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Una luz roja parpadeante dio la bienvenida a Selina Kyle a casa, no es que se diera cuenta cuando dejó caer sus bolsas de compras y se quitó los tacones. La mayoría de los días habría sentido algo de remordimiento (aunque solo fuera cuando recibió la factura de su tarjeta de crédito) por las nueve bolsas con las que termino cuando solo tenía la intención de comprar esos zapatos que había estado observando durante semanas, pero la venta de esas esmeraldas había sido lucrativa, así que se sintió con derecho a algunas compras impulsivas. El saludo que notó vino en forma de Isis, su gata.
Selina abandonó sus nuevas compras y recogió la pelota negra peluda. Se acurrucó con su gata y la llevo con ella a su sofá. Selina bajó a la gata después de que ella tomó el mismo asiento para jugar con ella.
A pesar de haberse ido de Gotham años atrás, Selina pudo encontrar a su gata aunque de una forma muy curiosa. Simplemente se había cruzado con un niño pequeño vendiéndolos de una caja en la calle. No solo parecía que el niño no había comido en una semana, sino que tenía esa mirada desconsolada que tienen los niños cuando sus mascotas mueren o tienen que ser regaladas. Selina se detuvo a verlos, e inmediatamente reconoció a Isis por el collar rosa que Selina le había puesto. El niño solo le dijo que hacía unos tres años la gata había llamado a su ventana y se había quedado con su familia, pero que ahora tenía que vender a todos sus animales pues estaban pasando por un momento de necesidad. Ella le creyó; y a la vez que el chico solo había estado pidiendo cinco dólares, Selina le deslizó cien, lo que animó al niño, aunque solo fuera temporalmente.
Selina pasó diez minutos completos jugando con la gatita llamada Isis, antes de que finalmente notara la luz roja parpadeante en su contestador automático. Después de darle a Isis un rápido rasguño más en las orejas, se levantó de su asiento para ir a escuchar su mensaje.
Tienes un mensaje no escuchado. Primer mensaje: Hola, Selina. Este es Bruce Wayne. Quería saber si te gustaría cenar conmigo el viernes por la noche. Llámame a la oficina en horario normal, y si no estoy, mi asistente te dará mi número de celular personal. Espero verte de nuevo.
Selina solo podía imaginar la sonrisa burlona en su rostro con esa línea final. No le extrañó que llamara, y menos que no dejara ningún número privado. Se sorprendió cuando se encontró devolviéndole la llamada.
***
Precisamente a las ocho de la noche del viernes, Alfred abrió la puerta a una mujer deslumbrante llamada Selina Kyle. Su belleza no impresionó a Alfred; cada mujer con la que el Bruce salía era poco menos que impresionante. Ella observó los anticuados alrededores con menos asombro y codicia que los demás; su mirada simplemente reprimió su curiosidad.
-¿Puedo tomar su abrigo, señorita Kyle? – fue la forma de Alfred de saludar cortésmente a Selina –
-Por supuesto, ¿gracias, señor...? – observó ella mientras le daba la misma mirada curiosa que le dio a la entrada. La ligera inclinación de su cabeza casi hizo reír a Alfred mientras tomaba su abrigo –
-Soy Alfred Pennyworth, el mayordomo de Bruce Wayne. Puedes llamarme Alfred.
Alfred miró su atuendo elegido. Era un vestido negro casi por encima de la rodilla a conjunto con medias y unos zapatos de tacón. De buen gusto, elegante y con clase, todo lo cual no se aplicaba tan fácilmente a las citas de Bruce Wayne.
-No me di cuenta de que la gente todavía tenía mayordomos – ella hablo con franqueza. Sus ojos se abrieron de inmediato, pero sus palabras no fueron tartamudeadas ni apresuradas – Lamento que haya sido grosera.
-No piense en eso, señorita Kyle. Si pudiera esperar aquí un momento – Con eso, Alfred se alejó con dignidad –
En lugar de colocar el abrigo de la señorita Kyle en uno de los muchos armarios de la mansión, Alfred fue a buscar a Bruce primero, que estaba ocupado en la Batcueva. Mientras Alfred subía las escaleras hasta donde se encontraba Bruce, lamentándose de los días pasados cuando buscaba al joven que luchaba contra monstruos imaginarios en los terrenos traseros en lugar de buscar a un hombre maduro que luchaba contra monstruos reales. Cuando vio a Bruce vestido con su traje de Batman y que además se preparaba junto a el Dick Grayson, Alfred supo que estaba a punto de darle malas noticias a la señorita Kyle.
-La señorita Kyle lo esta esperando señor Wayne – dijo Alfred así sin más –
-Deshazte de ella – Alfred se entristeció más cuando escucho que el tono de Bruce no tenía emociones – Penguin tiene un cargamento de drogas que llegará esta noche.
Alfred no se molestó en suspirar, y mucho menos en discutir. Sería inútil y solo haría que la mujer esperara más tiempo. Así que subió las escaleras para hacer otra tarea que odiaba. Informar a las citas de Bruce Wayne sobre alguna emergencia o enfermedad inesperada o cualquier excusa que Alfred quisiera contarles.
Cuando llegó, la encontró estudiando el retrato de los Wayne apostado en lo alto de la escalera. Esto era nuevo, la mayoría de las mujeres habrían estado esperando impacientemente en la puerta o se habrían tomado la libertad de explorar más. Subió las escaleras, con cuidado de no hacer ningún ruido. Debió haberlo sentido de todos modos porque lo miró justo cuando él se dirigía hacia ella. Volvió su atención al retrato familiar.
-Es gracioso, por alguna razón siempre recordé que Martha Wayne era pelirroja – dijo Selina –
-¿Conocías a los Wayne? – Alfred oculto su sorpresa –
-No más de lo que cualquier persona de Gotham. Solo recuerdo vagamente los asesinatos. Mi madre murmuró algo sobre perder a las únicas personas buenas que quedaban en Gotham. Y luego me dio un pequeño abrazo, mencionando a ese pobre chico – ella hizo una pausa allí. Alfred sospechó que el mismo pobre chico del que ella hablaba era el multimillonario al que estaba esperando – Es extraño lo fácil que Gotham olvida sus tragedias. Por otra parte, supongo que recibe otras nuevas para reemplazarlas todos los días – Alfred pensó en cómo una persona en Gotham no lo había olvidado tan fácilmente. Entonces Selina negó con la cabeza una vez más, sacudiéndose la melancolía y miró a Alfred con una sonrisa – Lo siento, obviamente quería decirme algo.
-El Sr. Wayne envía sus más sinceras disculpas, ha sido inevitablemente detenido.
Ella entrecerró los ojos. Alfred pudo ver que ella se preguntaba varias veces le había dicho esa frase a una mujer. Él mismo se preguntaba eso.
-¿Y cuál es el nombre de esta detención evitable? ¿Amber? ¿Bethany? Chastity, no, obviamente eso está mal.
Y Bruce no había estado mintiendo; las otras mujeres ya se habrían encogido de hombros o se habrían marchado.
-¿Señorita Kyle?
-¿Greta? ¿Heather? – Selina se rio a modo de broma – Tengo todo el alfabeto, Alfred.
-Le aseguro, señorita Kyle que fue una emergencia de negocios, no personal.
-Bueno, entonces no le importará si lo espero... ¿Dónde está el bar, Alfred?
-Señorita Kyle, estas cosas pueden llevarse bastante tiempo, tal vez sería mejor que se fuera a casa.
-Soy una niña grande, Alfred. Ya no necesito una hora para ir a la cama – Ella sonrió y el peligro se evaporó una vez más. Ella tomó su brazo – Vamos, Alfred, prepáranos unas copas y podrás contarme todas las travesuras del pequeño Bruce.
Sí, ella era muy diferente. Alfred no estaba seguro si estaba muy asustado o infinitamente complacido.
***
Batman y Robín tuvieron éxito, el tráfico de drogas se detuvo y los culpables estaban siendo procesados en la estación de policía. Sin embargo, Bruce tenía mucho dolor debido a la lesión que sufrió cuando uno de los hombres le cortó el estómago con un cuchillo. El corte no era lo suficientemente profundo ni siquiera para puntos y mucho menos daño real, pero aun así quería que Alfred le echara un vistazo. A menos que se quedara fuera hasta muy tarde, incluso para sus estándares, por lo general Alfred tenía la extraña sensación de estar siempre allí justo cuando aparecía, pero esta noche no estaba por ningún lado.
Dick hizo un trabajo de reparación rápida en el laboratorio médico mientras que Bruce revisaba las imágenes de seguridad de los terrenos, temiendo lo peor. Sin embargo, no le tomó mucho tiempo encontrar a su servidor de confianza. Bruce se vistió lo más rápido que pudo, con el aspecto de un hombre que acababa de llegar a casa. Salió de la cueva yendo directamente al exterior.
Cuando entró por la puerta principal, Bruce no vio ni escuchó nada, así que se dirigió a la sala de entretenimiento. A pesar de verlo en el monitor de la cueva, todavía estaba sorprendido de escuchar la risa de Selina Kyle proveniente del lugar y cuando abrió la puerta, dejó que su sorpresa se mostrara cuando la vio sentada frente a su mayordomo.
Cuando lo vio, le dio a Bruce una sonrisa seductora, lo que hizo que él quisiera hacer una mueca, pero él se resistió y le devolvió una mirada muy inquisitiva. Notó que ella se descruzaba las piernas mientras saltaba del taburete del bar.
-Creo que esa es mi señal para irme – Selina camino alrededor del bar y le dio un abrazo al hombre mayor – Ha sido un placer hablar contigo, Alfred.
-Le aseguro, señorita Kyle, que el placer es todo mío – le contesto Alfred, también contento –
Ella acercó a Bruce y le dio a su mejilla una ligera caricia, rozando sus labios contra su oído. Bruce se permitió disfrutar de la sensación por un brevísimo momento cuando sintió que ella le daba un rodillazo en la tripa recién herida. La dulzura en su voz fue reemplazada por un tono mucho más peligroso.
-No vuelvas a dejarme plantada, Bruce Wayne.
Cuando se giró para agarrar su bolso de mano y su abrigo, volvió a sonreír. Incluso saludo a Alfred y le dio un beso de despedida.
Alfred se acercó para ayudar a la cita de Bruce. Le gustaba bastante para él, pues la joven parecía una estrella de Hollywood de los años cuarentas; casi se parecía a Hady Lamarr o a Audrey Hepburn.
Aun así, Bruce lo fulminó con la mirada, todavía inclinado por el dolor agudo que recorría su cuerpo centrado en su abdomen sensible.
***
Al final, consiguieron su cita. La llevó a un restaurante discreto para compensarla. Recibieron una mesa al fondo donde la cena consistió en buena comida y conversación mediocre. Los puntos únicos realmente interesantes fueron algunas insinuaciones, aunque a pesar de su reputación no pasó nada. Selina no tuvo más acción que un beso de buenas noches en la mejilla.
En general, lo encontró increíblemente aburrido y el romance se desvaneció rápidamente, ya que la semana siguiente vio en los tabloides que Bruce había salido con una supermodelo.
Sin embargo, se quedó su número. Se dijo a sí misma que era porque cuando obtuviera el número privado de un multimillonario, lo conservara. Si fuera honesta consigo misma, admitiría que se lo quedo porque era el recuerdo de esa chispa inicial y esa sensación persistente de que había algo más.
***
En última instancia, Bruce sabía que nada podía pasar con Selina Kyle. Ella no era su tipo. Bueno, en realidad sí; si él estuviera buscando una cita real, probablemente ella habría sido exactamente su tipo, pero una relación real con una mujer inteligente no funcionaría bien para él.
Así que lo terminó, principalmente por no devolver la llamada.
Mantuvo su número como un recordatorio de la misión y los sacrificios que deberían hacerse por ella. Sin embargo, la parte optimista que creía muerta hacía mucho tiempo, la mantuvo como un posible rayo de esperanza en su oscuridad.
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