Especial navideño
Artista imagen multimedia: bonk4me (twitter)
Había pasado un tiempo desde que no la veía. Catra pensaba en Adora con frecuencia. Ambas se separaron en la secundaria, cuando eligieron universidades diferentes. Estuvieron una noche juntas, la que acordaron que fuese su despedida. Esa noche sucedieron muchas cosas, gracias a la ayuda de un poco de alcohol. Pero ninguna dijo lo que realmente sentía.
Ahora ambas estaban tituladas, y aunque Catra tuvo uno que otro romance, y muchos encuentros de una noche, nunca se embarcó en una relación demasiado larga. Suspiró mientras seguía lavando la loza de la noche anterior. No era demasiado, ya que hacía poco que vivía sola, Scorpia se había mudado con Perfuma. Y fue gracias a Perfuma, que la invitaron a una cena de navidad, que, curiosamente, tenía en común amigos de Adora.
O mejor dicho, era una conocida de Adora, pero una amiga de Glimmer, que sí era amiga de la rubia. La morena no podía creer que el destino las reencontrara de esa manera. Se sentía una idiota por estar nerviosa y ansiosa por la cena. Se preguntaba si Adora la extrañó durante ese tiempo, o si al menos la recordaba.
Se sentó en el sofá, intentando relajarse viendo Instagram. Pero no le ayudó en absoluto ver que Adora había subido una foto con un cintillo con cuernos de reno sonriendo, y abajo, en la descripción, había puesto: "Preparándome para la cena de esta noche. No puedo esperar por volver a verla." La morena creyó tener un infarto cuando leyó la última frase. ¿Le estaba tirando un palo? Ahora temía estar asumiendo cosas que no eran.
Pero no hubo tiempo de cavilar, porque en ese momento la llamó Scorpia, fue tal el susto que se le cayó el teléfono de las manos.
—Hey, Catra. Recuerda estar lista para hoy a las 8, iremos por ti a esa hora. No me vengas con excusas de última hora que no quieres ir ¿ok? Incluso Entrapta va ir, es amiga de Bow, el prometido de Glimmer.
—Sí, sí. Ya te dije que voy a ir. Es más, estoy viendo que ponerme en estos momentos— mintió Catra.
—Sí, además alguien se muere por volver a verte —se rio Scorpia.
—Jamás debí contártelo —masculló Catra.
—Ay, no seas así. Fue inevitable ver la publicación de Adora, Perfuma me lo mostró muy emocionada, está más ansiosa que tú por su reencuentro.
—¿Le contaste a Perfuma?
—Oh, tengo que irme. Me está esperando, nos vemos después, adiós.
Scorpia colgó la llamada antes de que Catra le gritara algo. "Maldita cobarde", murmuró en voz baja la morena. No podía creerlo. Scorpia era pésima guardando secretos, Entrapta igual, no podía hablar con nadie. Suspiró. Seguía pensando en que ojalá supiera qué estaba pasando por la mente de Adora en esos momentos.
Por otro lado, Adora se estaba arrepintiendo de su última publicación, pero ya era demasiado tarde, Catra le había dejado un corazón en esa foto. Ya la había visto y de alguna manera se sentía patética. Pero era cierto lo que había escrito en esa descripción, tenía muchas ganas de volver a ver a Catra. Fue su primera amiga, su primer amor, y se arrepentía de haber dejado que la distancia la alejara de ella.
Además, Catra era orgullosa, no rogaría por su atención ni le exigiría explicaciones ni nada. Simplemente le haría la ley del hielo, y eso fue lo que pasó cuando ella se fue a la universidad de Brightmoon. Se preguntaba si a ella le emocionaba la idea de reencontrarse después de tantos años. Tal vez le lanzaría una mirada llena de desprecio y la ignoraría por toda la noche, pero esa era la actitud de la morena en su adolescencia, no necesariamente sería de la misma manera.
Tal vez le recriminaría por romper su promesa e irse a una universidad diferente. Pero eso sería muy egoísta de su parte, incluso siendo Catra, ya que era una buena oportunidad que no podía dejar pasar. A pesar de todo, la rubia sabía que a la morena le había ido bien, era una abogada exitosa que trabajaba en un buffet de prestigio, y hasta el momento nunca había perdido un caso.
Adora había conseguido el trabajo de sus sueños en la ONU, por lo que estaba feliz, aunque sentía que algo le faltaba a su vida. Estuvo dándole vueltas al asunto y se dio cuenta de que le faltaba alguien en quien confiar ciegamente, alguien a quien entregarle su corazón; alguien como Catra. Cuando llegó a esa conclusión, decidió volver a buscarla para reconquistarla, si es que aquella noche que compartieron antes de separarse contaba.
Así fue como descubrió que la novia de Perfuma era la mejor amiga de Catra. Entonces lo siguiente que hizo fue decirle a Glimmer de esa coincidencia y de alguna manera llegaron a ese punto: una cena de navidad. Llegó a ese punto en el que la incertidumbre y el lento paso del tiempo la mantenían ansiosa, pasándose toda clase de películas en su mente, imaginando situaciones inverosímiles cuando se reencontraran.
Glimmer llegó a cierta hora de la tarde a revolotear a su alrededor, ayudándole a escoger ropa, pero Adora no le prestaba atención realmente, estaba algo desconectada. Seguía recordando el pasado, en lo que hubiera sucedido si su decisión fuera otra. ¿Catra seguiría a su lado? ¿Tendrían el mismo éxito profesional que tenían actualmente?
No dejaba de hacerse preguntas, por lo que incluso Glimmer notó que su amiga estaba en otra.
—Adora. Despierta. Tienes que dejar de imaginarte cosas. No va a pasar nada malo, y lo hecho, hecho está. No sirve de nada lamentarte por el pasado. Lo importante es que ahora tienes otra oportunidad, y deberías aprovecharla.
Adora sopesó por un momento las palabras de su amiga, para luego sonreír.
—¿Quién eres y qué hiciste con mi Glimmer?
Glimmer le dio un empujón suave mientras se reía.
—No lo sé. La muerte de mi madre me hizo más reflexiva quizás. Por eso me alegré por ti, cuando descubriste que había una conexión que podría devolverte a Catra. Espero de corazón que sanes las heridas que tienes por ese pasado que comparten.
Adora lanzó un largo suspiro antes de volver a hablar.
—Lo que más me preocupa es que aún me guarde rencor y no venga. Ella se sentía abandonada, me lo dijo la última vez que hablamos, fue en una llamada telefónica. Se escuchaba algo ebria. Después de esa noche, no volvimos a hablar.
—Y en ese tiempo aún no existían las redes sociales, o hubiera sido más fácil acosarla por internet —intentó bromear Glimmer, pero Adora seguía seria y con una mirada triste.
—Gracias por intentar animarme, Glimmer. Pero creo que le debo una disculpa. Fui una idiota egoísta. Pensé que ella estaría para mí siempre, lo di por hecho.
—Ustedes eran mejores amigas de toda la vida, era normal pensar eso, Adora, además, eras una adolescente. A esa edad todos cometemos errores. ¡Vamos! No te quiero ver con cara larga, te ves preciosa con ese outfit que te escogí.
Adora sonrió, y se dejó llevar de la mano por su amiga a la salida de su departamento. Ella tenía razón, ahora tenía otra oportunidad y debía aprovecharla. Mientras tanto, Scorpia y Perfuma recogían a Catra, que estaba tan seria que parecía que estuviera enojada, cuando en realidad sólo estaba nerviosa. Scorpia tuvo que aclarárselo a Perfuma, que se sentía culpable por llevar a la morena a una fiesta contra su voluntad.
Catra había pensado mucho en cómo había actuado en el pasado, y había llegado a una conclusión: debía disculparse con la rubia. Adora no tenía la culpa de su inmadurez emocional, ella había escogido lo mejor para su futuro, no había actuado de manera justa, había sido egoísta. Debía comportarse como la mujer adulta que era y disculparse apropiadamente, para comenzar de nuevo. Quizás, Adora aún la quería de la misma manera que ella.
Y si no fuese así, podía reconquistarla, no había problema. Se miró en el espejo retrovisor, le gustaba ese traje de dos piezas color vino, se sentía siempre atractiva y segura de sí misma, pero ese día dudaba de todo.
—Ya llegamos —anunció Scorpia, sobresaltando a la morena, que seguía inmersa en sus pensamientos.
Observó el lugar, era básicamente una mansión moderna. Nunca le habían gustado esos lugares de ricachones, pero ya se había acostumbrado debido a su trabajo. Trabajaba para clientes adinerados, más de alguna vez había tenido una reunión en alguna de sus propiedades.
Bow y Glimmer, quienes vestían con colores a juego, salieron a recibirlas, darles la bienvenida y guiarlas al interior. Catra creía que se le saldría el corazón del pecho, escuchaba cómo le martilleaba, por lo que respiró hondo antes de echar un vistazo al interior. Había un par de personas más, pero Adora no estaba entre ellas. El estómago se le encogió, estaba ahí por nada.
—¿Catra?
Esa voz tan familiar sonaba detrás de ella. Era Adora. La morena volteó, sin poder evitar sonreír del alivio. La rubia se veía radiante, estaba usando un vestido blanco con detalles dorados. Y le estaba sonriendo, con ese mismo rostro que ella recordaba, ese que hacía sentir su corazón rodeado de calidez.
—Adora... yo...
En ese momento Glimmer gritó un poco para que todos prestaran atención. Dio un discurso muy emotivo sobre los sentimientos o algo así, pero ni Catra ni Adora se quedaron para escucharlo. La rubia le tendió una mano a la morena, la cual aceptó, y se dejó guiar a una terraza que estaba del otro lado de la sala principal.
Al estar en un terreno en altura, se podía ver una perspectiva de toda la ciudad. La noche estaba despejada, la luna en lo alto iluminaba lo suficiente como para que no hiciera falta encender luces. Ambas se rieron al llegar, sentían como si hubieran escapado de clases otra vez.
—¿Vamos a fumar algo ilegal esta vez?
Adora se rio a carcajadas por la broma de Catra. Cualquier duda o angustia que tuviese hasta entonces se disipó. Se sentía realmente relajada.
—Sabes, durante todo el día pensé lo peor, y ahora me siento una estúpida —habló Adora.
Catra se rio suavemente, lo que hizo que la rubia se derritiera por dentro.
—No eres la única. Estuve pensando mucho en todo lo que pasó, y... Quería disculparme contigo. No fue justa mi reacción, debería haberte apoyado...
—¡Espera! Antes que sigas, yo también debería disculparme por darte por sentado. No tuve en cuenta lo que sentías por mí, a pesar de lo obvia que eras...
Catra tomó ambas manos de Adora, interrumpiéndola.
—Adora, creo que ambas entendimos el daño que nos hicimos. ¿Te gustaría que empezáramos de nuevo?
—Sí, me gustaría —respondió sonriendo.
Se soltaron las manos para darse un abrazo, ese abrazo apretado fue el inicio de algo más intenso. Catra aspiró el perfume de Adora, sintió la piel de su rostro contra el suyo, lo que le hizo perder la cabeza. No lo dudó y buscó la boca de la rubia, para besarla intensamente. Sus lenguas comenzaron un juego húmedo que calentó sus cuerpos, ambas deseaban más, a pesar de que pensaban tomarse con calma las cosas.
Era imposible aguantar la sensación y no sucumbir al deseo que sentían la una por la otra. Las manos de Catra se metieron debajo de la blusa, buscando la piel de Adora, era tan suave como lo recordaba de aquella única noche que compartieron sus cuerpos. Todo parecía ir bien, hasta que escucharon a Glimmer gritar el nombre de Adora.
—Mierda —murmuró Adora, separándose con dificultad de Catra, cuyo rostro mostraba clara decepción.
—¿No puede esperar un poco? —alegó la morena.
—Sabes que podemos seguir después. Pero hoy vinimos a cenar, y no, no hagas pucheros, no van a funcionar.
Adora desvió la mirada hacia su blusa, arreglándose la ropa. Se rio a carcajadas sin poder evitarlo. Al principio Catra la miró como si estuviera loca, pero se largó a reír con la rubia también. No pasó ni un minuto desde que se reconciliaron y ya estaban encima de la otra. Caminaron de la mano de vuelta al salón, sonriendo como un par de adolescentes enamoradas.
Glimmer anunció que comenzarían a cenar así que debían ir a sentarse. Entre ella y Bow fueron llevando todo desde la cocina al comedor, que tenía una mesa en la que podían sentarse una decena de personas. Adora también ayudó, Scorpia también, porque habían preparado tanta comida que no parecía que fueran a terminar pronto de ir a dejar todo a la mesa.
La cena estuvo agradable, Adora y Catra no dejaron de hablar en toda la noche, ignorando bastante al resto, que incluso las molestaban de vez en cuando pero ellas no se daban por enteradas. Luego de terminar de comer, comenzaron a intercambiar regalos, aunque algunas quedaron al debe, como Entrapta, Perfuma, Adora y Catra. Ninguna pensó que había que llevar regalos.
Fue una noche divertida, y cuando fue la hora de despedirse, el corazón de Catra volvía a latir desbocado. Quería pasar la noche con Adora, pero, más que eso, quería ser su novia. Ya no había ninguna duda. Tal vez no era la mejor fecha, pero, decidió que no seguiría perdiendo el tiempo.
—¿Quieres pasar a mi casa? —preguntaron al unísono, lo que las hizo reír.
—Bien, creo que deberíamos ir a la que quede más cerca —comentó Catra.
Cuando calcularon que estaban más o menos a la misma distancia, decidieron dejarlo a la suerte, la primera que consiguiera uber, sería el lugar al que irían. La suerte estuvo del lado de Catra, quien se alegró de haber decorado un poco su apartamento. Al cabo de media hora aproximadamente, llegaron al hogar de la morena.
—¡Espera! —dijo Catra al abrir la puerta, señalando al marco de la puerta. Arriba estaba pegado un pequeño muérdago. Le sonrió complacida a Adora, que se rio.
—No me digas que quería que viniéramos a tu casa porque querías demasiado un beso mío.
—No sólo quiero un beso —respondió la morena, acercándose más al rostro de la rubia.
Se besaron otra vez, con el corazón desbocado, abrazándose con fuerza, como si nada de eso fuera real. En cierta forma, se sentía como un sueño para ambas. Al entrar y cerrar por fin la puerta, Adora notó que el lugar estaba decorado de forma navideña.
—Está muy linda tu casa, Catra.
—No tan linda como tu cara, mi Adora.
Adora enrojeció, no esperaba para nada esa respuesta.
—Y eres más linda todavía cuando te sonrojas, mi amor.
—Ya basta —dijo Adora, intentando fingir molestia, pero la verdad le encantaba que Catra la llamara así. Siempre quiso que la llamara así.
Catra tomó su rostro con ambas manos para que la mirase. Adora se perdió en su mirada, la cual brillaba de la emoción.
—Te amo. Me arrepiento de no habértelo dicho antes, pero siempre te he amado, Adora.
—Yo también te amo, Catra, más de lo que te imaginas —respondió sonriendo la rubia.
Ambas volvieron a abrazarse, mientras sus bocas se unían otra vez, calentado sus cuerpos. Esta vez, fueron caminando hacia la habitación de Catra, dejando un reguero de prendas en el suelo. La morena empujó con suavidad a Adora en la cama, se había quedado con las ganas así que iría primero. Le lanzó una mirada lasciva al cuerpo de la rubia, recorriéndolo de arriba abajo.
Su cuerpo estaba trabajado, su abdomen era prácticamente perfecto, sus piernas torneadas, Catra sentía que se le caía la baba. Se enfocó en sus pechos primero, besándolos, amasándolos y succionándolos, escuchando los gemidos que salían de la boca de Adora con placer.
Con una mano tocó el centro húmedo de la rubia, quien jadeó al contacto. Luego introdujo un par de dedos, para extraer algo de aquella humedad. Llevó sus dedos a su lengua, mientras Adora miraba cómo la probaba.
—Sabes muy bien, Adora —dijo con una sonrisa perversa Catra.
Sin más preámbulos, bajó hasta el vientre de la rubia, donde luego de una seguidilla de besos, se sumergió en la humedad de Adora, donde bebió como si hubiera un mañana, arrancando más gemidos de la rubia. No pasó mucho tiempo para que Adora alcanzara el clímax, pero Catra no se movió de ahí. Incluso, se ayudó con un par de dedos para seguir estimulando a la rubia.
Adora se dejó llevar, hasta que Catra decidió tomarse un descanso y sentarse en su cara. La rubia aprovechó de manosear como quería el trasero de la morena, mientras lamía con devoción ese pequeño nodo de placer. Bebió de ese elixir como hacía tanto quería, e incluso había fantaseado. No fue lo único que sucedió esa noche.
Catra tenía toda clase de juguetes, por lo que probaron algunos. Fue la mejor navidad que pasaron ambas, aún cuando se durmieron al amanecer. Al despertar, Catra observó a su lado, con algo de temor de que todo eso hubiera sido un maravilloso sueño. Pero no lo era, ahí estaba Adora, su futura novia, y por qué no, su futura esposa. Volvió a dormirse abrazada a la rubia, con una sensación cálida en su pecho, había recibido el mejor regalo de todos en navidad: amor.
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