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15

Selina miró a Bruce y sonrió. Verlo respirar con dificultad mientras yacían en el suelo con las mantas sobre ellos, se sintió como una conquista para ella. ¡Y qué batalla había sido!

Bruce abrió los ojos y miró por encima de su cuerpo que brillaba por el sudor. Tan sexy como pensó que era antes, acercó a Selina a él.

-Nunca olvide tus abrazos –dijo ella – Tengo que admitir que no me esperaba eso.

-Bueno... normalmente no lo hago, pero... se sintió bien... no tenemos que hacerlo si tú...

-No, es perfecto Bruce - dijo Selina con una sonrisa –Esperaba que lo hiciéramos.

Con eso, apoyó la cabeza sobre el pecho de Bruce y lo rodeó con un brazo. Igualó su intimidad besándola en la frente y luego usó su mano para acariciarle el cabello.

Mientras yacían juntos, hubo un reflejo mutuo de su velada. La lujuria había sido increíble para ambos y confirmó aún más la química física que poseían juntos. Pero había una ternura que ahora seguía a la pasión cruda y esto los había sorprendido a los dos.

-Selina, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Por supuesto que puedes – respondió ella –

-Háblame de tu infancia – preguntó Bruce – Pero ahora con la verdad...

Selina pensó en la pregunta por un segundo. Su reacción natural sería levantar sus escudos y desviar la aproximación. Sin embargo, según algunas de sus conversaciones anteriores, tuvo la impresión de que Bruce simplemente estaba buscando a alguien con quien relacionarse cuando se trataba de su infancia.

Tomando una respiración profunda, comenzó a contar la historia.

-Después de que mi madre murió, la vida se puso muy mal. Mi papá siempre decía que le recordaba a ella y eso hizo que me odiara aún más de lo que ya lo hacía. Pasé la mayor parte de mi tiempo tratando de evitar sus borracheras – ella guardo silencio y Bruce supo lo que eso significaba. Había una laguna de esos tiempos que Selina odiaba, pero eso lo reluciría más adelante – Era un malnacido. Llamé a la policía y se lo llevaron a prisión. Luego nos llevaron a mí y a mi hermana a un orfanato, pero yo no me adapte y escape, por lo que después me metieron a un reformatorio... donde otra vez la historia se repitió. Viví en las calles por un tiempo hasta que tuve que hacer"cosas" para poder conseguir dinero... hice de todo para sobrevivir. Pasaron así los años y entonces adopte a una niña llamada Holly, me recordó mucho a mí y no quise que pasara por lo mismo que yo – y entonces Selina puso una cara triste, recordando las desgracias pasadas – Pero un proxeneta al que le robe me encontró. Fue entonces que después de su muerte, me tuve que separar de Holly y salir de Gotham. Ahora que ella está por terminar la universidad, solo queda Maggie aunque...

-Recuerdo cuando Harley te puso la trampa con tu hermana... Después de su recuperación ¿Ya no la frecuentaste? – preguntó Bruce –

-Ya no – respondió ella – Maggie es monja. Ni a ella ni a mi nos conviene que nos vean juntas. Por cierto... ¿A dónde encerraron a Harley?

-La envié a un agujero del que nunca podrá salir – contesto Bruce, mostrando desprecio por la payasa amante del Joker – Con ella en ese lugar y Joker en una celda de aislamiento en Arkham, no volverán a hacerte daño ni a ti ni a nadie. No tienes por que preocuparte.

Escuchar su historia resonó profundamente en Bruce.

-Ya había leído tu expediente – y eso definitivamente fue la gota que colmó el vaso para Selina –

-¿Dónde leíste eso? – preguntó ella volteando bruscamente hacia Bruce. Su tono era enojado –

-Los conseguí cuando descubrí que eras Catwoman – respondió Bruce levantándose – Simplemente...

Ella no le dejó terminar.

-¿Qué te hizo pensar que estaba bien que leyeras eso, Bruce? ¿Quién diablos te dio el derecho?

-Selina, sólo estaba tratando de entenderte. Todos esos años y nunca me contaste nada sobre tu vida – el la rodeó con sus brazos, pero ella no lo miró – Selina, quiero conocerte. Cuidarte. No quería entrometerme, pero debes dejarme entrar. Sigues diciéndome que necesito abrirme más, pero tú no harás lo mismo.

Los ojos de Selina ahora contenían ira y miedo.

Bruce intentó acunar su rostro entre sus manos. Normalmente ella se sonrojaba cuando él hacía esto. Pero en ese momento, Selina se apartó rehuyendo su toque.

-¡Sé cómo me miraba esa gente! Como yo fuera una cosa dañada... – ahora ella respiraba con dificultad y Bruce temía que pudiera estar teniendo un ataque de pánico –

-Selina por favor cálmate.

-¡NO! ¿Qué te hizo pensar que tenías algún derecho? ¿Por qué? ¿Porque eres Batman y necesitas sentirte como el héroe que me rescata?

Selina comenzó a alejarse. Bruce sabía que ella pondría otra vez sus barreras mientras estaba tan molesta.

-Selina, detente. No era mi intención hacerte sentir mal.

Selina se limitó a asentir.

Mientras Bruce sostenía una parte del pasado de Selina en su boca, él había recordado todos los hechos que había vivido con ella en el pasado. Sabía que la mujer que amaba no se sentía cómoda hablando de su infancia. Y quería respetar sus deseos. Había esperado que ella se abriera a él por su cuenta. Pero después casi diez años de conocerse, después de pasar por el infierno y volver a estar juntos, Selina todavía evitaba el tema de sus primeros años de vida a no ser que él lo sacara.

Ella siempre había mostrado signos de trauma infantil. Tenía un plan de contingencia para todo. Siempre se aseguró de tener el control de cada situación en la que se encontraba. Le resultaba difícil ser vulnerable o incluso hablar de sus problemas. Incluso con él. Ella adoptó un exterior impenetrable y mostró una confianza sísmica en todo momento. Las pocas veces que él le preguntó cómo fue su infancia, ella evitó el contacto visual y le dijo que no lo recordaba antes de cambiar rápidamente de tema. Era asombroso lo mucho que tenía en común con Bruce.

Después de algunas dudas iniciales, Bruce había recordado lo que decía el archivo de Selina. La joven Selina Kyle había sido arrestada por agredir a la directora del reformatorio en el que vivía. Selina fue descrita como "de lengua afilada y volátil". Decían que no se quedó a cumplir su condena y que se había escapado apenas tres semanas después de ser encerrada. También había muchos otros archivos policiales de que había sido arrestada durante su adolescencia mientras que "trabajaba" en las calles.

Bruce apenas estaba empezando a reconstruir lo que esas "personas" podrían haber hecho para provocar una respuesta tan violenta por parte de Selina, cuando se le ocurrió algo para que ella se calmara. Él entendió sus temores de volver a confiarle su corazón. Pero él no permitiría que nada se interpusiera entre ellos. No después de todo lo que habían pasado.

-Fui un tonto. Perdí tantos años tratando de mantenerte alejada. Tratando de no mostrarte lo mucho que significas para mí. Me dije a mí mismo que nos estaba protegiendo a los dos. Pero me equivoqué, Selina. Esa no es forma de vivir. Cualesquiera que sean las heridas que la vida nos haya infligido, no podemos dejar que nos derroten. ¿Y quién más podría haberme enseñado eso sino tú?

-Tú... nunca me dijiste... – dijo Selina mientras un nuevo chorro de lágrimas brotaba de sus ojos. Ella aun no lo volteaba a ver –

-Todavía tengo miedo de la muerte, Selina. No tengo miedo de morir yo mismo. Temo perder a mi familia: a Dick, a Alfred... y a ti.

Este era Bruce Wayne al descubierto. Selina solo volteo y lo besó suavemente en la mejilla para hacerle saber que estaba bien. Ella estaba ahí.

-Cuando tú y yo nos conocimos, supe que había una conexión entre nosotros. Traté con todas mis fuerzas de evitar actuar según esos sentimientos, de mantenerte alejado de mí. Porque una parte de mí sabía que si te permitía estar cerca, significarías demasiado para mí. Que estaría destrozado sin posibilidad de reparación si alguna vez te perdiera. Así que intenté todo para alejarte. Traté de intimidarte, pero obviamente eso te excitó.

Selina sonrió ante esto. Podía recordar todas esas veces que Batman había intentado aterrorizarla. Cómo entrecerraba los ojos, apretaba los puños y ensanchaba los hombros para parecer más grande. Y cómo tuvo un efecto extraño en su cuerpo y la hizo desearlo aún más.

-Recuerdo todo eso – dijo ella acariciando su mano –

Bruce le devolvió la sonrisa, quien obviamente estaba pensando lo mismo.

-Traté de ser frío contigo. Pero no me abandonaste. Siempre estuviste ahí para ayudarme a mí y a mis muchachos. Y antes de darme cuenta, estaba loco por ti. Perdí esa batalla. No pude detenerme.

Una sola lágrima cayó del hermoso ojo de Selina. Bruce la limpió y la acercó.

-Te estoy contando todo esto porque quiero que sepas que confío completamente en ti. Selina, te he dado el poder de destruirme porque sé que nunca lo usarás contra mí. Sé que tú también puedes confiar en mí. Puedes mostrarme tus heridas y saber que nunca jamás te juzgaré. No te estoy presionando para que me lo digas ahora. Pero cada vez que lo decidas, te prometo que te escucharé y te creeré.

Selina se tomó un minuto para considerar todo lo que Bruce acababa de decirle. Cómo estaba dispuesto a ser vulnerable ante ella. También pensó en el momento mismo; que debía respetar la necesidad de Bruce de ser su sistema de apoyo. Decidió que ya era hora de desahogarse ante el hombre que mejor la conocía.

-Bruce, el reformatorio en el que estuve... ese lugar era tóxico. La directora estaba malversando los fondos para alimentos y ella misma se los estaba embolsando. Cuando me di cuenta de esto la enfrente, pero solo gane que ella y los encargados me secuestraran en la noche y me metieran en una bolsa para después echarme al rio – una sonrisa amarga apareció en los labios de ella al recordar esa noche – Después de que escape volví al orfanato y le robe todo el dinero para poder subsistir en la calle, pero obviamente eso no duro y tuve que "venderme" para poder comprar comida y rentar un cuartito para dormir – Selina inhaló profundamente y luego prosiguió – ¿Qué podía hacer? Era una niña menor de edad que además había estado en el reformatorio. No podía conseguir un empleo decente y en las ocasiones en las que conseguía trabajo de mesera no me alcanzaba el dinero para nada.

Bruce frotó suavemente la espalda de Selina mientras sus lágrimas caían y su respiración se volvía irregular. Ella lo miró a los ojos y dijo:

-Tu decidiste hacer tus propias reglas por que viviste en carne propia la injusticia de parte de los delincuentes y el sistema. Yo lo hice por que esa era la única forma que había conocido para vivir. Cuando estuvimos juntos hace unos años, yo quería decírtelo... quería decirte que era Catwoman y todo lo que había pasado conmigo, pero no estaba segura de cómo me mirarías.

-Selina... – Bruce sostuvo su rostro entre sus manos – lo que pasó contigo fue tu culpa. Sólo trataste de sobrevivir como podías. Hiciste lo que había que hacer, nada más y nada menos.

Selina comenzó a llorar de puro alivio. Bruce la abrazó cálidamente y ella apoyó la cabeza en su pecho.

-Bruce... gracias – susurró Selina mientras sus lágrimas humedecían la capa con la que se cubría –

-Lo siento Selina – dijo el sombríamente – Sé lo que se siente estar solo.

-No tienes hermanos, ¿verdad?

-Yo era hijo único – respondió Bruce – Después de que mis padres fueron asesinados, todo lo que tenía era Alfred.

-Ya decía yo, más bien parece tu papá y no tu empleado – Selina sonrió, le alegraba eso de Bruce – Lo quieres mucho, ¿verdad?

-Él es... bueno... era el mayordomo de la familia – dijo Bruce con cierta comodidad – Él se hizo cargo... perdón, se hace cargo de mí. El y Dick son todo lo que tengo.

-Realmente no puedo relacionarme, pero me alegro de que tengas a alguien – dijo Selina –

-Tuviste a Holly, eso es alguien.

-Sí, supongo que tienes razón – ella estuvo de acuerdo, asintiendo con alegría –Tanto como creo que la ayude, y probablemente ella me también me ayudo a mi.

Tanto Bruce como Selina se sorprendieron de su nivel de comodidad al hablar sobre sus respectivos traumas. Ninguno de los dos se había abierto así antes, sin embargo, entre ellos fue tan fácil. Durante esos preciosos momentos, todas las defensas estaban bajas y solo estaban Selina y Bruce.

Mientras yacían en un cómodo silencio, Selina comenzó a deslizar juguetonamente su dedo por su pecho desnudo hacia su estómago. Se detuvo en una sección circular de tejido cicatricial.

-Realmente no me di cuenta de esto antes – comentó ella volviendo a ver las cicatrices de Bruce, notando ahora que eran más que la última vez – Tengo miedo de preguntar, porque creo que sé la respuesta.

Su pregunta hizo que Bruce reflexionara en el tiempo. Todavía podía recordar la noche, el dolor abrasador cuando la bala fue frenada por su traje de Kevlar, pero aun así se clavó en su abdomen. Las habilidades de Alfred definitivamente eran necesarias esa noche.

-Fue una bala – respondió el – Sucedió durante un atraco a un banco y el tirador tuvo suerte. Me obligó a actualizar mi armadura a lo que es hoy.

Al ver el costo físico que Bruce se vio obligado a soportar, Selina sintió que la atravesaba una punzada de remordimiento.

-¿Por qué te haces pasar por esto Bruce? – preguntó ella –Entiendo que quieras vengar a tus padres, pero ¿tienes que sufrir así?

-No sé cómo responder a eso – dijo el con expresión de dolor –

-¿Te sientes culpable?

-Yo... no creo entender lo que quieres decir.

-Por la muerte de tus padres... ¿te sientes... responsable?

Escuchar esas palabras provenientes de Selina fue como un martillazo. Este evento había marcado emocionalmente a Bruce profundamente y era un tema del que nunca hablaba. Selina pudo sentir de inmediato que esa pregunta podría ser demasiado.

-Lo siento, Bruce... no estaba tratando de molestarte – dijo Selina a modo de disculpa y puso su mano a un lado de su rostro –

-Lo sé – esa fue la respuesta de Bruce – Este no es un tema que yo maneje bien.

-Olvídalo Bruce – dijo Selina y lo besó suavemente en los labios. Ahora solo había amor y tranquilidad – Volvamos a cosas más felices.

Acomodó su cabeza en el pecho de Bruce y dejó escapar un pequeño suspiro.

-Solo háblame de cualquier cosa, no me importa de qué tema – solicitó ella – Tu voz es relajante.

Bruce obedeció y comenzó a divagar con total banalidad. Se quedaron juntos por mucho rato hablando y hablando. Sobre todo. Y nada. Y cualquier cosa en el mundo.

***

-¿Te acuerdas de cómo nos conocimos? – le pregunto Selina –

-Tengo muy vagos recuerdos sobre eso – le contesto Bruce, acariciando el cabello de ella que estaba de espaldas – Fue en un bote donde te robaste un collar.

-No... yo recuerdo que fue en las calles. Tú me salvaste de Black Mask... creo que aún no era Catwoman.

-¿Qué no fue en esa fiesta en el museo en donde bailamos al ritmo de una Big Band? – dijo el, riendo ante el recuerdo tan ridículo –

-Hay algo de eso – murmuro ella. La voz de Selina también era tan relajante para el momento – Fue casi con la sincronicidad con la que luchábamos en los tejados.

Y entonces, Bruce se puso temeroso. Saco un objeto pequeño de uno de los compartimientos de su cinturón y lo tomo fuertemente con su mano derecha. Todavía no estaba seguro de si podría o no seguir adelante con esto.

-Selina yo... – Él se opuso a sí mismo. Maldita sea, ¿por qué era eso tan difícil? Bueno, podría pensar en una docena de respuestas diferentes de por qué era tan difícil. Pero al mismo tiempo, también se dio cuenta de algo. Se dio cuenta de muchas cosas en realidad –

En primer lugar, la vida era corta. Y la juventud de ambos fue aún más corta. Si iba a estar realmente con ella, tendría que tomar la decisión ahora, de una vez por todas. No podía postergarlo más. Cada vez que uno o ambos estaban a punto de morir, solo volvían a llevar ese hecho a casa.

En segundo lugar, descubrió que la mera presencia de ella en su vida lo ayudaba. Lo ayudó a recuperarse un poco mucho después de la muerte de sus padres. Eso era algo de lo que nunca se recuperaría por completo, lo supo el día que sucedió. Pero ella lo ayudó. De una manera que nadie más podría. Ni Clark, ni Barbara, ni Dick, ni siquiera Alfred que si lo intentó, y Dios sabe que lo hizo. No. Solo ella podía ayudarlo a llenar suficientemente ese vacío.

La tercera razón era tan simple como podría ser. Él sólo la deseaba y la amaba. Realmente no había otra manera de decirlo. Y así finalmente completó lo que estaba tratando de decirle:

-Selina... realmente no recuerdo donde te conocí.

-Lo importante es que estamos aquí ahora, y que nos amamos – dijo ella, poniendo una mano en la mejilla de Bruce, como si lo que dijera el no fuera para tanto –

-Si es importante, y necesito dejar algo en claro...

Selina levantó una ceja. Si ella podía entender lo que él estaba tratando de decir, él no lo sabía, y ella hizo un buen trabajo al no demostrarlo si ese era el caso. Y entonces abrió la palma de su mano y le mostro la sortija.

Los ojos verdes de Selina se abrieron completamente sorprendidos en el segundo que lo vio. Dado a alguien de su riqueza, encontrar un anillo bonito no fue difícil. Y el anillo hasta tenia grabado un gato a su alrededor.

Este era el momento de la verdad. Era ahora o nunca. Bruce se armó de valor, todo por lo que habían pasado juntos a través de los años los llevo hasta ahí, a esa isla, a la cueva, a esa única decisión que los afectaría para siempre. Bruce decidió decirlo lo mejor que pudo.

-Sabes que te amo. Pero... no quiero que estemos constantemente jugando este juego de juntarnos cada cierto tiempo. Solo quiero que tomemos una decisión para bien o para mal. Ya tengo 44 años y... quiero estar contigo Selina.

Ella lo miró fijamente. Durante lo que pareció tanto tiempo, no se dijo nada. ¿Qué podría decir ella? A pesar de todos sus talentos, probablemente no podría haber predicho esto. Ella pensó que ya lo había descubierto. El sentimiento era algo mutuo. Pero finalmente, ella habló:

-Bruce yo... – Ella lo miró fijamente – ¿Seguro que quieres hacer esto?

-Dije que quiero estar contigo, pero solo si estás segura de que quieres esto.

-Bueno, quiero decir, si quieres que admita que te amo, lo hago. Pero, no sé... "Selina Wayne" suena un poco estúpido, ¿no crees? – ella sonrió, algo nerviosa. Claro que lo amaba, desde hacía años. El había sido el buen hombre que le había enseñado que existía el bien en el mundo y que además quería que ella se diera cuenta de eso. Y al fin supo lo que realmente quería. No a todos los diamantes del mundo, no al dinero de un ricachón, no al vigilante enmascarado que la entretenía por las noches ni al playboy engreído que la hacía reír. Solo lo quería a EL, solo a Bruce, sin la máscara. A "EL" – Es solo que el matrimonio nunca ha sido realmente algo que ninguno de nosotros haya considerado como una posibilidad, ¿verdad?

-Es algo que no pensé que fuera posible porque no pensé que podría conseguirlo. Pero has cambiado eso – dijo Bruce mientras ella sonreía –

-Eso sonó un poco cursi.

Se quedaron en silencio una vez más. No estaban seguros de poder soportar eso mucho más tiempo. Finalmente, ella le dio una respuesta:

-Te amo, Bruce Wayne... y siempre lo hare – Bruce no se molestó en fingir que no escuchó eso, porque sabía que sí. Sabía que era un si –

-No será una vida fácil...

Selina sonrió... como nunca lo había hecho en su vida.

-¿Cuándo lo ha sido para nosotros?

-Lo digo en serio. Si estuviéramos juntos, no... No sería un matrimonio ideal... todavía tendría que dedicar mi tiempo a la ciudad y...

-Bueno, todo buen esposo tiene un trabajo, ¿verdad? El tuyo está aquí... – Ella miró hacia afuera de la cueva, hacia el mundo y más allá de los cielos antes de voltearse hacia él – Si quieres estar conmigo así, entonces estoy dispuesta a estar contigo. Y ahora qué sé que te juntas con todos esos seres superpoderosos, yo puedo echarte una mano en Gotham cuando no estés.

Ahora era el turno de Bruce de decidir. No le tomó mucho tiempo. Esto estaba más cerca de lo que jamás había estado antes con ese tipo de felicidad. Si la dejaba escapar, nunca se lo perdonaría.

-Te conocí como Selina, aquella que fingía ser una snob... y luego como Catwoman, la mejor ladrona del mundo.

-Yo te conocí como Batman, el justiciero de Gotham City... y luego como Bruce Wayne, el idiota que chocaba sus autos – ella rio, aunque esta vez cargada completamente de alegría –

-No sé si fue en un bote o en un museo...

-O en las calles o en los tejados...

"Te conocí en la playa", dijeron ambos al mismo tiempo, refiriéndose al momento en que conocieron la verdadera felicidad.

Bruce la atrajo más cerca pero Selina no tomó el anillo. En cambio, cerró los ojos y acercó sus labios a los de él... y se besaron.

Finalmente habían encontrado la felicidad... aunque solo hubiera sido por un momento.

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