Capitulo 24
Llegamos a su casa, la cuál es increíble, con solo ver la entrada puedes saber que le pertenece a alguien con mucho dinero, sus muebles eran nuevos, tenía muchas habitaciones de sobra, tenía una televisión gigante pegada a la pared.
Todo era nuevo pero algo solitario o al menos yo me sentía de ese modo, un lugar tan grande solo para una persona, pero eso no me importó en aquel momento, el señor Ash fue a su cocina, que también era muy grande, solo su cocina ocupaba más de una habitación de mi casa.
¿Quieres algo de beber? -.
Si por favor -.
¿Algo en especial que quieras? -.
Lo que sea está bien -.
En ese momento abrió puerta que tenía debajo de su alacena y sacó una botella de ahí, saco de vasos y sirvió, sinceramente no sé que fue exactamente lo que sirvió, no pude leer la etiqueta de la botella.
Ten, bebe - me entrego el vaso -.
Yo hice caso y tomé del vaso junto con el, era algo fuerte, tosí un poco y me cubrí la boca, el señor se rió de mi, me tomó por la cintura, me pegó a él y me dió un beso.
Yo seguí con el beso, nos abrazamos y el me subió a la barra de su cocina, abrió mis piernas y se colocó entre ellas mientras pasaba sus manos por todo mi cuerpo.
¿Terminamos lo que comenzamos por la mañana? - dijo con su cara en mi cuello -.
Si... - dije al tiempo que enredaba mis pies para sostenerlo -.
El beso mi cuello, paso de ser besos a pequeñas mordidas y dejando chupetones en el. Empezó a desabotonar mi camisa y yo hice lo mismo con el, pasé mis manos por su cuerpo, tocando cada parte que podía, todo en el era perfecto, su pecho, su espalda y sus brazos, todo en el gritaba firmeza.
Señor, por favor no continuemos aquí, no es un lugar apropiado -.
¿ A dónde quieres ir? -.
A su habitación, por favor, hagámoslo en su cama -.
El no respondió, solo me tomó de las piernas y me cargó, como al parecer era su costumbre. Mientras caminábamos yo le quite su camisa, la cual cayó al suelo e hice lo mismo con la mía, de igual manera mis zapatos hicieron lo mismo cayendo al suelo.
Llegamos su habitación, me recostó en su cama quedando encima mío, el removió mis pantalones y todo rastro de ropa en mí. Comenzó a besar mi pecho nuevamente y lentamente fue bajando, acto que yo detuve al darme cuenta a dónde quería llegar
Espere, señor, espere por favor - lo empujé-.
¿Que pasa? ¿Quieres que pare? - me preguntó -.
No es eso, es solo que - lo hice hacia atrás con fuerza de manera que yo quedará encima de el - es mi turno de hacerlo -.
Tu... ¿Quieres hacerlo? - puso una cara confusa -.
Si - bajé a su entrepierna, desabroché su pantalón y baje su cierre, al hacerlo saque su pene, lo sostuve con mis dos manos y comencé a frotarlo.
Cuando estuvo lo suficientemente firme, lo lamí, seguí lamiendo un poco antes de llevármelo a la boca, fue difícil, el señor Ash es muy grande, primero sostuve solo la punta y poco a poco empecé a bajar más, tenía que hacerlo lento porque me dolía la mandíbula.
Al llegar a la mitad solo podía frotar lo que yo no alcanzaba, mi mandíbula debía acostumbrarse, una vez que lo hizo pude bajar todo y poco a poco empecé a subir y a bajar que pude suponer que estaba haciendo bien, pues pude escuchar un gemido proveniente del señor Ash.
Que gran vista tengo desde aquí - me tocó el trasero -.
Me dolía la boca pero seguí subiendo y bajando, sonidos obscenos se empezaron a escuchar mientras más saliva soltaba encima de el y más líquido surgía de el, lentamente aumenté la velocidad, el puso su mano en mi cabeza, acariciándome, volví a lamer su pene y nuevamente lo metí a mi boca.
De repente sentí como no solo era yo el que se movía, sus caderas comenzaron a moverse también, haciendo que el entrara aún más en mi boca. El también aumento el ritmo hasta que dejó escapar un orgasmo y mi boca recibió todo de el, el eyaculó en mi boca.
Todo entró profundo en mi garganta, no tuve más opción que tragarlo, saqué su pene se mi boca pero el no dejaba de eyacular, de modo que cayó en poco en mi cara.
Tosí un poco, tratando de no ahogarme, el me tomo por debajo de mis brazos y me puso encima de el.
Lo siento ¿Fue difícil? -.
Trague lo que aún quedaba en mi boca y dije - No señor, puedo soportarlo por usted - .
El se rió levemente y comenzó a besarme desde la mejilla hasta avanzar a mi boca, al besarme el metió sus dedos dentro de mí, preparándome para recibirlo. Sacó un preservativo y se lo puso.
Después de hacerlo comenzó a frotar su pene en mi entrada y después el entró en mi, yo estaba encima de el por lo que el entraba aún más, sin dejar espacio.
Yo sentí todo dentro de mí, se sentía tan bien, yo comencé a moverme de arriba a abajo y frotandome con el, los dos nos sentimos muy bien, los dos comenzamos a movernos, yo estaba tan mojado que eso provocaba sonidos obscenos cada que nos moviamos.
El se sentó de modo que los dos quedamos de frente. Lo abracé y nos besamos, pude sentir su lengua tomando la mía, todo se intensificó de modo que me costaba respirar pero no quise parar.
Seguimos, al punto que a los dos nos era difícil respirar, yo estaba a punto de terminar y el señor Ash fue más rápido aún, yo no lo soporté más y me vine o mejor dicho, nos venimos.
El me dió un beso, uno pequeño y corto y dijo
Aún nos quedan cuatro condones ¿Quieres usarlos todos? - me besó -.
Claro que sí, señor - le seguí el beso -.
Llámame Ash - me volvió a besar, llevando su lengua dentro mío y poniendo de espaldas en la cama - vamos, llámame Ash -.
Claro que sí, Ash... -.
...
Los siguientes días pasaron de manera muy similar, Ash y yo trabajando juntos todos los días, casi todos los días, a excepción de algunas veces que recibía cierto material que no ocupaba promoción alguna y el iba sólo.
Muchas veces me quedé en su casa y el en la mía por lo que muchas veces fuimos juntos al trabajo y teníamos ropa y algunos utensilios del otro en nuestras casas, parecíamos una pareja aunque sabía que eso no era así, el jamás me ha dicho que me acepta, por lo que solo somos compañeros sexuales o por lo menos a esa conclusión llegué.
A mí no me importaba, Ash formaba parte de mi día a día y no quería que eso cambiara aunque el no me ame, para mí, el estar junto a el me había felíz y esa felicidad jamás acabaría... O eso creí...
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