16
¿Jaehyun podía realmente sentir amor?
Era un psicópata, de eso no había duda. Pero aún así, me preguntaba si sabía lo que era el amor. Un sentimiento tan hermoso no parecía tener lugar en él.
¿Puedes amar, Jung Jaehyun?
Otra de las preguntas que no pude hacerle, por mucho tiempo que tuve junto a él. La respuesta me aterraba en parte, no quería saber si todo lo que me demostró fue a causa de su psicopatía.
Aunque eso fuera lo más probable, pero él mismo no iba a aceptar lo enfermo que estaba.
—Es un lugar bonito, ¿no crees?— John apareció a mi lado, mirando el oscuro paisaje que se presentaba en frente nuestro.
—Dentro de lo que cabe, sí— susurré, saliendo de mis pensamientos.
Pero por muy brillante que estuviera la noche, no le podía ver lo bonito, ni en sus estrellas, ni en las luces de la ciudad que se reflejaban en el cielo o en los árboles que se veían a distancia.
Los colores se habían ido de mis irises y ahora todo lo veía en tonos apagados.
Lo único que seguía brillando y sobresaliendo, eran los ojos carmesí de Jaehyun.
—Él no era así— dijo después de un momento, llamando mi atención. Giré la cabeza para verlo, pero él seguía mirando las estrellas —, cuando era más pequeño, no era así.
Ladeé la cabeza con curiosidad, apoyándome sobre una cadera sin dejar de mirarlo.
—¿Te refieres a un desquiciado, asesino y narcisista?— Johnny soltó una corta risa, asintiendo.
—Cuando vivíamos allá, antes de que su padre enloquezca, solía ser un niño risueño.
—Eso es algo difícil de visualizar— dije con mi imaginación fallando, sin dejar que vea la imagen de un Jaehyun más pequeño.
—Sí, él se encargó de mantener esa imagen en el fondo. Pero le gustaba jugar… y quería mucho a Haechan— me vi bastante incrédula con lo que salía de su boca —Haechan era su favorito de los más pequeños.
Volví a mirar las estrellas, recién pudiendo imaginar a Jaehyun riendo junto a Haechan y jugando con él.
—No parece— comenté después de unos segundos.
—Tuvieron una pelea— sentí la indecisión en sus palabras.
—Siempre quise creer que era bueno— la voz aguda me hizo mirar atrás, donde Haechan estaba, con sus párpados caídos y una mirada triste. —Desde que llegamos aquí, justifiqué sus acciones porque no podía creer que alguien de tan buen corazón se haya convertido en eso.
Era un tema delicado, se notaba en la expresión dolida de Haechan, pero no quise detenerlo, porque parecía que quería sacar eso de su pecho.
—Lo defendí de todos, hasta que sus asesinatos llegaron a ser atroces, y ya no encontré excusas. Le pedí que parara, pero no quiso, en cambio, se enojó y me sacó de su casa.
—¿Vivías ahí?— Haechan asintió, con un pequeño mohín que no parecía intencional.
—Creyó que yo también lo estaba traicionando, pero sólo quería que deje de lastimar a la gente.
—Jaehyun no ve razones, él cree que todo lo que hace está bien— continuó Johnny.
—Cuando me sacó de su casa, me dijo que yo era un chiquillo estúpido y que debería aprender a meterme en mis asuntos.
Y me vino a la mente un recuerdo lejano que se sintió un poco amargo por el tiempo que había pasado desde aquella vez.
“—¿Vas a tratar a tu invitado así?— preguntó ofendido.
—Tú no eres invitado ni bienvenido aquí, creí que lo había dejado claro la última vez— sus palabras eran secas.
—Oh sí, bastante claro. Pero soy un chiquillo, ya sabes, no aprendo. “
Y era tal vez por eso, que la tensión entre Haechan y Jaehyun se sentía más fuerte que con los demás.
Parecía que había una herida en Haechan que todavía no terminaba de sanar, y lo seguía desde hace años.
Por eso, quise escuchar el otro lado de la historia.
[…]
—¿Vienes por el libro?— Jaehyun preguntó sin parecer interesado, tomando un sorbo de lo que simulaba ser vino, pero no era más que sangre fresca.
—No realmente— contesté agarrando una silla y haciéndola atrás, sentándome con tranquilidad.
Jaehyun levantó ambas cejas, mirándome.
—¿A qué viene esta agradable visita, entonces?— preguntó dejando la copa en la mesa, con un leve sonido.
—Quería hablar de algunas cosas contigo— Y una señora del servicio apareció, con una copa más, dejándola a un lado de él.
—¿Quieres?— miré la botella con la sangre fresca, y asentí, sacándole una sonrisa. —¿De qué buscas hablar?
—Haechan.
Sus movimientos pararon por un segundo y los músculos de su brazo se tensaron. Sin embargo, continuó sirviendo la sangre hasta que se llenó la mitad de la copa.
Me dio la copa, y yo la llevé a mi boca, con sus ojos siguiendo mis movimientos hasta que tomé el primer sorbo, y relamí mis labios para terminar de quitar los restos de sangre.
—¿Qué con él?— preguntó pestañeando un par de veces, volviendo a enfocarse en la conversación.
—¿No quieres arreglar las cosas con él?
Una risa burlona salió de su linda boca, y sus hoyuelos se marcaron.
—Él debería pedirme perdón.
Respiré pesadamente, mirando la mesa de madera sobre la que había almorzando y cenado tantas veces en compañía del vampiro.
No consiguió respuesta de mi parte, y resopló, chasqueando la lengua con hastío.
—Supongo que con Haechan las cosas fueron más duras— respondió, con un tono más normal, sin tanta altanería —Pero me decepcionó saber que se puso del lado de ellos.
—¿Por qué hay dos lados, en primer lugar?— pregunté con voz monótona.
—Porque funciona de esa manera, siempre van a haber dos bandos en cada problema y guerra. —Golpeó el interior de su mejilla con su lengua —, era curioso, Haechan me seguía ciegamente, y siempre me defendió, como si yo no pudiera hacerlo —soltó una corta risa —Pero Taeyong le llenó la cabeza de ideas equivocadas y me hizo quedar como el malo.
Lo curioso aquí era cómo Jaehyun parecía tener su percepción de la realidad bastante alterada.
Para él, los demás eran los villanos, y él intentaba hacer algo bueno. Pero todavía no sabía cuál era el juicio que tenía para creer que si los vampiros se quedaban aquí, matando a la gente, estarán mejor que junto a sus familias.
—¿Qué pasó la noche que lo sacaste de aquí?
Su mirada se desvió a la copa de sangre, y vi sus ojos nublarse con los recuerdos.
—Fue hace muchísimo tiempo, tuvimos una pequeña pelea sobre unas personas a las que maté— se encogió de hombros, queriendo restarle importancia —pero se convirtió en algo grande, no sé cómo, la verdad, si sólo era una estúpida pareja…
Volví a mirar la mesa, acariciando con la yema de mi dedo índice el vidrio de la copa, escuchando un leve sonido que sería indistinguible ante los oídos de los humanos.
—Por alguna razón sigo recordando lo que me dijo— rodó sus ojos —Lastimas a los humanos porque tu papá te lastimó a ti.
Mis orejas se erizaron y levanté la cabeza para poder verlo con atención.
Era la primera vez que me contaba algo que tuviera a su papá dentro.
—Fue gracioso, el niño que solo por haber estado tantos años conmigo, ya creía que me conocía, o que siquiera tenía el derecho de hablar sobre mi padre— los nudillos de su mano se volvieron blancos por la presión que ejercía sin darse cuenta —Y bueno, me dijo varias cosas más que prefiero no repetir, solo para no gastar saliva— el tono burlón volvió a él —Lo saqué de mi casa porque no necesitaba un obstáculo.
Me reí incrédula —¿Eso somos para ti? ¿Obstáculos?
—Sí— asintió sin más —Pero tú no, cariño.
Quise devolverle una respuesta ácida, como se me había hecho costumbre, pero unos tacones que se acercaban con rapidez me distrajeron.
Las puertas del comedor se abrieron de golpe, y Suni entró dramáticamente, con el ceño fruncido y mirándome directamente.
—¿Qué hace ella aquí?— le preguntó a Jaehyun, aunque no dejara de verme.
—Buenas noches a ti también…
—No eres bienvenida— dijo sin importarle mis palabras.
Su movimiento corporal la delató, las manos temblorosas, el corazón latiendo rápido, sus labios apretados, y sus ojos fijos en mí, pretendiendo parecer imponente. Pero sin ser más que un ciervo asustado en una cueva llena de lobos.
—Tranquila, hermosa, solo vino de visita— dijo pasando un brazo por la cintura de ella, atrayéndola a él.
Suni le miró con adoración, con sus ojos cafés brillando de alegría al tener la atención de Jaehyun.
Sentí pena por la chica.
—Hora de irme— hablé, sintiendo un revoltijo feo en mi estómago por verle abrazando a otra chica. No distinguí si era frustración o miedo.
Frustración porque una parte ínfima de mí quería sentir eso. Y miedo por los recuerdos que me trajo la imagen.
—No terminamos de hablar— contestó Jaehyun.
—Por ahora sí— dejé la copa a medio tomar en la mesa —Además, Haechan me espera, le dije que pasaría la noche con él.
Era cierto, le había prometido a Haechan ver películas de acción con él toda la noche, como hacíamos cada mes. Pero no era algo que Jaehyun tendría que saber necesariamente.
Aún así, disfruté ver el endurecimiento en sus facciones cuando mencioné a Hae.
—Nos volveremos a ver, Jaehyun— dije saliendo del salón.
—Estoy seguro de que sí.
N/A
HOLA, LO SIENTO.
Estuve ocupada con un proyecto de la Universidad, y no tuve ganas de escribir, siento haberme tardado aaaa😭.
Falta la mitad o incluso menos para que acabe la historia, para que lo tengan en cuenta 👀.
Gracias por leer.
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