22
-Talía... ¿por qué? – Bruce gruñó – Cuando me fui de los Himalayas, creí que estabas harta de la muerte y luego decidiste que el poder importa más. ¿Qué te ha pasado?
-Me han vuelto a abrir los ojos, Bruce – dijo Talia, luchando por respirar y agarrándose su rostro deforme –
Selina estaba a punto de abalanzarse sobre ella.
-No te saldrás con la tuya...
-Tu espera... – le ordeno Dick mientras que la agarraba con su brazo sano para que dejara que se despidiera de Bruce –
-Querías matar a millones de inocentes porque se interpusieron en tu camino. A pesar de tus afirmaciones de que odias a tu padre, usas eso como pretexto – le dijo Bruce con completo desprecio –
-¿Crees que porque uso los métodos de mi padre, significa que él ya no es mi enemigo? – Talia lo desafío – Todo... todo lo que he hecho, fue para hacer que la humanidad avance y ayudar a las personas con potencial a aceptar quienes son.
-Díselo toda la gente que día a día me demuestran que estas equivocada – dijo Bruce – Tú, La Liga de Asesinos y Leviathan casi arruinaron sus vidas y ¿para qué? ¿Alguna profecía de apocalipsis y restauración del mundo?
-Este mundo necesita un reinicio, Bruce. Si no puedes ver eso, entonces eres un tonto condenado a morir – dijo Talia, viendo como su sangre le salía de los cortes hechos por Selina – Todo lo que hice fue para preparar este mundo para el nuevo orden mundial.
-¿Uno que tú controlarías? – Bruce dijo, disgustado – Estás más loca de lo que pensé. Te he dado muchas oportunidades. No más...
-Ambos sabemos que no tienes estómago para este tipo de justicia, Bruce. Trataste de salvarme la última vez, ¿recuerdas? – dijo Talia, riéndose de la valentía de Bruce –
-En serio, hoy no me siento como yo – le respondió Bruce –
-Veremos si tienes el estómago para ese tipo de justicia – Talia lo desafió mientras arrojaba un cuchillo hacia Selina y Dick antes de tomar su espada del suelo. Talia atacó con su espada mientras Bruce la bloqueaba con sus guanteletes – Para detenerme, vas a tener que matarme.
Bruce guardó silencio mientras él y Talia luchaban a través del pequeño espacio en donde estaban. Talia lo fulminó con la mirada, asqueada antes de atacar desde arriba y Bruce bloquear mientras saltaban chispas. Batman se dio la vuelta cuando Talia saltó hacia atrás. Empujó a Selina y a Dick mientras Batman bloqueaba sus golpes antes agarrar del brazo a Talia cuando intentó golpear de nuevo. Y entonces, usando toda su fuerza bruta, Batman la arrojó sobre su espalda cuando golpeó el suelo.
-¿Qué estás esperando? No te contengas – le ordeno Talia a Batman – ¿O estás demasiado asustado?
-Talia, sé que hubo un tiempo en que te preocupabas por las personas. No hagas esto – Bruce le rogó –
-La muerte y el poder son las únicas monedas que importan. ¡No has aprendido nada! – Talía se burló –
Talia gritó, corriendo hacia Bruce con su espada y Batman se alejó rodando. Lo que Talia no esperaba, fue que Selina se interpuso entre ellos y de un giro rápido, le quito la espada de una patada, le estrello su palma en la nariz, y casi al final...
... tomo la espada de Talia y se la clavo directo en el corazón.
-Ríndete, Talía. Se acabó – dijo Selina –
Bruce dio un paso atrás mientras Talia caía, aun con el sable enterrado en el pecho
-Nunca me rendiré – respondió Talía desde el suelo, tratando de sacarse la espada de su corazón – Todos los que amas sufrirán... Bruce. ¿Sabías que tuve un hijo tuyo?
Y en ese momento, el rostro de Bruce Wayne se congelo bajo la máscara de titanio y todo su mundo se puso de cabeza.
-Eso no es cierto – él se arrodillo frente a Talia, tratando de que le dijera la verdad – Mientes...
-Es la verdad... Amado. Él tendría la edad de Richard Grayson de cuando lo adoptaste. Mi padre... me lo saco del vientre.
-Bruce no la escuches – le dijo Selina tocando su hombro – Te está mintiendo.
-Tiene razón – Dick Grayson intervino viendo los controles del vagón – Ya se acaban las vías y estamos por llegar a los submarinos. Hay que irnos.
-Le puse Damián – siguió diciéndole Talia a Bruce – Mi padre no quería a tu hijo... te quería a ti. Ese es el precio de tu amor... todos a los que amas resultaran lastimados. No vale la pena salvar al mundo... y no vale la pena salvarla a ella.
Talia soltó el sable que traía para poder arañar el suelo del vagón, pero sus dedos eran demasiado frágiles como para poder agarrar algo. Así que la mujer grito y hasta parecía salivar con la boca.
Igual que una perra rabiosa que trata de evitar su final, observó Selina con distancia.
Talia arañaba el control de operaciones del vagón, pero su forcejeo sólo le hacía resbalar aún más.
Bruce vio a la moribunda Talia y luego levanto su mirada hacia Selina. Ambas habían tenido una pelea tremenda y habían usado habilidades similares para la lucha de la que habían sido participes en ese vagón, aunque cada una con propósitos diferentes.
Bruce se había dado cuenta de que las dos eran muy diferentes.
-Bruce...
El miró abajo. Las manchas de sangre lamían los bordes de la camisa de Talia, y su largo cabello estaba empapado en el charco de sangre que se formaba alrededor de ella.
-¡Compartimos un vínculo! Eras la madre del hijo que nunca pudimos tener... que no nació. Te quiero Talia, pero no voy a salvarte.
Él le había fallado a Talia. Igual había muerto.
Eso solo le demostró que todo lo que Ra's Al Ghul tocaba se hacía polvo y se corrompía. Igual y todos en La Liga de Asesinos eran malvados.
Talia le indico con el dedo a Selina. Bruce contempló y Selina miró fijamente a Bruce. Una parte de ella quería que Bruce la matara, pero otra parte de ella sabía que Bruce nunca mataría porque una vez que Bruce quitara una vida, eso lo perseguiría para siempre.
Bajo sus pies, Talia Al Ghul estalló en gritos.
-¡Te odio Selina Kyle! – gritó la moribunda –
Aun con la adrenalina corriendo por su cuerpo, Selina bajó la mirada. Matarla sería un gesto de misericordia. No se sentía misericordiosa.
-Nunca te daré la satisfacción de ser la persona que crees que soy – Bruce dijo antes de que se levantara. Entonces Talia lanzo una última mirada de odio hacia todos –
-Tonto... siempre un tonto obstinado... es por eso que te amo.
Talia se rió antes de dejarse morir, sacando la espada de su pecho mientras se desangraba antes de colapsar totalmente e inclinar la cabeza con una mirada vidriosa.
-Perra loca – dijo Selina –
-Bruce, ¿estás bien? – Dick preguntó mientras ponía los controles del tren en aceleración máxima, listo para que la maquina se descarrilara y se estrellara contra el submarino de Talia Al Ghul – Ya lo programe para una colisión segura.
Selina aun seguía preguntándose si Talia realmente se había muerto o de alguna forma milagrosa regresaría del mundo de los muertos.
-No tenías por que hacer eso – le reprocho Bruce –
-Solo hice lo necesario – le respondió ella – Cuando la maquina se estrelle, Talia se convertirá en cenizas.
-Uh, creo que tenemos otro problema – Dick los interrumpió mientras el vagón comenzaba a hacer ruidos raros –
-¡Vámonos! – Batman gritó mientras tomaba a Selina por la cintura y disparara la Bat-garra con Dick siguiéndolos de cerca –
A salvo en los rieles, los tres descendieron de los cables y vieron la explosión más tremenda de sus vidas, pues el mini tren con los dos vagones restantes que le quedaban, colisiono fuertemente con un submarino que aun tenia secuaces en su interior, matándolos a todos.
Batman sonrió ante la idea de que había recuperado la biotoxina de las ropas de Talia antes de dejar de hablar con ella, pero lo que le había dicho... aun lo carcomía por dentro.
Al lado de Bruce y Dick, Selina se sentía calmada y despejada, y supo que subir hasta el exterior de la base podría costarles más tiempo del que tenían.
Al final, sólo le quedó una elección a Selina. La elección que había hecho muchos años antes, cuando vio a Batman por primera vez y también decidido ponerse la máscara para ser Catwoman. Al final seguía siendo Selina Kyle, seguía siendo la niña que creció en el East End, y no mataría a una mujer indefensa y moribunda.
La dejaría a la "voluntad de Dios", como decía su madre.
Selina volteo a ver como el resto del tren colapsaba en la base de submarinos y explotaba, pero entonces después se volteo y se alejó caminando.
Al cabo de un momento, tanto ella como Batman y Robín empezaron a correr.
En la plataforma de aterrizaje del Flying Fox, Barbara los esperaba en la rampa de descenso sentada en el Batmóvil, agitando frenéticamente los brazos.
-¡Rápido! ¡Por favor, ya vámonos! – Barbara paso revista por los rostros de los tres, viendo incomodidad tanto en el de Bruce como en el de Selina – ¿Dónde está Talia?
Bruce vio a Selina con una mirada como de reproche, y luego sus ojos volvieron hacia la cabina del vehículo.
-Talia está muerta.
Bruce subió la rampa hasta la cabina de mando y encendió los motores. Cuando Selina se sentó a su lado, el vehículo aéreo ya se dirigía a las nubes.
Bruce nunca miró hacia su lado.
Parecía que sostenía los controles más con furia que con concentración.
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