado que esas chicas no merecen el tiempo de Dean invertidos en ellas.

—Vales demasiado, Dean. Como para que te mortifiques por personas como Hannah.

—Y a pesar de tus locuras, eres especial, Alexa, también mereces encontrar el amor de tu vida.

***

—Entonces en sus cabezas, es buena idea sentarnos aquí a esperar y desayunar en mi auto mientras esperamos a una persona que usa capa roja y que vandaliza tumbas por hobbie, venga hoy – comenta Aisha – es lo más estúpido y patético que pudieron pensar en estos momento, esperar que esa persona ataque a plena luz del día es ilógico – dice comiendo de su sandia.

Aisha Cass es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, es la voz de la conciencia y tiene los pies en la tierra, siempre se ha creído madura o más inteligente que las personas de su edad, por eso los chicos jóvenes le aburren porque según en sus palabras ellos no tienen nada bueno que ofrecerle. Le gusta el dinero, por eso se fue por la vida fácil la idea y a los dieciséis años decidió ser modelo, ella siempre tuvo fe que le iría bien y no mentía, Aisha es una de las modelos más cotizadas de la industria en estos momentos. Sus ojos avellana, cabello negro lleno de risos y su piel morena la hacían exótica y la envidia de muchos, su mirada y seguridad le habían abierto muchas puertas.

Aisha es caprichosa y ambiciosa, sabe muy bien cómo usar sus encantos, no le digo nada, tampoco le confieso que no es la primera vez que espero que aparezca aquella persona, desde el 5 de febrero que enterramos a Richard su lapida a sido vandalizada de muchas formas haciendo que sufra de diferentes reparaciones.

—Aparecerá – le digo – tarde o temprano debe venir – le confieso.

—En pocas palabras hasta un vándalo de tumbas tiene cosas que hacer en su San Valentín, que interesante – se queja Dean y le doy un mordisco a mi sándwich, Dean sigue concentrado en su comida y observar a las personas que entran y salen del cementerio.

—Hoy es el día de sucesos extraños – le recuerdo a los dos – y para hacer un poco más amena la espera, ¿Qué les regalaron hoy? – les pregunto cambiando de tema.

—Carter, me envió un peluche gigante, una carta de amor demasiado linda – dice ella con una sonrisita enamorada –. Y me regalo un bolso, también me llegaron cartas de admiradores – me contesta ella, comiendo una fresas – las ventajas de ser modelo es que siempre recibes declaraciones de amor.

—Entonces tu relación con el señor Carter es seria – murmuro y ella asiente con la cabeza – él podría ser tu padre – le recuerdo.

—Pero no lo es, hoy me invito a cenar.

—Ves, Dean, Hasta a Aisha tiene una cita con el vejestorio. Tú eres el único sin pareja – lo molesto y el me hecha salsa de tomate en la mejilla.

—Deja de poner sal en la herida, Alexa – me pide y rueda los ojos mientras le da un mordisco a mi sándwich –, terminare saliendo con Dalton en plan de primos.

—Me duele tanto que un hombre como tú, resuma su vida en Dalton y nosotras – le digo con pesar.

—Conocerte fue mi condena y mi maldición – me contesta.

—Cariño, fui tu mejor coincidencia de un catorce de febrero – le digo y él rueda los ojos – ahora te aguantas.

—Dejen de discutir, Dean, tienes que aguantarte, tú fuiste el que decidiste ser su amigo, si fuera por ella estarías en el olvido – le recuerda Aisha comiendo un poco de mango, miramos por la ventana.

—Antes de que Dean refute, tengo que informarles que he cambiado mi número de celular de nuevo, Tessa, mi asistente se los enviara pronto – les digo.

—Suenas muy profesional hablando de asistente – comenta Dean.

—Cállate, Dean – le pido.

—No voy a preguntar que paso para que cambiaras tu número celular de nuevo, es el tercero de lo que va del año – exclama Aisha.

—No he dormido nada, estoy alterado, mi ex se va a casar – vuelve a decirnos – siento que he caído en una crisis.

—Dean – comienza Aisha – basta, deja de revisar sus redes sociales no te hace bien – le pide quitándole el celular, alcanzo a leer las felicitaciones de una de sus amigas por su nuevo compromiso.

—Recuerda que ella te fue infiel y con tu padre – le recuerdo y ellos me observan sin creerse que dije eso – ¿Qué? – les pregunto mientras me encojo de hombros – no podemos esconder el sol con un dedo o fingir eso no paso.

—La vida de Dean parece una novela romántica con tintes de comedia y sufrimiento – murmura Aisha con pena.

—Una erótica escrita con mucho morbo, escenas +21 y clichés por doquier. Al menos no se quedó con tu padre.

—Y no se casa con él y tampoco debes llamarla mamá – le informa Aisha.

—No entiendo como siguen siendo mis amigas – nos dice mientras pone su cabeza sobre el volante.

—Solo queremos ayudar – murmuro y ruedo los ojos cuando me saca el dedo - Aisha ¿recuerdas a Matt Keys? – indago y ella casi escupe ante la mención de su nombre –. La información no es para mí, es para Tamara – aclaro, mientras juego con mis dedos.

—Lo poco que conozco de Matt es que en estos momentos se encuentra en una relación nada seria con una modelo Alana – me informa, asiento con la cabeza y ella me mira preocupada a la espera de una reacción.

—Aisha – le advierto –, no me importa Matt o lo que haga con su vida, estoy muy feliz de que su vida vaya bien y que haya cumplido sus sueños.

—Sigo hablando entonces – dice al percatarse que no miento –. Unos conocidos los vieron juntos en Londres cuando Matt grababa las escenas de una película, ella siempre estuvo a su lado y se de muy buena fuente que llevan juntos en Londres desde hace una semana.

—Me alegro por ellos, luego de la ruptura con la madre de su hija, no se le había visto en público con otra mujer – digo con seguridad dejando mi desayuno a un lado.

—Eso es cierto. Nunca se le relaciona con nadie en el medio y siempre que hay un rumor de que sale con una chica él los desmiente.

—¿Puedes comunicarte con ella? – le pregunto y ella asiente con la cabeza.

—Tengo su número, hablare con ella mañana...

—Habla de este tema con Tamara es a ella a quien le interesa entrevistarlo, no a mí – le pido y ella esta por reprocharme y decido ignorarla.

***

¿Por qué acepte salir con Liam?

¿Por qué acepte el compromiso?

No lo hice por amor de eso estoy muy segura.

Bueno, aunque conozco una razón algo loca por la que decidí casarme con él. Y esa es mi familia. Solo por ella lo soporto.

La risa de Liam me trae al presente a la aburrida cena de negocios a la que él me trajo, donde también se encuentra Belén y su prometido Axel. Observo el bonito anillo de compromiso que reluce en su dedo, ella se lo enseña a Carla, la esposa de Devon un socio y amigo de Liam, el otro inversionista que se encuentra con nosotros.

—¿Dónde está tu anillo? – me pregunta Liam en voz baja y dura, presionando mi muslo y dándole una pequeña sonrisa a Carla que nos observa con atención.

—En alguna tienda de empeño, cariño – le contesto tajante bebiendo de mi copa de vino.

—Odette...

—Alexa – lo corrijo – mi nombre es Alexa, deja de llamarme, Odette, recuerda que me cambie el nombre por alguna razón.

—Alexa – lo pronuncia a regañadientes –, las personas están empezando hablar a mis espaldas – susurra en mi oído – que mi prometida es una zorra, que frecuenta ciertos lugares.

—Lugares a los que no te atreves a ir con ella – le contesto – Liam, podrías ser parte de mi estilo de vida si te atrevieras a adentrarte a ella.

—Nunca iría a lugares tan vulgares – dice con repudio, observo a las otras dos parejas que se encuentran concentradas en hablar de bodas y yo solo pienso en follar.

—Tengo fantasías, Liam, Fantasías que te niegas a cumplir, no podemos tener sexo en el Ferrari o en un lugar público porque está mal, no puedo masturbarte en una cena de negocios porque es incómodo y las personas pensaran que te vas a casar con una cualquiera – ruedo los ojos – nunca piensas en nada divertido.

—Hemos tenido sexo en varias ocasiones – dice orgulloso y me quiero reír, si supieras cariño.

—Sí, Liam – digo con sarcasmo.

—Vamos, Odette, compórtate.

—Alexa – me llama Carla – ¿ya tienen fecha de boda?

—Lo estamos pensado todavía, Carla. No hay prisa – le digo cortándola.

Me uno a la conversación donde ellas hablan de boda, me excuso y les miento sobre las razones de no traer mi anillo de compromiso, ellas hablan de lo romántico que fue Liam al pedirme matrimonio en navidad, asiento con la cabeza.

—Eres una chica afortunada – me dice Carla y cuando voy a hablar, lo veo pasar es él, Matt Keys de la mano con una rubia tan alta como él, ¿no estaban en Londres? Jadeo sorprendida. No puedo creer que me esté pasando esto en estos momentos.

No hoy y mucho menos en este lugar. Él viste una camisa formal y un pantalón negro, lleva las mangas de su camisa a la altura de las muñecas, abro un poco mis labios al ver como despeina un poco su cabello, cuando me observa de reojo, giro mi rostro hacia otro lugar, lo que menos quiero es que me reconozca o me hable.

Mi estomago se hace un nudo, vuelvo a mirarlo, observo cada uno de sus movimientos, mientras ellos toman asiento, como se ríe de los comentarios que ella le dice, como sus manos se unen, ellos charlan de manera animada y cada uno de sus movimiento tienen a mi tonto corazón latiendo con fuerza a segundos de salirse de mi caja torácica y huir del lugar, sonrió con melancolía y me alegro de que uno de los dos sea feliz y haya encontrado su media naranja.

Me concentro en mis acompañantes, no sé cómo logro cenar, no sé cómo puede formular palabra luego de verlo, tal vez al igual que él soy una buena actriz y en mi vida ya no tiene el mismo efecto que antes. Me alegro de haber salido de ese restaurante y ya no ser asfixiada por la felicidad de Matt Keys, me acomodo en auto de Alex, junto con Liam en la parte trasera del auto. Prefiero esto a estar en el mismo restaurante donde se encuentra Matt.

—¿Te pasa algo, Alexa? – pregunta Belén y la observo de reojo – te encuentras muy silenciosa y pálida – me comenta y asiento con la cabeza hacia ella.

—Me duele un poco la cabeza, quiero dormir – le contesto, sumergida en mis recuerdos.

—Entonces me quedare en tu casa a cuidarte – se ofrece ella y niego con la cabeza.

—Prefiero estar sola.

Aviso

Son casi la una de la mañana acá en Colombia. Les escribo esto porque quería informarle que estoy editando a Alexa y hay tres puntos claros de esta nueva edición.

· Se le dará mayor relevancia a la familia de Alexa y la de Matt que son muy importantes para entender esta historia.

· También se añadirán nuevos personajes, escenas y la edición estará mejor. Por eso me tomare mi tiempo para subir los capítulos.

· Alexa y su personalidad sufrirán unos cambios, una historia tan densa como la suya necesita un personaje maduro. 

Hola, amores, saquen el libro de la biblioteca y lo vuelven a agregar para que salgan los nuevos capítulos.

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