08
¿Qué tienen tus ojos para mirarme así?
Un matiz naranja, con tintes rojos y salpicaduras cafés. Jaehyun era la combinación de distintas cosas, podía representar el sol por su sonrisa, hasta que se convertía en la luna por su frialdad.
¿Qué tienen tus ojos para que yo te mire así?
Así como Jaehyun podía ser cosas opuestas, yo representaba algo muy alejado de eso.
Porque mientras él brillará y congelará al mismo tiempo, yo estaría apagada siempre.
Mientras él sonriera, yo no podría liberarme de las piedras que me mantenían en el fondo del río.
—Tu cabello— dijo, dando dos pasos más —está más largo.
—No lo corto desde hace mucho tiempo.
—Siempre lo tuviste largo— y le permití entrar a mi espacio personal, que su aire se junte con el mío y sus dedos toquen mis mechones —, pero ahora lo está mucho más, me gusta.
Y sonrió, con una tranquilidad inesperada.
—¿Te gusta que haya mantenido mi cabello largo? —asintió, pestañeando con lentitud —. Entonces lo cortaré.
Una sonrisa corta y ronca salió de su boca, aparentemente divertido por mi respuesta.
—Tan contestona como siempre— respondió risueño.
—¿No te da vergüenza que tu futura esposa te vea tan cerca de mí? — entrecerró sus ojos y se alejó, soltando mi cabello. Yo me apoyé en la pared, cruzándome de brazos y viendo su expresión.
—Parece que tenemos una conversación pendiente.
—¿Tú crees?
—Tal vez— se encogió de hombros —Si tú estás dispuesta…
—No me apetece, gracias— rodó sus ojos, pero me siguió el juego, también entretenido.
—Sabía que vendrías— enarqué una ceja.
—¿Lo sabías?
—Sí. Por eso no hice el evento con invitaciones, estaba seguro de que volverías.
—¿Y qué te hace creer que me conoces?
—Porque yo te convertí, y te hice lo que eres ahora, sería imposible no conocerte.
Y me reí con burla, realmente divertida de que estuviera actuando de esa manera, mis ojos se volvieron más pequeños por la carcajada que solté y mis hombros se sacudieron.
—¿Lo tomo como un insulto? — preguntó confundido, pero sin dejar su actitud altanera de lado. Mi risa fue desapareciendo gradualmente, y volví a quedarme seria.
—Cinco años desde que descubrí tus mentiras— vi su mandíbula tensarse —, desde hace cinco años que tu teatro terminó, y no puedes dejar tu egocentrismo de lado.
Se quedó en silencio unos segundos, y rió entre dientes, negando con la cabeza. Reconocí al instante que le di en su orgullo, pero también supe que no fue un buen movimiento de mi parte, o por lo menos, uno conveniente.
—¿Qué se sintió?— preguntó sin mirarme, no respondí y él volvió a hablar —¿Qué se sintió saber que te conocía desde hace años, Kang Leia?
Apreté mis dientes y di un paso
adelante.
—Maldito cínico.
—¿Qué se sintió saber que yo maté a tus padres?
Ahí está el Jaehyun que conozco.
Abrí más mis ojos y sentí mi respiración irse en un segundo, él se dedicó a mirarme, entretenido por haberme dado en un punto débil.
Esperé que nuestra interacción hubiera cambiado, ser como hace 10 minutos, donde los dos estábamos apreciando al otro, sin malos miramientos ni pensamientos intrusivos, solo queriendo vernos después de incontables días.
Pero eso no era posible, porque éramos nosotros, después de todo. No podía existir algo como la tranquilidad en nuestras conversaciones.
—¿Qué sentiste al darte cuenta que te dejé?
Fue mi turno de darle un golpe, y uno bien dado, porque su sonrisa desapareció por completo y sus ojos se oscurecieron.
A este punto ya estábamos rozando nuestros pechos, mientras yo lo miraba desafiante desde abajo por la diferencia de altura.
Tomó mi cuello y me estampó contra la pared más cercana, haciendo que mi cabeza se choque. Pero no sentí el dolor que hubiera sentido cuando era humana, ahora su fuerza ya no era superior a la mía.
—No deberías hablar tan dejadamente, te recuerdo que estás en mi casa, Leia.
Su aliento chocó contra mi rostro.
Quedé con los brazos a mis costados, sin ninguna intención de poder defenderme, porque quería esto, quería ver el daño que le hice, que no fue en vano haber estado perdida por tanto tiempo entre las calles, sin saber si iba a sobrevivir.
Los ojos de Jaehyun eran los más singulares que podría encontrar, incluso entre un millón de vampiros.
No importaba cuántas veces lo intentara olvidar y me enfocara en muchas cosas, sus ojos seguirían en mi memoria, afectando mi cordura.
—Suéltala.
La voz de Haechan fue una interrupción a nuestro encuentro.
Jaehyun se giró a verlo, todavía sin soltarme.
—¿Siempre tienes que aparecer tú?
—Suelta a Leia— repitió con sus ojos tornándose rojos.
—¿O qué?— sus dedos empezaron a encajarse en mi piel, y vi los colmillos de Haechan crecer.
Aún si quisiera darle unos buenos golpes, no quería que Haechan se meta. No podíamos olvidar que estábamos en la casa de Jaehyun, su territorio. No era conveniente empezar una pelea.
—Jae— le llamé tomando su atención de vuelta, cuando me miró, le sonreí de costado, notándolo sorprendido por el diminutivo que usé—¿Nunca te preguntaste con quién me quedé todo este tiempo?
Una distracción. Lo que buscaba para que deje de mirar al moreno con intenciones de sacarle la cabeza, y se concentre solo en mis palabras.
Fue fácil para él atar los cabos, miró de reojo a Haechan, y la frialdad que cubrió sus ojos me llegó como una brisa del mismo polo norte.
Me soltó de golpe, alejándose un par de pasos.
—Tú…
—Exactamente— fue una nueva voz la que se unió. Justamente el que faltaba —, ella está con nosotros, no te recomendaría lastimarla.
Taeyong entró, con sus facciones afiladas y una mirada que podía hacerte temblar.
—Lee Taeyong— dijo Jaehyun gravemente.
—Jung Jaehyun— saludó el otro cortésmente, con un asentimiento leve de cabeza.
Me moví para estar al lado de Taeyong, con Jaehyun siguiendo mis movimientos como un depredador.
—Como siempre— dijo el vampiro en frente nuestro —queriendo tomar lo que es mío.
—No puede ser tuyo si te lo llevaste a la fuerza— respondió Taeyong en tono neutro —, además, no olvides que ella no es un objeto.
—¡Ella siempre fue mía!— exclamó con sus ojos tornándose rojos, miró lo poco que me separaba de Taeyong y chasqueó la lengua —Como sea. Espero disfrutes tu estadía con ellos, muñeca. —Eso tocó un nervio sensible en mi existencia, y Haechan agarró mi mano apretándola. Claramente Jaehyun se dio cuenta del gesto, pero no dijo nada sobre eso —tampoco durará mucho.
•••
Volví al departamento como una tormenta, pasando de todo y de todos.
Nadie se atrevió a preguntarme qué pasó, pero supe que Taeyong ya les había comunicado el poco grato encuentro.
Teníamos dos posibilidades, una era encontrarme con Jaehyun, hablar y convencerle de ceder. La otra era justo lo que pasó, que se vuelva agresivo y terminemos en una situación más tensa.
Obviamente salió lo que más esperábamos, pero tampoco podía fingir que lo seguía queriendo con locura y que había vuelto para perdonarnos mutuamente. Los chicos sabían eso y lo mejor fue hacerle saber que había vuelto pero que no estaba sola.
La primera parte del plan ya estaba completa.
Cerré la puerta y le puse todos los seguros que tenía, cerré también la ventana y me quedé en total oscuridad, poniendo mi ropa en los pies de la puerta, para evitar que se cuele la luz del pasillo.
Mis ojos picaron por las lágrimas que intentaban salir. Me froté la cara con fuerza, sintiendo mi piel picar por la irritación que estaba provocando.
—No importa, él no importa— susurré dando una y otra vuelta por la habitación, buscando una manera de poder tranquilizarme.
Porque no importaba, ¿Cierto? Fueron 5 años que estuve totalmente alejada de él, donde no escuché ni siquiera su voz de lejos.
Él me hizo todo el daño posible que cualquier persona podría hacerle a otro. Rompió cada parte de mi espíritu y mi fe, y se burló sobre los pedazos que yacían en el piso.
¿Entonces por qué me sigue doliendo?
Cinco años deberían haber sido suficiente para poder superar todo el trauma que me dejó, sobretodo ahora que recibía tanto apoyo de los chicos.
Con todos estos días, ya no debería afectarme todo lo que decía, tendría que ser capaz de pasarlo como si nada.
Pero era como una tableta que se trancó en mi garganta, quedándose a la mitad del camino, lastimando mis músculos e inflamándolos. Tenía que esperar hasta que el dolor de vaya y la tableta se termine por disolver, ¿pero cuánto tardaría eso?
¿Podría sobrevivir al proceso?
Y así fue, como me quedé los siguientes cuatro días aislada, no dejando entrar a nadie ni yo saliendo, porque esto lo tenía que lidiar por mi cuenta.
N/A
Bueno, les traigo otro capítulo Wii.
Cambié todas las portadas de mis libros, creo que me gusta más ahora jeje.
gracias por leer💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro