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EPILOGO

Haber disfrutado la noche de Navidad junto a Dick y Alfred fue lo mejor que se le ocurrió a Bruce, ya que paso el rato junto a sus dos personas más queridas. Pero habían pasado algunos días desde su despedida con Selina y ni siquiera había oído hablar de ella, ni siquiera de Catwoman. Él había estado esperándola, aunque supiera que no iba a volver.

Él no estaba muy seguro de lo que esperaba que pasara con ella, pero después de observar su apartamento durante cuatro días, aún no había detectado actividad alguna en él. Así que esa noche pasó a la acción y entró por su balcón.

El lugar no había cambiado desde la última vez que había estado en él, pero sus instintos le dijeron que de alguna manera estaba vacío. Fue entonces cuando vio el disfraz de Catwoman en la mesa de la cocina. Camino hacia él y reconoció con cuidado la nota que había sido colocada encima del traje de cuero. Fue corto y al grano:

Finalmente lograste que colgara mis garras y el látigo. Van a vender el departamento, por lo que solo te pido que te asegures que el dinero sea donado a la caridad.

Como si fuera una señal, Batman instintivamente buscó pistas ocultas en el mensaje, pero sabía que solo tenía un significado.

Selina se había ido.

Pero justo en ese momento, Bruce escucho una voz que provenía del mismo balcón por donde el entro. Lo calmo, y simplemente lo hizo sonreír.

-Qué dices... Bats ¿Una última persecución en los tejados antes de irme?

Ahí, parada con su traje negro y esa sonrisa tan quisquillosa que caracterizaba tanto a Catwoman, estaba ella, tan hermosa como siempre. Con la luz de la luna resaltando su figura, justo como Bruce siempre la recordaba.

Selina volteo, sintiendo el aire fresco de la noche en su rostro. Entonces ella salto en una voltereta hacia atrás; con su espalda arqueándose agradablemente, aterrizando con una gracia que su cuerpo no había olvidado. Se desvió por un callejón que conducía a los muelles y vio una escalera de incendios, la agarró y comenzó a subir.

Todos los músculos de la parte superior de sus brazos protestaron, pero eso solo hizo que quisiera ir más rápido, como un corredor que llegaba al límite. Luchó contra su dolor y llegó al techo; el aire fresco era como una droga. Podía oler la sal del océano desde ahí arriba.

¿Cómo podría dejar eso atrás?

Ella necesitaba moverse más rápido. En ese momento no había edificio demasiado desalentador, ni brecha demasiado ancha que no pudiera saltar. Como un gato callejero, trepó por los tejados de los edificios, respirando entre jadeos cortos y firmes. Casi como si Joker le hubiera echado gas de la risa, una sonrisa apareció en su rostro y siguió corriendo; sus zancadas se hicieron más largas. Antes de darse cuenta, había viajado por varios tejados y se dirigía al ajetreado distrito de las fiestas de Gotham. Abajo sonaban las bocinas de los coches y alguna que otra patrulla que pasaba a toda velocidad, pero allí arriba estaba escondida en la oscuridad y protegida por las sombras.

Estaba en la azotea del Clarence, el mismo hotel propiedad de Bruce Wayne. Se abrió camino hasta una cornisa peligrosamente delgada, mirando las luces de la ciudad debajo. Abajo, la élite de Gotham estaba ocupada cenando, festejando y bebiendo en bares sofisticados. El aullido distante de las sirenas y las bocinas de los autos viajó para saludarla y respiró el aire de la noche.

Entonces se le ocurrió a Selina lo limitadas que eran las vidas de esas gentes. Socialites como Vicki Vale se aprovechaban de los tipos como Bruce, solo para dejarlos vacíos y perdidos; otra hendidura en el colchón de la cama. Pero ahí arriba, Selina podría ser cualquier cosa, podría hacer cualquier cosa.

¿Cómo podría haber querido alguna vez ser parte de esa vida?

Selina dejó caer la cabeza hacia atrás y pateó las piernas en el aire. Estaba a escasos centímetros de la muerte, a un momento de caer a la nada. Pero ella sabía que no lo haría. Confiaba en que no lo haría.

Solo le tomó un segundo a Selina sentir que Batman realmente si la estaba persiguiendo. Escuchó su capa azotar el aire cuando aterrizó casi junto a ella y sus botas resonaron ligeramente en la cornisa de cemento.

Selina resopló y levantó la barbilla, con su figura contra la noche oscureciendo la luna. Vio a su caballero oscuro caminando por las azoteas, e hizo énfasis en él y en Gotham.

Ese era su propósito; el protegía a la ciudad con los ojos de un niño, de un niño herido. Y tenía una misión, una misión más importante que ella. Una misión por la que él tenía que seguir siendo Batman.

Él era el miedo, pero también la esperanza para todos.

Así como Selina lo sentía, así lo sentían todos en Gotham, y por siempre todos serían salvados por él.

Entonces ella saltó.

Con un sobresalto, Batman vio su forma desaparecer en la noche.

En la oscuridad la escuchó aterrizar un poco más abajo en el techo de enfrente, viendo la luz de la luna brillar en su traje mientras corría por los tejados, riéndose mientras se alejaba. Con la boca abierta ante su estupidez y su comportamiento menos ruinoso, Bruce se preparó para dejarla ir.

El corazón de Batman dio un vuelco ante la idea de que ella al fin se iría de Gotham, pero se alivió.

Lanzándose en el aire en la dirección opuesta, Bruce sintió los primeros movimientos de una sonrisa tirando a través de su rostro.

Y con esa sonrisa, Batman supo que la persecución de la Gata y el Murciélago había llegado a su fin.

***

En el Arkham Asylum, había un hombre que estaba solo, oculto por las sombras de la oscuridad. Si otro de los pacientes se encontraba con él, recibiría algo más que un simple susto. El hombre tenía el rostro decolorado por químicos y una boca roja, al igual que sus cabellos estaban verdes. Sus ojos eran como dos agujeros en su cráneo, con los que miraba a sus víctimas con una nada muerta. Algunos decían que eran los ojos los que lo hacían más aterrador. Otros comentaban que era su risa aguda y desquiciada. Esa risa loca ahora acompañada por sus dientes de metal (cortesía de Batman por supuesto) les declaraba a todos la muerte.

Pero no estaba loco. Ni un poco.

En este momento, solo estaba esperando. Siempre esperando en la oscuridad. Se apoyó contra la pared, sintiendo el frío filtrándose a través de su camisa de fuerza. No le molestaba tener frío.

Un ruido arriba de su cabeza lo sacó de su oscuro silencio y estiró el cuello hacia arriba. En la sala de juegos, los pacientes veían en el televisor los festejos de Año Nuevo en Gotham Square. Entonces, Joker escuchó algo que lo dejó helado. Una mujer riendo.

Momentos después, la figura de una chica en un traje de cuero pasó rápidamente por la tele, y casi sin que el reportero del noticiario la viera, salió rápidamente de la cámara. Todos los de la tele se sorprendieron y gritaron de asombro. Incluso los pacientes de Arkham, todos menos el. El Joker ladeó la cabeza y con una risa áspera hizo que todos los presentes se estremecieran.

-Ahí está mi chica...

Murmuró justo cuando los enfermeros entraban al lugar para calmar a los pacientes.

Joker no les prestó atención, pues recordó la historia que el buen Eddie le había contado.

Un día, hacía mucho tiempo, llevaron a un niño que acababa de ver morir a sus padres a la estación del GCPD y lo dejaron solo para curarse en el silencio ensordecedor de su dolor. Y un día, muchísimos años después... apareció un vigilante enmascarado que les hizo frente a los peores delincuentes de la ciudad.

Y luego la había conocido a ella, a la niña de cabello negro como la noche y de ojos verdes; hermosos... pero muy tristes.

Y desde ese momento, Joker sabía que sin importar lo que hicieran o adónde fueran, el destino tenía una forma extraña de unirlos.

Entonces supo, como ahora, que dondequiera que ella fuera, él niño triste estaba condenado a seguirla.

Y el usaría ese lazo que los unía para lastimarlos.

Tal vez le tomaría años planear su venganza, pero al final la llevaría a cabo.

Los reuniría a todos, incluso al mercenario que se decía que equiparaba sus habilidades con las del hombre murciélago.

Y la usaría a ella como el jaque final al reinado de Batman.

Y al fin... reiría... y reiría... y reiría...

Continuara...

Si llegaste hasta aquí, tienes mi profundo agradecimiento por tomarte tu tiempo y darte una oportunidad al leer esta aventura.

También me gustaría saber tu opinión respondiendo estas preguntas:

¿Qué personaje te gusto mas?

¿Qué cosas te gustaron de la historia y que cosas no?

¿Cómo calificas mi desempeño como escritor?

De nuevo, solo vuelvo a repetir GRACIAS.

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