5. EL MUNDO MÁGICO DE LU
Capítulo 5. El mundo mágico de Lu.
—¡Y después me cantó una canción de cuna! —exclamó Lucy mientras guiaba a sus hermanos y nueva amiga por el largo pasillo. —La canción me hizo dormir, ¡pero luego desperté y el señor Tumnus me ayudó a escapar y volver aquí antes de que la bruja me encontrara!
Luego del encuentro de Peter y Catherine en el salón de baile y de que escucharan los gritos de Lucy, todos salieron preocupados de su escondite para saber que le había pasado a la pequeña. Resulta que la menor de los Pevensie había encontrado un mundo tras las puertas de un descuidado, pero hermoso armario en una habitación vacía.
Al menos eso era lo que la pequeña decía. Y ahora los estaba llevando hacia allá.
—Lucy, creo que es un juego muy divertido, pero a la misma vez no creo que el profesor o Macready nos den permiso para entrar a una habitación tan lejos de lo habitual. —le dijo Peter con un tono suave, tratando de que su hermanita cambiara de idea.
—¡No es un juego! —exclamó Lucy algo enfadada e indignada, sin dejar de caminar.
Catherine estaba algo confundida, el encuentro que tuvo con Peter la dejó algo aturdida e incapaz de pensar con mucha claridad, así que no le estaba prestando mucha atención a los Pevensie. Mucho menos cuando las palabras dormir, bruja y canción de cuna entraron a la conversación.
—Lucy, ya basta. Peter tiene razón. —dijo Susan algo molesta cuando finalmente llegaron a la habitación del armario.
La pequeña ignoró a su hermana y colocó a los cuatro en frente del mueble, pidiéndoles con la mirada que se acercaran y vieran el mundo nevado. Peter fue el primero en acercarse, los demás lo observaban curiosos, pensando que probablemente Lucy si estaba diciendo la verdad. Hasta que el rubio tocó la parte de atrás del armario, confirmando que no había ningún mundo mágico dentro.
—Lucy, bonita. —Peter se arrodilló a la altura de su hermana, mirándola con algo de lástima. —Lo único que este armario tiene de bosque, son los árboles tallados en la puerta.
—Un juego a la vez, Lu, —Catherine le pidió a su pequeña amiga, intentando reírse de la broma con amabilidad y eliminando los rastros de preocupación de su cuerpo. —No todos tenemos una gran imaginación como la tuya, nosotros somos más viejos.
—¡No he imaginado nada, lo que digo es verdad! —gritó la de cabello cobrizo con enojo, logrando sobresaltar a sus hermanos y amiga. Lucy nunca hacía berrinches de este tipo.
—Lucy, ya es suficiente. —determinó Susan con un tono serio. Le gustaban los juegos, siempre y cuando el respeto no se perdiera.
—Bueno, yo le creo. —Edmund se integró a la conversación con una mirada algo malvada, jugando con la piel alrededor de sus uñas.
La mirada de Lucy se levantó con felicidad.
—¿Lo haces?
Catherine, quien se estaba quedando al margen ya que la conversación de pronto se había vuelto familiar, se dio cuenta que los ojitos chocolate de Edmund destellaban malicia, y se esperó lo peor.
—Por supuesto, —afirmó el azabache con una creciente sonrisa ladina. —¿No has visto el campo de fútbol que está en el cajón de la alacena? Juro que esta mañana vi al equipo de Inglaterra jugar un partido.
La pequeña lentamente comenzó a botar lágrima tras lágrima, observando a su hermano decepcionada y estresada. Y Peter no pudo evitar controlar su temperamento, Lucy era lo más importante en su vida y no soportaba verla de esa manera, incluso cuando quizás ella había iniciado el berrinche. Se acercó a paso firme donde estaba Edmund, y sin perder tiempo agarró a su hermano de la camisa, provocando el terror en los ojos del azabache.
—Peter, cálmate. —Susan se acercó con cuidado a su hermano, protegiendo de pronto a Lucy para que no viese esa faceta del rubio.
Pero Peter no escuchaba.
Y Catherine decidió que no iba a permitir tal acto de brutalidad, Peter estaba abusando de su poder como hermano mayor.
—Por favor, suéltalo. —pidió Cat con algo de nervios, mientras se acercaba a los hermanos, y colocaba sus delicadas manos en los hombros de Edmund, intentando separarlo de Peter.
—No te metas Catherine, esto es un tema familiar, no te concierne. —escupió Peter, aun sin despegar su fuerte mirada de un asustado Edmund. Estaba enfadado, tenía toda la razón para estarlo. ¿Es que Edmund no se daba cuenta que este no era el momento para comportarse de esa manera? Los sentimientos de Lucy estaban en juego y Peter estaba a cargo de su pequeña familia, no iba a dejar que todo se siguiese hundiendo porque Edmund decidió ser inmaduro.
—Me concierne porque te estás excediendo con tu papel de hermano mayor. —Catherine olvidó sus nervios y se colocó firme, aunque aún habló en voz baja para evitar que Lucy, quien estaba escondida detrás de Susan, escuchase. —Suéltalo, por favor.
—Sigues sin poder decirme que hacer.
—Legalmente soy la persona con más soberanía aquí. Soy la hija del rey de Inglaterra y te estoy pidiendo de buena manera que sueltes y dejes en paz a tu hermano. Hay otras maneras que puedes elegir para disciplinar. —Catherine perdió lo que le quedaba de paciencia, si Peter no escuchaba cuando se lo pedía tranquilamente, ella le iba a dar un poco de su misma medicina.
Si él abusaba de su papel de hermano mayor, ella iba a abusar de su título de princesa. Un sentimiento de poder se instaló en ella ¿así se sentía su hermana Margaret cada vez que le pedía a un guardia a hacer lo que ella quería? Era la primera vez que ella usaba su título real para obtener algo. De la nada Peter comenzó a soltar a Edmund, y cuando el azabache quedó fuera de las garras de su hermano, se fue a refugiar detrás de Catherine. A este punto todos habían olvidado el mundo de Lucy, y de a poco los Pevensie se colocaron al lado de Catherine, dejando en claro que no estaban de acuerdo con el comportamiento del mayor.
—Ya está, fue solo una pelea, olvidémoslo y vámonos de aquí. —Susan tomó la iniciativa, notando el cambio de los ojos de su hermano mayor y en el ambiente, y luego saliendo de la habitación, con Lucy de la mano, y con Edmund detrás.
—Edmund es solo un niño que hizo una broma en el momento equivocado, no tenias porque reaccionar así. —Catherine murmuró con molestia, pero con un toque de nerviosismo cuando Peter y ella se quedaron solos en la habitación del armario. —De igual manera espero que disculpes mi intromisión, era algo familiar y tenías razón. Pero no me iba a quedar parada mientras observaba lo que pasaba.
—¿Sabes? —preguntó el rubio después de unos segundos, soltando una risa para nada molesta, mientras se acercaba a la muchacha con una mueca de satisfacción. —Es tan difícil enojarse, cuando te enojas pareces un gatito. Luces demasiado bonita para que me moleste contigo por eso.
La princesa se puso nerviosa, mordiendo su cara interna de la mejilla hasta sentir un leve sabor metálico. Debía mantenerse firme, un simple cumplido no iba a bajar sus defensas, y Peter suspiró con algo de derrota al ver que Catherine no respondió a sus intentos de hacerla enfadar.
—Bien, lo voy a admitir. Me equivoqué, ¿qué más puedo decir?
—Podrías empezar pidiéndole disculpas a tu hermano. —Catherine le sonrió con inocencia y se dio la vuelta para salir de la habitación.
•••
Peter y Catherine ingresaron a la biblioteca, al mismo tiempo que Susan observaba la cara de derrota de su familiar con algo de diversión en su rostro.
—Oh, no ¿se han peleado? —La pequeña se acercó a los mayores con una mueca de preocupación al ver los labios partidos de Cat y la mueca de desagrado de Peter. No se perdonaría jamás si su amiga se molestara con su hermano por culpa de ella.
—¿¡Peleaste con Catherine!? —Edmund reaccionó totalmente distinto a Lucy, sintiéndose enrabiado con solo pensar que su hermano le había pegado o levantado la voz a una mujer y menos a la princesa de Inglaterra.
—No, solo estábamos hablando. —Catherine se apresuró a calmar a el azabache, mientras que Peter sonreía de lado por el cinismo, ya se conocía de memoria las rutinas de la princesa y sabía que esos labios estaban partidos por el nerviosismo de su encuentro en la madrugada.
—¿Y cómo te hiciste eso en el labio, Cat? —preguntó Susan con una mezcla de inocencia y diversión, sospechando ahora del tiempo a solas que habían pasado, y uniendo las piezas en su mente.
—Estaba molesta y lo mordí muy fuerte. —la cara de Catherine perdió algo de color al notar que probablemente Susan ya sabía lo que casi había pasado entre ella y Peter.
—Por supuesto que sí, ¿cómo no se me pudo ocurrir eso antes? —Susan sonrió de manera ladina. —Era obvio, pero aun no me explico la cara de odio de Peter. No es la que sueles tener, incluso después de discutir con Edmund, ¿tienes algo que decir?
—Eso no te interesa. —Peter se sentó en la ventana del mirador, observando el jardín y escondiendo la sonrisa que quería aparecer en su rostro.
—Susan tiene razón, ¿No tienes que decirle algo a alguien? —Catherine preguntó mientras se sentaba con gracia en un sillón, recuperando su confianza y color corporal.
Peter recordó lo que Cat le había dicho hace tan solo dos minutos y gruñó por lo bajo.
No quería perder su orgullo y disculparse con Edmund. Pero la mirada inocente y acusatoria de la princesa le hizo hacer lo contrario y pedirle perdón a su hermano por su comportamiento en la habitación del armario, sorprendiendo a sus hermanas y al propio Edmund, quien solamente balbuceó un "Todo en orden" mientras se pellizcaba la piel de su antebrazo, quizás pensando que estaba soñando al escuchar a su hermano mayor disculparse. Muchas cosas cambiaron ese día en la mansión Kirke y en la vida de los jóvenes ingleses; Edmund intentaría mantener su boca cerrada cuando pensamientos intrusivos llegaran a su mente, Susan sospechó del acto de odio de su hermano hacia la princesa, cuestionando todos los sucesos recientes. Lucy conoció un mundo nuevo y maravilloso bajo una tiranía, y no iba a descansar hasta probar su inocencia y enseñarles el paisaje nevado a su familia.
Mientras que Peter y Catherine revoloteaban su mente alrededor de lo ocurrido en el jardín, el salón de baile y la habitación del armario. Sentimientos y reacciones habían sido expuestos y debían hablar de eso. Peter también aprendió a pedir disculpas y a tratar de controlar su temperamento, aunque lo más probable es que necesite más práctica para dominarlo por completo.
Capítulo editado.
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