Verla estudiar en mi comedor me alegraba la mañana, la veía fruncir el ceño mientras escribía, se acomodaba los lentes de vez en cuando, yo estaba disfrutando de cada gesto.

—Siento que si hago algo incorrecto me regañaras—me miró con sus ojos avellana —debes de estar cansado de mirarme.

—Eso no pasará nunca

—¿Irás a mi graduación?

—Mi niña estaré en primera fila, le dije a tus padres que yo los llevaría.

—Creo que te quieren más a ti que a mí.

—Eso en parte es bueno, de no se así no te hubieran dejado quedarte en mi casa.

—Tienen miedo de que me quedara sola en casa.

—No dejaría que nada malo te pase.

—Lo se.

Estos días bajo mi techo había descubierto cosas nuevas que me habían fascinado aún más, resulto que mi pequeña niña, le gusta sentir dolor.
Un poco durante nuestros encuentros sexuales, su papel de sumisa bajo mis manos me hacía pensar que me había ganado el cielo.

—Yoongi —un jadeo en mi oído que me hizo delirar —un poco más fuerte…por favor.

Morder su espalda hasta hacerla sangrar, mientras estaba en cuatro siendo sometida por mi, su cabello en mi mano y tirar con fuerza dónde sus gemidos subían de nivel, ella no tiene idea pero esto me ha controlado un poco el deseo oscuro que me domina en ocasiones.